4 de Septiembre de 2018.
Vianden es una de las más pintorescas aldeas de Luxemburgo,
alzándose junto a un risco coronado por un grandioso castillo que domina el
valle del Our. En la Edad Media fue capital de una poderosa dinastía condal y
en el año 2008 celebró sus 700 años de vida.
En ella despertaba y, como ya decía ayer, sin madrugones y
sin prisas. Prueba de ello es que no me sentaba a desayunar hasta las 09:20 y
no salía del hotel hasta las 10:00.
Dado que estaba casi al lado del puente sobre el río Our,
sería por esta zona por la que comenzaría mi primer paseo matinal. Una ligera
bruma cubría el ambiente, dándole cierto aire de misterio al pueblo y al
castillo, cuya visión desaparecía por momentos envuelto entre las nubes.
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Río Our a su paso por Vianden |
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Castillo de Vianden |
En mis idas y venidas por la ribera del río, repararía en
que, muy cerca del puente mencionado en el párrafo anterior, está la casa donde
se alojó varias temporadas el insigne Víctor Hugo. Hoy es un museo dedicado al
escritor, pero decidiría no visitarlo pues ya no podía esperar más para
dirigirme a las entrañas de la construcción más importante tanto de la villa
como de sus alrededores: su soberbia fortaleza.
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Castillo de Vianden |
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Castillo de Vianden |
Para llegar hasta su puerta de acceso optaría por atravesar
completamente la Grand Rue, es decir la calle principal del pueblo en la que
perduran numerosos testimonios del pasado esplendor de Vianden. Ahora no me
entretendría mucho en los detalles, pues estos los dejaría ya para cuando
volviera por la tarde.
Tras vencer el desnivel anterior, sólo me quedaría ya
callejear por una o dos callejuelas más y a la derecha encontrarme con la
puerta de entrada. (Siete euros, de 10:00 a 18:00 en verano).
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Castillo de Vianden |
Ya en el interior del recinto lo primero que me llama la
atención es que salvo dos parejas más y yo, no hay nadie más, lo que me hace
preguntarme cómo es posible que unos de los castillos más espectaculares de
Europa sea tan poco conocido, pues sin duda que si tuviera la resonancia de otros
como el de Neuschwanstein en Baviera o los del valle del Loira, no me cabe
ninguna duda que no cabría un alma ni en la población ni en la construcción.
Tal vez por ello los luxemburgueses han preferido no promocionarlo lo necesario
y optar mejor por la tranquilidad y el anonimato, ofreciéndoselo tan sólo a
algunas almas inquietas y curiosas como es mi caso.
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Castillo de Vianden |
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Castillo de Vianden |
La fortaleza del siglo XI, se construiría sobre ruinas
romanas y en su historia ha sufrido terremotos, incendios, abandonos, siendo
reformado varias veces y ampliado por los Orange – Nassau, la casa real de
Holanda, a cuya propiedad pasó en 1417 y que después donarían al Gran Ducado en
1977.
Todas las estancias que se pueden visitar han conservado,
dentro de lo posible, la esencia de la época, con armaduras, armamento y restos
de las diferentes épocas.
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Castillo de Vianden |
En el recorrido que se realiza se accede a la sala de armas,
la cripta, la antigua cocina, los dormitorios, entre otras muchas, pero las
partes mejor conservadas y más llamativas, además de sus muros exteriores, con
su camino de ronda y sus torreones redondos que ofrecen unas vistas de los
alrededores de impresión, son la sala de los Caballeros, la sala Bizantina con
un pórtico románico y ventanas trilobuladas decoradas con bellos capiteles románicos,
y la capilla de dos pisos policromada, donde la corte escuchaba misa en el piso
superior y el pueblo en el inferior.
