Stavanger es la cuarta ciudad de Noruega en cuanto a número de habitantes, pero el primer centro petrolífero del norte y uno de los principales puertos internacionales de la costa del mar del Norte. Se extiende sobre una península en la parte más interna del fiordo Stavangerfjord, dentro de una bella región llamada Ryfylke. La historia de la ciudad comienza con la fundación de una diócesis en el año 1125, según parece, por obra del obispo inglés Reinald of Winchester.
Puerto de Stavanger |
Stavanger es una ciudad rica y propensa a la diversión gracias al flujo de dinero que proporcionan los trabajadores de la plataforma de extracción ubicada en alta mar, en aguas del Mar del Norte, y de todas las empresas asociadas a ella. Las prospecciones petrolíferas comenzaron en el año 1962 y en 1980 este yacimiento producía 35 millones de toneladas de petróleo. En la actualidad hay más de 30 plataformas entre el mar del Norte y el mar de Barents. Stavanger es la base principal de todas estas operaciones. Así pues, el petróleo ha cambiado completamente la ciudad, transformándola en un gran centro de negocios internacionales y todo tipo de actividades.
Sin embargo, el casco antiguo y el puerto todavía conservan un encanto especial, así como otros lugares cercanos que bien merece la pena disfrutar, dedicando, en nuestro caso, un día a los mismos, eligiendo la jornada que empezaba para ello como consecuencia de que las predicciones meteorológicas daban lluvias desde el mediodía y era lo mejor para la planificación que traíamos, aprovechando así los días siguientes para nuestros intenciones relacionadas con la naturaleza en la zona, pues daban una previsión bastante buena con respecto a hoy.
MONUMENTO SVERD I FJELL
Nuestro despertador sonaría temprano para encaminarnos hacia el monumento conocido como Sverd I Fjell, cuya traducción al castellano significa “Espadas en la roca”.
Este se encuentra al borde de la bahía de
Møllebukta, a unos cinco kilómetros del centro de Stavanger, por lo que en sólo
diez minutos en coche había llegado hasta él.
Se trataba de uno de esos imponentes monumentos
épicos que llevaba mucho tiempo queriendo conocer. Sus tres espadas de bronce
gigantes, de diez metros de altura, su privilegiada situación dominando el
fiordo Hafrsfjord y el hecho de conmemorar un momento histórico crítico en la
unificación de Noruega, hacían que fuese un instante especial y más a primera
hora de la mañana donde estábamos casi completamente sólos en el lugar.
Las estatuas fueron creadas por el escultor noruego Fritz Røed en 1983 y fueron inauguradas oficialmente por el rey noruego Olav V. Plantadas directamente en la roca, las espadas conmemoran la batalla naval de Hafrsfjord de 872, en la que el rey Harald Fairhair derrotó a otros reinos rivales para unir a Noruega bajo una sola corona. Esta batalla se considera el momento crucial que puso Noruega bajo un solo gobernante.
En general, se considera que la batalla tuvo lugar en las aguas de Hafrsfjord, pero a pesar de varias expediciones de buceo, hasta el momento no se han encontrado artefactos de la batalla. La mayor de las tres espadas, que también tiene un pomo ornamentado, representa al rey Harald Fairhair, mientras que las dos más pequeñas representan a Eirik de Hordaland y Kjotve el Rico, los dos reyes rivales que participaron en dicha batalla, muriendo el primero de ellos en la misma y huyendo el segundo al exilio después de su derrota.
DOMKIRKEN Y BREIAVATNET
Después de volver hasta nuestra casa y dejar
aparcados los vehículos comenzaríamos a conocer el centro histórico por su catedral (Domkirken), de estilo
románico – normando. Fue erigida por el primer obispo de la misma, Reinald of
Winchester, a partir de 1125. En 1272, después de un incendio, se remodeló el
coro gótico, que se añade sin crucero en la base de cruz. Su fachada es muy
simple; una portada románica se abre en el lateral izquierdo, dos torres
flanquean el ábside y está iluminada por una inmensa ventana adornada con
esculturas decorativas. Desgraciadamente buena parte de su exterior se
encontraba en restauración y no pudimos admirarlo como nos hubiera gustado.
