INGLATERRA - DIA 02. Hampton Court: Descubriendo los secretos del palacio de Enrique VIII

2 de Mayo de 2024.

PALACIO Y JARDINES DE HAMPTON COURT

Este palacio alejado del bullicio de la ciudad ha sido de siempre uno de los más apreciados por la realeza inglesa. Fue el palacio favorito de diversas generaciones de monarcas ingleses que invirtieron gran cantidad de dinero en él y sus jardines que cuentan con el laberinto más famoso del país.

Palacio de Hampton Court

Lo mandó construir el cardenal Wolsey, hijo de un carnicero que llegó a capellán de Enrique VIII. El esplendor de su hospitalidad deslumbró a sus contemporáneos, pero cuando perdió el favor real, Wosley le entregó el palacio al monarca con la esperanza de apaciguarlo.

Enrique amplió el palacio, lo decoró de forma más pomposa e hizo importantes añadidos como el reloj astronómico. El rey pasó tiempo junto a cinco de sus esposas en él. Jane Seymour falleció en Hampton Court tras haber dado a luz al futuro Eduardo VI y se dice que el fantasma de Catalina Howard aún suplica clemencia a gritos debido a que fue sentenciada a muerte. Isabel I, a quien no le importaba mancharse las manos dedicándose a la jardinería (siempre que nadie la viese), pasó algunas navidades en el palacio, donde se representaban obras teatrales en su honor en el Gran Salón. Shakespeare actuó en Hampton Court en época de Jacobo I, y el congreso del que nació la Biblia del rey Jacobo también se celebró en este lugar. Carlos II pasó allí su luna de miel y sir Christopher Wren amplió el tamaño de los edificios para Guillermo III.

Palacio de Hampton Court

Los primeros representantes de la casa de Hannover también disfrutaron de este palacio, y Jorge II hizo importantes mejoras en el mismo. Este monarca sería el último en residir en Hampton Court porque Jorge III tenía malos recuerdos de su juventud en el palacio. Desde entonces se cedió a aquellas personas que hubiesen realizado algún importante servicio a la nación. La reina Victoria sería quien abrió el palacio al público en 1838.

Palacio de Hampton Court

Palacio de Hampton Court

Ante un lugar como este que rezuma historia por sus cuatro costados, nos pareció buena idea venir a pasar aquí buena parte del día, ya que a los edificios y salas en cuestión también hay que sumarle sus jardines.

Es importante sacar la entrada de manera anticipada en su web https://www.hrp.org.uk/hampton-court-palace/visit/tickets-and-prices/#gs.6em192 donde se podrá comprobar que dependiendo del día elegido es más o menos económica y es que si la fecha que nos interesa es considerada de gran demanda es más cara que días donde no se prevean muchas visitas. Teniendo en cuenta esto el precio oscila entre 27 y 30 libras los adultos. Su horario es de 10:00 a 17:00.

Aunque en principio nuestra idea era llegar al palacio navegando por el Támesis, el hecho de que los barcos zarparan demasiado tarde, llegando al palacio más allá del mediodía, nos haría cambiar de planes y optaríamos por llegar en tren, para así poder estar allí, nada más abrir sus puertas. De esta manera, en cuanto se produjo dicha apertura, mostraríamos nuestros tickets y comenzaríamos la visita.

El primer lugar al que accederíamos serían las cocinas del palacio de Enrique VIII, siendo en la época las más grandes de Inglaterra. Había un promedio de 200 cocineros más personal accesorio que se encargaban de garantizar que se pudieran servir más de 800 comidas al día. Viendo las fotos de sus grandes hornos te permiten imaginar lo durísimo que debía ser este empleo al estar sometido a temperaturas extremas toda la jornada, pues el fuego debía estar encendido casi todo el día.

Cocinas Palacio Enrique VIII. Hampton Court

Cocinas Palacio Enrique VIII. Hampton Court

Cocinas Palacio Enrique VIII. Hampton Court

En esta área también se puede observar la llamada “cocina del chocolate” en la que se cocinaba este manjar, extremadamente caro para la época, por lo que estaba reservado para reyes y reinas y la alta nobleza.

A continuación pasaríamos a conocer los apartamentos de Enrique VIII, destacando sin lugar a dudas “El Gran Salón”, donde se servía toda la comida cocinada en las cocinas. Sería diseñado para impresionar a los visitantes y dar fe de la fuerza y el poder del monarca, siendo uno de los salones medievales tardíos más grandiosos de toda Europa. Los tapices que adornan las paredes fueron tejidos en Bruselas con seda, lana e hijos de oro y plata, colgándose por primera vez en 1546. Por otro lado, es impresionante también la artesanía del techo de madera tallada, diseñado en un estilo medieval temprano.

