Hoy era nuestro último día en el valle de Aosta, ya que a última
hora de la tarde salía desde Turín el vuelo hacia Madrid, por lo que teníamos
pensado aprovecharlo conociendo tanto la capital del valle, que entre unas
cosas y otras todavía no habíamos podido dedicarle el tiempo que se merece, así
como otros dos lugares, uno más un capricho personal que otra cosa y el otro el
famoso castillo de Fénis que se sumaba a los castillos ya visitados, al ser
otro de los más importantes de la región.
PUERTO DEL GRAN SAN BERNARDO
En la pequeña introducción anterior hablaba de un capricho
personal, pues sería este, y es que si habéis leído algún otro diario ya
sabréis que me encantan los lugares que hacen de frontera entre unos países y
otros, disfrutando así de encontrarme en pocos minutos en diferentes estados.
Sé que es una tontería pero cada uno tiene sus gustos. No obstante, creo que la
panorámica alpina que ofrece unido al propio lago que se sitúa al pie del
hospicio hace que merezca la pena llegar hasta aquí, siendo uno de los puertos
a nivel paisajístico más destacables del centro de Europa.
Puerto del Gran San Bernardo |
Puerto del Gran San Bernardo |
Y dado que nuestro apartamento en Arpuilles distaba sólo 34 km del Puerto del Gran San Bernardo, no desaprovecharíamos la oportunidad de conocer todo un clásico en la zona.
En sólo 45 minutos habíamos llegado hasta este mítico lugar,
siguiendo los pasos de los peregrinos y viajeros que antaño pasaban por el
puerto del Gran San Bernardo para llegar a Suiza. Un collado que vivió
altibajos a lo largo de toda su historia, entre el esplendor de la Baja Edad
Media, cuando estaba aún en el centro de todas las rutas comerciales, y el
lento declive de los siglos XV y XVI.
Situado a 2473 metros hace de frontera natural entre Italia y
Suiza y es objeto de fuertes vientos durante buena parte del año lo que hace
que la temperatura media anual sea inferior a cero grados. Afortunadamente, no
sería el caso y volveríamos a tener suerte, no haciendo casi viento y teniendo
una buena temperatura que rondaría los quince grados.
Con todo lo mencionado no es de extrañar que las grandes nevadas
sean constantes y frecuentes con espesores superiores a 24 metros. Por ello el
puerto sólo permanece abierto de principios de junio a finales de septiembre.
Aquí tuvo lugar un importante acontecimiento que impresionó a los
habitantes de la zona: el paso de Napoleón en 1800 al frente de 40.000 soldados
con el objetivo de conquistar Italia.
En el área se encuentra el famoso hospicio de San Bernardo,
alzándose sobre el hermoso lago que aquí se encuentra, fundado allá por el año
1050, el cual ofrecía a los viajeros cobijo y protección. Algo que se llevo a
cabo hasta 1955, donde la aparición de los helicópteros y una nueva carretera
harían que esas labores de rescate fueran quedando en el olvido. No obstante
hoy hace las funciones de hotel e incluso de albergue para viajeros sin medios
económicos.
Hospicio del Puerto del Gran San Bernardo |
Por su parte la función de rescate de los famosos perros San Bernardo tendría lugar a partir del siglo XVII. Existe un museo donde además de contarte toda la historia relacionada con el puerto, también se puede ver a estos animales e incluso acariciarlos, aunque nosotros no tendríamos tiempo de realizar la visita.
En la zona también hay una estatua de San Bernardo e incluso una
fundación que organiza paseos y rutas a pie con los perros de la famosa raza.
Estatua de San Bernardo en Puerto del Gran San Bernardo |
AOSTA
La ciudad de Aosta alardea de ser considerada la Roma de los
Alpes, un título que se antoja excesivo pero que los aostanos defienden con
entusiasmo afirmando que, después de Roma y Pompeya, su ciudad es la que posee
más ruinas romanas. Augusta Pretoria fue fundada a la par que su tocaya
Zaragoza (Cesaraugusta) en el año 25 a.C y en poco tiempo se convirtió en un
importante burgo gracias a su ubicación en el cruce de los caminos que
comunicaban la capital del imperio con la Galia y Helvecia.