Domkirken o Catedral de Stavanger
En su interior, a las poderosas y místicas naves de cruz se contrapone el vivaz y luminoso coro. De la ornamentación barroca hay que resaltar el púlpito y cinco grandes epitafios.
Pero si la catedral más antigua de noruega
resalta a la vista, no lo hace menos el hermoso lago que se encuentra a su
orilla llamado Breiavatnet, rodeado
de un frondoso parque, frecuentado por varias aves como cisnes, gaviotas, patos
o gorriones. Es un lugar agradable para pasear o sentarse y ver pasar la gente.
Cuenta además con rincones con bonitas esculturas como Andemor (Madre Pato) o
un árbol lleno de corazones rojos.
GAMLE STAVANGER
Era el momento de conocer, probablemente, la zona
más bonita de la urbe: su ciudad vieja. Un barrio residencial y comercial
famoso por sus preciosas casas de madera y sinuosas calles empedradas,
extendiéndose al oeste y suroeste del puerto de Vagen.
No es de extrañar, por tanto, que hileras enteras
de dichas casas de madera encaladas del siglo XIX, perfectamente conservadas,
con sus cuidados jardines delanteros, sus vallas de madera y una atmósfera
marinera de otros tiempos, haya sido declarado Patrimonio de la Humanidad por
la Unesco. Además ha recibido otros importantes premios internacionales por su
conservación y arquitectura. Todo un orgullo para sus propietarios.
Gamle Stavanger o Ciudad Vieja Gamle Stavanger o Ciudad Vieja
Sus más de 170 casas fueron residencia de marineros y trabajadores locales y en la actualidad reciben un trato exquisito por parte de sus nuevos inquilinos que las miman con sumo cuidado e incluso, con algo de suerte, hasta están dispuestos a mostrarte su interior.
El barrio está considerado uno de los más caros,
no ya de Noruega, sino de toda Europa, estimándose que cada casa puede costar
alrededor de un millón de euros, teniendo en cuenta que además son realmente
pequeñas ya que su superficie suele estar entre los 30 y los 80 metros
cuadrados. No hay más que hacer la cuenta para ver la locura que se paga por
cada uno de esos metros.
Gamle Stavanger o Ciudad Vieja Gamle Stavanger o Ciudad Vieja
Cada detalle en ellas está sumamente cuidado por sus propietarios: su florida decoración con macetas y parterres, los blancos impolutos de sus fachadas, los adornos exteriores, las pequeñas escaleras de piedra, etc.
El área cuenta también con algunas galerías de
arte, así como pequeñas tiendas donde se vende artesanía hecha por gente local,
por lo que también se puede parar a echar un vistazo, adquirir un regalo
original e interactuar con los propios artistas.
Gamle Stavanger o Ciudad Vieja Gamle Stavanger o Ciudad Vieja Gamle Stavanger o Ciudad Vieja
En definitiva, una auténtica joya que uno no se puede perder cuando visita Stavanger.
PUERTO DE STAVANGER
Dejando atrás el encantador y tranquilo barrio de
Gamle Stavanger, le llegaba el turno al animado y vibrante puerto. Aquí se
concentra prácticamente toda la
actividad turística de la ciudad, con una cantidad ingente de bares y
restaurantes distribuidos por sus explanadas.
Lo que más llama la atención a primera vista son
sus coloridas casitas de madera que
en el pasado fueron viejos almacenes portuarios que ahora están ocupados por
establecimientos de hostelería repletos de terrazas donde la gente aprovecha
para consumir cerveza y ricos productos del mar.
Puerto de Stavanger Casas del Puerto de Stavanger
Es aquí donde se halla también el conocido como Fisketorget o mercado de pescado, donde se puede comprar un gran número de especies diferentes de primera calidad, degustarlas en su interior o incluso llevárselas envasadas al vacío y saborearlas en tú lugar de origen o servir como regalo, el cual seguramente será todo un acierto.
Otro elemento que destaca en esta zona es un
antiguo barco de pasajeros, anclado en el puerto, llamado Rogaland, con su inconfundible casco de hierro pintado de negro que
es una auténtica pieza de museo al aire libre.
