VALLE DE AOSTA - DIA 06. Courmayeur, cascadas Rutor, Pequeño San Bernardo y lago Arpy

9 de Septiembre de 2023.

¡Qué complicado elegir que ver en lugares tan increíbles como el valle de Aosta! Y es que la región más pequeña de Italia ofrece tal cantidad de posibilidades que es muy complicado decantarse por unas u otras, y más si te gusta por igual lo natural y lo cultural.

Se volvía a presenta un día impresionante y aunque nos apetecía mucho conocer todo un clásico como el Parque Nacional del Gran Paradiso, sin embargo, las buenas referencias que había leído acerca de una ruta de senderismo cercana al puerto del Pequeño San Bernardo, nos haría marcharnos hacia esa zona y dejar lo pensado inicialmente para mejor ocasión, junto con otros lugares también muy apetecibles.

COURMAYEUR

Y dado que el primer día, por falta de tiempo, no nos había dado tiempo a pasear por el pequeño pueblo de Courmayeur, aprovecharíamos la cercanía al área que íbamos a recorrer hoy para darnos una vuelta por el mismo.

Su excepcional situación, al pie del Mont Blanc, ha hecho de Courmayeur, conocida como la perla de los Alpes, una capital del alpinismo, muy frecuenta tanto en invierno como en verano. Aquí se puede practicar, por supuesto, todo tipo de deportes de invierno, pero sus caminos también ofrecen muchas posibilidades de senderismo en verano.

Courmayeur

Se trata de un pueblo acogedor, con un centro peatonal, calles flanqueadas por casas tradicionales con techos de pizarra y, en las afueras, grandes y lujosos chalés rodeados de hermosos jardines e incluso diminutas aldeas perfectamente conservadas en cotas más altas.

Courmayeur

Courmayeur

Via Roma es la calle principal y comercial que atraviesa el centro histórico y sirve para dar con los lugares de interés de la población: la torre Malluquín, de estilo medieval del siglo XII, el campanario románico de la iglesia parroquial de Pantaleón y el contiguo Museo Alpino Duca degli Abruzzi, que acoge la historia alpina y del montañismo de toda esta área. Siendo además el lugar donde se crearía la Sociedad de Guías Alpinos de Montaña, la segunda de este tipo a nivel mundial, con el permiso de la de Chamonix, al otro lado de las montañas.

Torre Malluquin. Courmayeur

Iglesia de Pantaleón. Courmayeur

Sociedad Guías Alpinos. Courmayeur

También merece la pena un reloj de flores que se encuentra en las afueras de la población y que recuerda al famoso del mismo tipo que hay en Ginebra.

Reloj Floral. Courmayeur

ORRIDO SKY WALK

Dejando atrás Courmayer, sólo tendríamos que desplazarnos ocho kilómetros para llegar, en sólo un cuarto de hora, hasta este impresionante mirador con unas características especiales.

Se trataba de un punto panorámico distinto a los clásicos y es que en este caso nos encontrábamos con una emocionante pasarela panorámica suspendida en el vacío a 160 metros de altura. Además el suelo es de rejillas metálicas que le da más emoción a cuando te sitúas sobre la misma.

Mirador Orrido Sky Walk

Las panorámicas que ofrece son impresionantes con vistas del Mont Blanc y su valle además del barranco de Pré – Saint – Didier, un cañón natural excavado por el río Dora di Verney, por lo que la combinación de ambos elementos, uno a cada lado, la hace un lugar privilegiado.

Vistas desde Mirador Orrido Sky Walk

Cañón Río Dora di Verney desde Mirador Orrido Sky Walk

La pasarela está abierta las 24 horas, salvo en invierno que queda clausurada por nieve. Para llegar hasta ella sólo hay que seguir dirección a La Thuile y tras pasar Pré – Saint –Didier y un primer túnel, girar a la derecha, donde hay un enorme aparcamiento de tierra. Desde este sólo hay que andar menos de diez minutos y llegas al mirador.

