Era evidente que saliendo el autobús hacia El Calafate a las
13:00, tampoco podía hacer grandes planes hasta esa hora, por lo que me lo
tomaría con calma y me levantaría a las 08:30, desayunaría tranquilo y acabaría
de preparar la maleta.
Por cierto, que para variar, hoy volvía a amanecer con el
cielo gris y con el Fitz Roy completamente tapado, así que no eran buenas
noticias para todos aquellos que venían con intención de verlo. De hecho y
según me comentaba Pablo, mientras desayunaba, las previsiones para los
próximos tres días era de mucho viento y bastante nuboso con algún chubasco,
así que es otro ejemplo más de lo
inestable y caprichosa que es esta zona del planeta.
Es verdad que la jornada me la iba a tomar con tranquilidad
pero eso no significaba que no hiciera nada, todo lo contrario. Para las pocas
horas que me quedaban en la población había dejado la ruta más sencilla y que
menos desnivel tiene de todas las que se pueden realizar, de hecho es
prácticamente plana. Se la conoce como “El Chorrillo del Salto” y como os imaginaréis
se trata de una cascada.
Aunque si se tiene coche se puede llegar hasta el parking
que da acceso a la misma y caminar desde él sólo 500 metros, para todos
aquellos que no contamos con esa ventaja no nos queda otra que caminar los 3,5
kilómetros que nos separan de ella desde El Chaltén. De hecho la ruta comienza
en el mismo lugar que lo hace la de la Laguna de los Tres.
En el primer tramo de la misma volvería a encontrarme con la visión que me ofrecía el río de Las
Vueltas, que ya me era familiar de cuando, días atrás, me dirigía hacia el Fitz
Roy.
Valle del Río de las Vueltas |
Senda al Chorrillo del Salto |
De la anterior visión pasaría a adentrarme en un bosquecillo
de ñires, para tras alternar este con algún que otro tramo de carretera de
ripio donde tendría que soportar la polvareda que levantaban los coches a su
paso, llegar hasta el parking donde se dejan las bicicletas y los coches, y ya
desde allí andar los últimos 500 metros y así darme de bruces con la bella cascada
de veinte metros que se desparrama desde las alturas.
Senda al Chorrillo del Salto |
Chorrillo del Salto |
Aquí pasaría entretenido media hora viendo como el agua caía
con fuerza desde lo más alto y aunque su belleza era modesta no por ello menos
sobrecogedora que la que te proporcionan otros saltos mayores. El espacio es
recogido y sonoro siendo un regalo para los sentidos, un rincón apacible donde
poder descansar después de tantos días de esfuerzo y sacrificio.
Chorrillo del Salto |
Cuando la calma desapareció debido a la gran cantidad de
personas que empezaban a aparecer, volvería sobre mis pasos hasta El Chaltén,
donde decidiría dar una vuelta para ver si conseguía algún imán decente para mi
colección, encontrando una tienda de recuerdos que si bien no ofrecía gran
cosa, era el único establecimiento que me daba opción de al menos llevarme
algo.
Sólo tendría tiempo ya de comprar unas empanadas para la
comida, pasar por la hospedería a recoger mis cosas y encaminarme hacia la
estación de autobuses, donde a las 13:00 salía hacia El Calafate con la empresa
Chalten Travels, al igual que a la ida. (600 pesos). Tiene tres horarios (07:00
– 13:00 – 18:00) y algunos días a las 20:00 y se pueden comprar los boletos
desde internet y así no tener problemas de plazas, como así haría yo varios
meses antes.
A medio camino volveríamos a hacer una parada en la famosa
Estancia “La Leona”, donde aprovecharía para comerme las empanadas y comprar un
alfajor, pues apenas los había catado desde mi llegada a Argentina.
Lago Argentino camino a El Calafate |
Sobre las 16:00 llegaba a la estación de autobuses de El
Calafate, ciudad en la que me alojaría las siguientes cuatro noches. El centro
de la urbe se encuentra algo alejado y para llegar hasta él sólo tienes dos
opciones: o bien caminar o bien tomar un taxi que cuesta unos cien pesos. Yo
decidiría optar por la primera opción y como en veinte minutos conseguiría
llegar hasta mi alojamiento: el hostal Schilling Patagónico. Efectivamente,
cambiaba la comodidad de una habitación individual por una habitación
compartida de cinco plazas, pero los precios en El Calafate son desorbitados en
todos los aspectos y mi economía no hubiera aguantado algo para mí sólo.
Entrada a El Calafate |
El hostel está correcto, limpio y cumple sus funciones de
calidad – precio. Tiene amplias zonas comunes donde relajarte, leer o descansar
y las habitaciones son amplias y espaciosas con baño individual en cada una de
ellas. Eso sí que nadie espere encontrar nada parecido a lo que se da en
algunos países europeos. La atención es muy agradable y las chicas de recepción
te facilitan todo lo que esté en su mano. También tiene amplias taquillas (no
olvidar traer candado) y te suministran una toalla que está incluida en el
precio de la habitación. (100 euros con impuestos incluidos las cuatro noches).
Hostería Schilling Patagonia |
Hostería Schilling Patagonia |
Hostería Schilling Patagonia |
Después de asentarme y deshacer mi maleta, saldría a las
calles de El Calafate para hacer varias gestiones.
Por cierto que la ciudad debe su nombre a un pequeño
arbusto, El Calafate, con cuyo fruto se preparan dulces y tartas en la región,
una de las manifestaciones de la gastronomía local. Quizá por eso la tradición
afirma que quien lo come alguna vez, siempre regresa.
El pueblo tiene una calle principal, la cual permanece vacía
durante el día y por la noche se inunda de todos aquellos que regresan de las
excursiones.