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Castillo de Vianden |
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Capilla. Castillo de Vianden |
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Sala Bizantina. Castillo de Vianden |
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Cocina. Castillo de Vianden |
Pero por si no fuera poco con lo anterior, el castillo
cuenta hasta con su propia leyenda que dice que la hija de un rey bizantino se
casó con el Conde de Vianden. Parece que la pobre estaba siempre deprimida por
el tiempo y por la poca luz que entraba en los interiores de la construcción,
por lo que su marido le construiría los preciosos ventanales de la sala Bizantina,
aunque la realidad es que se realizaron para que los reyes pudieran pasear por
ella sin que les diera el sol debido a que debían conservar su piel blanca para
que pudiera notarse su sangre azul. En cualquier caso es una de las zonas desde
donde se consiguen las vistas más espectaculares.
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Sala Bizantina. Castillo de Vianden |
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Vianden desde su Castillo |
En la visita se me iría algo más de una hora y es que no
tiene desperdicio todo lo que ofrece, convirtiéndose desde este momento en uno
de mis castillos preferidos, volviendo a reseñar lo que me sorprende que sea
tan poco conocido.
Otra de las actividades interesantes a realizar en Vianden
sería coger su telesilla en las inmediaciones del río y subir así hasta un
mirador por encima del bosque desde donde se puede contemplar la localidad y la
fortaleza, pero preferiría obviarlo y decantarme mejor por las vistas que se
consiguen desde la carretera que sale o entra a la población, las cuales son
también impactantes.
El motivo también de no llevar a cabo la opción del
telesilla es que prefería seguir conociendo más lugares interesantes del
Ducado, antes de centrarme totalmente en uno, por lo que mi ruta continuaría
hacia Clervaux, situada a tan sólo 23 kilómetros y 25
minutos en coche.
Nada más salir de la población de Vianden y recién cogido el
desvió hacia Clervaux, un espectacular mirador me sorprendería a la derecha,
por lo que no dudaría en estacionar y disfrutar durante un buen rato de la
perspectiva sin igual del castillo, visto desde mucho más lejos y recordándome
de alguna manera a la inigualable visión de Neuschwanstein. La fortaleza de
Vianden, su entorno natural y sus alrededores son únicos y, de verdad, que creo
que no defraudarán a nadie que se anime a acercarse hasta aquí.
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Castillo de Vianden |
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Castillo de Vianden |
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Vianden en la lejanía |
Clervaux es una de las poblaciones más visitadas del país y
en época estival se llena de gente procedente de todo Luxemburgo. Se encuentra
enclavada en un valle a orillas del río Clerve, en el centro mismo de las
Ardenas.
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Clervaux |
Su monumento más importante es el castillo que alberga hasta
tres museos en su interior. Mi objetivo fundamental era uno de ellos conocido
como “The Family of Man”, considerado como uno de las más importantes del mundo
en su género. La exposición cuenta con más de 270 fotografías en blanco y negro
de mediados del siglo XX procedentes de 68 países, que se intercalan con dichos
y citas y fue donada a la ciudad por el gobierno americano en 1964.
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Castillo de Clervaux |
Pero no había contado con un pequeño detalle que era haberme
asegurado que hoy estaría abierta, ya que pensaba que, como en casi cualquier
museo europeo, su único día de cierre era el lunes, pero no iba a ser así ya
que también cierra los martes, para mi desgracia. Así que un gran fallo por mi
parte.
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Castillo de Clervaux |
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Castillo de Clervaux |
Dado que ya estaba allí, decidiría visitar los otros dos
museos que alberga la fortaleza. Por un lado el de los “Castillos de
Luxemburgo” que reúne a gran escala las miniaturas correspondientes a todos los castillos existentes en
Luxemburgo. Hay algunos que ocupan una sala entera por lo que es una exposición
curiosa y entretenida.
