Amanecía temprano en Delhi, y a las 6:30 en punto ya estaba
en pie. Después de una rápida ducha y de preparar mi mochila para la jornada,
me dirigí a la terraza del hotel para disfrutar del desayuno, igual que haría
ayer. Sabía que necesitaba cargar pilas para el día que tenía por delante, así
que opté por un desayuno completo, variado y equilibrado, sin olvidar
mantenerme cauteloso con la comida para evitar sorpresas. Con las energías
renovadas y mucha emoción, me dispuse a empezar mi recorrido del día, preparado
para seguir conociendo la ciudad.
QUTB COMPLEX
Mi primer destino del día sería el Qutb Complex, ubicado en
el sur de Delhi, un recinto histórico que alberga algunas de las construcciones
más icónicas de la India. Para llegar hasta allí, opté por negociar un rickshaw
directamente en mi hotel. El precio final fueron 300 rupias, que me pareció muy
razonable teniendo en cuenta los 18 kilómetros de distancia y el tráfico de
Delhi.
El Qutb Complex, declarado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO, guarda algunos de los monumentos más impresionantes de la arquitectura
indo-islámica. Este recinto histórico, construido principalmente durante la
dinastía de los esclavos, es famoso sobre todo por el imponente Qutb Minar,
un minarete de arenisca roja que alcanza los 73 metros de altura. Este coloso,
con intrincadas inscripciones coránicas en sus paredes, se erigió en 1193 para
conmemorar la victoria de Qutb-ud-din Aibak, el primer sultán de Delhi, y
simboliza el inicio del dominio musulmán en el norte de la India.
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| Qutb Minar. Qutb Complex |
Durante la visita me ocurrió algo muy especial. Un grupo de escolares que recorría el lugar con su profesora se me acercó, y uno de ellos, con cierto nerviosismo, pero mucha ilusión, me pidió permiso para explicarme las características y la historia del gran minarete como parte de un trabajo de curso. Acepté encantado, y mientras el niño hablaba con detalle y entusiasmo, todos sus compañeros y la profesora escuchaban con atención. Al finalizar, lo felicité por su exposición y, para mi sorpresa, me regalaron un marcapáginas hecho a mano con la figura del Qutb Minar y una postal artesanal de cartulina que también habían elaborado ellos mismos. Aquel gesto tan sencillo y humano me emocionaría profundamente.
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| Qutb Minar. Qutb Complex |
En este recinto se encuentra también el célebre Pilar de Hierro, una columna de más de 7 metros de altura que, pese a haber sido erigida hace más de 1.600 años, permanece libre de corrosión, dejando a los científicos modernos intrigados por su composición. Este pilar, que destaca tanto por su antigüedad como por su estado de conservación, forma parte de los atractivos principales del complejo.
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| Pilar de Hierro. Qutb Complex |
Las dos construcciones anteriores no son los únicos atractivos del complejo. A medida que recorría el recinto, me encontré con la Quwwat-ul-Islam, la mezquita más antigua construida en la India, cuya arquitectura es un fascinante contraste entre estilos islámicos y motivos hindúes, fruto del reaprovechamiento de los templos que originalmente ocupaban el lugar.
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| Ruinas Mezquita Quwwat Ul Islam Masjid. Qutb Complex |
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| Ruinas Mezquita Quwwat Ul Islam Masjid. Qutb Complex |
No lejos de allí se levanta la Tumba de Iltutmish, construida en 1235. A pesar de su estado ruinoso y de haber perdido la cúpula original, el interior conserva bellos relieves con inscripciones coránicas y motivos geométricos. Esta tumba es clave en la historia del arte indo-islámico, pues refleja las primeras adaptaciones de modelos islámicos al contexto indio.
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| Tumba de Iltutmish. Complejo Qutb Complex |
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| Tumba de Iltutmish. Complejo Qutb Complex |
Otro punto destacado es el Alai Minar, comenzado por Alauddin Khalji a principios del siglo XIV. Su propósito era erigir una torre aún más alta que el Qutb Minar, pero tras la muerte del sultán las obras quedaron inconclusas. Lo que puede verse hoy es únicamente la base, un enorme bloque cilíndrico que da testimonio de la ambición desmedida de Khalji.
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| Alai Minar. Complejo Qutb Complex |
Destaca también el Alai Darwaza, una imponente puerta de entrada que marcaba el acceso a una ampliación planeada por Alauddin Khalji.
