INDIA - DIA 03. Delhi: Del Qutb Complex al templo de Akshardham

23 de Agosto de 2025.

Amanecía temprano en Delhi, y a las 6:30 en punto ya estaba en pie. Después de una rápida ducha y de preparar mi mochila para la jornada, me dirigí a la terraza del hotel para disfrutar del desayuno, igual que haría ayer. Sabía que necesitaba cargar pilas para el día que tenía por delante, así que opté por un desayuno completo, variado y equilibrado, sin olvidar mantenerme cauteloso con la comida para evitar sorpresas. Con las energías renovadas y mucha emoción, me dispuse a empezar mi recorrido del día, preparado para seguir conociendo la ciudad.

QUTB COMPLEX

Mi primer destino del día sería el Qutb Complex, ubicado en el sur de Delhi, un recinto histórico que alberga algunas de las construcciones más icónicas de la India. Para llegar hasta allí, opté por negociar un rickshaw directamente en mi hotel. El precio final fueron 300 rupias, que me pareció muy razonable teniendo en cuenta los 18 kilómetros de distancia y el tráfico de Delhi.

El Qutb Complex, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, guarda algunos de los monumentos más impresionantes de la arquitectura indo-islámica. Este recinto histórico, construido principalmente durante la dinastía de los esclavos, es famoso sobre todo por el imponente Qutb Minar, un minarete de arenisca roja que alcanza los 73 metros de altura. Este coloso, con intrincadas inscripciones coránicas en sus paredes, se erigió en 1193 para conmemorar la victoria de Qutb-ud-din Aibak, el primer sultán de Delhi, y simboliza el inicio del dominio musulmán en el norte de la India.

Qutb Minar. Qutb Complex

Durante la visita me ocurrió algo muy especial. Un grupo de escolares que recorría el lugar con su profesora se me acercó, y uno de ellos, con cierto nerviosismo, pero mucha ilusión, me pidió permiso para explicarme las características y la historia del gran minarete como parte de un trabajo de curso. Acepté encantado, y mientras el niño hablaba con detalle y entusiasmo, todos sus compañeros y la profesora escuchaban con atención. Al finalizar, lo felicité por su exposición y, para mi sorpresa, me regalaron un marcapáginas hecho a mano con la figura del Qutb Minar y una postal artesanal de cartulina que también habían elaborado ellos mismos. Aquel gesto tan sencillo y humano me emocionaría profundamente.

Qutb Minar. Qutb Complex

En este recinto se encuentra también el célebre Pilar de Hierro, una columna de más de 7 metros de altura que, pese a haber sido erigida hace más de 1.600 años, permanece libre de corrosión, dejando a los científicos modernos intrigados por su composición. Este pilar, que destaca tanto por su antigüedad como por su estado de conservación, forma parte de los atractivos principales del complejo.

Pilar de Hierro. Qutb Complex

Las dos construcciones anteriores no son los únicos atractivos del complejo. A medida que recorría el recinto, me encontré con la Quwwat-ul-Islam, la mezquita más antigua construida en la India, cuya arquitectura es un fascinante contraste entre estilos islámicos y motivos hindúes, fruto del reaprovechamiento de los templos que originalmente ocupaban el lugar.

Ruinas Mezquita Quwwat Ul Islam Masjid. Qutb Complex

Ruinas Mezquita Quwwat Ul Islam Masjid. Qutb Complex

No lejos de allí se levanta la Tumba de Iltutmish, construida en 1235. A pesar de su estado ruinoso y de haber perdido la cúpula original, el interior conserva bellos relieves con inscripciones coránicas y motivos geométricos. Esta tumba es clave en la historia del arte indo-islámico, pues refleja las primeras adaptaciones de modelos islámicos al contexto indio.

Tumba de Iltutmish. Complejo Qutb Complex

Tumba de Iltutmish. Complejo Qutb Complex

Otro punto destacado es el Alai Minar, comenzado por Alauddin Khalji a principios del siglo XIV. Su propósito era erigir una torre aún más alta que el Qutb Minar, pero tras la muerte del sultán las obras quedaron inconclusas. Lo que puede verse hoy es únicamente la base, un enorme bloque cilíndrico que da testimonio de la ambición desmedida de Khalji.

