Hacía tiempo que buscaba conocer el Alto Tajo, un territorio salvaje en el noreste de la provincia de
Guadalajara, donde el río Tajo discurre, aproximadamente durante treinta
kilómetros, a la sombra de impresionantes acantilados tapizados de pinos, entre
hoces, meandros y cascadas. Inaccesible durante mucho tiempo, territorio
exclusivo de los gancheros que conducían los troncos de pinos hasta Aranjuez,
es una zona especialmente bien conservada en la que la naturaleza se muestra en
su estado más puro.
El alojamiento elegido para pasar estos tres días sería Casa Pura situado en la localidad de
Peralejo de las truchas. Un pequeño hotel rural sencillo y sin grandes pretensiones
pero suficiente para dormir.
El pueblo de Zaorejas
sería la primera parada de mi itinerario, causándome una grata impresión por
tener cierto aire elegante y distinguido, comprobándolo en cualquiera de sus dos plazas típicas: la Vieja, con el nuevo
Ayuntamiento como enseña, y la Nueva,
donde resalta su fuente de piedra y un viejo arco que enseguida me llevaría a
un mirador sobre uno de los característicos valles que rodean a la villa. Hay
que destacar también su pequeña iglesia,
así como el Museo de los Gancheros y
el Centro de Interpretación del Alto
Tajo, donde pueden proporcionarte abundante información.
Plaza Nueva. Zaorejas |
Paisaje del Alto Tajo desde Zaorejas |
A escasa distancia del pueblo llegaría hasta uno de sus
secretos mejor guardados: el Mirador del
Alto Tajo, al que llegaría en coche, sin demasiadas complicaciones, por una
carretera algo estrecha y con pendientes pronunciadas en algunos tramos. En
sólo unos minutos me encontraba con toda una provocación, con una exaltación de
la naturaleza. Ante mí, un magnífico cañón, a rebosar de vegetación, por donde
se puede ver fluir las aguas verdes y claras del río Tajo, dibujando su
complicado cauce a una profundidad de vértigo. Y por si fuera poco, algunas
aves rapaces planeaban sobre mí en el cielo.
Mirador del Alto Tajo. Zaorejas |
A sólo ocho kilómetros de Zaorejas se encuentra el Puente de San Pedro, que se levanta en
la confluencia de los ríos Gallo y Tajo y donde se puede comprobar cómo durante
unos metros los ríos discurren juntos pero sin mezclar sus aguas, una
singularidad que ya había podido observar en otros países pero no en España. Sería
este el lugar elegido para dejar el coche y realizar una pequeña caminata con
el fin de contemplar un pequeño salto que realiza la corriente del río y que
por aquí es conocido como la cascada de
la Herrería. También encontraría una pequeña playa, la cual parece está
bastante solicitada en época veraniega. Pero tal vez sea la pureza de sus aguas
y los colores esmeraldas de las mismas lo que más impacte.
Paraje en Puente de San Pedro |
Paraje en Puente de San Pedro |
Mi ruta se dirigiría a continuación hacia Ocentejo, donde me
dispondría a realizar una de las rutas de senderismo más famosas de todo el
espacio natural, conocida como Hundido
de Armallones, adentrándome así en uno de los enclaves más impresionantes
del Alto Tajo. En este lugar se puede comprobar, más si cabe, la fuerza erosiva
del río, que ha esculpido un profundo desfiladero de paredes verticales en las
que anidan numerosas especies de aves.
La duración de la ruta es de unas tres horas, ida y vuelta,
debiendo realizar once kilómetros y un desnivel acumulado de unos 400 metros.
La ruta es sencilla y toda se desarrolla por una pista de tierra que no
presenta ninguna complicación.
La senda parte desde el mismo pueblo, donde un cartel te
indica las características del entorno y la fauna que vas a encontrarte en el
camino. Tras un kilómetro donde apenas hay nada que destacar, pues sólo cierta
vegetación flanquea el camino, llegaría hasta una pequeña bifurcación donde me
dirigiría hacia la izquierda.
Ruta Hundido de Armallones |
En pocos metros más, de repente, el paisaje cambiaría
completamente, encontrándome un profundo desfiladero que corta la respiración.
Me encontraba de lleno en el paraje al que se refiere la ruta: el Hundido de
Armallones: Armallones, por el pueblecito que hay en la orilla de enfrente;
Hundido, por el derrumbamiento acaecido en el siglo XVI. Enormes peñas,
residuos de aquel cataclismo, le ponen la zancadilla al Tajo, que se descuelga
en cascadas y se amansa en espejos de agua pura en los que sólo se refleja el
vuelo majestuoso de los buitres.
Ruta Hundido de Armallones |
Ruta Hundido de Armallones |
Cada paso es una sorpresa en esta preciosa ruta y sólo unos
minutos después podría observar una curiosa cascada de piedra que me haría
volver a detenerme para contemplarla. Muy cerca también hallaría una gran poza
de aguas cristalinas que debe hace las delicias de los veraneantes en los meses
más calurosos.
Cascada de Piedra. Ruta Hundido de Armallones |
Río Tajo. Ruta Hundido de Armallones |
Siguiendo con mi camino, poco tiempo después afrontaría un
ligero desnivel que me brindaría unas maravillosas vistas del cañón, antes de
encontrar las que se conocen como las Salinas de la Inesperada, una antigua
finca en la que se aprovechaban los yacimientos de sal gema existentes en el
valle. Estas salinas, que fueron las más boyantes de la zona, decayeron al
mejorarse las comunicaciones terrestres con otros pueblos salineros del
exterior y perderse la rentabilidad que históricamente las caracterizó; pero a
pesar de su abandono aún conservan los compartimentos donde se embalsaba el
agua y se verificaba el proceso de evaporación.
Ruta Hundido de Armallones |
Sólo me quedaba volver sobre mis pasos hasta Ocentejo, experimentado un brusco
descenso de las temperaturas al regreso, pues no olvidemos que aunque el día
había sido excepcional, me encontraba en el mes de Noviembre.
Aunque quedaba poco tiempo de luz, apenas una hora, sería
suficiente para dar una vuelta por este pequeño pueblo en el que parece
estuvieron asentados los mismísimos templarios. Aunque de su castillo sólo
quedan ya unos pocos restos, hay que decir que llegaría a tener dos torres, un
aljibe y escaleras para acceder al mismo. Durante la guerra de la Independencia
serviría de refugio a la Junta Provincial de Guadalajara, hasta que fue volado
por los franceses.
Por su parte, la iglesia parroquial, no dice gran cosa,
aunque es cierto que posee una bonita espadaña con detalles barrocos.
Iglesia de Ocentejo |
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