El Calafate |
Lo primero que haría sería dirigirme a recoger el voucher
para la excursión de mañana y que ya había contratado por la página web de la
agencia Sólo Patagonia y de la que hablaré en el siguiente capítulo. Asimismo
contrataría el transporte correspondiente para llegar al puerto, pues sin coche
particular y a las horas que comenzaba no había otra manera posible de llegar
hasta allí.
Acto seguido me dirigiría a comprar todo lo necesario para
los almuerzos de días posteriores en el supermercado “La Anónima”, el más
famoso y grande de la ciudad.
Ahora sí y con los deberes hechos volvía a tener tiempo para
el ocio y dado que sólo eran las 18:30 decidiría aprovechar lo que restaba de
tarde para acercarme hasta un precioso lugar conocido como Laguna Nimez, un
humedal patagónico rico en diversidad de aves y plantas autóctonas, en el que a
través de un sendero interpretativo puedes descubrir uno de los espacios con
más alta concentración de vida silvestre de la zona.
Reserva Natural Laguna Nimez |
Reserva Natural Laguna Nimez |
Desde el centro del pueblo se puede llegar hasta él
caminando pues se encuentra sólo a unos veinte minutos. Así lo haría yo pues la
tarde estaba despejada y no hacía nada de frío.
Tras pagar la entrada de 150 pesos se afronta un sendero
circular de unos tres kilómetros. Cierra a las 20:00, pero todos aquellos que
ya se encuentran dentro pueden permanecer el tiempo que deseen dentro del
recinto hasta que anochezca.
Reserva Natural Laguna Nimez |
Es un lugar precioso desde donde se pueden contemplar un
sinfín de aves y diferentes tipos de ecosistemas en muy poco espacio. Patos,
cisnes de cuello negro, coscorobas, flamencos, comesebos, chingolos, ratonas, y
así podría seguir hasta infinidad de nuevas especies que puedes ir observando
gracias a los diferentes puntos panorámicos distribuidos por todo su recorrido.
Reserva Natural Laguna Nimez |
Avifauna en la Reserva Natural Laguna Nimez |
Reserva Natural Laguna Nimez |
Reserva Natural Laguna Nimez |
La laguna Nimez es la laguna principal, pero también se
puede disfrutar de la vida en una laguna secundaria que el propio sendero te acerca
hasta ella.
Y por si todo lo anterior fuera poco y todavía esperases
algo más, el camino también te lleva hasta la misma orilla del lago Argentino
pudiendo caminar 200 metros o más por ella, si así lo deseas, parando y
admirando las diferentes tonalidades de sus gélidas aguas, metiendo las manos
en ellas y viendo como infinidad de aves lo sobrevuelan de un lado a otro. El
juego de los diferentes tipos de azules, desde celeste a marino, pasando por
turquesa o claro, lo hacen espectacular y te dejan hipnotizado. Además en otras
épocas del año también parece que se pueden observar témpanos de hielo con
formas caprichosas y colores que cambian, flotando por sus aguas, aunque en
esta época del año brillaban por su ausencia y no había ni siquiera un resquicio
de los mismos.
Lago Argentino desde la Reserva Natural Laguna Nimez |
Lago Argentino desde la Reserva Natural Laguna Nimez |
Sería en este maravilloso entorno donde volvería a tener un
pequeño susto con la fauna y es que cada vez tengo más claro que soy la
antítesis de Noé y no tengo suerte con los animales. El caso es que después de
haber atravesado la zona en la que me habían recomendado que no parase para
evitar que las aves se sintieran amenazadas y me pudieran atacar y alejándome
un buen tramo de ese área, decidiría hacer algunas fotos con el trípode y
contemplar tranquilo lo que me rodeaba, pareciendo que para algún que otro
habitante del ecosistema no había todavía la distancia suficiente, no queriendo
compartir tan vasto espacio con un humano. Así resultaría que una de las aves
que anida en las cercanías debió sentir que sus polluelos estaban amenazados
por mi presencia y empezaría a seguirme, volando sobre mi cabeza a muy poca
distancia y con la clara intención de, en algún momento, caer en picado sobre
mí, pues sus estridentes y fuertes graznidos daban todas la señales de que
podría ser así. Afortunadamente, entre que me alejaría de la orilla, empezaría
a correr y haría aspavientos con el trípode, cuando más cerca se encontraba de
mí, causarían que se perdiera en la lejanía y me dejara en paz.
Lago Argentino desde la Reserva Natural Laguna Nimez |
Reserva Natural Laguna Nimez |
Reserva Natural Laguna Nimez |
Avifauna en la Reserva Natural Laguna Nimez |
En la última parte del recorrido optaría por aprovechar los
observatorios cubiertos de aves, para evitar un nuevo susto, y sobre las 20:30
estaba ya fuera del recinto natural.
Estaba sediento, así que no dudaría en entrar en una de las
cervecerías que se encuentran por las inmediaciones y degustar una cerveza
artesanal de la zona. Hay que reconocer estaba buenísima y bien fría,
sentándome realmente bien. Eso sí, no sería para nada barata, pues me supuso
110 pesos.
Tomando una Pinta cerca de Laguna Nimez |
El hambre había sustituido a la sed, pues sólo había comido
las dos mini empanadas y el alfajor de la Leona, por lo que caminando por la
calle principal de El Calafate, entre las mil opciones de restaurantes que se
dan en la misma, me decantaría por un lugar llamado “La Vaca Atada” que estaba a
rebosar gracias a los menús con precio cerrado que ofrece.
Optaría por el que incluía un escalope milanesa con puré de
patatas más bebida sin alcohol y postre, suponiendo todo 290 pesos, lo que está
muy bien para los precios desorbitados que se ven en otro locales.
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