Tras disfrutar un buen rato del entorno privilegiado que nos rodeaba continuaríamos nuestra ruta del día.

CASCADAS RUTOR

Todavía no habíamos realizado ninguna ruta de senderismo desde que llegamos al valle de Aosta, algo que como ya sabéis, siempre que puedo, intento que no falte en los viajes que realizo. Pues había llegado el momento para llevar a cabo la misma.

Como deduciréis la cantidad de senderos y posibilidades en un entorno como el Valle de Aosta y los Alpes son infinitas. Así que tras ir desechando unas y otras, al final nos decantaríamos por Rutor y sus maravillosas cascadas. Una joya escondida en lo más profundo de un remoto valle a las que sólo se puede llegar caminando.

Para ponernos en situación hay que decir que el glaciar Rutor es el tercero más grande tras el de Miage y el Lys, ocupando una superficie de 8,5 km2. El amplio casquete de la cima  se encuentra a una altitud de casi 3500 metros, pero el glaciar se extiende hasta los 2500 metros, donde alimenta a varios lagos que a su vez generan las maravillosas cascadas de Rutor, que se encuentras entre las más bellas del valle de Aosta.

Lo primero que haríamos sería llegar al aparcamiento de La Joux, una pequeña aldea situada a tres kilómetros al sur de La Thuile. Aunque el aparcamiento está reservado normalmente al bar que allí se encuentra, este estaba cerrado por lo que no hubo problemas en dejar allí el coche, sino con consumir algo se puede dejar este todo el día allí.

Ruta Cascadas Rutor

Ruta Cascadas Rutor

La ruta comenzaría justo enfrente del bar, indicada perfectamente por los letreros correspondientes, junto a indicaciones a otros lugares de la zona.

El camino no tiene pérdida y, entre pastos alpinos y un torrente, llegaríamos hasta un puente de madera que tendríamos que cruzar. El sendero, siempre bien señalizado, y empezando a ganar pendiente, nos llevaría hasta la primera de las tres cascadas, a la que llegaríamos en veinte minutos.

Primer Salto Ruta Cascadas Rutor

Siguiendo las indicaciones, continuaríamos rumbo hacia la segunda de las cascadas, donde hay que esforzarse el doble que hasta ahora, pues el camino se vuelve mucho más empinado de manera constante, con tramos en donde no hay tregua alguna. Afortunadamente, el esfuerzo tiene su recompensa y tras una hora y cuarto llegaríamos al segundo salto de agua.

Segundo Salto Ruta Cascadas Rutor

Vistas desde Segundo Salto Ruta Cascadas Rutor

Para llegar a la tercera catarata sólo tendríamos que caminar cinco minutos más cuesta arriba. Sin duda, es la mejor de todas, por lo que bien merece la pena llegar hasta aquí por duro que sea.

 El salto de agua se encuentra dominado por una pasarela que permite contemplar la cascada en toda su longitud, sintiendo el rocío y la fuerza del agua caer en parte sobre ti, algo que en días calurosos como el que hacía era de agradecer. Si no, lo mejor es atravesar rápido al otro lado.

Tercer Salto Ruta Cascadas Rutor

Vistas desde Tercer Salto Ruta Cascadas Rutor

Pero por si la perspectiva anterior supiese a poco, lo mejor es que dirigiendo la mirada hacia el otro lado se contempla una vista increíble de los Alpes y sus cumbres, así como de toda esta área del valle de Aosta.

La distancia a recorrer es de siete kilómetros que se pueden realizar en 1 hora y veinte minutos de ida y unos cuarenta minutos de vuelta, sin contar paradas y a un ritmo normal. El desnivel acumulado es de 530 metros.

PUERTO DEL PEQUEÑO SAN BERNARDO

Tras descansar un poco de la etapa anterior y reponer fuerzas, continuaríamos con nuestros planes dirigiéndonos hacia la frontera franco – italiana y más concretamente hacia el paso del Pequeño San Bernardo, uno de esos lugares simbólicos que siempre me ha gustado conocer al ser límite entre dos países, conectando el valle de Saboya con el valle de Aosta.

