TRANSDANUBIO - DIA 06. Pécs y Veszprém: joyas húngaras

29 de Junio de 2016.

El Danubio, además de hacer de Budapest una de las ciudades más bellas de Europa, también es clave fundamental de la geografía húngara, pues marca la frontera norte durante muchos kilómetros, para luego girar abruptamente noventa grados y partir el país en dos mitades. Al oeste del río queda la región del Transdanubio, que es la que nosotros íbamos a conocer durante los siguientes cuatro días.

Y la primera visita iba a ser donde habíamos amanecido, en Pécs que merece una mención aparte por su importancia histórica y su belleza.

El rey Estaban estableció aquí un obispado en el año 1009. La invasión mongol la redujo a escombros en el siglo XIII y, aunque se construyó una muralla defensiva después, de poco sirvió cuando llegaron los turcos en 1543: la ciudad cayó sin resistencia.

Todo ese pasado histórico dejaría importantes monumentos que nos íbamos a dedicar a descubrir durante lo que nos diese de sí toda la mañana, pero antes no podía faltar un buen desayuno en una pastelería situada entre la esquina de la calle Jókai y la plaza Széchenyi, para ir tomando conciencia de la monumentalidad que esta encierra.

Széchenyi Ter y Columna de la Santísima Trinidad

Tras disfrutar de ricos croissants rellenos de chocolate, alguna que otra delicia húngara y unos zumos, nos pondríamos, ahora sí, en marcha.

Széchenyi Ter constituye el corazón de la ciudad y está flanqueada por preciosos edificios barrocos que albergan el Ayuntamiento y otras instituciones importantes como el museo arqueológico  y el museo Zsolnay que expone piezas de azulejos art nouveau.

Széchenyi Ter

Lo mejor es, sin duda, la visión conjunta de la famosa iglesia – mezquita, el monumento de la Santísima Trinidad que conmemora las víctimas de la peste de 1710 y la escultura ecuestre de Janos Hunyadi, la más grande de Hungría y que rinde homenaje a este importante general del S.XV.

Széchenyi Ter

Pero, efectivamente, lo que más nos llamaría la atención sería la mezquita  de Gazi Kasim, la estructura islámica original más grande que se conserva en Hungría, hoy convertida en iglesia católica y museo.

Széchenyi Ter y Mezquita Gazi Kasim

En el interior del edificio (1000 florines la entrada) podríamos ver citas del Corán con caligrafía árabe, pilas de agua bendita y en el eje del muro sudeste un mihrab que está orientado hacia La Meca.

Mezquita Gazi Kasim

Cúpula Mezquita Gazi Kasim

Bajo el templo se conformó un conjunto de cripta abovedada que, aún hoy en día, sirve de cementerio donde descansan los restos de numerosos personajes famosos húngaros.

En el lado contrario de la plaza también destaca la bonita fuente de Zsolnay, un ejemplo de diseño secesión que rinde homenaje a Vilmos Zsolnay, fundador de la fábrica de azulejos del mismo nombre creada en 1953. La decoración consiste en varias cabezas de animales de vidriado azul por las que fluye el agua.

Fuente de Zsolnay. Széchenyi Ter

Un poco más allá de esta espectacular plaza, bajando por la calle principal Irgalmasok, llegaríamos a un nuevo cuadrilátero de enormes proporciones que, aunque no tan monumental como la plaza Szechenyi, sí que era agradable a la vista. Me refiero a la plaza Kossuth. En ella destaca la sinagoga neobarroca de 1860, un claro ejemplo del poder adquisitivo que tenían los judíos antes de ser conducidos en 1944 a los campos de exterminio nazis. También se puede ver una escultura en honor a Luis Kossuth, político y patriota húngaro cuya imagen puede observarse casi en cualquier rincón del país y un enorme edificio blanco que encierra dependías municipales.

Kossuth Tér.Pécs

Kossuth Tér.Pécs

Desde esta plaza parte, en sentido contrario a la Sinagoga, una pequeña y encantadora callecita llamada Citrom Utca, que se encuentra repleta de agradables tiendas y cafeterías y que desemboca en otra diminuta plazoleta llamada Graz Tér, donde se halla el Palacio de Correos.