Barco Rogaland en el Puerto de Stavanger
Como no podía ser de otra manera, no podríamos evitar sucumbir a sentarnos en una de las mencionadas terrazas y disfrutar de una buena cerveza, mientras veíamos como desembarcaban miles de turistas de un crucero recién llegado y tomaban la ciudad.
CALLE OVRE HOLMEGATE
Ovre Holmegate, sería nuestro siguiente punto de
interés, una calle que se encuentra cerca del puerto de Stavanger y es toda una
fiesta para los sentidos. Conocido por los
lugareños como Fargegaten, o Color Street, cada hogar está pintado de un tono
vibrante y brillante. Esta es la zona más bulliciosa y concurrida de la
ciudad, repleta de turistas y visitantes. Hay muchas tiendas, restaurantes
y patios para disfrutar de una comida o una bebida. También pude observar
mucho arte callejero de calidad en algunos de los edificios o escondido en el
lateral de alguna calle.
Calle Ovre Holmegate Calle Ovre Holmegate
La calle es conocida como el "Notting Hill" de Stavanger, ya que posiblemente sea una de las calles más coloridas de Noruega. Pintada en 2005, esta calle arcoíris es una atracción de la ciudad relativamente nueva. Comenzó cuando el peluquero local, Tom Kjørsvik, soñó con llamar más la atención sobre su negocio y la misma calle.
El artista escocés Craig Flannagan recomendó que las casas siguieran un esquema de color reglamentado. Se inspiró en los tonos de “Miami Vice” al decidir sobre los temas y patrones de color. Se determinó que cada detalle combinara con cada casa de la calle, desde el color del edificio hasta el borde de la ventana, así como otros detalles más pequeños.
Y la idea de Tom Kjørsvik funcionó, pues siempre hay mucha gente deambulando por Øvre Holmegate con sus coloridas casas. Cuando se trata de hacer turismo en Stavanger, esta es otra visita obligada.
TORRE VALBERGET
Nuestra siguiente parada sería para conocer la
torre Valberget de unos treinta metros de altura (Valbergtarnet), construida
entre 1850 y 1853, sería la antigua torre de observación de Stavanger y a
diferencia de lo que la gente piensa no sería una torre fortificada o
defensiva. En ella residirían de forma permanente los vigilantes de la ciudad,
cuyo principal deber consistía en avisar a la gente del pueblo cuando se
producía un incendio, los cuales eran muy frecuentes en una urbe construida en
madera como era esta. Su último guardia ostentaría el puesto durante 18 años
hasta 1922.
Los cañones que pueden verse a sus pies eran el medio con el que se avisaba a la población del incendio, dependiendo el número de disparos de la gravedad del incendio en cuestión.
La torre cuenta con un pequeño museo de
vigilantes en el primer piso para personas interesadas en la historia, pero lo
mejor son las vistas que se consiguen desde su segundo piso, abarcando toda la
ciudad y su entorno.
La torre está abierta de 10:00 a 16:00 y cuesta
40 NOK.
CASA AZUL
A muy pocos pasos de la anterior se encuentra la calle Skagen, a la que llegaríamos porque teníamos curiosidad de conocer la que se considera la casa más antigua de Stavanger, la conocida como “Casa Azul”. Esta fue construida sobre el año 1700 y se caracteriza por algunas peculiaridades que la diferencian de las demás. Si se compara con otras se verá que las tablas de madera que cubren su fachada se encuentras colocadas de manera vertical y no horizontal. Esto suponía que cuando había que cambiarlas por estar podridas por la humedad era necesario sustituir muchas más filas que si hubieran estado en sentido contrario. Por otro lado, además del blanco también se utiliza el azul para las puertas y ventanas, color que está asociado a la monarquía. Todo ello mostraba claramente que sus propietarios eran realmente ricos y les encantaba ponerlo de manifiesto ante la sociedad con estos peculiares detalles.
