¿Quién no ha oído hablar acerca de los fiordos noruegos? ¿Quién no ha leído en alguna ocasión algún artículo sobre esos paisajes sobrecogedores situados al norte del continente europeo? ¿Quién no ha visto algún documental en el que se muestra la espectacularidad de la costa suroeste del país escandinavo?
Creo que de una manera o de otra, la mayoría de nosotros nos hemos quedado atónitos ante las imágenes que hemos podido admirar de los fiordos, esos paisajes que mezclan el mar y la montaña y que si no el único, es indudablemente Noruega el país que ofrece sus mejores y más espectaculares postales y que mejor los representa.
Fiordo de Geiranger |
Y es que estamos hablando de uno de los escenarios paisajísticos más increíbles que hay en el mundo, al que pocos lugares pueden hacerle sombra o competir con él. Porque al entorno natural propiamente dicho es necesario sumarle una cantidad ingente de picos, glaciares, cascadas, bosques y cimas, que lo convierten en un deleite inimaginable para los sentidos.
Mi única incursión en Noruega había sido en junio de 2014 para visitar a mi hermana que en aquellos tiempos residía en la capital del país nórdico. Aquel breve viaje de un fin de semana me serviría tan sólo para conocer Oslo, haciendo una ruta por sus principales museos, monumentos, parques y lugares más representativos, pero que como es evidente no me permitiría acercarme a ningún otro lugar. Pero aquella imagen de las aguas del fiordo que baña la capital acompañada de una maravillosa, intensa e hipnotizadora luz que también me acompañaría por otros países nórdicos, haría que desde aquel mismo instante incluyese entre mis principales objetivos viajeros poder conocer algún día los únicos y maravillosos fiordos noruegos.
Fiordo Lysefjord |
Por fin, ese día había llegado y, junto a mis amigos, esta vez volvía a estar bien acompañado, afrontábamos un viaje que nos llevaría, como ya he mencionado, a la zona suroeste del país, abarcando el área más famosa de los fiordos y sus ciudades más significativas, dejando para mejor ocasión otras partes del territorio, como Cabo Norte o las Islas Lofoten, también sumamente apetecibles. El motivo de esta decisión es que con sólo quince días que disponíamos no queríamos pasarnos metidos en el coche la mayoría del viaje, permitiéndonos de esta manera poder realizar varias rutas de senderismo, parar más tiempo en miradores y lugares que nos llamaran la atención y disfrutar más de ciudades como Bergen o Stavanger, incluso pudiendo hacer algún pequeño crucero desde ellas. Y aún así y todo, y con estas intenciones, habría días que no nos libraríamos de bastantes horas de carretera.
Fiordo Osterfjorden |
Como se irá viendo nuestra ruta fue algo así como una “C” invertida, enlazando las dos ciudades más importantes del sur, partiendo desde Stavanger y haciendo el camino de ida por el interior montañoso y regresando por la costa desde Geiranger, el punto más al norte al que llegaríamos, hasta la famosa Bergen. Eso sí, nos valdríamos del avión para desde Oslo poder llegar a nuestros puntos de inicio y final de la ruta. Finalmente, el último día lo pasaríamos en la capital del país, para no llevarnos ninguna sorpresa si por lo que fuese había alguna incidencia con los vuelos el día de vuelta.
Cascada Kjosfossen |
La planificación de un viaje a Noruega es necesaria tomársela con mucha calma, ya que intentar abarcar muchas zonas del país puede suponer una auténtica odisea y acabar agotado y saturado por pasar demasiadas horas al volante. Y es que realizar recorridos de no demasiados kilómetros, puede suponer muchas horas de conducción debido a que apenas hay autovías, existen muchos límites de velocidad, la mayoría de carreteras son de doble sentido y están repletas de curvas y desniveles que ralentizan considerablemente cada trayecto. Sumándole a todo ello que en más de un tramo es necesario coger ferries, haciendo todavía más lento el llegar a un punto determinado.
Valle de Hattebergsdalen |
Antes de entrar en faena con el relato pormenorizado del viaje, día tras día, veamos como siempre algunos datos prácticos sobre Noruega que puedan facilitar las cosas en la visita al país nórdico.
DATOS PRÁCTICOS NORUEGA:
REQUISITOS DE ENTRADA: Los ciudadanos españoles pueden entrar en Noruega con el carnet de identidad o el pasaporte. No es necesario visado, siempre que la estancia no sea superior a los noventa días. Entre los países escandinavos no existen formalidades aduaneras. Los menores deben ir provistos de su propio documento de identidad o estar registrados en el pasaporte de sus padres.
