La jornada no comenzaría de
la mejor manera y es que me llevaría un importante susto, nada más salir del
hotel e intentar cruzar la calle, pues estaría a punto de ser arrollado por una
bicicleta y es que acostumbrado en Madrid a sólo tener en cuenta el tráfico
motorizado, no podía imaginarme lo peligroso que puede llegar a ser también
este medio de transporte para el peatón. Y es que aquí lo tienen muy claro y
los ciclistas no dudan en hacer prevalecer sus derechos aunque se tengan que
llevar por delante a quien sea. No olvidemos de que se trata de la ciudad del
mundo con más bicicletas por metro cuadrado. Mirándolo por el lado bueno,
también me llevaría la experiencia de ver cómo es un holandés realmente
cabreado y la verdad es que se te ponen los pelos de punta. Menos mal que no
paró y se bajó del vehículo.
Hoy no habíamos tenido
fuerzas para madrugar después de la juerga de anoche, por lo que nuestro plan
no era demasiado ambicioso hasta que saliera el vuelo de la tarde, pero sí que
queríamos todavía ver algunos lugares importantes de la ciudad y, cómo no, nos
dirigiríamos a ellos caminando.
Comenzaríamos paseando por
la ribera del canal Reguliersgracht, desde el que se pueden observar siete
puentes consecutivos que atraviesan el agua. Aunque las vistas son mejores
desde los cruceros, como ya podríamos comprobar días atrás, también merece la
pena hacerlo de esta manera.
Aunque también habíamos
tenido oportunidad de verlo desde el paseo en barco, es cierto que todavía no
me había referido a uno de los puentes más conocidos de Ámsterdam llamado
Magere Brug y es que quería acercarme hasta él caminando y recrearme un rato
observándolo. Este tradicional puente levadizo, que todavía se controla
manualmente, es una de las señas de identidad de la ciudad, y uno de los más
fotografiados. Situado sobre el río Amstel, el actual puente de madera blanca
es una réplica realizada en el siglo XX del original del siglo XVII. Cuenta la
tradición que tomó el nombre de dos ancianas hermanas llamadas Mager, que
vivían en 1670 a un lado del Amstel y construyeron un puente muy sencillo para
acceder a sus establos en la otra orilla. Sin embargo, parece más probable que
tomara su nombre de sus estrechas dimensiones, pues Mager significa delgado en
holandés, aunque con los años se haría más ancho.
Magere Brug |
Magere Brug |
Por cierto que, entre otras
muchas películas, aparece en “Diamantes para la Eternidad” donde 007 pone la
ciudad patas arriba.
Justo enfrente del anterior
es interesante fijarse también en las antiguas esclusas que se conocen como
Amstelsluizen y aunque la mayoría fueron renovadas en el siglo XIX también es
una imagen característica de los canales.
Amstel Sluizen |
A continuación teníamos por
delante dos kilómetros de nueva caminata, pero no quería irme de Holanda sin
ver de cerca uno de sus famosos molinos y, afortunadamente, no hay que salir de
la ciudad para ello. Así que entre nuevos canales llegaríamos hasta el llamado
De Gooyer. La primera visión es imponente y es que además de su altura, sus
aspas de casi 27 metros te dejan en el sitio. Como cualquier molino, al
principio serviría para moler maíz, pero hoy su tradicional función ha pasado a
mejor vida y hace las veces de cervecería y restaurante.
Molino de Viento De Gooyer |
Molino de Viento De Gooyer |
Aunque era un poco paliza,
decidiríamos regresar al centro, otra vez caminando, y ya en las proximidades
del mismo, cruzar el Waterlooplein, uno de los más grandes y elegantes puentes adornado
con gigantescas farolas, además de observar el exterior de la iglesia
Zuiderkerk, la primera protestante de los Países Bajos y realmente bonita.
También parece que las vistas desde su torre son espectaculares pero, igual que
sucedería ayer con la Westerkerk, también estaba cerrada.
Waterlooplein |
Zuiderkerk |
A partir de este momento
decidiríamos vagar sin rumbo fijo por las calles y canales de Ámsterdam
disfrutando de la tranquilidad de nuevas zonas y del mayor alboroto de otras ya
conocidas, volviendo a pasar por lugares ya familiares como el Barrio Rojo, la
Oude Kerk o la plaza Dam.
Oudezijds Voorburgwal |
Oudezijds Voorburgwal |
Sex Shop en el Barrio Rojo |
Sería aquí cuando
valoraríamos el acercarnos a conocer uno de los famosos Coffee Shops, pero
teniendo en cuenta que quedaban pocas horas para dirigirnos al aeropuerto y no
era plan de montar un espectáculo en el mismo, seríamos sensatos y al final
optaríamos por dejarlo para mejor ocasión y ahora sentarnos en una cafetería
normal y corriente.
A veces es
increíble como por no saber decir una simple palabra en inglés, puedes llegar a
hacer el ridículo sobremanera y quedarte al final sin lo que tanto te apetecía
tomar. Eso sería lo que me sucedería a continuación. El caso es que se me había
antojado un batido de chocolate y cuando llegó el momento de pedírselo a la
camarera ni mi amigo Raúl ni yo sabíamos cómo decirlo. Por más que utilizaba
chocolate adornándolo con otras palabras como leche, zumo y demás la chica no
conseguía adivinar lo que quería, así que no se me ocurriría otra cosa que
empezar a decirle marcas de batidos en castellano tales como Cacaolat u Okey,
lo que haría empeorar más aún la situación y que nuestra interlocutora pusiera
aún más cara de circunstancia y empezara a perder la paciencia, todo mientras
mi amigo se partía de risa, justo al lado. Al final y para no empeorar más la
situación acabaría tomándome una coca cola, con una gran sensación de
frustración. Por lo menos ya no olvidaré nunca que batido se dice smoothie o
milkshake.
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