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| Puerta Alai Darwaza. Qutb Complex |
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| Puerta Alai Darwaza. Qutb Complex |
Y ya en la parte oriental del complejo se encuentra la Tumba de Imam Zamin, construida en 1537-38 por este clérigo originario de Turkestán, que decidió establecerse en Delhi durante el reinado de Humayun. Es un mausoleo pequeño, de planta cuadrada, con celosías de mármol y una cúpula elegante, muy distinto en escala y estilo a las grandes construcciones del recinto, pero igualmente valioso como testimonio de otra época.
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| Puerta Alai Darwaza, Tumba de Imam Zamin y Qutb Minar. Qutb Complex |
Qutb Complex se encuentra abierto todos los días desde las 07:00 hasta las 17:00 y su entrada cuesta 550 INR.
MEHRAULI ARCHAEOLOGICAL PARK
Tras finalizar mi recorrido por el Qutb Complex, decidí
continuar a pie hasta el Mehrauli Archaeological Park, situado a tan solo 10
minutos de distancia. Aunque ambos lugares están cercanos y suelen confundirse,
el parque es un espacio independiente y ofrece un ambiente mucho más sereno que
otros rincones de Delhi.
Este parque arqueológico es un auténtico tesoro escondido de
la ciudad, una extensa área que abarca más de 200 hectáreas repletas de
monumentos históricos que datan de distintas épocas y dinastías, desde los
primeros sultanatos hasta la época mogol. El entorno, lleno de vegetación y
aire fresco, ofrece un respiro inesperado del caos y el ruido que definen a la
capital india.
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| Jardines Mehrauli Archaeological Park |
Uno de los primeros puntos que llamó mi atención fue la tumba de Jamali Kamali, un complejo del siglo XVI que incluye tanto la tumba como una mezquita. Este lugar tiene algo especial, con intrincados grabados en las paredes y una atmósfera casi espiritual que invita al recogimiento. Se dice que aquí descansan los restos de Jamali, un famoso poeta y santo sufí, y Kamali, cuya identidad sigue siendo objeto de debate, pero cuyo vínculo con el poeta añade un halo de misterio.
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| Mezquita y Tumba de Jamali Kamali. Mehrauli Archaeological Park |
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| Mezquita y Tumba de Jamali Kamali. Mehrauli Archaeological Park |
Otra parada obligatoria fue la Tumba de Balban, un ejemplo importante de la arquitectura indo-islámica. Aunque en estado ruinoso, esta tumba tiene una relevancia histórica enorme, ya que se dice que aquí se utilizó por primera vez en la India el arco en forma de cúpula, una innovación arquitectónica que influiría en siglos de construcción.
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| Tumba de Balban. Mehrauli Archaeological Park |
Caminando un poco más, me encontré con el Rajon Ki Baoli, una baoli o escalera de agua, que me dejó asombrado por su diseño. Con sus múltiples niveles de escaleras que descienden hacia el tanque central, esta construcción subterránea refleja cómo en la antigüedad no solo se resolvían necesidades prácticas como el abastecimiento de agua, sino que también se creaban verdaderas obras de arte. Este lugar, aunque menos conocido que otras baolis de Delhi, es de una belleza impresionante.
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| Rajon Ki Baoli. Mehrauli Archaeological Park |
El complejo se encuentra abierto todos los días, desde el amanecer hasta el atardecer y su entrada es gratuita.
TEMPLO DEL LOTO
Tras la visita al recinto anterior, el calor no daba tregua
y decidí que lo mejor sería buscar la manera más cómoda de llegar al siguiente
destino: el icónico Templo del Loto, a unos diez kilómetros de distancia. Opté
por tomar un rickshaw hasta el templo directamente, pagando 200 rupias. El
trayecto fue por tanto rápido, cómodo y barato, como se puede ver.
Tras bajarme del rickshaw, el contraste era impresionante:
del caos cotidiano de las calles de Delhi al aire sereno que parecía envolver
los alrededores del Templo del Loto. A medida que me acercaba, esa
inconfundible silueta en forma de flor emergía frente a mí, blanca y elegante,
destacando como un oasis de modernidad y espiritualidad en medio de la vorágine
de la ciudad.
El Templo del Loto es, sin duda, uno de los emblemas más
reconocibles de Delhi. Este edificio moderno, inaugurado en 1986, pertenece a
la fe bahá’í, que promueve la unidad y la igualdad entre las religiones y las
personas. Su diseño, inspirado en la forma de una flor de loto en plena
floración, simboliza la pureza y la paz, valores centrales en esta fe.