CUÁNDO IR: Se podría decir que la mejor época es el verano ( en particular junio y julio), ya que la temperatura, la duración de los días y la apertura de carreteras hacen posible visitas más largas, senderismo, excursiones en bicicleta y otras actividades al aire libre ( por ejemplo, la pesca se practica muchísimo). En las regiones septentrionales se puede presenciar además el fenómeno del sol de medianoche. Sin embargo, es cierto que hay muchos lugares del país que también se pueden visitar en invierno, aunque con limitaciones por las condiciones climatológicas, pero con el aliciente de poder contemplar auroras boreales en muchas de sus latitudes.
MONEDA: La moneda del país es la corona noruega. Su cambio indicativo es de 1 euro = 8,30 NOK. En casi todas las tiendas y restaurantes aceptan tarjetas de crédito, débito y prepago. También son habituales los sistemas de pago sin contacto. El dinero en efectivo cada vez brilla más por su ausencia, utilizándose, si acaso, para pequeñas compras.
SANIDAD: Noruega tiene un sistema sanitario de primera por lo que en caso de accidente los tratamientos en sus hospitales son excelentes. Aunque el país no forma parte de la Unión Europea, cuenta con acuerdos para poder utilizar la tarjeta sanitaria europea con las mismas condiciones que se establecen para sus ciudadanos, debiendo pagar una cuota en consultas y tratamientos, por lo que se recomienda contratar un seguro privado.
IDIOMA: Hay tres lenguas oficiales en el país: el noruego, el bokmal y el nyorsk, más varias lenguas protegidas del pueblo sami, en el norte. El 95 % de la población del país habla noruego, pero en casi todas partes de habla también el inglés y la mayoría de carteles están traducidos a ese idioma.
ELECTRICIDAD: En Noruega el voltaje común es 230 V. La frecuencia es 50 Hz. Las clavijas y enchufes son del tipo F. Por tanto, los españoles no necesitamos adaptador o conversor en el país.
CONDUCCIÓN: En Noruega es válido el permiso de conducir español, aunque el conductor debe tener al menos 19 años y una antigüedad mínima de un año. Es obligatorio llevar la luz de cruce encendida en todo momento mientras se conduce. Se debe llevar en el coche un chaleco reflectante y triángulo de emergencias. En zonas de montaña es obligatorio llevar en invierno neumáticos de nieve o cadenas. Los coches que descienden por una montaña siempre tienen prioridad en las carreteras de montaña estrechas. Los asientos infantiles y cinturones de seguridad son obligatorios y está prohibido conducir sosteniendo un teléfono. Las multas por exceso de velocidad y por conducir con una tasa de alcohol superior al límite son más severas que en otros lugares de Europa y pueden comportar condenas de prisión. En las carreteras que no tengan una señal de diamante amarillo, se debe ceder el paso a los conductores que vengan por la derecha. Los adelantamientos agresivos son delito. En más de cien carreteras es necesario subir el coche a un ferri para cubrir un trayecto. Estos cruces están señalizados con líneas de puntos en los mapas de carreteras y siempre son los caminos más cortos. No se puede reservar con antelación y se debe contar con un tiempo extra para hacer estos trayectos en ferri. Noruega es uno de los tres países del mundo donde la gasolina y el gasoil son más caros, teniendo los vehículos eléctrico importantes compensaciones, además de tener 16.000 estaciones de carga públicas gratuitas. En las autopistas y las autovías, la velocidad máxima permitida es de 90 km/h; en las carreteras ordinarias es de 80 km/h, salvo en los tramos que presentan una mayor dificultad; y en los centros urbanos es de 30 a 50 km/h.
TRANSPORTES: Respecto al tren, la red ferroviaria noruega está integrada con otras redes europeas a través de la alta velocidad de Suecia, que conecta Oslo con Estocolmo y Gotemburgo. El nivel de confort y servicios en los trenes es alto. Los trenes intercity ofrecen servicios frecuentes entre las principales ciudades, como Oslo, Bergen, Stavanger o Trondheim. Todas las zonas de Noruega están gestionadas por la compañía estatal NSB. Los precios son más elevados aquí que la media europea. Relativo al autobús, las ciudades y aeropuertos tienen buen servicio de autocares, todos con wifi. Nettbus es el operador más grande, con trayectos a Lillehammer y Bergen, pero no hacia el norte. Para la costa occidental, las mejores rutas son de Kystbussen. Boreal también es otra de las compañías importantes gestionando líneas exprés a los aeropuertos de Oslo y Bergen. Respecto al ferri, son innumerables la cantidad que existen por todo el país para realizar cualquier tipo de conexión y son imprescindibles para acortar trayectos. Es muy importante mirar los horarios en https://www.vegvesen.no/en/traffic-information/traffic-information/ferry/ para no perder un tiempo de oro.