Alai Minar. Complejo Qutb Complex

Destaca también el Alai Darwaza, una imponente puerta de entrada que marcaba el acceso a una ampliación planeada por Alauddin Khalji.

Puerta Alai Darwaza. Qutb Complex

Puerta Alai Darwaza. Qutb Complex

Y ya en la parte oriental del complejo se encuentra la Tumba de Imam Zamin, construida en 1537-38 por este clérigo originario de Turkestán, que decidió establecerse en Delhi durante el reinado de Humayun. Es un mausoleo pequeño, de planta cuadrada, con celosías de mármol y una cúpula elegante, muy distinto en escala y estilo a las grandes construcciones del recinto, pero igualmente valioso como testimonio de otra época.

Puerta Alai Darwaza, Tumba de Imam Zamin y Qutb Minar. Qutb Complex

Qutb Complex se encuentra abierto todos los días desde las 07:00 hasta las 17:00 y su entrada cuesta 550 INR.

MEHRAULI ARCHAEOLOGICAL PARK

Tras finalizar mi recorrido por el Qutb Complex, decidí continuar a pie hasta el Mehrauli Archaeological Park, situado a tan solo 10 minutos de distancia. Aunque ambos lugares están cercanos y suelen confundirse, el parque es un espacio independiente y ofrece un ambiente mucho más sereno que otros rincones de Delhi.

Este parque arqueológico es un auténtico tesoro escondido de la ciudad, una extensa área que abarca más de 200 hectáreas repletas de monumentos históricos que datan de distintas épocas y dinastías, desde los primeros sultanatos hasta la época mogol. El entorno, lleno de vegetación y aire fresco, ofrece un respiro inesperado del caos y el ruido que definen a la capital india.

Jardines Mehrauli Archaeological Park

Uno de los primeros puntos que llamó mi atención fue la tumba de Jamali Kamali, un complejo del siglo XVI que incluye tanto la tumba como una mezquita. Este lugar tiene algo especial, con intrincados grabados en las paredes y una atmósfera casi espiritual que invita al recogimiento. Se dice que aquí descansan los restos de Jamali, un famoso poeta y santo sufí, y Kamali, cuya identidad sigue siendo objeto de debate, pero cuyo vínculo con el poeta añade un halo de misterio.

Mezquita y Tumba de Jamali Kamali. Mehrauli Archaeological Park

Mezquita y Tumba de Jamali Kamali. Mehrauli Archaeological Park

Otra parada obligatoria fue la Tumba de Balban, un ejemplo importante de la arquitectura indo-islámica. Aunque en estado ruinoso, esta tumba tiene una relevancia histórica enorme, ya que se dice que aquí se utilizó por primera vez en la India el arco en forma de cúpula, una innovación arquitectónica que influiría en siglos de construcción.

Tumba de Balban. Mehrauli Archaeological Park

Caminando un poco más, me encontré con el Rajon Ki Baoli, una baoli o escalera de agua, que me dejó asombrado por su diseño. Con sus múltiples niveles de escaleras que descienden hacia el tanque central, esta construcción subterránea refleja cómo en la antigüedad no solo se resolvían necesidades prácticas como el abastecimiento de agua, sino que también se creaban verdaderas obras de arte. Este lugar, aunque menos conocido que otras baolis de Delhi, es de una belleza impresionante.

Rajon Ki Baoli. Mehrauli Archaeological Park

El complejo se encuentra abierto todos los días, desde el amanecer hasta el atardecer y su entrada es gratuita.

TEMPLO DEL LOTO

Tras la visita al recinto anterior, el calor no daba tregua y decidí que lo mejor sería buscar la manera más cómoda de llegar al siguiente destino: el icónico Templo del Loto, a unos diez kilómetros de distancia. Opté por tomar un rickshaw hasta el templo directamente, pagando 200 rupias. El trayecto fue por tanto rápido, cómodo y barato, como se puede ver.

Tras bajarme del rickshaw, el contraste era impresionante: del caos cotidiano de las calles de Delhi al aire sereno que parecía envolver los alrededores del Templo del Loto. A medida que me acercaba, esa inconfundible silueta en forma de flor emergía frente a mí, blanca y elegante, destacando como un oasis de modernidad y espiritualidad en medio de la vorágine de la ciudad.