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Museo Maquetas de Castillos. Castillo de Clervaux |
Por otro lado, en las dependencias del castillo también se
puede ver el museo de “La Batalla de las Ardenas” con un montón de objetos,
armamento, utensilios y ropa proveniente del conflicto bélico de la II Guerra
Mundial. También hay algunos montajes con maniquís que representan algunas
escenas bélicas. Es pequeño pero no te deja indiferente pues todo lo que se
muestra es bastante interesante. La visita a los dos museos me costaría cinco
euros y se encuentran abiertos de 10:00 a 18:00 de martes a domingo.
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Museo Batalla de las Ardenas. Castillo de Clervaux |
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Museo Batalla de las Ardenas. Castillo de Clervaux |
El otro edificio clave en la localidad es la abadía de San
Mauricio y San Mauro, perteneciente a la orden benedictina y encaramada a una
colina. Está habitada por monjes de clausura, pero se puede visitar el edificio
en horas de culto, cuando también se puede escuchar algún canto gregoriano. En
la cripta se puede observar una exposición sobre cómo viven los monjes y sobre la orden benedictina en general.
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Abadía de San Mauricio y San Mauro. Clervaux |
Tras la anterior, me desplazaría caminando hasta el centro
de la localidad, bastante bonito y bien cuidado, donde aprovecharía para
sentarme en unas inmensas butacas realizadas a una increíble escala y allí
degustar los sándwiches que me había preparado en el desayuno, para así
ahorrarme unos euros.
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Centro Histórico. Clervaux |
Todo iba sobre ruedas y aún tomándomelo con mucha tranquilidad,
iba con tiempo más que de sobra para llevar a cabo los objetivos que me había
fijado para hoy, así que decidiría improvisar un poco y parar en una localidad
conocida como Wiltz que se hallaba a poco más de veinte kilómetros. Está
considerada la principal urbe de las Ardenas y se la considera el lugar
preferido de encuentro para los scouts. Además en su suelo y durante la Segunda
Guerra Mundial tuvieron lugar importantes revueltas con el fin de mantener
fuera de sus límites a los alemanes.
La ciudad se divide en dos partes claramente diferenciadas:
una en la llanura y la otra en el flanco de una colina. Es en esta última donde
se asienta el castillo medieval que perteneció a los condes de Wiltz y cuyo
exterior no es que diga gran cosa. El interior alberga un museo dedicado a
todas las batallas que tuvieron lugar en Las Ardenas y al que preferiría no
entrar para así dedicar ese tiempo a pasear por su parte alta y observar la
iglesia y el ayuntamiento. En el agradable paseo también hallaría diferentes memoriales y esculturas como el monumento Nacional a la
Huelga o el dedicado a Los Muertos.
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Castillo de Wiltz |
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Hotel de Ville o Ayuntamiento. Wiltz |
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Monumento Nacional de la Huelga.Wiltz |
Mi ruta continuaría hacia Bourscheid, otro de los platos
fuertes del día, ya que en sus inmediaciones se encuentra su maravillosa
fortaleza, de las más importantes del país. Sólo tardaría en llegar unos veinte
minutos y es que me separaban de él 24 kilómetros.
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Castillo de Bourcheid |
A las 16:30 estaba comprando la entrada (cinco euros) y
desde ese mismo momento y hasta que lo abandoné a las 18:00, su hora de cierre,
pude disfrutar completamente sólo de sus instalaciones. Creo que en pocas
ocasiones, sino ninguna, había vivido algo similar y es una experiencia
increíble moverte por todas las salas y partes de un castillo en completa
soledad.
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Castillo de Bourcheid |
El castillo de Bourscheid está situado en un promontorio
aislado, accesible sólo desde su zona noroeste, a 150 metros sobre el nivel del
río Sure. Sus ruinas atestiguan una impresionante fortificación que cubre una
inmensa superficie y está rodeada por una enorme muralla circular con once
torres de vigilancia.
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Castillo de Bourcheid |
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Castillo de Bourcheid |
El centro del recinto se creó alrededor del año 1000, cuando
una construcción de piedra reemplazó una estructura de defensa de madera
anterior. Las diferentes excavaciones han demostrado la existencia de vestigios
carolingios, merovingios e incluso romanos.
