Para cambiar de aires, hoy había decidido dejar la ciudad de
Venecia y desplazarme a conocer las tres islas más famosas y encantadoras de
sus alrededores: Murano, Burano y Torcello.
MURANO
Comenzaría por la más cercana a Venecia y la más grande de
las tres que iba a visitar. Para llegar hasta ella tan sólo tendría que llegar
caminando hasta el muelle de Fondamenta Nuove en la zona norte de la ciudad, lo
que tardaría veinte minutos caminando desde mi hotel. Una vez allí esperaría a
cualquiera de los vaporetto que te acercan a Murano. Ya sea el 4.1 o el 4.2. En
unos quince minutos estaba desembarcando en la parada llamada “Museo” para
desde aquí comenzar con mi visita a la isla.
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Fondamenta Nuove desde Vaporetto hacia Murano |
Murano, famosa por su cristal, ha albergado la industria
vidriera veneciana desde el siglo XIII, a la que le debe su fama y prosperidad.
Ahora es difícil creer que por aquel entonces la población superase los 30.000
habitantes y que gozara de gobierno propio, siendo en los siglos XV y XVI el
principal centro de producción de cristal de toda Europa.
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Isla de Murano |
Mis primeros pasos me llevarían a la basílica de Santa María e Donato, del siglo XII, la cual constituye
un notable ejemplo de evolución románica al estilo de Rávena, con un bello e
impresionante ábside exterior con arcos y columnas. En el interior asombra el mosaico
de la Virgen del ábside, los mosaicos del pavimento, el sarcófago con las
reliquias de San Donato, así como una pila bautismal preciosa hecha en cristal
de Murano, nada más entrar a la derecha. Destaca también su campanario aislado
del resto del templo. (Su horario es de 09:00 a 17:00).
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Basílica de Santa María e Donato. Murano |
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Basílica de Santa María e Donato. Murano |
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Pila Bautismal. Basílica de Santa María e Donato. Murano |
La siguiente parada sería para visitar el Museo del Vidrio o del Vetro,
localizado en el Palacio Giustinian, que expone vidrios egipcios, alejandrinos,
romanos y una rica colección de vidrio veneciano de los siglos XV al XVIII,
destacando especialmente la copa Barovier en vidrio azul, con retratos de los
novios y escenas de buenaventura. (Está incluido en la Venecia Unica City Pass
y su horario es de 10:00 a 17:00).
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Museo del Vetro o del Vidrio. Murano |
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Museo del Vetro o del Vidrio. Murano |
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Museo del Vetro o del Vidrio. Murano |
Me dirigiría a continuación a la iglesia de Santa María de los
Ángeles, de la que me tendría que conformar con ver su exterior, ya que
casi siempre está cerrada y esta vez no era una excepción.
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Iglesia de Santa María de los Ángeles. Murano |
Muy cerca de aquí encontraría un taller de producción del famoso cristal, por lo que no dudé en
entrar para presenciar una demostración de la técnica del soplado del vidrio.
El artesano tomaría un trozo de pasta fundida por un extremo de un tubo de
hierro y lo agitaría, lo haría girar y luego soplaría para transformarlo
milagrosamente en diferentes figuras como un pez, un pájaro y un león. Tras
ello recorrería la tienda de muestras, en la que me haría con un vasito de
colores como recuerdo.
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Taller de Producción del Cristal de Murano |
Llegaría luego al Gran
Canal de Murano, donde resalta su Ponte
Longo, el puente más grande de la isla, y el Palacio da Mula, gótico del siglo XV con hermosos arcos
flexionados, diseños circulares o fragmentos bizantinos en la fachada y en el
patio.
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Ponte Longo. Murano |
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Gran Canal de Murano desde Ponte Longo |
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Palacio da Mula. Murano |
Me adentraría después por el canal Fondamenta da Mula, que después cambia de nombre para llamarse
Fondamenta del Vetrai y Fondamenta Manin, donde quedaría
realmente asombrado por lo bonita que es esta zona de la isla, probablemente la
que más, pues al propio entorno del propio canal, flanqueado por casas y
pequeñas barcas en las orillas, habría que sumarle varios monumentos
importantes, empezando por la iglesia de
San Pedro Mártir, del siglo XV, en cuyo interior conserva pinturas de Bellini,
Tintoretto y El Veronés.
