5 de Septiembre de 2014.
Este día es uno de los que esperaba con más ilusión de esta
zona del sur de Chile y es que había muchos lugares que me moría de ganas por
conocer. Todavía hoy seguía disponiendo de vehículo lo que me iba a permitir
poder acceder a alguna zona que sin él no hubiera sido posible, de hecho esta
fue la idea cuando decidí alquilarlo. Pero, de momento, el día lo comenzaría
con lugares donde también se puede llegar en buses que salen desde Puerto
Varas.
Así que tras desayunar, como Dios manda, unos huevos
revueltos, zumo y leche en “El Barista” pues contaba con un 50% de descuento
gracias a un vale que me había proporcionado el dueño del Hostal (2500 pesos),
tome la carretera de la costanera que va bordeando el lago Llanquihue. Este
hermoso lago natural es el tercero más grande de Sudamérica y sus aguas ocupan
una extensión de 875 km cuadrados. Está rodeado por los soberbios volcanes
Osorno y Calbuco y los mapuches creían que en las profundidades del mismo
habitaban monstruos y espíritus malignos. A lo largo de su orilla fui
encontrando diferentes miradores desde los cuales pude contemplar por primera
vez la inconfundible silueta del volcán Osorno. Bueno, siendo sinceros, la
última parte del mismo estaba tapada por las nubes, por lo que su estilizada
figura con la nieve decorando sus laderas se perdía en el cielo como si no
tuviera fin. Me habían dicho que a lo largo del día, las nubes se disiparían
por lo que tenía la esperanza de poder ver este completamente.
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Volcán Osorno y Lago Llanquihue |
Tras abrir boca con estas vistas de excepción, continuaría
recorriendo kilómetros hasta llegar a la entrada del Parque Nacional Vicente
Pérez Rosales, el cual es una auténtica joya en bruto al poseer lagos de aguas
cristalinas, volcanes, bosques y cascadas. Aquí me esperaba la primera gran
cita del día: los saltos del río Petrohué, los cuales se forman con las
turbulentas aguas que surgen de la lengua de lava que divide este río. La
entrada me costaría 1500 pesos y el parking otros 1000 más. A través de unas
pasarelas accedes a los famosos saltos y las semi vistas, seguían las nubes,
del volcán Osorno. El espectáculo es digno de tirarse allí un buen rato viendo
la fuerza del agua en su discurrir hacia aguas más tranquilas. Tras cuarenta
minutos con la mirada perdida en el paisaje, decidí hacer otra pequeña ruta
llamada “Los enamorados” que son sólo 700 metros y te muestra el río un poco
más abajo de los famosos rápidos. Aún así la fuerza con la que baja es brutal.
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Parque Nacional Vicente Pérez Rosales |
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Saltos de Petrohué |
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Saltos de Petrohué |
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Laguna en la Senda de los Enamorados |
Unos seis kilómetros más allá de los saltos, la carretera
termina en una minúscula población llamada también Petrohué. Es aquí donde
empieza el lago Todos los Santos y también donde comienza el famosísimo
recorrido “Cruce de los Lagos”, que a través de los Andes comunica las regiones
lacustres de Chile y Argentina.
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Puerto de Petrohué |
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Lago Todos los Santos |
Mi primera intención era tomar el barco que
cruza todo el lago hasta llegar a la localidad de Peulla, pasar allí el día y
regresar por la tarde, pero al enterarme que más de la mitad del lago está
concesionado por el gobierno Chileno a una empresa que se forra a costa de
ello, como consecuencia del monopolio, y que el pasaje eran 25000 pesos, decidí
renunciar a este plan, ya que tenía que empezar a recortar, y sustituirlo por
un paseo más corto de cuarenta minutos en alguno de los botes que también hay
por allí. Tras preguntar a varios boteros y al final dejármelo, uno de ellos,
por 3000 pesos, accedí con este. También me acompañaría una pareja chilena. En
la pequeña navegación pude ver un poquito más al tímido Osorno que seguía sin
querer mostrarse del todo y también, por breves instantes, al volcán
Puntiagudo, otro coloso de la zona. No hacía nada de frío por lo que se iba de
lo más a gusto. El barco llegaría hasta una pequeña isla con una minúscula
casita en el centro de la misma. Gracias a la pareja podría enterarme que se
trataba de una casa de muñecas que la familia adinerada que vivía aquí, les
construyó a sus hijas para jugar. Menuda gozada. Al regreso iríamos navegando
muy cercanos a la orilla para ver el color verde esmeralda de algunas zonas del
lago, también muy bonito.
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Lago Todos los Santos |
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Volcán Osorno desde Lago Todos los Santos |
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Casa de Muñecas en el Lago Todos los Santos |
Al desembarcar eran ya las 13.30, lo que me resultó
sorprendente, porque se me había pasado la mañana rapidísimo. También es cierto
que hasta llegar a Petrohué son 60 km y entre las paradas y que me lo tome de
lo más relajado, pues era normal.
