Y un poco
antes de que la entrada de este día fuera oficial, me encontraba sacando un
billete de autobús hacia Ica (23 soles).
Las empresas
Soyuz-Perú Bus se encuentran asociadas y son como si fueran una sola. Los buses
son normalitos, de inferior categoría que Línea o Cruz del Sur, pero ya con el
hecho de que el respaldo se pudiera replegar más del doble que en cualquier
autobús de España, merecía la pena y hacía que fueses cómodo. Hay carteles en
el interior que te indican que tienes
que tener cuidado con las pertenencias, ya que se han denunciado varios robos.
Así que yo lo que hice fue hacer de mi mochila pequeña mi oso de peluche e ir
todo el trayecto abrazado a ella, je, je, je.
A las once
en punto arrancaba el autobús y en diez
minutos, como siempre, estaba durmiendo, por lo que las cinco horas de
trayecto, una vez más, ni me enteré de ellas.
Cuando
llegamos a Ica a las cuatro de la mañana, medio atontado por el sueño, recogí
el mochilón y, rápidamente, saqué allí mismo otro billete de bus hasta Nazca.
Este me costaría 11 soles por un trayecto de dos horas y media, donde también
iría contando ovejitas.
Es cierto
que existen buses que van directos de Lima a Nazca, pero los que miré salían al
mediodía y, por tanto, esa opción no me cuadraba para acabar de ver lo que
quería en la capital.
Por otro
lado, durante mis tardes de relax en Trujillo, aproveché para meterme en
internet en el hotel y así buscar una empresa con la que pudiera realizar las
actividades de este y del día siguiente. Aunque pensé en hacerlo sobre la
marcha según llegara, el hecho de que temiera no poder sobrevolar las líneas de
Nazca por falta de plazas o por no coordinar bien mis movimientos con tan poco
tiempo como ya me quedaba, hizo que me animara a dejar las cosas cerradas desde
Trujillo con una agencia. Me decanté por Alltuman Tours.
Efectivamente,
mi objetivo no era otro en esta ciudad que poder contemplar desde el cielo las
misteriosas y antiguas líneas, una serie de formas geométricas y líneas rectas
en la tierra que representan estilizadas formas humanas y de animales. Cubren
una sorprendente área de 310 kilómetros y sólo se pueden apreciar totalmente
desde el aire.
Cuando
llegué a Nazca a las 06.40, me estaban esperando para conducirme hasta el
aeródromo desde donde salen las avionetas que sobrevuelan las líneas. La
compañía aérea con la que volaría sería Aeroparacas (120 dólares + 25 soles por
tasas aeroportuarias).
Aeródromo de Nazca |
Pegando la
oreja oí que a gente que había por allí, le había salido desde 100 a 130
dólares, por lo que más o menos están todas las agencias igual de precios.
En la
pequeña terminal, conocería a los que serían mis compañeros de vuelo, Mary y
Gary, una pareja canadiense, y a Honda, como las motos, un joven japonés, que
también viajaba sólo. Así que me animé y me puse a chapurrear un rato mi pésimo
inglés. Estuvimos la friolera de más de dos horas esperando, ya que había
amanecido nuboso y hasta que no despeja, parece ser que no permiten despegar.
Esto es raro, pues casi siempre está despejado. Al final resulta que es que el
día anterior había habido un pequeño temblor de tierra y eso había hecho que el
tiempo se resintiese.
Aeródromo de Nazca |
Aeródromo de Nazca |
Por fin, nos
conducirían a la avioneta de cuatro plazas más los dos pilotos (A raíz de que se estrelló uno de los
aviones, obligan a que esto sea así para tratar de que sea más seguro y como
consecuencia el precio también es más caro). A mí me tocaría atrás. Nos
colocamos los cascos y brrrumm… ¡a volar!
Piloto preparado para sobrevolar las Líneas de Nazca |
La sensación
era acojonante, volábamos a unos 150 metros del suelo, no demasiado alto y se
veía todo de maravilla. Pronto identificaría las primeras e inconfundibles
siluetas de la ballena, los triángulos y el astronauta.
Ballena. Líneas de Nazca |
Triángulo. Líneas de Nazca |
Astronauta. Líneas de Nazca |
Se cree que
las líneas se grabaron levantando las rocas y la capa superior del suelo para
que apareciera la capa inferior más clara, hace entre 2000 y 3000 años (algunos
arqueólogos dicen incluso que 5000 años).
Sería aquí cuando
Honda echaría mano de una bolsa y se pondría a vomitar, mientras los
canadienses se empezaban a partir de risa y le quitaron su cámara para
fotografiarle y plasmar el bonito momento. El pobre chico estaba fatal y los
otros señalándole y venga a descojonarse. Era surrealista, ja, ja, ja.
La avioneta
seguiría haciendo giros hacia un lado y hacia otro con el fin de que todos los
miembros pudiéramos divisar perfectamente los famosos dibujos que se iban
sucediendo: el mono, el perro, la araña, el cóndor y hasta un perfecto colibrí
con cien metros de longitud.