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Canal Fondamenta Manin. Murano |
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Iglesia de San Pedro Mártir. Murano |
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Iglesia de San Pedro Mártir. Murano |
Justo enfrente se puede ver también la torre del Reloj, presidiendo otra agradable plaza, y más adelante
pequeños puentes que permiten cruzar de un lado a otro del canal como el Ponte di Mezo, el Ponte di Chiara, la llamada columna
del Bando, en la que se leían edictos, leyes y mensajes referentes a la
laguna, para llegar a uno de los límites de la isla donde se puede observar una
columna romana, en la que se situaba
la estatua del que fuera uno de los Dux de Venecia.
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Puente de San Pedro Mártir y Torre del Reloj. Murano |
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Ponte di Mezo. Canal Fondamenta Manin. Murano |
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Columna Romana.Murano |
Para terminar la visita a Murano, retrocedería sobre mis
pasos y me dirigiría hacia el faro
de la isla, construido en 1934 con piedra de Istria y con una altura de 34
metros. En su parte baja se pueden ver dos bajorrelieves de la Virgen.
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Faro de Murano |
Es en el embarcadero que se encuentra justo al lado, donde
tomaría el vaporetto número doce que me llevaría a la siguiente isla que iba a
conocer.
TORCELLO
Eran las 12:15 cuando desembarcaba en Torcello, tras un
trayecto de unos cuarenta minutos desde Murano, donde el frío me había obligado
a meterme en el interior del vaporetto, y es que debíamos rondar los cinco
grados como máximo.
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Muelle de Torcello |
Aunque ahora Torcello es una isla casi desierta, fue
probablemente el primer lugar en ser colonizado en la laguna en el siglo V. La
malaria y el encenagamiento de sus canales pusieron fin a su prosperidad en el
siglo XII y ya nunca llegó a recuperarse. Hoy alberga poco más que una aldea
rodeada de verdes campos y solitarios canales flanqueados de árboles.
El vaporetto te deja en el lado contrario de los lugares
destacables que ver en la isla por lo que hay que atravesarla en un agradable paseo, al lado del canal Borgognoni, de diez minutos hasta los mismos. A mitad del
camino se puede ver el llamado puente
del Diablo, pues se cree que en el pasado se practicaban en la isla
rituales de magia y brujería y que en este punto, en Nochebuena, el diablo
hacía acto de presencia encarnado en un gato negro. Y un poco más adelante el Hotel Locanda Cipriani, en el que se
alojó Hemingway cuando visitó la zona.
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Canal Borgognoni. Torcello |
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Canal Borgognoni y Puente del Diablo. Torcello |
Imponiéndose sobre el puñado de casas se encuentra la
hermosa catedral de Santa María Assunta,
el edificio más antiguo de Venecia y el de estilo véneto – bizantino más bello
de Italia. Su sencillo interior está repleto de impresionantes obras de arte,
entre las que destacan el mosaico de la Virgen (siglo XII) en el ábside (bajo
este, el friso del siglo XI muestra a los apóstoles) y el mosaico del siglo XII
con el Juicio Final en el muro occidental. También son dignos de mención el
altar mayor (siglo VII) y los bellos coro y reja. Esta última sostiene un
balcón pintado con la Virgen y los apóstoles.
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Catedral de Santa María Assunta. Torcello |
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Catedral de Santa María Assunta. Torcello |
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Catedral de Santa María Assunta. Torcello |
La entrada cuesta cinco euros y no se pueden sacar fotos en
el interior, aunque si utilizas los pilares para cubrirte, podrás conseguir
alguna toma de los mosaicos.
También se puede subir al Campanil de 55 metros de alto,
pero en mi caso prescindiría de ello por la niebla que afectaba a media
distancia al entorno. Si el día es bueno se consiguen unas vistas panorámicas
de la laguna, que alcanzan el Adriático, Venecia e incluso los Alpes.
En la misma plaza de la catedral, destaca también la iglesia de Santa Fosca, edificada en
los siglos XI y XII sobre planta de cruz griega, con un bello pórtico y un
sereno interior bizantino. La cúpula central y transepto descansan sobre
columnas de mármol griego con delicados capiteles corintios.