Gran Salón. Palacio Enrique VIII. Hampton Court

Gran Salón. Palacio Enrique VIII. Hampton Court

A lo largo del resto de habitaciones privadas que se van sucediendo, podríamos observar un buen número de pinturas históricas de la Colección Real donde se muestra al rey en diferentes facetas de su vida, viendo como fue cambiando de aspecto físico de manera muy notable.

Retrato de Enrique VIII. Galería Encantada. Hampton Court

En el recorrido accederíamos a la conocida como Galería Encantada, en la que se dice que Catherine Howard, la quinta esposa de Enrique VIII, al darse cuenta de que iba a ser ejecutada por adulterio, escapó de sus guardas y corrió por la galería. Se dirigió a la capilla donde creía que estaba Enrique, desesperada por demostrar la inocencia a su marido, pero para su desgracia no conseguiría llegar pues sería interceptada por un grupo de guardias que la arrastraron de regreso a su habitación, siendo ejecutada tres meses después. Desde entonces dicen que su fantasma ronda por esta galería.

Galería Encantada. Palacio Enrique VIII. Hampton Court

Otra de las salas más llamativas del castillo es la Capilla Real, un lugar en el que durante los últimos 500 años los monarcas han utilizado para orar y meditar. Su techo abovedado es una obra maestra de intensos colores azul y dorado que evoca el cielo nocturno. El resto de la habitación es de estilo barroco que contrasta con el mismo.

Capilla Real. Palacio Enrique VIII. Hampton Court

Interesantes serían también los llamados Aposentos Georgianos con interesantes habitaciones como la Cámara de Guardia, donde los vigías decidían quien podía o no visitar al rey; el Comedor Público, donde varias veces durante la semana el pueblo podía presenciar como comía el soberano, estableciéndose como medidas de control barandillas y bancos de protección; la Galería de la Reina, utilizada por la familia Real para su entretenimiento privado; o el Oratorio donde rezaba la reina Carolina.

Aposentos Georgianos. Hampton Court

Aposentos Georgianos. Hampton Court

Aposentos Georgianos. Hampton Court

Seguiríamos nuestra visita con los apartamentos de Guillermo III y María II, los cuales sentían una especial devoción por el palacio de Hampton Court. Por ello encargaron a Sir Christopher Wren, el famoso arquitecto de la catedral de San Pablo, que lo rediseñara en un estilo barroco más contemporáneo. Cuando la reina murió, el rey perdió todo interés y dejó el trabajo de remodelación inconcluso. Pero Wren logró cambiar alrededor de un tercio del palacio, y su sensibilidad barroca se puede ver en las estancias de estos apartamentos. Las habitaciones de la planta superior fueron diseñadas para impresionar, pero es en la planta baja donde el rey realmente pasó su tiempo. Una peculiaridad de esta zona es que se puede ver el otro trono del rey, en el que se sentaba a tratar a diario los asuntos oficiales.

Palacio Guillermo III. Hampton Court

Palacio Guillermo III. Hampton Court

Tras el impresionante palacio, saldríamos dispuestos a conocer los magníficos e históricos jardines del Palacio de Hampton Court. Estos constan de más de 24.000 hectáreas de jardines artísticamente mantenidos y 300.000 hectáreas de zonas verdes más salvajes.

Jardín Palacio de Hampton Court

Su diseño clásico tiene una clara influencia de Versalles y es que serían realizados por pupilos del jardinero de Luis XIV, con extremada elegancia y buen gusto. En el inmenso espacio se observan bojes enanos, bonitas estatuas que adornan inmensas explanadas de césped, paseos de castaños, etc.

Jardines Palacio de Hampton Court

Su belleza se palpa en cada metro por el que se camina, debiendo diferenciar diferentes áreas debido a su amplitud. Una de las zonas más bellas sería el conocido como Jardín Privado (Privy Garden), creado en los tiempos de Guillermo III, el cual muestra caminos geométricos y una perfecta simetría.

Jardines Palacio de Hampton Court

Jardines Palacio de Hampton Court

Otra parte que deslumbra a los que visitamos este espacio es el Jardín de la Gran Fuente (Great Fountain Garden) con una larga avenida flanqueada por enormes setos de tejo y dominada por varias fuentes ornamentales, ofreciendo una vista maravillosa del palacio en la lejanía. Su función era impresionar a los visitantes según iban acercándose al edificio real.

Jardines Palacio de Hampton Court

Jardines Palacio de Hampton Court

Jardines Palacio de Hampton Court

Continuando con nuestro paseo llegaríamos a otra zona conocida como The Maze. En ella se encuentra el famoso laberinto de setos más antiguo del mundo, donde tardaríamos una media hora en completarlo y nos divertiríamos como niños.

Laberinto Jardines Palacio de Hampton Court

Laberinto Jardines Palacio de Hampton Court

Justo al lado de la anterior podríamos encontrar el Jardín Mágico (The Magic Garden), un área de juegos especialmente pensada para niños pero visualmente muy bonita para cualquiera, con un gran dragón, un mini laberinto y nuevos y cuidados jardines de flores.