Citrom Utca

Graz Tér y Palacio de Correos.Pécs

Palacio de Correos. Pécs

Nuestra intención era sólo admirar la arquitectura exterior del mismo, pero nos veríamos obligados a entrar en su interior, dado que a las 07.30 de la mañana nos pondrían una multa por tener estacionado el vehículo en el interior de la muralla. Sí, efectivamente, en aquel momento no sabíamos que empezaban a multar desde tan temprano y nosotros habíamos puesto los vales de la hora desde las ocho. Así que como no queríamos que la empresa de alquiler de coches nos sacase los ojos, pues procedimos a realizar el pago voluntario de los 4000 florines que nos costaría la broma.

A la salida nos encaminaríamos a otra plaza peatonal de lo más acogedora llamada Jókai Tér, la cual sufriría una importante remodelación hace unos años y ahora es un lugar perfecto para descansar y darte un respiro en alguna de sus terrazas. En ella hay una fuente a ras del suelo y varios bloques de piedra de formas onduladas dispuestos en el centro de la misma, que la dan su propia personalidad, sin que sea un espacio cualquiera más.

Jókai Tér.Pécs

Jókai Tér.Pécs

La siguiente parada sería para conocer otra de las visitas ineludibles en Pécs. Me refiero a la necrópolis paleocristiana, una de las mejor conservadas de Europa central y por ello declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.

No hay que olvidar que en el siglo IV, Pécs era una ciudad romana conocida con el nombre de Sopianae, cuyos habitantes enterraban a sus difuntos en las cercanías de la urbe. Por aquellos tiempos ya no se perseguía a los cristianos, pues Constantino había adoptado la religión cristiana y facilitó su expansión.

El conjunto se compone de varias cámaras funerarias subterráneas que se encuentran en un perfecto estado de conservación, pudiéndose ver en las tumbas murales y pinturas que muestran historias bíblicas, escenas de la vida cotidiana e imágenes de los rituales paleocristianos.

Los lugares a visitar son una mínima parte de todo lo que se ha descubierto. Nosotros empezaríamos en la plaza Szent István, observando los  cimientos de una antigua iglesia, para posteriormente, y por su lado izquierdo, bajar por unas escaleras que nos condujeron al mausoleo paleocristiano. La cámara en la que se conserva es minúscula, pero es verdad que sorprende la calidad, tanto de las pinturas que representan a Daniel con los leones y de Adán y Eva, como del sarcófago pegado a la pared.

Necrópolis Paleocristiana.Pécs

Mausoleo Paleocristiano.Pécs

Comentar que la entrada que da derecho al acceso tanto a lo anterior como al resto de lugares arqueológicos cuesta 1700 florines.

Para visitar el resto del conjunto hay que andar unos metros y llegar hasta la parte trasera de la basílica de San Pedro, limítrofe a las murallas de la ciudad, además de desplazarse hasta otro de los laterales del edificio religioso. Lo mejor es preguntar para evitar dar palos de ciego durante un rato, como nos pasó a nosotros.

Con todo ello puedes llevarte a casa una buena muestra de información sobre los primeros tiempos del cristianismo.

Como se puede comprobar es realmente complicado aburrirse en Pécs, más bien lo contrario, te falta tiempo para poder visitar todo lo que ofrece.

Así que sin prisa, pero sin pausa, nos encaminamos hasta la Catedral de San Pedro y San Pablo, la elegante y ornamentada iglesia que, con sus cuatro torres, continúa siendo otro de los monumentos emblemáticos de la ciudad.

Catedral de San Pedro y San Pablo.Pécs

El interior impresiona al encontrarse revestido, gran parte de él, por pinturas y frescos. Esto unido a las bonitas vistas que se obtienen desde lo más alto de una de sus torres y a la cripta románica de cinco naves, hacen que sea otra visita de lo más recomendable. (1300 florines la entrada).

Catedral de San Pedro y San Pablo.Pécs

Cripta.Catedral de San Pedro y San Pablo.Pécs

Pécs desde Torre de San Pedro y San Pablo

Eran ya las 13.00 y había que ir pensando en abandonar Pécs, pero antes de ello, todavía queríamos pasear, al menos un tramo, por el exterior del perímetro amurallado, para ver otra perspectiva diferente de la ciudad. Elegiríamos las murallas situadas en la zona noroeste que eran las que teníamos más cerca.

