CHILE - DIA 22. Descubriendo el entorno de los lagos Llanquihue y Todos Los Santos

5 de Septiembre de 2014.

Este día es uno de los que esperaba con más ilusión de esta zona del sur de Chile y es que había muchos lugares que me moría de ganas por conocer. Todavía hoy seguía disponiendo de vehículo lo que me iba a permitir poder acceder a alguna zona que sin él no hubiera sido posible, de hecho esta fue la idea cuando decidí alquilarlo. Pero, de momento, el día lo comenzaría con lugares donde también se puede llegar en buses que salen desde Puerto Varas.

Así que tras desayunar, como Dios manda, unos huevos revueltos, zumo y leche en “El Barista” pues contaba con un 50% de descuento gracias a un vale que me había proporcionado el dueño del Hostal (2500 pesos), tome la carretera de la costanera que va bordeando el lago Llanquihue. Este hermoso lago natural es el tercero más grande de Sudamérica y sus aguas ocupan una extensión de 875 km cuadrados. Está rodeado por los soberbios volcanes Osorno y Calbuco y los mapuches creían que en las profundidades del mismo habitaban monstruos y espíritus malignos. A lo largo de su orilla fui encontrando diferentes miradores desde los cuales pude contemplar por primera vez la inconfundible silueta del volcán Osorno. Bueno, siendo sinceros, la última parte del mismo estaba tapada por las nubes, por lo que su estilizada figura con la nieve decorando sus laderas se perdía en el cielo como si no tuviera fin. Me habían dicho que a lo largo del día, las nubes se disiparían por lo que tenía la esperanza de poder ver este completamente.

Volcán Osorno y Lago Llanquihue

Tras abrir boca con estas vistas de excepción, continuaría recorriendo kilómetros hasta llegar a la entrada del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, el cual es una auténtica joya en bruto al poseer lagos de aguas cristalinas, volcanes, bosques y cascadas. Aquí me esperaba la primera gran cita del día: los saltos del río Petrohué, los cuales se forman con las turbulentas aguas que surgen de la lengua de lava que divide este río. La entrada me costaría 1500 pesos y el parking otros 1000 más. A través de unas pasarelas accedes a los famosos saltos y las semi vistas, seguían las nubes, del volcán Osorno. El espectáculo es digno de tirarse allí un buen rato viendo la fuerza del agua en su discurrir hacia aguas más tranquilas. Tras cuarenta minutos con la mirada perdida en el paisaje, decidí hacer otra pequeña ruta llamada “Los enamorados” que son sólo 700 metros y te muestra el río un poco más abajo de los famosos rápidos. Aún así la fuerza con la que baja es brutal.

Parque Nacional Vicente Pérez Rosales

Saltos de Petrohué

Saltos de Petrohué

Laguna en la Senda de los Enamorados

Unos seis kilómetros más allá de los saltos, la carretera termina en una minúscula población llamada también Petrohué. Es aquí donde empieza el lago Todos los Santos y también donde comienza el famosísimo recorrido “Cruce de los Lagos”, que a través de los Andes comunica las regiones lacustres de Chile y Argentina.

Puerto de Petrohué

Lago Todos los Santos

Mi primera intención era tomar el barco que cruza todo el lago hasta llegar a la localidad de Peulla, pasar allí el día y regresar por la tarde, pero al enterarme que más de la mitad del lago está concesionado por el gobierno Chileno a una empresa que se forra a costa de ello, como consecuencia del monopolio, y que el pasaje eran 25000 pesos, decidí renunciar a este plan, ya que tenía que empezar a recortar, y sustituirlo por un paseo más corto de cuarenta minutos en alguno de los botes que también hay por allí. Tras preguntar a varios boteros y al final dejármelo, uno de ellos, por 3000 pesos, accedí con este. También me acompañaría una pareja chilena. En la pequeña navegación pude ver un poquito más al tímido Osorno que seguía sin querer mostrarse del todo y también, por breves instantes, al volcán Puntiagudo, otro coloso de la zona. No hacía nada de frío por lo que se iba de lo más a gusto. El barco llegaría hasta una pequeña isla con una minúscula casita en el centro de la misma. Gracias a la pareja podría enterarme que se trataba de una casa de muñecas que la familia adinerada que vivía aquí, les construyó a sus hijas para jugar. Menuda gozada. Al regreso iríamos navegando muy cercanos a la orilla para ver el color verde esmeralda de algunas zonas del lago, también muy bonito.

Lago Todos los Santos

Volcán Osorno desde Lago Todos los Santos

Casa de Muñecas en el Lago Todos los Santos

Al desembarcar eran ya las 13.30, lo que me resultó sorprendente, porque se me había pasado la mañana rapidísimo. También es cierto que hasta llegar a Petrohué son 60 km y entre las paradas y que me lo tome de lo más relajado, pues era normal.