GASTRONOMÍA: La gastronomía local está basada en productos del mar y de los ríos. Como es de esperar los primeros puestos en su alimentación lo ocupan el salmón y la langosta, pero sobre cualquier mesa se encuentran también el arenque y la anguila cocinados de distintas maneras, junto al salmón, que no puede faltar. Tampoco se olvidan nunca de introducir la trucha en el menú, así como el bacalao y el rodaballo. Algunas preparaciones son realmente especiales como la trucha fermentada (rakfisk), o el bacalao desalado en soda (lutefisk).
La carne, que en noruega se refiere también a la de los renos y alces, es muy apreciada y entre los platos más comunes están las albóndigas y la caza (siempre acompañada de una mermelada de frutas del bosque), guiso de cordero y farikal, uno de los platos nacionales, compuesto por cordero, repollo y patatas, todo guisado durante horas.
Otras especialidades noruegas que no deben dejar de probarse son el pan plano, unas finísimas galletas que se conservan mucho tiempo, un queso cocido de color avellana que tiene bastante sabor y suele comerse con pan con mantequilla (geitost), la perdiz de las nieves con salsa con nata y las frambuesas del ártico.
La cerveza es excelente, y debido a las grandes distancias que se dan en el país, en raras ocasiones se encuentra cerveza de Oslo en Tromso o viceversa.
VUELOS Y ALQUILER DE VEHÍCULOS
Sin más preámbulos, nuestro viaje por Noruega comenzaría tras llegar al aeropuerto de Oslo, después de un vuelo, con la compañía Iberia, de tres horas y media, que se desarrollaría sin problemas y sin retrasos, llegando a la capital nórdica a las 12:35. Este nos saldría por 220 euros, ida y vuelta, un precio bastante razonable para los incrementos que se han producido este año.
Tras desembarcar disponíamos de unas dos horas para relajarnos, aprovechando este tiempo para comer unos sándwiches en el aeropuerto, que como no podía ser de otra manera nos habíamos traído desde casa. Y es que cualquier momento es bueno para ahorrar dinero en el país, como se irá viendo.
Bandera Noruega |
A las 15:00 volvíamos a embarcar en una nueva nave, esta vez de la compañía Norwegian, con rumbo hacia Stavanger, una de las ciudades más importantes del país, situada en la costa suroeste de Noruega y donde empezaría de verdad nuestro ansiado viaje. Esta vez el vuelo sólo duraría cincuenta minutos por lo que a las 16:00 estábamos ya desembarcando.
Era el momento de dirigirnos hacia el área del aeropuerto en el que se encontraban las compañías de alquiler de coches. Como siempre hacemos recurriríamos a la web: www.rentalcars.com para alquilar el nuestro. La empresa que nos había correspondido era Hertz, por lo que nos fuimos a su stand y allí realizamos los trámites oportunos para hacernos con nuestros vehículos de alquiler. Sí, hablo en plural, ya que esta vez alquilar un coche para siete personas se nos iba de las manos, por lo que al probar la opción de dos coches pudimos comprobar que el precio se reducía en casi a la mitad por los dos. Por tanto, no lo dudamos. Aún así, no nos saldría barato debido a que optaríamos por devolver el coche en Bergen, para así evitar otras cinco horas de conducción de una ciudad a otra al final del viaje. Los vehículos fueron un Toyota Yaris Cross y un Ford Kuga que nos saldrían por unos 1000 euros cada uno los catorce días que los utilizamos, ya que los dos últimos prescindimos de los mismos al dedicarlos a la capital.
Además algo que agradecimos enormemente es que, sin pedirlo, nos dieron dos coches automáticos, lo que es todo un respiro y un descanso para afrontar las carreteras noruegas, pues te facilita la conducción de manera considerable.
APARTAMENTO LAGARDSVEIEN
Ahora sí, sin entretenernos más, pondríamos rumbo al que iba
a ser nuestro alojamiento en Stavanger durante las siguientes tres noches.
Desde el aeropuerto tardaríamos sólo un cuarto de hora en recorrer los catorce
kilómetros que nos separaban del apartamento que habíamos elegido. Este se
encontraba en LAGÅRDSVEIEN 1, a pocos metros del centro de la ciudad. Se trataba
de una cálida y acogedora vivienda de tres dormitorios con una moderna
combinación de colores, sala de estar, una cocina totalmente equipada y una
espaciosa terraza con zona de estar y relajación. Aunque es cierto que a las
zonas exteriores no les vendría mal una cierta mejora.
Eran las 18:00 cuando nos habíamos acomodado en la vivienda, teniendo
todavía por delante la mitad de la tarde, por lo que nos pareció buena idea
marcharnos a comprar a un supermercado cercano y así aprovisionarnos de comida
para los primeros días en Noruega.
Entre unas cosas y otras pronto llegaría la hora de la cena optando por prepararnos unos huevos fritos con arroz blanco y salchichas, para acto seguido retirarnos a descansar pues el día había sido intenso y mañana nos metíamos ya directamente en faena, dedicándolo a conocer la ciudad que nos acababa de acoger.
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