JAPÓN - DIA 03-B. Área de Hakone

24 de Agosto de 2015.

Cuando veo cumplido un sueño que llevo mucho tiempo esperando, se produce en mi un subidón de adrenalina tremendo y ya puedo estar agotado que todo mi cuerpo se vuelve a activar durante las horas posteriores hasta que soy realmente consciente de que lo que tanto ansiaba por fin se ha hecho realidad. Acto seguido es cuando me entra el bajón, si se ha tratado de algo relacionado con una actividad física importante, y luego ya se me hace fundamental descansar por el tiempo que mi cuerpo necesite.

Por tanto, y a pesar de llevar ya 26 horas sin dormir, era tal el subidón que tenía que decidí aprovechar el día que comenzaba, hasta que el cuerpo aguantase. Así que lo primero era retornar al pueblo de Kawaguchiko desde la Quinta Estación, una vez recogidas las cosas de la taquilla y después de haberme cambiado de camiseta y aseado un poco en uno de los servicios de la tienda.

Llegaba al pueblo con el tiempo justo para tomar el autobús de las 10.30 que me llevaría hasta Gotemba, para el que no necesité sacar ningún billete ya que estaba cubierto por el Fuji Hakone Pass, por lo que no perdí tiempo en ese trámite, ya que si no hubiera acabado esperando al siguiente que a saber a qué hora era.

Tardaría una hora y media en llegar hasta la estación de Gotemba, donde tendría que bajarme y dirigirme a la parte trasera de la misma para allí tomar otro autobús que me llevara a la localidad de Hakone, desde la cual un nuevo autobús me llevaría hasta Gora, un pequeño pueblo donde realizaría la primera actividad del día. Todos los trayectos mencionados se encuentran también incluidos en el pase.

Aunque parece un lío, todo es fácil si preguntas a los conductores de los autobuses, que están bastante pendientes de comunicarte cuando tienes que bajar, así que es genial.

El área de Hakone se caracteriza por ser la típica zona de recreo y relax, donde los estresados habitantes de Tokyo acuden para relajarse en los onsen (baños termales) locales y disfrutar del entorno mágico que les rodea.

La zona se extiende sobre los restos de un enorme volcán, activo hasta hace 3000 y 4000 años, que dejó como legado manantiales termales y chimeneas de vapor.

Además en ella se puede realizar una ruta circular utilizando múltiples medios de transporte que te van llevando hasta diferentes atracciones.

Yo había llegado a Gora para comenzar el circuito cogiendo el Hakone Tozan Cable Car, donde me encontraría un cartel informándome de una desagradable sorpresa: Toda la zona volcánica de Owakudani y el teleférico que te lleva hasta ella se encontraban cerrados como consecuencia de una mayor actividad geotermal en la zona.Realmente una lástima porque era lo más espectacular del recorrido, por lo que había leído.

Esto me desmoralizaba un poco y de repente un cansancio descomunal me envolvería, costándome incluso mantenerme en pie con los ojos abiertos. Paseé un rato por los alrededores, pensando que hacer y tratando de espabilarme un poco, me compraría dos coca colas como ayuda y decidiría, al final, hacer lo que se pudiera de la ruta circular, por lo que volví a la estación y tome el cable car hasta Souzan, la última parada, por gusto de ver donde se tomaba el teleférico. Todo estaba cerrado a cal y canto, como ya sabía, por lo que esperé, de nuevo, el tranvía de bajada, para apearme esta vez en la última de las paradas y tomar un autobús hacia la zona del lago Ashi, en Togendai, recorrido en el cual tendría que hacer un nuevo transbordo de autobús, ya que no era directo.


Cablecar de Gora a Souzan

Lo bueno de todo esto es que por lo menos económicamente no te duele, pues con el Fuji Hakone Pass, haces y deshaces a tu antojo, así que en ese sentido estaba contento con la inversión realizada el primer día.

Ya en Togendai me encaminé al lugar donde se cogen los barcos para realizar el crucero por el lago Ashi, incluido también en el pase. Aunque una turistada, el barco en el que se realiza la navegación hay que reconocer que mola, pues es un galeón pirata con todos sus detalles.


Barcos en el Lago Togendai

Sightseeing Boat del Lago Togendai

Subiría hasta la cubierta, me apoyaría en la barandilla de babor y me dispondría a disfrutar de la travesía acompañado de una agradable brisa y de un paraje repleto de vegetación de intensos colores verdes, con las vistas en la lejanía de un Torii rojo que se encontraba en el agua, enmarcado por bosques, y antesala del santuario conocido como Hakone Gongen, donde los samuráis se acercaban a orar.


Navegando por el Lago Togendai

Navegando por el Lago Togendai

Navegando por el Lago Togendai

Sin embargo, lo que no me acompañaría serían las vistas del monte Fuji, que seguía sumergido en el constante mar de nubes que le rodea en la estación estival. Qué ironía, habiendo podido disfrutar de un tiempo excepcional en su cima, no había habido manera de poder conseguir la más mínima visión de su perfil desde ninguno de los lugares desde donde se puede observar y obtener increíbles fotografías y habían sido unos cuantos. En este aspecto la suerte no me había acompañado.

Tras cuarenta minutos de navegación llegaba a Hakone Machi, donde seguía sin haber un alma, al igual que había sucedido a lo largo de toda la mañana, seguramente motivado por encontrarse cerrada la zona volcánica. Creo que sin ella abierta no merece la pena acercarse hasta aquí con el dinero que supone, salvo que se combine con la zona de los cinco lagos.


Hakone-machi

Desde hacía ya un rato, un ligero dolor de cabeza me acompañaba, cosa rara porque casi nunca padezco de ellos, pero estaba claro que el sobreesfuerzo de llevar tantas horas sin dormir me estaba pasando factura, por lo que poco más me quedaba por hacer por aquí.

Y mira por donde que me encontraba muy cerca del parking desde donde salen unos cuantos autobuses hacia diferentes destinos, siendo uno de ellos Odawara, por lo que no lo dudé y en este que monté. Además como era la última parada, iría durmiendo todo el camino.

Cuando llegué a Odawara, la estación de trenes estaba casi pegada a donde me había dejado el autobús, por lo que no tardaría mucho en coger un tren hasta Shinjuku, donde se acabaría la validez del Fuji Hakone Pass, que creo no podía haberle sacado más partido del que le había sacado.

Para ir de Shinjuku a Kuramae, volvería a coger la línea Oedo de metro (230 yenes), saliendo del suburbano a las 19.45.

 Y como estaba muerto de hambre y de sueño optaría por cenar en el magnífico Mc Donald que tenía a tan sólo unos metros y así no me complicaba la vida buscando ningún otro sitio. Un menú más un helado me saldría por 1350 yenes, es decir unos 8 euros, por lo que, como siempre, este tipo de establecimientos son un buen referente para comparar precios entre unos países y otros.

Ahora sí que había llegado el ansiado momento que llevaba esperando desde hacía ya unas horas: conseguía entrar por la puerta del Hostal a las 20.40. No tardaría mucho en pegarme una buena ducha, que me sabría a gloria, y tras esta y unas 38 horas sin dormir, quitando las pequeñas cabezadas que me eché en los distintos medios de transporte en el camino de vuelta, caería fundido en mi cama, tardando menos de un segundo en quedarme profundamente dormido.

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