28 de Diciembre de 2017.
Antes de conocer a la estrella de El Calafate, el
inigualable Perito Moreno, quería empezar por otros glaciares también
importantes y que con los años han comenzado a ganar protagonismo, siendo
conocidos ya de oídas por mucha gente, aunque claro está que ninguno tiene la
fama mundial del recién mencionado Perito Moreno.
Para ello no queda otra que contratar los servicios de la
agencia Sólo Patagonia que es la única concesionaria para poder navegar por el
lago Argentino hasta los glaciares Upsala y Spegazzini. Mi reserva la haría
varios meses antes por medio de su página web: www.solopatagonia.com , suponiéndome
1650 pesos, sin incluir traslados ni la entrada al Parque Nacional. El
transporte hasta el puerto desde donde sale el barco me supuso 450 pesos y es
fundamental pasar el día anterior por la agencia para poder comprarlo, ya que
son empresas diferentes y no se puede conseguir por la página web, así que es
importante tener esto en cuenta a la hora de planificar la excursión. Cómo se
ve es realmente cara, hablando de algo más de cien euros por ambas cosas y es
que en los últimos años se ha encarecido todo una barbaridad y lo peor, según
me dijo la chica del hostel, que va a seguir así año tras año, mientras los
turistas lo sigamos pagando.
Por cierto que Ríos de Hielo sustituye a la antigua
excursión “Todo Glaciares”, pues en los últimos tiempos cada vez había más
problemas con el tema de poder o no acercarse hasta el glaciar Upsala, por lo
que al final, las autoridades han acabado prohibiéndolo de manera estricta,
evitando así un buen número de reclamaciones y quejas que muchas veces traía el
no cumplir con el programa. Ahora la duración total del viaje es de cinco horas
frente a las seis o siete que era antes.
Madrugaba bastante para estar listo a las siete en recepción
y sólo unos minutos después pasaba a recogerme un autobús que haría lo mismo
con el resto de personas que iban a hacer la navegación.
Estaba algo nervioso y es que este era otro de esos momentos
en mi vida viajera que no veía el momento de que llegara. Así que ilusión y
ganas no me faltaban. En principio el día parecía acompañar, por lo que todo
iba según lo previsto.
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Lago Argentino camino a Puerto Bandera |
Tardaríamos media hora en recorrer la distancia que nos
separaba de Puerto Bandera, el lugar desde donde zarpan los barcos. Una vez
allí tendríamos que pasar por las taquillas de Parques Nacionales para comprar
la respectiva entrada, suponiendo otro desembolso de 500 pesos. Además sólo es
válida para el día en curso, teniendo que volver a pagar la misma cantidad cada
nueva jornada en que se quiera acceder.
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Puerto Bandera |
Ahora sí, todos los integrantes del grupo, nos dirigiríamos
hacia el gran barco que nos transportaría, nos sentaríamos en los asientos
correspondientes y esperaríamos a que se iniciase la navegación, la cual
comenzaría a las nueve en punto.
No quedaba ni un solo sitio libre, lo que da muestras de lo
solicitada que está, así que conviene no dejar la reserva para última hora en
temporada alta.
Poco a poco, iríamos dejando en la lejanía tierra firme y
empezaría a disfrutar, desde la parte superior de la nave, de las aguas azul
turquesa del gran lago. Su color era resplandeciente y los colores iban
cambiando y deslumbrándote según te posicionabas. Para los más curiosos
comentar que ese característico color se debe al contenido de la denominada
“leche glaciaria”, un polvo muy fino producido por la abrasión de los glaciares
contra las costas y las zonas rocosas.
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Navegando por el Lago Argentino |
Además para darnos la bienvenida un espléndido arco iris se
mostraba exultante en el horizonte, dejándonos perplejos a todos los
asistentes.
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Arco Iris en el Lago Argentino |
No hacía mal tiempo lo que suponía que las cubiertas se
quedaban pequeñas para todos los que éramos, pues nadie quería permanecer en el
interior ante el espectáculo que se ofrecía. Aún así, con paciencia y buscando
huecos, pude recrearme y estar a gusto en diferentes puntos de la embarcación.
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Navegando por el Lago Argentino |
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Navegando por el Lago Argentino |
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Navegando por el Lago Argentino |
Pronto pasaríamos por el estrecho conocido como Garganta del
Diablo y tras atravesar el canal, empezaríamos a ver los primeros y silenciosos
témpanos de hielo que se desplazaban por las aguas heladas. Los había de todos
los tamaños y formas y eran realmente hermosos, tanto que llegaban a hipnotizarte
si mantenías demasiado tiempo la mirada fija en ellos.
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Icebergs en el Lago Argentino |
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Navegando por el Lago Argentino |
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Icebergs en el Lago Argentino |
Según íbamos recorriendo más distancia, empezarían a
aparecer los icebergs más grandes, los más increíbles, de una belleza inusual
que cualquier palabra hace que se quede corta. Los azules y blancos se
mezclaban, lo que unido a la luz del sol, que aparecía y desaparecía a su
antojo y los diferentes giros de la embarcación, permitían que viéramos un
continuo cambio tras otro en aquellos gigantes de hielo.
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Icebergs en las cercanías del Glaciar Upsala |
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Iceberg en las cercanías del Glaciar Upsala |
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Iceberg en las cercanías del Glaciar Upsala |
De esta manera llegaríamos hasta el límite desde donde se
puede contemplar el glaciar Upsala, que todo hay que decirlo, es bastante lejos
y nada tiene que ver ya con lo permitido en el pasado, así que sería algo
decepcionante. Además el día se había nublado de repente y eso hacía que la
panorámica fuese aún peor.
