9 de Septiembre de 2011.
La última
excursión que contrataría con Alltuman Tours, sería la de las islas Ballestas
(70 soles). Esta incluiría la recogida en mi hotel de Ica a las 06.30 por un
taxi, para llevarme en una hora hasta Paracas, de donde salen las lanchas que
navegan hacia la famosa reserva natural.
Hasta 1975,
año en que se crea la reserva, el estado peruano sólo tenía como áreas
protegidas lugares ubicados en tierra firme. Esa es la diferencia de Paracas:
sus 335.000 hectáreas, bañadas por el océano pacífico, son un santuario para la
fauna que habita esta parte del litoral. Es el hábitat de 216 especies de aves
entre residentes y migratorias, de 36 especies de mamíferos y 68 tipos de
peces.
Una vez que
estábamos reunidos todo el grupo que realizaríamos la excursión, nos
encaminamos hacia el embarcadero, donde después de pagar 6 soles (no estaba
incluido), montamos en la lancha que nos llevaría hasta las islas.
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Bahía de Paracas |
Apenas
pasados unos minutos lo primero que veríamos serían delfines, un montón de
ellos, saltando y yendo de un lado a otro. Era apasionante poder verlos en su
hábitat natural.
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Delfines en la Bahía de Paracas |
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Hacia las Islas Ballestas |
Tras veinte
minutos de haber empezado a navegar llegaríamos hasta el famoso candelabro, un
geoglifo de 180 metros de alto que se piensa que era utilizado como marca de
navegación para indicar a los marinos hacia donde quedaba el sur. Esta es sólo
una de las teorías más razonables, porque existen muchas más que barajan todo
tipo de posibilidades. De hecho el dibujo tiene unos 2500 años.
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Península de Paracas |
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Candelabro Península de Paracas |
Pronto
estaríamos rodeados de pájaros que cubrían todo el cielo. Mirases donde
mirases, estaban por todas partes. Lo mismo sucedía en las islas, jamás había
visto algo igual, miles de aves, apenas dejando espacio para poder ver un
desnudo en la roca. Era fascinante. Y no podían faltar los leones marinos
retozando a sus anchas en las playas y dándose algún que otro baño. Y todo esto
mientras me iba quedando con la boca abierta de ver los agrestes acantilados y
los arcos naturales que el viento y la fuerza del agua habían creado en muchas
de las cuevas que conforman todo este paraje sin igual.
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Islas Ballestas |
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Islas Ballestas |
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Islas Ballestas |
Es este un
lugar privilegiado para observar de cerca las llamadas aves guaneras: piqueros,
pelícanos, cormoranes, gaviotas, pingüinos, etc.
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Islas Ballestas |
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Islas Ballestas |
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Islas Ballestas |
Nos contaba
nuestro guía que algunas de estas islas, en el siglo pasado, fueron muy
importantes por la gran acumulación de guano, es decir el excremento de las
aves que se convierte en un gran fertilizante agrícola. Ya los incas lo
utilizarían de forma racional y cuentan que antes de la guerra con Chile, el
guano que se acumuló allí pasaba los treinta metros de alto. Hoy es el estado
peruano el encargado de recogerlo y sólo lo hace en determinadas temporadas.
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Islas Ballestas |
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Islas Ballestas |
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Islas Ballestas |
Otro de los
grandes motivos por los que merece la pena llegar hasta aquí es para poder ver
de cerca a cientos de leones marinos y, con suerte, algún pingüino de Humboldt.
Los primeros los pudimos apreciar en todo su esplendor en la isla de la
natalidad, llamada así porque aquí es donde las hembras tienen las crías. Los
segundos los vimos a duras penas en la lejanía y haciendo acopio de algo de
imaginación.
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Lobos marinos en las Islas Ballestas |
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Lobos marinos en las Islas Ballestas |
Algo que si
aconsejo es abrigarse bastante ya que si no se puede pasar bastante frío, pues
las embarcaciones son sin techo. Yo lo hice gracias a que me lo dijeron en su
día la pareja de Barcelona. Tampoco está de más llevar alguna gorra o sombrero
para así evitar alguna sorpresa desagradable de algún pajarito.
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Islas Ballestas |
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Islas Ballestas |
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Islas Ballestas |
Cuando
acabamos la excursión, un taxi me dejaría en la carretera panamericana. Y una
vez en esta, en cinco minutos pasaría el bus de la empresa Soyuz, el cual
pararía levantando el brazo. Me seguía sorprendiendo el hecho de que en plena
autopista, el autobús pare en el arcén, se guarden los equipajes, suban los
viajeros y tan panchos. Lo mismo sucedía cuando veía como cruzaban por
cualquier sitio niños recién salidos del colegio… ¡en fin!
En tres
horas y media estaría de nuevo en la capital, llegando a eso de las tres de la
tarde, parecía que no iba a llegar nunca. Esta vez se me hizo pesadísimo el
viaje. En la terminal donde me dejaron
me cogería un taxi (8 soles) hasta el barrio de Miraflores, donde me
alojaría en la avenida Larco, 656, en el hotel del mismo nombre, no se
calentaron mucho la cabeza a la hora de ponerle el nombre. (80 soles,
habitación simple con baño, de las antiguas que están en la azotea, pero están
bastante bien).
Es esta una
de las zonas más exclusivas de la ciudad y creo que de las más recomendables
para alojarse por su seguridad y la gran cantidad de zonas comerciales, cines,
teatros y parques.
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Barrio de Miraflores |
Comería en
un Burguer King (16,50 soles) y luego la tarde me la pasaría, tranquilamente,
recorriendo las avenidas repletas de tiendas y de gente, nada que envidiar a
una ciudad europea. Pero lo mejor, sin duda, sería caminar por el paseo, pegado
a la costa, con vistas al océano Pacífico y a sus acantilados. Además tuve la
suerte, de que despejara y saliera el sol y así pude ver el espectacular
atardecer sentado en un banco. ¡Menudo color rojizo! Realmente me sentía
afortunado, pues es complicado todavía en esta época poder ver un atardecer, ya
que lo normal es que no se vea el sol hasta que empieza la temporada de
lluvias.
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Acantilados Barrio de Miraflores |
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Puesta de Sol en Miraflores |
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Puesta de Sol en Miraflores |
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Puesta de Sol en Miraflores |
Ya de noche,
me metería en el famoso centro comercial Larcomar, que estaba allí mismo a
mirar un rato las tiendas y me sentaría a tomarme un batido tamaño grande de
chocolate (10 soles). Caro, pero estaba de muerte.
Después
decidí irme a dejar las cosas al hotel para así salir a cenar ligero, pero cometí el error de
tumbarme un rato en la cama y claro, me quedé sopa y ya no desperté.
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