Puerto Pequeño San Bernardo

Puerto Pequeño San Bernardo

Según algunos historiadores, por aquí cruzaría Aníbal dirigiendo a su ejército cartaginés en su camino hacia Roma  en el año 218 a.C. El paso era la ruta principal a través de los Alpes hacia Gallia Comata, una provincia de Galicia. De hecho, los romanos construirían aquí una de sus calzadas más importantes en el norte de Italia.

Puerto Pequeño San Bernardo

Mucho tiempo después Saint Bernard de Menthon construyó un hospicio que acogió hasta 15.000 viajeros en 1923, garantizando su protección frente a los bandidos y las inclemencias meteorológicas. Hoy, tras ser restaurado hacer unos años, se encuentra abierto y es punto de información turística y un albergue. Ojo, no confundir con el famoso a nivel mundial que se encuentra en el Puerto del Gran San Bernardo y que separa Italia de Suiza, y que si todo marchaba según lo previsto conoceríamos el último día de viaje.

Hospicio Puerto Pequeño San Bernardo

En cualquier caso, dicen que la raza de los perros San Bernardo se crió en los dos pasos transalpinos, aunque adquirió mayor relevancia e importancia en el paso ítalo – suizo.

En el área también hay restos de un cromlech de más de setenta metros de diámetro del neolítico, un monumento a los caídos, la escultura del propio San Bernardo y varias tallas de madera poco logradas del famoso perro que para alguna fotografía graciosa están bien.

Puerto Pequeño San Bernardo

Estatua de San Bernardo. Puerto Pequeño San Bernardo

Antes de empezar a deshacer kilómetros también nos animaríamos a dar un paseo por la orilla del lago Verney de origen glaciar y situado a unos 2000 metros de altitud, con un entorno idílico y el complemento perfecto a lo que llevábamos visto en el puerto.

Lago Verney. Puerto Pequeño San Bernardo

LAGO ARPY

No contentos con una ruta de senderismo por la mañana, haríamos también una por la tarde. Para ello utilizaríamos el puerto de Colle San Carlo, con continuas curvas de 180 grados, para llegar hasta el hotel La Genzianella, desde donde, justo enfrente, partiría la misma. Mucho cuidado porque si en el GPS se omite el “La” te indicaría hasta otro hotel que se encuentra en el extremo opuesto del valle de Aosta a más de dos horas. Poniéndolo de forma correcta, como es el caso, tardaríamos media hora en recorrer 19 km.

Ruta Lago Arpy

Una ancha pista de tierra, con poco desnivel, nos llevaría en algo menos de una hora, hasta este idílico lago de origen glaciar situado a 2066 metros sobre el nivel del mar y rodeado de hermosos picos alpinos en primer plano y, a lo lejos, de cumbres míticas como el Mont Blanc o las Grandes Jorasses.

Lago Arpy

Allí nos relajaríamos lo que restaba de tarde, disfrutando de los diferentes tonos azules y verdes que nos ofrecía la masa de agua, alimentada por un lago superior situado a unos 500 metros sobre este llamado Pietra Rossa.

Como curiosidad decir que aquí se encuentra un raro anfibio conocido como el tritón alpino.

MIRADOR BELVEDERE

Tras deshacer lo andado y de nuevo en el parking del Hotel La Genzianella, todavía tendríamos tiempo para caminar una media hora por la pista de tierra que parte justo desde la entrada del alojamiento.

Esta nos llevaría hasta una cabaña clausurada y un mirador conocido en la zona como Belvedere que nos brindaría las últimas y hermosas vistas de la jornada con el Monte Bianco y los Alpes como telón de fondo.

Alpes desde Mirador Belvedere

Sólo nos quedaría ya descender por el agotador puerto de Colle San Carlo, donde hay que poner los cincos sentidos en la conducción, y afrontar los kilómetros hasta Aosta, donde nos daríamos un gran homenaje en nuestro restaurante preferido Hostaria del Calvino.


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