Nuestro pasos continuarían hacia el Jardín de las Rosas (Rose Garden), donde en esta época había plantadas un sinfín de estas, ofreciendo un espectáculo visual y olfativo inigualable.

Al lado podríamos ver los jardines del Invernadero y del Vino (The Lower Orangery and The Great Vine Gardens), en los que destaca la vid más grande del mundo, plantada por uno de los jardineros paisajistas más importantes de Inglaterra.

Vid Gigante. Jardines Palacio de Hampton Court

Adosado al anterior, hallaríamos el Jardín de Estanques (Pond Gardens), creados al lado de la ribera del río Támesis, con varios estanques donde en el pasado la reina Ana disfrutaba de una de sus principales aficiones como era la pesca.

Jardines Palacio de Hampton Court

Al lado, se encuentra la Casa de los Banquetes, la cual era utilizada para festejos por Guillermo III Y todavía sigue usándose para importantes eventos en la actualidad. Ofrece bonitas vistas del río Támesis y su interior está decorado con hermosas pinturas de Antonio Verrio, quien decoró algunas de las habitaciones de este mismo monarca.

En este inmenso espacio, si se tienen los ojos bien abiertos, incluso es posible ver a los descendientes de los ciervos que eran cazados por Enrique VIII, los cuales ya no tienen la misma facilidad de asustarse que sus antepasados, pero claro no es comparable la situación.

Cuando terminamos la visita eran ya las 16:15, y dado que a la ida se nos había quedado la espina de haber navegado por el Támesis para llegar al palacio, que mejor que quitárnosla intentando esta actividad a la vuelta, algo que conseguiríamos dado que justo al lado del palacio hay un pequeño embarcadero desde donde salen barcos que navegan hasta el agradable pueblo de Kingston – Upon – Thames, por lo que no nos lo pensaríamos dos veces y embarcaríamos en él último que salía de la jornada, costándonos 8.5 libras el trayecto.

Palacio de Hampton Court desde Paseo Fluvial por el Río Támesis

Paseo Fluvial por el Río Támesis hacia Kingston Upon Thames

Sería un agradable paseo de una media hora de duración donde podríamos disfrutar de las apacibles y tranquilas agua del río Támesis, pudiendo observar en las orillas impresionantes casas y mansiones inglesas combinadas con viviendas más tradicionales con el típico jardín en su parte trasera.

Paseo Fluvial por el Río Támesis hacia Kingston Upon Thames

KINGSTON UPON THAMES

La leyenda dice que en Kingston Upon Thames fueron coronados hasta siete reyes ingleses y que su nombre se lo concedió el propio Eduardo III quien le cedió su nombre real, por lo que es uno de los cinco municipios reales. Con estos pequeños ejemplos ya se puede comprobar que la localidad rezuma historia por sus cuatro costados, pero además hay que sumarle que se ha convertido en una de las poblaciones con más posibilidades comerciales, cerca de Londres, por lo que el ambiente y el ocio están asegurados.

Kingston Upon Thames desde Paseo Fluvial por el Río Támesis

Nuestras pretensiones en Kington no eran ambiciosas, tan sólo queríamos dar una vuelta por el centro, observar algunos de sus edificios históricos más importantes, comprobar en vivo la cantidad de gente que se mueve por sus centros comerciales y tiendas de todo tipo y tomar alguna que otra pinta en un pub.

Kingston Upon Thames

Entre los rincones o monumentos que encontraríamos en nuestro paseo estarían la antigua Casa del Mercado y su amplia plaza, donde siempre se puede escuchar algún cantautor deleitando al público con animadas canciones; el pequeño y encantador puente Clattern, uno de los más antiguos de Inglaterra; la iglesia de Todos los Santos del siglo XIII, en la que tuvieron lugar importantes acontecimientos históricos; el peculiar edificio del Ayuntamiento; el puente de Kington y la ribera del Támesis por donde dar agradables paseos; o la piedra de la Coronación en la que supuestamente fueron coronados varios reyes ingleses como ya mencionaba anteriormente.

Antigua Casa del Mercado. Kingston Upon Thames

Puente Clattern. Kingston Upon Thames

Ayuntamiento. Kingston Upon Thames

Iglesia de Todos los Santos. Kingston Upon Thames

Las preciadas pintas las tomaríamos en el pub Druids Head, uno de los edificios más antiguos de Kinston con un acogedor interior que invita a no querer marcharte del mismo.

Pub Druids Head.Kingston Upon Thames

De esta manera tan agradable finalizaríamos nuestra visita a Kinston Upon Thames, regresando a Raynes Park en autobús, para una vez allí cenar en un indio cercano a nuestra casa.


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