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Iglesia de Santa Fosca. Torcello |
Enfrente de la anterior, no hay que dejar de fijarse en el
que llaman el trono de Atila, un
asiento de mármol del que dicen fue utilizado por el rey de los Hunos en el
siglo V.
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Trono de Atila. Torcello |
En el lugar también se encuentran los palacios del Archivo y del
Consejo, originariamente, este último, el edificio donde se reunía la
asamblea de los ciudadanos de Torcello y hoy convertido en el pequeño museo dell´Estuario, dedicado a muchos
aspectos de la larga historia de la zona, aunque prescindiría de su visita por
falta de tiempo.
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Palacio del Consiglio o del Consejo. Torcello |
Era el momento de dejar atrás Torcello y continuar hacia la
última de las islas de la laguna que visitaría hoy: la hermosa Burano.
BURANO
Sería, de nuevo, el vaporetto número doce, el que en escaso
cinco minutos, me permitiría desembarcar en la isla de Burano, donde tendría
hasta el anochecer para disfrutar de su encanto especial.
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Muelle de Burano |
Si Murano es famoso por el cristal, Burano lo es por el
encaje. Pudiéndose ver en el museo de
Merletti las complicadas labores de encaje en las prendas que allí se
muestran. Su entrada está incluida en la Venecia Unica City Pass y su horario
es de 10:00 a 16:00.
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Museo de Merletti o del Encaje. Burano |
El otro lugar que destaca en la isla es la iglesia de San Martino Vescovo situada
en una inmensa plaza, cuya torre se divisa desde varios kilómetros a la redonda
y en cuyo interior habría que mencionar la pintura Crucifixión de Tiepolo.
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Iglesia de San Martino Vescovo. Burano |
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Plaza Baldassarre Galuppi. Burano |
Pero lo mejor de Burano, no cabe duda, que es la propia isla
en sí, por sus preciosas casas de alegres colores, y sus pintorescos canales y
puentes, por los que da gusto pasear. Entre todos esos rincones y calles tal
vez habría que citar como los más bonitos los siguientes: Fondamento di Cavanella, Tre
Ponti, Via Giudecca, Ponte Corte Novello, Fondamenta del Pizzo, Ponte della Vigna o el Love Viewing Bridge.
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Canal de Burano |
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Canal de Burano |
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Canal de Burano |
Y entre sus casas hay una que resalta con diferencia frente
a las demás. Es la llamada Casa Bepi,
bien escondida en un callejón y peculiar por su decoración con motivos
geométricos y colores vivos.
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Casa Bepi. Burano |
Tampoco puede dejar de citar la estupenda pastelería Costantini, donde probaría
uno de sus deliciosos dulces típicos con el que me chuparía los dedos. Aunque
lo más famoso son sus galletas Bussolai Buranelli.
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Pastelería Costantini. Burano |
De esta agradable manera, con la noche ya como acompañante, y
tras una maravillosa puesta de sol, me dirigiría al embarcadero de Burano para
allí tomar el vaporetto número doce en dirección a Venecia, donde daría por
concluida otra fantástica jornada.
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Puesta de Sol en Burano |
TRATTORIA AL GAZZETTINO
En esta ocasión, después de visitar las islas de la laguna, si que optaría por irme a descansar unas horas a mi hotel, pues el frío era demasiado intenso para aguantar a la intemperie. No obstante, al llegar la hora de la cena volvería a salir al exterior para dirigirme al restaurante trattoria al Gazzettino, donde pediría dos platos típicos de Venecia que no quería dejar de probar antes de irme. Se trataba de pasta e fagioli y de bigoli in sarole. El primero consiste en una sopa caliente de fideos y judías y el segundo en sardinas maceradas en vinagre. Ambos estaban muy buenos, pero hubiese sido suficiente con la sopa, ya que es muy contundente, incluso para tomarla entre dos. El local es de lo más acogedor y el personal bastante seco, aunque esto último no me extrañaría, pues era ya casi un clásico en muchos de los restaurantes de Venecia. El precio sería de 37 euros.
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