Programaríamos
nuestra visita a Bryce Canyon, comenzando por el punto más al sur del Parque,
justo donde terminan los 30 kilómetros de carretera, para desde allí
deshacerlos hacia el norte, parando en los diversos miradores que se pueden
encontrar en la carretera.
Lo más
característico de este Parque Nacional son los llamados Hoodoos que son
enigmáticos pináculos rocosos con todo tipo de grotescas formas, los cuales
pueden observarse desde prácticamente la totalidad de puntos de observación que
hay en el camino.
Llegaríamos temprano a nuestro primer mirador, el llamado Rainbow Point, de hecho nuestro vehículo era el primero que estacionaba en el parking habilitado para ello, por lo que la tranquilidad era total. Avanzaríamos unos pasos, hasta el borde del acantilado, y allí podríamos encontrar un paisaje sobrecogedor: miles de chimeneas rocosas con colores anaranjados y rojizos que, según iba saliendo el sol, iban cambiando su tonalidad, haciendo que el paisaje pareciera cambiar a cada segundo que transcurría. Nos quedaríamos embobados ante el panorama pero una vez que el sol empezaba a ganar altura decidimos continuar la ruta.
Eran muchos
los miradores que nos esperaban: Yovimpa Point, Ponderosa Canyon, Agua Canyon,
Natural Bridge, Farview Point, Whiteman Bench, Swamp Canyon, Bryce Point, Paria
View e Inspiration Point. Todos ellos ofrecen espectaculares vistas, pero para
mi gusto los dos más bonitos son el Natural Bridge, con un enorme puente
natural de piedra, y el Bryce Point con una vista de todo el anfiteatro en su
conjunto. Es importante en este último, continuar por un camino a la izquierda
hasta llegar a un saliente desde el que se tiene una perspectiva a ambos lados
de las formaciones y no conformarse con quedarse con la vista que se obtiene
desde la carretera.
Ponderosa Point. Bryce Canyon Natural Bridge. Bryce Canyon
Inspiration Point. Bryce Canyon
Si hasta este momento del día habíamos disfrutado y se nos habían escapado muchas exclamaciones de sorpresa, no iba a ser nada para los platos fuertes que nos esperaban y que habíamos dejado para el final y así culminar por todo lo alto la experiencia en Bryce Canyon.
Tras el
último mirador, muy pronto llegaríamos hasta el mirador Sunset Point desde
donde podríamos ver el increíble hoodo conocido como Thor Hammer y nuevas
vistas panorámicas del anfiteatro de Bryce. Además sería este el lugar elegido
para realizar la ruta del día o mejor dicho dos rutas en una. Las conocidas
como Navajo Loop y Queen´s Garden que se encuentran conectadas entre sí. La
senda nos llevaría en zigzags hacia el interior del cañón, mientras que a cada
lado del mismo las paredes, de intensos colores, se iban volviendo cada vez más
estrechas. En apenas un kilómetro ya nos encontrábamos en el fondo del
desfiladero y tras unos cuantos metros más y después de enlazar con el sendero
Queen´s Garden empezaríamos a sentirnos rodeados, por los cuatro costados, de
Hoodos, lo que unido a la sensación de levantar la cabeza y parecer que se iban
a desplomar sobre ti, sumado al contraste de distintos colores blancos, rojos y
anaranjados, harían que fuese un espectáculo inolvidable y realmente
emocionante. Pero por si todo esto no fuese suficiente para deleitar los
sentidos, todavía tendríamos oportunidad de disfrutar de arcos, túneles
excavados en las rocas, formas retorcidas y peculiares imposibles de realizar
ni por el mejor escultor, etc.
Queens Garden Trail. Bryce Canyon Navajo Trail. Bryce Canyon
Tras un último esfuerzo afrontando una gran cuesta, concluiríamos la ruta llegando al mirador Sunrise Point, donde podríamos volver a ver una nueva perspectiva del anfiteatro y los hoodos por si no nos había bastado con todo lo que llevábamos visto.
Aquí
decidiríamos tomarnos los sándwiches que llevábamos preparados a la vez que descansábamos
del tute de la intensa mañana, para una vez devorados despedirnos de Bryce y
poner rumbo hacia Moab.
La distancia
a recorrer eran unos 440 kilómetros y tardaríamos unas 4 horas y media en
llegar y eso que en algún momento sobrepasé los límites, algo que no se debe
hacer porque la policía americana no se anda con tonterías con este tipo de
infracciones. Eso sí juro que en más de una ocasión ni me daría cuenta ya que
con esas rectas infinitas, muchas veces el coche se dispara.
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