Torres de San Pedro y San Pablo y Muralla.Pécs

Tras ello, tomaríamos la calle Hunyadi, para acceder de nuevo al centro histórico y llegar hasta la calle más famosa de este y por la que ya habíamos estado anoche dando un paseo y cenando. Hablo de Király. Siempre se ha dicho que un mismo lugar visto de noche y de día parece dos diferentes, por lo que no dudamos en volver a recorrer esta vía y, efectivamente, no tenía nada que ver. El ambiente, el barullo de la gente, las terrazas a pleno rendimiento le daban un aire animado y de continuo movimiento que nos encantó.

Plaza del Teatro Nacional.Calle Király. Pécs

Además hay que sumarle la monumentalidad que encierra de por sí, con fachadas de estilo barroco y secesión y, por supuesto, destacando por encima de cualquier otro, el edificio más importante de todos: el Teatro Nacional, erigido entre 1893 y 1895, que combina varios estilos y presenta óperas y ballets de primera clase.

Teatro Nacional. Calle Király. Pécs

Sin duda que es la calle estrella de esta impresionante ciudad, que ya debíamos abandonar, pues estaban a punto de dar las 14.00 y el ticket de la hora expiraba en este momento. Nos hubiera gustado renovarlo, pero todavía nos quedaban muchos planes por hacer, por lo que con esta excusa seguimos nuestro camino.

Nuestro siguiente destino sería Veszprém, situado muy cerca del lago Balatón y a 240 kilómetros de donde nos encontrábamos, por lo que decidiríamos almorzar en el camino y que nos sirviera de descanso. A la mitad del recorrido me entraría un sopor considerable, por lo que sería la excusa perfecta para parar en una gasolinera y comernos allí unos bocadillos con unas coca colas.

A las 17.30 llegábamos a Veszprém, tras tres horas y media de camino, contando la de la comida. Nos dirigimos entonces a un parking en pleno centro para dejar el coche, pues toda la zona era de pago y no queríamos andar con agobios en la visita a esta nueva ciudad.

Veszprém fue la sede de la primera diócesis del país y lugar de coronación y residencia de las reinas de Hungría durante siglos. Fue reducido a escombros por los turcos en el siglo XVII, durante su retirada, pero resurgiría de sus cenizas con fuerza, como el ave fénix.

En torno a su histórico castillo, en lo alto de una colina, se estructura uno de los barrios medievales mejor conservados del país magiar, repleto  de monumentos de diversas épocas, en los que íbamos a centrar el grueso de nuestra estancia aquí.

Cada edificio, cada convento, cada iglesia encierra una rica historia que hacen de esta ciudad un museo vivo y que trataríamos de descubrir en las pocas horas que teníamos antes de que la noche se echara encima.

En no más de diez minutos nos plantábamos en la plaza Óváros, al pie del barrio del Castillo y antesala a este. Está rodeada por agradables y vistosas casitas y en  ella se encuentra el Ayuntamiento neoclásico. También en otro de sus laterales se puede apreciar la elegante Torre de Fuego de estilo barroco y con 48 metros. Desde lo alto se obtienen unas increíbles vistas de la Veszprém moderna, pero se encontraba cerrada cuando llegamos nosotros.

Ayuntamiento. Óvaros Tér.Veszprém

Torre del Fuego. Óvaros Tér.Veszprém

Dejando atrás aquella y subiendo por una empinada y adoquinada calle pronto encontraríamos la Puerta de los Héroes, construida para conmemorar a los caídos en la Primera Guerra Mundial. En este mismo momento accedíamos al barrio del castillo.

Puerta del Castillo. Veszprém

Vár Utca es la única calle que recorre este monumental barrio y la que te va llevando, poco a poco, a descubrir los monumentales edificios e iglesias medievales y barrocos que la flanquean por ambos lados.