El Templo del Loto es, sin duda, uno de los emblemas más reconocibles de Delhi. Este edificio moderno, inaugurado en 1986, pertenece a la fe bahá’í, que promueve la unidad y la igualdad entre las religiones y las personas. Su diseño, inspirado en la forma de una flor de loto en plena floración, simboliza la pureza y la paz, valores centrales en esta fe.

Templo del Loto

Compuesto por 27 pétalos blancos de mármol distribuidos en tres capas, el templo impresiona tanto por su simplicidad como por su grandeza. Rodeado de nueve estanques reflectantes, parece flotar en el aire, especialmente cuando el sol se refleja en el agua, resaltando el brillo de su estructura. Su arquitectura no solo es hermosa, sino también funcional: el edificio está diseñado para ventilarse de forma natural, manteniendo un ambiente fresco incluso durante los días más calurosos.

Templo del Loto

En su interior, el ambiente cambia drásticamente. El bullicio de Delhi se queda fuera, y lo que predomina es el silencio absoluto. Sin imágenes ni decoraciones, el salón principal invita a la introspección. Allí, cualquier persona, sin importar su credo, puede sentarse a meditar o simplemente a disfrutar de la tranquilidad del lugar. Es fácil perder la noción del tiempo mientras uno se deja envolver por esa atmósfera serena. No se permiten tomar fotografías dentro.

Templo del Loto

La entrada al templo es gratuita y su horario es de 09:00 a 19:00.

TUMBA DE HUMAYUN

Tras disfrutar de la calma y el simbolismo del lugar anterior, decidí que mi siguiente parada sería otro de los grandes emblemas históricos de Delhi: la Tumba de Humayun. Para llegar, negocié un rickshaw por 100 rupias; el trayecto de unos seis kilómetros me permitió recorrer las calles de la ciudad y volver a fundirme con el intenso tráfico mientras nos acercábamos al complejo. En apenas 20-25 minutos llegamos a la entrada del recinto.

La Tumba de Humayun es mucho más que una construcción impresionante; es un lugar donde la historia, el arte y la espiritualidad convergen. Este mausoleo, construido en el siglo XVI, fue encargado por Hamida Banu Begum, la viuda del emperador mogol Humayun, como un tributo eterno a su esposo. Su diseño, inspirado por el jardín persa y por el anhelo mogol de plasmar el paraíso en la tierra, marcó un antes y un después en la arquitectura india, sirviendo además como un precursor del Taj Mahal.

Tumba de Humayun

Al cruzar la imponente puerta de entrada, me encontré con un amplio complejo rodeado de jardines geométricos divididos en cuadrantes por canales de agua. Estos jardines, conocidos como Charbagh, simbolizan el paraíso islámico, y caminar por ellos mientras escuchaba el suave fluir del agua me hacía sentir parte de un escenario sacado de otro tiempo.

Tumba de Humayun

Tumba de Humayun

La tumba principal, construida con arenisca roja y mármol blanco, es simplemente majestuosa. Su cúpula doble y las intrincadas tallas de su fachada reflejan el virtuosismo de los arquitectos que la crearon. Subí las escaleras que conducen a la plataforma elevada donde se encuentra el mausoleo, y al entrar al interior, me sobrecogió la atmósfera solemne. La luz tenue que se filtra a través de las celosías de mármol crea un ambiente tranquilo, casi místico, que invita al recogimiento y la reflexión. En el centro de la sala principal reposa el cenotafio de Humayun, mientras que la tumba real descansa en una cámara subterránea.

Tumba de Humayun

Tumba de Humayun

Durante la visita, se me acercaría un joven interesado por la historia y la arquitectura del mausoleo. Me preguntó si veía alguna similitud entre el arte hindú y el arte de Al-Ándalus español. Le respondí que, aunque cada cultura tiene su propio estilo y contexto, en ambas se aprecia una atención especial a la decoración, el uso de arcos y motivos geométricos, y el cuidado por la armonía de los espacios, lo que permite disfrutar de la belleza de las construcciones. Después me acompañaría un rato mientras recorríamos el gran mausoleo, antes de despedirse.

Además de la tumba principal, el complejo alberga otros monumentos de interés. Uno de ellos es la Tumba de Isa Khan, construida en 1547–1548 durante el reinado de Sher Shah Suri. Esta estructura octagonal, ubicada al sur del jardín de Bu Halima, destaca por su arquitectura única y su importancia histórica. Isa Khan Niazi fue un noble afgano en la corte de Sher Shah Suri, conocido por su valentía y lealtad. La tumba está rodeada por un jardín amurallado y cuenta con una mezquita adyacente, también construida en la misma época, que refleja el estilo arquitectónico de la época.