Via Croix de Ville |
La ciudad actual respira cierto aire provinciano, pero sus reducidas dimensiones contribuyen a poder recorrerla en pocas horas sin perderte ninguno de sus principales puntos de interés.
Por tanto, tras la bajada del Puerto del Gran San Bernardo,
nuestro paseo por Aosta nos llevaría a las siguientes paradas ineludibles:
TEATRO
ROMANO: Se trataba de uno de los pocos teatros cubiertos del mundo
romano, datándose en la época del emperador Claudio, allá por el año 25 a.C.
Desafortunadamente, hasta nosotros sólo ha llegado una parte de la fachada
meridional de 22 metros de altura, de la cávea, la escena y los pórticos
laterales.
Teatro Romano |
Es uno de los monumentos, no sólo más famosos de Aosta, sino más importantes de la arquitectura teatral romana del norte de Italia. Se calcula que podía acoger varios miles de espectadores en sus gradas.
Teatro Romano |
La entrada cuesta ocho euros y da derecho a entrar también al Museo Arqueológico, al Criptopórtico y a la iglesia de San Lorenzo. Su horario es de 09:00 a 19:00 todos los días de abril a septiembre y el resto del año de 10:00 a 13:00 y de 14:00 a 17:00.
CRIPTOPÓRTICO
DEL FORO: Esta construcción subterránea de la Época de Augusto tenía como
función nivelar el terreno y servir de base a las arcadas del foro romano que
se encontraba encima. Sólo había unos cuarenta criptopórticos en todo el
imperio, y sólo el de la localidad francesa de Arles puede compararse con este.
Criptopórtico Forense |
El horario es el mismo que el del Teatro Romano.
IGLESIA PALEOCRISTIANA
DE SAN LORENZO: Diferentes excavaciones arqueológicas han descubierto esta basílica
cruciforme cristiana primitiva, localizada bajo la antigua iglesia parroquial
de la ciudad. Es posible observar partes de las estructuras litúrgicas y las
tumbas de tres obispos que vivieron entre los siglos V y VI, así como otras
cámaras de tumbas.
Iglesia Paleocristiana de San Lorenzo |
MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL: En la parte subterránea están los restos de la ciudad romana encontrados durante la restauración de sus cimientos, destacando un tramo de la muralla romana y parte de una torre. En la planta baja se presenta de manera clara y diáfana la historia de la ciudad y sus monumentos desde tiempos prehistóricos como una estela grabada del yacimiento de Saint Martin de Corléans. La época romana aporta una gran cantidad de material arqueológico como un pequeño estuche de escriba con su lápiz y un ábaco de bronce, estelas en piedra cincelada y magníficas estatuillas de bronce, incluido un busto de plata del dios Júpiter del siglo II d.C. También hay muchas cerámicas que dan fe de la importancia del comercio en Aosta, representada por una maqueta de la ciudad en la época romana.
Museo Arqueológico |
De abril a septiembre abre todos los días de 09:00 a 19:00 y el resto del año de 10:00 a 13:00 y de 14:00 a 18:00.
PORTA
PRETORIA: Formaba parte de la muralla del siglo I a.C., siendo su entrada
principal. Durante el imperio sus arcos laterales servían para el paso de los
peatones, mientras que el central se utilizaba para los carros. Si se presta
atención se pueden ver los huecos en el que iban encajadas las rejas, ya que por
la noche la ciudad se cerraba por seguridad. En el lado izquierdo de la puerta
se puede observar también la gran torre
de los señores de Quart, un buen ejemplo de las muchas que tendría la
ciudad en época romana.
Puerta Pretoria |
Puerta Pretoria |
ARCO DE AUGUSTO: En una explanada situada al final de la via San Anselmo se halla este arco, levantado en época de la fundación de la ciudad (25 a.C.) para conmemorar la victoria sobre los salassos, conservándose casi intacto. Tiene un solo ojo y, debajo, es interesante fijarse en un crucifijo del siglo XV que se añadió en esa época como protección de la villa contra las inundaciones.