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| Templo del Loto |
Compuesto por 27 pétalos blancos de mármol distribuidos en tres capas, el templo impresiona tanto por su simplicidad como por su grandeza. Rodeado de nueve estanques reflectantes, parece flotar en el aire, especialmente cuando el sol se refleja en el agua, resaltando el brillo de su estructura. Su arquitectura no solo es hermosa, sino también funcional: el edificio está diseñado para ventilarse de forma natural, manteniendo un ambiente fresco incluso durante los días más calurosos.
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| Templo del Loto |
En su interior, el ambiente cambia drásticamente. El bullicio de Delhi se queda fuera, y lo que predomina es el silencio absoluto. Sin imágenes ni decoraciones, el salón principal invita a la introspección. Allí, cualquier persona, sin importar su credo, puede sentarse a meditar o simplemente a disfrutar de la tranquilidad del lugar. Es fácil perder la noción del tiempo mientras uno se deja envolver por esa atmósfera serena. No se permiten tomar fotografías dentro.
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| Templo del Loto |
La entrada al templo es gratuita y su horario es de 09:00 a 19:00.
TUMBA DE HUMAYUN
Tras disfrutar de la calma y el simbolismo del lugar
anterior, decidí que mi siguiente parada sería otro de los grandes emblemas
históricos de Delhi: la Tumba de Humayun. Para llegar, negocié un rickshaw por
100 rupias; el trayecto de unos seis kilómetros me permitió recorrer las calles
de la ciudad y volver a fundirme con el intenso tráfico mientras nos acercábamos
al complejo. En apenas 20-25 minutos llegamos a la entrada del recinto.
La Tumba de Humayun es mucho más que una construcción
impresionante; es un lugar donde la historia, el arte y la espiritualidad
convergen. Este mausoleo, construido en el siglo XVI, fue encargado por Hamida
Banu Begum, la viuda del emperador mogol Humayun, como un tributo eterno a su
esposo. Su diseño, inspirado por el jardín persa y por el anhelo mogol de
plasmar el paraíso en la tierra, marcó un antes y un después en la arquitectura
india, sirviendo además como un precursor del Taj Mahal.
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| Tumba de Humayun |
Al cruzar la imponente puerta de entrada, me encontré con un amplio complejo rodeado de jardines geométricos divididos en cuadrantes por canales de agua. Estos jardines, conocidos como Charbagh, simbolizan el paraíso islámico, y caminar por ellos mientras escuchaba el suave fluir del agua me hacía sentir parte de un escenario sacado de otro tiempo.
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| Tumba de Humayun |
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| Tumba de Humayun |
La tumba principal, construida con arenisca roja y mármol blanco, es simplemente majestuosa. Su cúpula doble y las intrincadas tallas de su fachada reflejan el virtuosismo de los arquitectos que la crearon. Subí las escaleras que conducen a la plataforma elevada donde se encuentra el mausoleo, y al entrar al interior, me sobrecogió la atmósfera solemne. La luz tenue que se filtra a través de las celosías de mármol crea un ambiente tranquilo, casi místico, que invita al recogimiento y la reflexión. En el centro de la sala principal reposa el cenotafio de Humayun, mientras que la tumba real descansa en una cámara subterránea.
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| Tumba de Humayun |
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| Tumba de Humayun |
Durante la visita, se me acercaría un joven interesado por la historia y la arquitectura del mausoleo. Me preguntó si veía alguna similitud entre el arte hindú y el arte de Al-Ándalus español. Le respondí que, aunque cada cultura tiene su propio estilo y contexto, en ambas se aprecia una atención especial a la decoración, el uso de arcos y motivos geométricos, y el cuidado por la armonía de los espacios, lo que permite disfrutar de la belleza de las construcciones. Después me acompañaría un rato mientras recorríamos el gran mausoleo, antes de despedirse.
Además de la tumba principal, el complejo alberga otros
monumentos de interés. Uno de ellos es la Tumba
de Isa Khan, construida en 1547–1548 durante el reinado de Sher
Shah Suri. Esta estructura octagonal, ubicada al sur del jardín de Bu Halima,
destaca por su arquitectura única y su importancia histórica. Isa Khan Niazi
fue un noble afgano en la corte de Sher Shah Suri, conocido por su valentía y
lealtad. La tumba está rodeada por un jardín amurallado y cuenta con una
mezquita adyacente, también construida en la misma época, que refleja el estilo
arquitectónico de la época.