Como decía más allá de aquí ya no hay nada salvo agua y volcanes y dado que las dos rutas de senderismo que se pueden emprender desde acá son demasiado largas y duras, decidí ser coherente y deshacer parte del camino recorrido hasta un desvío llamado “ Las Cascadas”, que continua rodeando el lago Llanquihue. Tomado este, muy pronto encontraría a la izquierda, el parking para dejar el vehículo y hacer dos pequeños trekking de lo más agradables. El primero hasta la llamada Laguna verde, un pequeño recodo del lago, que presenta una concentración de dos micro algas que entregan un hermoso color esmeralda a la laguna dando origen al nombre. El sendero es de sólo 250 metros y es apto para cualquier persona.

Laguna Verde del Lago Llanquihue

Laguna Verde del Lago Llanquihue

Como el camino continuaba más allá de la propia laguna, decidí seguirlo uno metros más y la sorpresa fue mayúscula dado que me encontré una imagen maravillosa de la masa de agua. El día había despejado casi por completo y las tonalidades azules del cielo combinadas con las del agua, sumado al juego de colores definitivo que a estas les daba el sol, apareciendo y desapareciendo, entre algunas nubes blancas, era sobrecogedor.

Lago Llanquihue

Lago Llanquihue

Además no se oía nada, el silencio más absoluto embargaba todo el ambiente y me encontraba sólo en este lugar. Sé que son cientos los lugares que me han apasionado, pero la paz, la calma y la quietud que me proporcionaba este rincón escondido, creo que no me la ha había dado antes ningún otro sitio. Estuve mudo y absorto, mirando el espectáculo, mucho tiempo hasta que mi momento especial sería roto por una pareja recién llegada y que me pediría hacerles una fotografía. Momento este que aprovecharía para marcharme a caminar por el segundo sendero denominado “Los Piyellos” con una distancia de 1200 metros que recorre la orilla del lago y zonas con escoria volcánica del volcán Osorno, que es lo que da nombre al camino. Este es circular y lo mejor de él es cuando llegas a una minúscula playita donde aquí sí que es difícil que nadie te sorprenda, pues casi la mayoría de los visitantes se conforman con realizar la primera de las caminatas. Aquí me darían las cuatro tumbado en las piedras mientras el sol me calentaba en un día que parecía de primavera. Verlo para creerlo.

Volcán Osorno desde Senda Los Pilleyos

Lago Llanquihue

El final del día lo había reservado para algo que me habían dicho era espectacular y que se encontraba sólo un poco más adelante de la Laguna Verde a la derecha. Una pista asfaltada de unos 12 kilómetros me iba a permitir llegar hasta el refugio desde el cual se parte para ascender a la cima del volcán Osorno. En la subida, de gran pendiente, me encontraría con dos miradores, uno en el km 7 (Mirador Cráter La Burbuja) y otro en el km 10 (Mirador El Bosque). Ni que decir tiene las vistas que me encontraría: todo el lago Llanquihue a mis pies, parte del río Petrohué, el volcán Calbuco y otras cumbres cercanas. Algo sobrecogedor y que me puso los pelos de punta.

Vistas desde Mirador Cráter La Burbuja

Lago Llanquihue desde Refugio Volcán Osorno

Lago Llanquihue desde Refugio Volcán Osorno

Lo más sorprendente, además, es que con una simple sudadera se estaba a gusto, lo que me hizo quedarme allí hasta casi la puesta de sol. Pero lo mejor de todo fue, que aún cuando en los miradores de la subida, ya casi había podido ver completamente la cima del Osorno, sería justo aquí donde la pequeña aureola de nubes que seguía ocultando los últimos metros del volcán, se apartaría definitivamente y me mostraría la imponente montaña. La completa felicidad puedo decir que existe, porque creo que no había nadie más feliz en el mundo que yo en esos momentos.

Volcán Osorno desde El Refugio

Efectivamente no me quedaría a ver en su totalidad como se ocultaba el sol y es que me pudo más la prudencia, pues la pendiente y la bajada no es ninguna tontería y preferí hacerla con luz. Por cierto que mi consejo es que si hace mal tiempo no se pase del primer mirador, pues puede ser realmente peligroso.

Y donde sí que vería el combinado de tonalidades que me brindaba este maravilloso atardecer sería en uno de los miradores de vuelta a Puerto Varas. Hacia un lado ese espectáculo de juego de colores y hacia el otro su majestad el volcán Osorno mostrando su grandeza y su perfecta figura piramidal.

Volcán Osorno y Lago Llanquihue

Volcán Osorno

Puesta de Sol en el Lago Llanquihue

Puesta de Sol en el Lago Llanquihue

No se podía pedir más al día y aunque me hubiera quedado sin cenar porque me daba bastante pereza tener que salir, de nuevo, a la calle, el hecho de que un brasileño llamado Gabriel nos propusiera, a mí y al otro compañero de cuarto, ir a picar algo, haría que me animara a ello acabando, como no, en El Barista tomando otro de sus sándwiches y una cerveza a la cual me invitaron, por lo que al final la cena saldría por 5500 pesos. Tras calmar el hambre y tras una animada conversación de fútbol, no podía ser de otra manera habiendo un brasileño cerca, claudiqué ante la almohada.

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