Arco de Augusto |
PUENTE ROMANO: Sólo unos metros más allá del anterior se puede observar también este puente romano del siglo I a.C., de un solo arco, que en su momento permitía salvar el torrente Buthier, ahora seco.
Puente Romano |
COLEGIATA DE SAN ORSO: Aunque la iglesia es original del siglo XI, la fachada en terracota es de inspiración gótica (siglo XV). En el interior se puede ver un mosaico del siglo XII que representa a Sansón dando muerte a un león; entre la bóveda de la nave central y el techo hay un ciclo de frescos de principios del siglo XI consagrados a la vida de Jesús y los Apóstoles. Se caracterizan por la amplitud del trazo del dibujo, las tonalidades claras y la forma alargada de los personajes. Además el complejo tiene un bello claustro del siglo XII, que sólo tiene parangón con el que se conserva en Monreale (Sicilia). Destacan las columnas en mármol con interesantes y raros capiteles que muestran escenas de la vida de San Orso, harpías con cabeza de hombre y cuerpo de buitre, y escenas de la vida de Jesús. Hay que reseñar también el campanario que es impresionante.
Colegiata de San Orso |
Colegiata de San Orso |
Abierta todos los días de 09:00 a 17:30.
CATEDRAL: Dedicada
a Nuestra Señora de la Asunción, la catedral fue edificada en el siglo XI,
aunque su fachada data del Renacimiento. A mediados del siglo XIX se construyó
una segunda fachada neoclásica. En ellas pueden admirarse diferentes pinturas y
esculturas. En el interior destaca el coro, el altar mayor barroco y dos
mosaicos yuxtapuestos, así como el ciclo de frescos otonianos del siglo XI del
techo.
Catedral de Santa María Assunta |
Catedral de Santa María Assunta |
Abierta todos los días de 07:00 a 12:00 y de 15:00 a 19:00.
PLAZA
EMILE CHANOUX: Esta gran plaza se encuentra presidida por el Ayuntamiento, del siglo XIX, y es el
centro neurálgico de la ciudad, manteniendo el regular trazado urbano del
castro romano. El resto de sus lados se encuentra flanqueado por elegantes
edificios de época, destacando especialmente el Hotel des Etats donde se reunían las Asambleas Estatales.
Ayuntamiento. Plaza Emile Chanoux |
En el centro del gran espacio se encuentra el monumento al Soldado Valdostano.
La plaza es también un importante lugar cultural para la gente de
la ciudad, ya que es donde se celebran multitud de eventos, festivales y
ferias.
CASTILLO DE FÉNIS
Desde Aosta sólo nos separaban 17 km y veinte minutos de nuestra
última visita del valle, antes de volver a casa. Y esta no iba a ser cualquier
cosa, sino uno de sus castillos más fotogénicos e importantes. Me refiero al
castillo de Fénis.
Y aunque las palabras se quedan cortas, no cabe duda de que es el
más bello y evocador de todos los del valle. Aunque es medieval (1242), fue
remodelado en muchas ocasiones y en el siglo XIV empezó a adquirir su actual
aspecto. Su exterior parece salido de un cuento de hadas y cuenta con una doble
muralla y un camino de ronda. En el interior destacan sus bellos frescos de
principios del siglo XV.
Castillo de Fénis |
Castillo de Fénis |
La visita sólo se puede realizar de forma guiada. El precio de la entrada es de ocho euros. Su horario es de 09:00 a 19:00 de abril a septiembre y el resto del año de 10:00 a 13:00 y de 14:00 a 17:00. Cierra los lunes excepto julio, agosto y festivos.
Castillo de Fénis |
De esta manera dábamos por finalizado este increíble viaje de una semana que nos había llevado a las majestuosas montañas de los Alpes y a sus paisajes incomparables combinados con históricos castillos y una ciudad tan elegante y sofisticada como Turín.
Sólo nos quedaba ya deshacer los 100 km que nos separaban del aeropuerto de Turín, que realizaríamos en una hora escasa, y esperar a que el vuelo despegase rumbo a Madrid, esperando volver a pronto a esta región italiana tan especial y así poder seguir descubriendo los muchos rincones que nos habían quedado pendientes.
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