Mono. Líneas de Nazca |
Colibrí. Líneas de Nazca |
Araña. Líneas de Nazca |
Cóndor. Líneas de Nazca |
¿Quién
dibujó estas líneas y por qué? ¿Eran calendarios astronómicos? ¿Ofrendas a los
dioses? Y ¿cómo, si sólo pueden verse desde el aire? Resulta imposible saber
que eran en realidad estos dibujos. Algunas teorías rebuscadas dicen que son
pistas de aterrizaje de extraterrestres, lo cual resulta demasiado fantasioso.
Todavía
quedaban por divisar las últimas líneas pero sería aquí cuando mi estómago
comenzó a revolverse y la angustia apareció en mi cuerpo.
Disimularía
con una media sonrisa como la de la Gioconda, para afrontar esas últimas líneas
y evitar el despiadado humor canadiense. Así terminaríamos viendo el árbol, las
manos, etc. No las disfrutaría mucho, pero por lo menos conseguí aterrizar sin
utilizar la dichosa bolsita delatadora.
Manos. Líneas de Nazca |
Arbol. Líneas de Nazca |
Al salir
fuera y todavía aturdido, no sé si por lo impresionante del lugar o por las
incontables vueltas que había dado el piloto, y cuando ya se me pasó el mareo
me fui a comprar unas camisetas a las tiendas de recuerdos y me despedí de mis
amigos internacionales. Luego el mismo señor que me dejaría allí, me volvería a
llevar a la estación de buses. En esta aproveché para desayunar, eran ya las
once, y a las doce, vuelta otra vez a cogerme un bus de la empresa Soyuz (10
soles) hacia Ica.
A las 14.30
me estaría esperando la chica de la agencia para darme la bienvenida. Paola se
llamaba. Aproveché y le dije que me asesorara un hostal para esa noche y me
recomendó El Medano. Me acompañó en taxi hasta él, le eché un ojo y como estaba
limpio y barato, decidí quedarme. (40 soles).
Luego me
contaría que a las 15.45 estarían a por mí para realizar la ruta por el
desierto y las dunas de Huacachina. (70 soles con todo incluido, entrada,
buggies y taxi de ida y vuelta a mi hotel). Siempre hay que dejar claro lo que
entra y lo que no, porque sino luego dicen que los extras van a parte.
Dejaría todo
en la habitación, me tumbaría cinco minutos y me marcharía a comer a la plaza
de Armas de Ica, que no tiene nada, a un sitio tipo Kentucky Fried Chicken,
llamado Rokys. Me pondría ciego de salchipapas, es decir salchichas con patatas
fritas y huevos fritos y una coca cola (16,50 soles) y a la hora indicada,
estaba en la puerta del hotel para la aventura de la tarde.
Plaza de Armas. Ica |
Lo primero,
para ir abriendo boca, me dejarían disfrutar durante media horita del oasis de
Huacachina, con su lago y sus palmeras, Era un paisaje idílico y de una belleza
escénica complicada de superar. Después vendrían a buscarme con un pedazo buggy,
en el que ya iban montados una pareja estadounidense, hoy, sin duda, era un día
internacional, y comenzaríamos el camino hacia la aventura.
Oasis de Huacachina |
Oasis de Huacachina |
Fue una
pasada la experiencia, pues sería como un parque de atracciones pero en el
desierto. Dunas inmensas, que no había visto en mi vida, por las que subías y
bajabas a toda velocidad. Saltos, giros y derrapes con los que parecía que
estabas a punto de echar a volar. Mientras que mirases donde mirases, sólo
había arena y en cada curva una nueva caída con la que volvería a experimentar
una sensación de adrenalina increíble.
Dunas de Huacachina |
Dunas de Huacachina |
La primera
vez que paramos sería para disfrutar de las vistas del desierto y andar un rato
por él y luego afrontar el otro plato fuerte de la excursión, el tirarnos en
tablas de surf por las gigantescas moles de arena. Es evidente que ante mi nula
experiencia en este tipo de actividad lo haría tumbado y boca abajo, pero aun
así fue una chulada. ¡Me encantó! Haríamos en un sitio tres dunas medianas y en
otro dos gigantescas. Y claro al acabar tenías arena hasta en el último sitio
de tú cuerpo. Además para incrementar la sensación de velocidad el guía nos
daría un trozo de cera de vela para que la untásemos en la cara de la tabla que
estaría en contacto con el suelo arenoso.
Buggy en las Dunas de Huacachina |
Dunas de Huacachina |
Dunas de Huacachina |
Dunas de Huacachina |
A pesar de
que mi pantalón contaba con bolsillos de cremallera que cerraban perfectamente,
el interior de estos acabaron también repletos de arena y, por consiguiente, la
cámara que la había guardado en uno de ellos, también. Estaba totalmente muerta
y aunque el disgusto inicial fue importante, después de comprobar en la otra
cámara, que la había dejado a buen recaudo en el vehículo, que la tarjeta de
las fotografías estaba sana y salva, pues para mí era lo más importante,
volvería a poner buena cara y me dispuse a disfrutar al máximo de nuestra
última actividad: ver una puesta de sol inigualable en el desierto. Otro
momento mágico e inolvidable.
Puesta de Sol en las Dunas de Huacachina |
Puesta de Sol en las Dunas de Huacachina |
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