Barrio del Castillo. Veszprém

Entre ellos destacan:
  • El Palacio Arzobispal: un edificio de arquitectura barroca, donde residían los canónigos y donde, hoy en día, se guarda el archivo arzobispal.
  • Iglesia Pía: una iglesia de principios del siglo XIX.
  • Casa Dubniczay: construída en 1751, la casa incorpora parte de la antigua muralla del castillo.
  • Plaza Patak: la joya de la corona de esta parte antigua. En ella no tiene desperdicio ni un metro cuadrado. Desde la Capilla Gizella que conmemora la vida de la primera reina de Hungría y conserva frescos del siglo XIII, siendo además el monumentos más antiguo de la ciudad, hasta la Catedral de San Miguel,  levantada sobre una iglesia del siglo XI que fundó el rey Esteban. Tampoco podemos olvidarnos de la iglesia Franciscana y de la bella columna  de la Santísima Trinidad, que junto con el pozo del castillo, le dan a la plaza el toque perfecto.
Catedral de San Miguel y Columna Santísima Trinidad

Patak Tér.Veszprém


Un precioso mirador desde el que poder contemplar la colina Benedek con su cruz blanca en la lejanía, a la vez que cientos de casitas distribuidas por las verdes praderas que rodean Veszprém, cerrarían la visita al barrio del castillo, aunque no lo haríamos solos, pues nos acompañarían las imponentes estatuas del más insigne de los reyes húngaros y su esposa, San Estaban y Gizella.

Monumento a Szent István y Gizella

Colina de Benedek desde Barrio del Castillo

No muy lejos de allí, y sin tener que deshacer todo el camino, encontraríamos unas escaleras que nos permitían bajar hasta la recién mencionada colina Benedek, desde donde queríamos observar la perspectiva del impugnable castillo, dominando al resto de la ciudad desde su privilegiada posición.

Castillo de Veszprém desde Colina de Benedek

Colina de Benedek

Castillo de Veszprém desde Colina de Benedek

Aquí pasaríamos media hora disfrutando del entorno y del maravilloso tiempo que hacía, antes de volver a internarnos por el barrio del castillo y sentarnos en una de sus terrazas para disfrutar de unas buenas cervezas con las que cerrar la jornada cultural de hoy.

Tomando unas cervezas en el Barrio del Castillo de Veszprém

Antes de abandonar Veszprém todavía nos esperaría una última sorpresa y es que cuando llegamos al Parking, nos encontramos que el personal del mismo terminaba su jornada laboral a las 19.00. Sí, no miramos a qué hora cerraban, pensando que con meter el ticket en la máquina y echar las monedas correspondientes sería suficiente. Pero la máquina no funcionó y estábamos atrapados. Afortunadamente un interfono nos sacaría del apuro, ya que contestaría uno de los dueños del parking y nos diría que nos acercáramos a la barrera con el coche, que nos la abriría y encima sin tener que abonar nada. Así que al final nos saldría bien la cosa.

Sólo nos separaban ya veinte kilómetros de la localidad de Balatonfüred, una de las más importantes del lago Balatón, y donde nos alojaríamos durante las dos siguientes noches para poder conocer un poco el entorno de este importante centro vacacional húngaro.

A las 21:00 llegaríamos al chalet donde habíamos reservado por booking un apartamento que ocupaba toda la parte superior del mismo con unas vistas fabulosas de la masa de agua. Se componía de dos habitaciones individuales, un baño y un espacio de tamaño medio con barra de cocina y guardarropa. Se llamaba Lara Vendégház y las dos noches nos saldrían por 140 euros. Todo estaba impoluto y te sentías como si estuvieras en casa.

Chalet Lara Vendégház.Balatonfüred

Chalet Lara Vendégház.Balatonfüred

Chalet Lara Vendégház.Balatonfüred

Nos recibiría una señora de edad media que nos invitaría a pasar al inmenso salón de la parte baja, donde vivía con su familia. La mujer era encantadora y de origen italiano. Nos invitó a sentarnos en la mesa y allí nos estuvo contando un poco acerca de su vida y de todas las actividades que podíamos realizar en la zona. Tras su increíble tesis, comprendíamos el porqué es esta la zona que más visitas recibe Hungría, después de Budapest.

Sólo nos quedaba ya salir a cenar, pero entre tanta charla y el tiempo que perdimos deshaciendo la maleta, llegaríamos al único restaurante al que se podía llegar dando un paseo a las 22.00, encontrándonos que lo estaban cerrando.

El cansancio y el sueño pesaban demasiado para coger el coche y ponernos a buscar otro lugar, por lo que decidimos, en contra de nuestros estómagos, irnos a la cama sin cenar.

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