Como decía más allá de aquí ya no hay nada salvo agua y
volcanes y dado que las dos rutas de senderismo que se pueden emprender desde
acá son demasiado largas y duras, decidí ser coherente y deshacer parte del
camino recorrido hasta un desvío llamado “ Las Cascadas”, que continua rodeando
el lago Llanquihue. Tomado este, muy pronto encontraría a la izquierda, el
parking para dejar el vehículo y hacer dos pequeños trekking de lo más
agradables. El primero hasta la llamada Laguna verde, un pequeño recodo del
lago, que presenta una concentración de dos micro algas que entregan un hermoso
color esmeralda a la laguna dando origen al nombre. El sendero es de sólo 250
metros y es apto para cualquier persona.
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Laguna Verde del Lago Llanquihue |
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Laguna Verde del Lago Llanquihue |
Como el camino continuaba más allá de la propia laguna,
decidí seguirlo uno metros más y la sorpresa fue mayúscula dado que me encontré
una imagen maravillosa de la masa de agua. El día había despejado casi por
completo y las tonalidades azules del cielo combinadas con las del agua, sumado
al juego de colores definitivo que a estas les daba el sol, apareciendo y desapareciendo,
entre algunas nubes blancas, era sobrecogedor.
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Lago Llanquihue |
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Lago Llanquihue |
Además no se oía nada, el
silencio más absoluto embargaba todo el ambiente y me encontraba sólo en este
lugar. Sé que son cientos los lugares que me han apasionado, pero la paz, la calma y la quietud que me proporcionaba este rincón
escondido, creo que no me la ha había dado antes ningún otro sitio. Estuve mudo
y absorto, mirando el espectáculo, mucho tiempo hasta que mi momento especial
sería roto por una pareja recién llegada y que me pediría hacerles una
fotografía. Momento este que aprovecharía para marcharme a caminar por el
segundo sendero denominado “Los Piyellos” con una distancia de 1200 metros que
recorre la orilla del lago y zonas con escoria volcánica del volcán Osorno, que
es lo que da nombre al camino. Este es circular y lo mejor de él es cuando
llegas a una minúscula playita donde aquí sí que es difícil que nadie te
sorprenda, pues casi la mayoría de los visitantes se conforman con realizar la
primera de las caminatas. Aquí me darían las cuatro tumbado en las piedras
mientras el sol me calentaba en un día que parecía de primavera. Verlo para
creerlo.
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Volcán Osorno desde Senda Los Pilleyos |
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Lago Llanquihue |
El final del día lo había reservado para algo que me habían
dicho era espectacular y que se encontraba sólo un poco más adelante de la
Laguna Verde a la derecha. Una pista asfaltada de unos 12 kilómetros me iba a
permitir llegar hasta el refugio desde el cual se parte para ascender a la cima
del volcán Osorno. En la subida, de gran pendiente, me encontraría con dos miradores,
uno en el km 7 (Mirador Cráter La Burbuja) y otro en el km 10 (Mirador El
Bosque). Ni que decir tiene las vistas que me encontraría: todo el lago
Llanquihue a mis pies, parte del río Petrohué, el volcán Calbuco y otras
cumbres cercanas. Algo sobrecogedor y que me puso los pelos de punta.
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Vistas desde Mirador Cráter La Burbuja |
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Lago Llanquihue desde Refugio Volcán Osorno |
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Lago Llanquihue desde Refugio Volcán Osorno |
Lo
más sorprendente, además, es que con una simple sudadera se estaba a gusto, lo
que me hizo quedarme allí hasta casi la puesta de sol. Pero lo mejor de todo
fue, que aún cuando en los miradores de la subida, ya casi había podido ver
completamente la cima del Osorno, sería justo aquí donde la pequeña aureola de
nubes que seguía ocultando los últimos metros del volcán, se apartaría
definitivamente y me mostraría la imponente montaña. La completa felicidad
puedo decir que existe, porque creo que no había nadie más feliz en el mundo
que yo en esos momentos.
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Volcán Osorno desde El Refugio |
Efectivamente no me quedaría a ver en su totalidad como se
ocultaba el sol y es que me pudo más la prudencia, pues la pendiente y la
bajada no es ninguna tontería y preferí hacerla con luz. Por cierto que mi
consejo es que si hace mal tiempo no se pase del primer mirador, pues puede ser
realmente peligroso.
Y donde sí que vería el combinado de tonalidades que me
brindaba este maravilloso atardecer sería en uno de los miradores de vuelta a
Puerto Varas. Hacia un lado ese espectáculo de juego de colores y hacia el otro
su majestad el volcán Osorno mostrando su grandeza y su perfecta figura
piramidal.
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Volcán Osorno y Lago Llanquihue |
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Volcán Osorno |
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Puesta de Sol en el Lago Llanquihue |
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Puesta de Sol en el Lago Llanquihue |
No se podía pedir más al día y aunque me hubiera quedado sin
cenar porque me daba bastante pereza tener que salir, de nuevo, a la calle, el
hecho de que un brasileño llamado Gabriel nos propusiera, a mí y al otro
compañero de cuarto, ir a picar algo, haría que me animara a ello acabando,
como no, en El Barista tomando otro de sus sándwiches y una cerveza a la cual
me invitaron, por lo que al final la cena saldría por 5500 pesos. Tras calmar
el hambre y tras una animada conversación de fútbol, no podía ser de otra
manera habiendo un brasileño cerca, claudiqué ante la almohada.
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