Tumba de Isa Khan

Tumba de Isa Khan

Al caminar por los alrededores del complejo principal, se pueden ver también la Tumba de Afsarwala y la Barber’s Tomb, aunque estas no forman parte del área principal de acceso de pago y se encuentran en las inmediaciones, accesibles desde el exterior del recinto.

La tumba de Humayun abre todos los días desde el amanecer hasta el atardecer. Su precio es de 550 INR.

TEMPLO AKSHARDHAM

Tras finalizar mi visita a la Tumba de Humayun, todavía tendría fuerzas para descubrir un nuevo lugar: el Templo Akshardham, otra de las cosntrucciones más icónicas de Delhi. Para recorrer los aproximadamente diez km que separaban ambos puntos, negocié otro rickshaw, pues era lo más cómodo y rápido, y más apretando el calor como apretaba.

Akshardham no es solo un edificio, sino una obra de arte tallada en piedra rosa y mármol blanco que parece sacada de otro mundo. La combinación de su imponente tamaño y la intrincada decoración que cubre cada rincón de su fachada es realmente sobrecogedora.

Desde este primer vistazo, ya sabía que esta visita sería especial, aunque completamente diferente: está prohibido introducir mochilas, teléfonos, cámaras o cualquier dispositivo audiovisual, por lo que no se puede hacer ni una sola fotografía de nada. Es cuanto menos curioso: un lugar que te devuelve al pasado, cuando no existían los móviles ni otros aparatos similares, y donde la gente disfruta charlando y contemplando cada detalle sin preocuparse por capturar imágenes.

El templo fue construido como un homenaje a Bhagwan Swaminarayan, un líder espiritual y reformador social del siglo XVIII. Representa su vida, enseñanzas y contribuciones, así como la riqueza cultural, espiritual y arquitectónica de la India.

El mandir principal, el corazón del templo, es el lugar que más impresiona. Cada columna, arco y cúpula está finamente tallado con escenas de la mitología hindú, figuras de dioses y detalles florales que cuentan historias llenas de simbolismo. No podía dejar de imaginar el trabajo titánico que debió de suponer construir algo así. Aunque el templo fue inaugurado en 2005, su diseño sigue las tradiciones arquitectónicas hindúes milenarias, lo que le da un aire de atemporalidad.

El templo también cuenta con un espectáculo de luces y sonido, que narra episodios de la vida de Bhagwan Swaminarayan y relatos de la tradición hindú mediante proyecciones y música, aunque no asistí a él.

El templo abre de 09:30 a 18:30 todos los días, excepto los lunes, y su entrada es gratuita. Caminar por sus pasillos, admirando cada detalle sin poder recurrir a ningún dispositivo electrónico, resultó ser una experiencia única: un tiempo para mirar, escuchar y sentir sin distracciones, algo cada vez más raro en la vida moderna.

Tras terminar la visita al Templo Akshardham, me sorprendió una tromba de agua tremenda que me obligó a permanecer a cubierto durante casi una hora. Una vez que la lluvia aflojó, decidí tomar el metro, que tenía muy cerca, y me bajé en las inmediaciones de Main Street para cenar en la terraza de la azotea del restaurante Everest, justo enfrente del que había visitado el día anterior.

Cena en Restaurante Everest. Barrio Pahargang

Main Bazar Road desde Restaurante Everest. Barrio Pahargang

Pedí un Thali, un plato tradicional indio que consiste en una bandeja con varias pequeñas porciones de diferentes preparaciones: arroz, pan, verduras, legumbres, yogur y condimentos, todo dispuesto de manera que se pueda probar un poco de cada sabor en una sola comida. La cena, con vistas a la calle iluminada y la vida nocturna de Delhi, costó 525 rupias, bebida incluida.

Thali en Restaurante Everest.Barrio Pahargang

Tras disfrutar la cena, decidí pasear tranquilamente de regreso al hotel, dejando que la ciudad se fuera calmando a mi alrededor. Una ducha rápida y la comodidad de la cama fueron el cierre perfecto para un día tan intenso en esta ciudad que no dejaba de sorprenderme.


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