GEOPARQUE Y MUSEO DEL PETROLEO
A continuación, nos dirigiríamos hasta los
exteriores del museo del Petróleo
(Norsk Oljemuseum), ubicado en otra parte del puerto. El museo describe la
historia del descubrimiento del petróleo
en Noruega desde 1969 hasta nuestros días e ilustra gráficamente la vida
y el trabajo en una plataforma petrolífera, con una completa presentación de
una torre de perforación marina. Se exponen modelos del equipo que se emplea,
como brocas perforadas, campanas de buzo y una cápsula de supervivencia. Pero
tengo que decir que aunque parecía atractivo, decidiríamos no visitarlo, ya que
preferimos pasar un buen rato en el cercano Geoparque, un singular parque infantil, en el que es probable
disfruten más incluso los adultos. Este combina el
arte callejero con una zona de juegos al convertir un antiguo sitio industrial
en algo funcional. Hay tuberías y tubos por todos lados, y grafitis por todas
partes.
Como Stavanger es la base principal de la industria petrolera en Noruega, esta área en particular era una plataforma abandonada. Como el espacio no se estaba utilizando, se rediseñó y transformó en un patio de recreo único que conserva su historia. Todas las estructuras del parque infantil están hechas de chatarra y materiales de la industria petrolera.
CRUCERO POR EL FIORDO LYSEFJORD
La mañana había pasado rápido y
eran ya las 13:30, una buena hora para buscar un sitio donde comer antes de
afrontar la tarde, donde los caminos de mis amigos y el mío se separarían
durante unas horas.
Optaríamos por comer en el Burguer
King, para abaratar costes. Tras ello me despediría de ellos y me encaminaría
al área del puerto denominada Strandkalen,
desde donde a las 15:00 partiría un crucero que me llevaría durante tres horas
y media a navegar por el fiordo de Lysefjord, uno de los considerados más
bellos en Noruega y que en apenas dos días podría contemplar también desde las
alturas del icónico Preikestolen. De esta manera me llevaba las dos visiones de
esta maravilla natural. Por un lado desde la parte más alta, y por otro a ras
del agua, pudiendo decir, ya de antemano, que ambas merecen mucho la pena, ya
que las perspectivas son completamente diferentes. El precio sería de 725 NOK y
lo haría con la empresa Rodne Fjord
Cruise.
A las 15:00 en punto, el bonito
barco eléctrico zarparía del centro de Stavanger, dejando atrás la ciudad y
poniendo rumbo hacia el Fiordo de la Luz, que sería la traducción al castellano
de Lysefjord. Pronto nos adentraríamos por una serie de canales desde donde
podríamos ir observando diferentes islas llenas de vegetación, coloridas
casitas de madera que salpicaban el paisaje y embarcaderos ocultos entre moles
rocosas. Lástima que comenzara a llover con fuerza y la parte del pasaje que
optamos por permanecer en el exterior tendríamos que ser solidarios y
concentrarnos todos bajo el techo de una de las cubiertas, haciendo salidas
esporádicas a la intemperie para hacer algunas fotografías.
Crucero por Fiordo Lysefjord Crucero por Fiordo Lysefjord
El silencio imperaba cada vez más en el ambiente y la paz y tranquilidad se adueñaba del entorno de una belleza inusitada. No tardaríamos en bordear la isla de Adnoy y empezar a navegar por el fiordo de Lysefjord, uno de los más largos del país nórdico, con una extensión de 42 km y paredes que superan los mil metros de altura en algunos tramos.
Crucero por Fiordo Lysefjord Crucero por Fiordo Lysefjord
Mientras continuábamos con la navegación nuevas sorpresas comenzarían a sucederse tales como la Hengjanefossen, una cascada de 400 metros cuyas gélidas aguas puedes sentir en tú cara al pasar muy cerca de ella; o el maravilloso Preikestolen visto desde abajo y que incluso parece casi de juguete en un entorno tan majestuoso.
Hengjanefossen desde Crucero por Fiordo Lysefjord Preikestolen desde Crucero por Fiordo Lysefjord
Así, después de disfrutar cada segundo en este entorno incomparable, durante tres horas y media, regresábamos, de nuevo, al puerto de Stavanger, con una felicidad inusitada, esa que dicen disfrutan los noruegos de forma reiterada.
Al desembarcar buscaría a mis amigos y tras contarles mi experiencia, pasaríamos el resto de la tarde por el centro de Stavanger, disfrutando del ambiente de la ciudad, hasta que una vez llegó la noche nos retiramos al apartamento a cenar unas pizzas, acostándonos pronto, ya que mañana tocaba una de esas excursiones únicas en Noruega.
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