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| Tumba de Isa Khan |
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| Tumba de Isa Khan |
Al caminar por los alrededores del complejo principal, se pueden ver también la Tumba de Afsarwala y la Barber’s Tomb, aunque estas no forman parte del área principal de acceso de pago y se encuentran en las inmediaciones, accesibles desde el exterior del recinto.
La tumba de Humayun abre todos los días desde el amanecer
hasta el atardecer. Su precio es de 550 INR.
TEMPLO AKSHARDHAM
Tras finalizar mi visita a la Tumba de Humayun, todavía tendría
fuerzas para descubrir un nuevo lugar: el Templo
Akshardham, otra de las cosntrucciones más icónicas de Delhi.
Para recorrer los aproximadamente diez km que separaban ambos puntos, negocié
otro rickshaw, pues era lo más cómodo y rápido, y más apretando el calor como
apretaba.
Akshardham no es solo un edificio, sino una obra de arte
tallada en piedra rosa y mármol blanco que parece sacada de otro mundo. La
combinación de su imponente tamaño y la intrincada decoración que cubre cada
rincón de su fachada es realmente sobrecogedora.
Desde este primer vistazo, ya sabía que esta visita sería
especial, aunque completamente diferente: está prohibido
introducir mochilas, teléfonos, cámaras o cualquier dispositivo audiovisual,
por lo que no se puede hacer ni una sola fotografía de nada. Es cuanto menos
curioso: un lugar que te devuelve al pasado, cuando no existían los móviles ni
otros aparatos similares, y donde la gente disfruta charlando y contemplando
cada detalle sin preocuparse por capturar imágenes.
El templo fue construido como un homenaje a Bhagwan Swaminarayan,
un líder espiritual y reformador social del siglo XVIII. Representa su vida,
enseñanzas y contribuciones, así como la riqueza cultural, espiritual y
arquitectónica de la India.
El mandir principal,
el corazón del templo, es el lugar que más impresiona. Cada columna, arco y
cúpula está finamente tallado con escenas de la mitología hindú, figuras de
dioses y detalles florales que cuentan historias llenas de simbolismo. No podía
dejar de imaginar el trabajo titánico que debió de suponer construir algo así.
Aunque el templo fue inaugurado en 2005, su diseño sigue las tradiciones
arquitectónicas hindúes milenarias, lo que le da un aire de atemporalidad.
El templo también cuenta con un espectáculo de luces y sonido,
que narra episodios de la vida de Bhagwan Swaminarayan y relatos de la
tradición hindú mediante proyecciones y música, aunque no asistí a él.
El templo abre de 09:30 a 18:30 todos los días, excepto los
lunes, y su entrada es gratuita. Caminar por sus pasillos, admirando cada
detalle sin poder recurrir a ningún dispositivo electrónico, resultó ser una
experiencia única: un tiempo para mirar, escuchar y sentir sin distracciones,
algo cada vez más raro en la vida moderna.
Tras terminar la visita al Templo Akshardham, me sorprendió
una tromba de agua tremenda
que me obligó a permanecer a cubierto durante casi una hora. Una vez que la
lluvia aflojó, decidí tomar el metro,
que tenía muy cerca, y me bajé en las inmediaciones de Main Street para cenar
en la terraza de la azotea del restaurante Everest, justo
enfrente del que había visitado el día anterior.
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| Cena en Restaurante Everest. Barrio Pahargang |
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| Main Bazar Road desde Restaurante Everest. Barrio Pahargang |
Pedí un Thali, un plato tradicional indio que consiste en una bandeja con varias pequeñas porciones de diferentes preparaciones: arroz, pan, verduras, legumbres, yogur y condimentos, todo dispuesto de manera que se pueda probar un poco de cada sabor en una sola comida. La cena, con vistas a la calle iluminada y la vida nocturna de Delhi, costó 525 rupias, bebida incluida.
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| Thali en Restaurante Everest.Barrio Pahargang |
Tras disfrutar la cena, decidí pasear tranquilamente de regreso al hotel, dejando que la ciudad se fuera calmando a mi alrededor. Una ducha rápida y la comodidad de la cama fueron el cierre perfecto para un día tan intenso en esta ciudad que no dejaba de sorprenderme.





























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