El castillo comenzaría a deteriorarse tras la muerte del
último miembro de la familia Bourscheid, transformándose su zona superior en
dos viviendas, que nunca llegaron a ser habitadas del todo. La Revolución Francesa
pondría fin al poder feudal y por tanto a su ocupación, cayendo finalmente en
ruinas en el siglo XIX.
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Castillo de Bourcheid |
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Castillo de Bourcheid |
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Castillo de Bourcheid |
En 1972, el gobierno luxemburgués, comenzó el trabajo de
restauración de la propiedad, convirtiéndose en una de las mejores fortalezas de
Luxemburgo.
Son muchos los rincones y recodos que te transportan a la
época medieval y desde los que se consiguen panorámicas inolvidables, pero las
que no hay que perderse bajo ningún concepto son las que se obtienen desde su
torre del homenaje, a la que se puede acceder sin ningún problema y para mi
gusto son las mejores.
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Castillo de Bourcheid |
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Castillo de Bourcheid |
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Castillo de Bourcheid |
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Torre del Homenaje. Castillo de Bourcheid |
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Vistas desde Castillo de Bourcheid |
Ya había conseguido hacerme con las entrañas del castillo
pero no quería irme de allí sin conseguir alguna perspectiva de donde se
encuentra situado, por lo que me pondría a conducir tranquilamente por sus
alrededores, hasta que después de un buen rato buscando hallaría un pequeño
camping situado en el lateral de la carretera y en cuya entrada había una señal
que indicaba un mirador de la construcción, así que no lo dudé y aquí que paré
para, efectivamente, conseguir unas vistas preciosas del mismo. Pero no
contento con estas todavía me animaría a adentrarme por caminos de tierra de
las inmediaciones para, nuevamente, lograr otra visión diferente e incomparable,
por lo que más satisfecho no podría irme de la zona.
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Castillo de Bourcheid |
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Castillo de Bourcheid |
Estaba cansado así que optaría por concluir las visitas del
día en la localidad de Ettelbruck, una población de unos siete mil habitantes,
lo que la hace ser ya grande para estar en Luxemburgo. Se la denomina
popularmente “Puerta de las Ardenas”, pues la localidad da paso a esta región
boscosa. Además es la cuna del general Patton y posee un museo dedicado a los
eventos acaecidos durante la última contienda mundial, aunque ya estaba cerrado
cuando llegué. Es por ello que me dedicaría a pasear por su centro histórico
como la plaza de la iglesia y las calles peatonales adyacentes, para terminar
sentado en una terraza degustando la típica cerveza luxemburguesa llamada
Bofferding (2,5 euros). Sinceramente creo que si no te sobra el tiempo esta
población es perfectamente prescindible.
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Ettelbruck |
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Tomando una cerveza en Ettelbruck |
Era el momento de volver hacia Vianden lo que no me llevaría
más de veinte minutos al estar sólo a 16 kilómetros. Llegaría cuando la tarde
estaba cayendo lo que me permitiría volver a ver, imponente, la espléndida
fortaleza de la localidad.
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Castillo de Vianden al Atardecer |
Tras deleitarme con ella, descendería por la Grand Rue, su
arteria principal, observando así, en una plazoleta, el Hôtel de Ville de 1579;
poco después la iglesia de los trinitarios; y algo más allá la casa natal de
Dicks, el poeta nacional, al que están dedicados los jardines situados frente
al número 72. También alguna que otra escultura y pequeños detalles que hacen
de esta población una de las más hermosas de Luxemburgo.
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Grand Rue de Vianden |
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Grand Rue de Vianden |
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Grand Rue de Vianden |
Para terminar la jornada qué mejor que una cena en la
terraza exterior de mi hotel, pues el tiempo era inmejorable, consistente en
una hamburguesa con patatas fritas y coca cola (ocho euros).
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