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Glaciar Upsala en la lejanía |
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Glaciar Upsala en la lejanía |
Posee 902 kilómetros cuadrados y es el segundo en superficie
y de mayor longitud del parque. Debe su nombre a la ciudad sueca cuya
universidad patrocinó los primeros estudios sobre este glaciar a comienzos del
siglo XX.
Afortunadamente, a cambio de no poder acercarnos tanto al
Upsala, sí que lo haríamos a otros inmensos témpanos helados, pudiendo casi
tocarlos. Los responsables de la excursión se portarían bastante bien, pues
hasta que todo el pasaje no se hizo las respectivas fotografías con los
profesionales del barco, la embarcación no volvería a zarpar, por lo que
estaríamos allí más de media hora.
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Iceberg en el Lago Argentino |
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Iceberg en el Lago Argentino |
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Iceberg en el Lago Argentino |
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Iceberg en el Lago Argentino |
Lo mejor era que no hacía demasiado frío y que la temperatura exterior se llevaba
bastante bien.
Muy cerca del anterior, tendríamos oportunidad de contemplar
otro glaciar en retroceso de nombre “Seco” y que a pesar de todo, también
imponía bastante, aunque la pena es que ya ni siquiera llega al lago por culpa
del calentamiento global.
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Glaciar Seco y Lago Argentino |
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Glaciar Seco |
Nuestra travesía continuaría hasta el que considero es el
momento estrella de toda la excusión, al poder estar a muy pocos metros del
tremendo glaciar Spegazzini, una pared congelada que alcanza entre los 80 y los
135 metros sobre el nivel del lago, de un profundo tono turquesa y de un tamaño
que duplica el Perito Moreno. Su nombre fue dado en honor al botánico Carlos
Spegazzini, quien realizara estudios de la flora autóctona.
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Glaciar Spegazzini |
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Glaciar Spegazzini |
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Glaciar Spegazzini |
Sus cifras impresionan y ni que decir tiene que tenerlo
delante te sobrecoge hasta la emoción. Fue otro momento especial y eso que no
conocía todavía Perito Moreno.
Después de navegar por buena parte de su frente y ver algún
pequeño desprendimiento que tampoco nos impresionaría demasiado, llegó el
momento de ir alejándonos poco a poco hasta perderlo en la lejanía.
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Glaciar Spegazzini |
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Glaciar Spegazzini |
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Glaciar Spegazzini |
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Glaciar Spegazzini |
A la vuelta todavía tendríamos tiempo de ver alguna que otra
escultura de hielo más, con nuevas formas inusuales que más parecían piezas de
museo que otra cosa. Lástima que poco a poco se vayan derritiendo y fundiéndose
con las aguas del lago, lo que puede llegar a tardar entre tres y seis meses en
el caso de los de mayores proporciones.
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Icebergs en las cercanías del Glaciar Spegazzini |
Tras una travesía de vuelta tranquila, que utilizaría mitad
para relajarme en el cómodo asiento que me había correspondido, mitad para
seguir disfrutando de las vistas que ofrecía el lago Argentino, llegaríamos a
tierra firme sobre las 14:20. Desde Puerto Bandera, el bus desharía el
recorrido de primera hora de la mañana y entre unas cosas y otras no volvería a
poner un pie en el centro de El Calafate hasta las 15:30.
La verdad que estaba cansado, así que aprovecharía parte de
la tarde para echarme una buena siesta, pues mi cuerpo la pedía a voces.
Después del anterior descanso reponedor me dirigiría a la
agencia de alquiler de vehículos localizada en la avenida del Libertador San
Martín, 1319, donde cuatro meses antes había reservado un coche para disponer
de él durante toda la jornada de mañana.
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Homenaje a los Perón.El Calafate |
Opté por lo más económico, un Chevrolet Celta o similar. Aún
así y todo me supondría 110 euros por sólo un día, lo que es una prueba más de
lo caro que es todo aquí. También es importante decir que si alguien tiene la
misma idea que yo es fundamental hacer la reserva con mucho tiempo, pues
mientras me estaban haciendo el papeleo, entraron unos extranjeros preguntando
si había algo disponible, recibiendo como respuesta que sí pero que dentro de
quince días, así que casi nada.
Después de la revisión oportuna, lo único que haría con él
sería ir a aparcarlo en frente del hostel, pues hasta mañana no tenía ya
intención de utilizarlo.
El resto de la tarde aprovecharía para darme una vuelta por
El Calafate y así ir mirando algún que otro recuerdo mínimo, pues no tenía
demasiado espacio en la mochila para pasarme. Y de tienda en tienda y de pura
casualidad, daría con una cervecería que me llamaría la atención y a la que no
dudaría en pasar. Se llamaba Chopen y estaba en avenida del Libertador San
Martín, 1630. Según me sentaba en la mesa, me sorprenderían, sin mediar palabra,
con una degustación de cinco vasos de chupitos con diferentes cervezas
artesanales para que eligiera la que más me gustase, decantándome al final por
una que tenía el mismo nombre que la ciudad. A la misma le acompañaría un
aperitivo consistente en unas lentejas con pan recién hecho que estaban
espectaculares. Por mi parte decidiría contribuir, a la ya casi cena, con unas
patatas bañadas en salsa de cebolla y especias llamadas Chopen. Todo me saldría
por 230 pesos, por lo que como se ve es un buen precio. Además nos
sorprenderían con música en directo una vez que dieron las 21:00. Sería tipo
cantautor pero estuvo bastante bien.
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Cervecería Chopén.El Calafate |
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Cervecería Chopén.El Calafate |
Hoy si que conseguiría retirarme pronto, en
contraposición con ayer, consiguiendo meterme en la cama a las 23:00, deseando
que llegara lo antes posible la jornada mágica de mañana en mi querida
Patagonia.
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