9 de Diciembre de 2022.
Me levanté completamente ilusionado ante mi nueva etapa en
Italia, donde también iba a poder reconciliarme con Nápoles y sus alrededores,
donde la vez anterior tuve un paso fugaz que no me permitiría conocer
prácticamente nada de lo que en principio eran los planes iniciales, yéndome de
esta zona con una decepción total. Todo ello se puede leer en el capítulo
correspondiente del diario “De Venecia a Nápoles”.
Ahora sí iba a tener la oportunidad de conocer a fondo tanto
la ciudad de Nápoles en la que iba a permanecer un día y medio, como sus
alrededores, desplazándome en los dos días restantes hasta las míticas ruinas
de Pompeya y Herculano, así como hasta el Parque Nacional del Vesubio, aunque,
como se verá en los capítulos siguientes, se me quedaría una espina clavada al
no poder cumplir con uno de los objetivos de esta parte del viaje como
consecuencia de la meteorología, algo que tendría que quedar pendiente para una
próxima ocasión.
Pero comencemos por el principio que me situaba en el
pequeño comedor de mi hotel, dispuesto a disfrutar del desayuno que estaba
incluido en el precio de la habitación. Este hay que decir que era completísimo
con tartas de chocolate y mermelada, cereales, fiambre, zumos, tostadas, etc.
que me permitirían coger fuerzas para afrontar con las pilas cargadas la
jornada.
POMPEYA
Tras ello me encaminaría a la estación de Nápoles Central en
la plaza Garibaldi, donde al final de la misma están los andenes de la llamada línea Circumvesuviana, una de las
arterias principales del transporte público que da servicio a muchos lugares
del área del Vesubio. Tras comprar mis billetes de ida y vuelta por tres euros
cada trayecto, me encaminaría al andén donde a las 08:02 salía el tren hacia la
localidad de Sorrento, el destino final de la línea. A lo largo de esta se
encuentran las paradas de Herculano y Pompeya, objetivo de más de la mitad de
turistas que tomamos este tren.
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Línea Circumvesuviana a Pompeya |
En cuarenta minutos me estaba bajando en la estación de
Pompeya (Pompei Scavi), donde ya había movimiento pero todavía se respiraba
tranquilidad. Al salir a la calle compraría una botella de agua y un bocadillo,
para ahorrarme en la comida unos buenos euros en el recinto arqueológico, y
unos metros más adelante me encontraba con la entrada a las ruinas.
El ticket ya lo había sacado a través de la página oficial http://pompeiisites.org/en/buy-tickets/
y me había costado 16 euros, aunque creo que para este nuevo año ya vale 18
euros.
Eran las nueve en punto cuando abrían las puertas y, contra
todo pronóstico, era la primera persona que accedía a las ruinas de Pompeya,
algo que no voy a negar me haría ilusión, sobre todo por poder disfrutar, al
menos durante unos minutos y completamente sólo de uno de los yacimientos
arqueológicos más importante a nivel mundial.
No importa cuánto se haya leído sobre Pompeya, nada te
prepara para el sorprendente efecto que te produce una de las ruinas más
famosas del planeta, incluso aunque se repita la experiencia después de muchos
años como era mi caso. Es como si los antiguos romanos se hubieran ido ayer;
las casas, las tiendas de vinos, los baños públicos y los burdeles que dejaron
atrás son ventanas hacia la vida que floreció en esta próspera ciudad a los
pies del Vesubio en los tiempos de los césares. En el año 79 después de Cristo,
una de las más funestas erupciones volcánicas de la historia enterró al pueblo
bajo más de seis metros de ceniza que lo preservaría hasta que fue descubierto
a finales del siglo XVI. Hasta mediados del XVIII no se emprendieron
excavaciones a gran escala y dos tercios de la ciudad permanecen aún bajo
dichas cenizas.
La opulencia de Pompeya puede apreciarse en sus intrincados
suelos de mosaicos y villas lujosamente adornadas con frescos, aunque muchos de
los objetos de arte y decoración fueron robados hace tiempo o llevados al Museo
Nacional de Arqueología en Nápoles para salvaguardarlos. Pasear por Pompeya es
hacerlo por los restos de un lugar que parece tan avanzado y civilizado como
cualquier otro de los que nos rodean hoy en día, o incluso más.
Tenía por delante toda la jornada, es decir ocho horas, para
descubrir la ciudad y es que quería disfrutarla al máximo, fijarme en cada
detalle, entrar a todas las casas que se encontrasen abiertas, pasear por sus
inmensas avenidas con tranquilidad, detenerme las veces que hiciesen falta, en
definitiva no quería que me sucediera como hace 22 años donde, al venir con una
agencia, me llevaron a matacaballo y en menos de dos horas ya estábamos fuera camino
del siguiente destino. Me negaba a que esto me volviera a suceder.
Mi visita comenzaría atravesando la Puerta Marina, la más imponente de las siete puertas de la ciudad, que
permite salvar la muralla por la que se encuentra rodeada. Su nombre deriva del
hecho que la calzada en salida conducía al mar. Desde ella se pueden apreciar
las Termas Suburbanas, ubicadas
inmediatamente bajo dicha puerta.
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Puerta Marina |
En pocos metros la misma calle por la que estaba transitando
me llevaría de forma directa al Foro,
es decir el centro de la vida cotidiana de la ciudad, donde se concentran los
principales y más importantes edificios públicos para la administración de la urbe y de la justicia, para la gestión
de los negocios o para las actividades comerciales, además de los principales
lugares de culto ciudadano.
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Foro Cívil |
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Foro Cívil |
Flanqueándolo podríamos citar edificios tan importantes como
el santuario de Apolo, uno de los
lugares más antiguos de culto pompeyano donde se celebraban juegos de
gladiadores, representaciones teatrales o fiestas en honor al dios central; el templo de Júpiter, otro importante
lugar de adoración a los dioses y donde es probable se custodiara el tesoro
público de la ciudad, contando además con una maravillosa vista escénica del
Vesubio a sus espaldas; el Macellum
o mercado cubierto con una sala para el culto y diferentes espacios para la
venta y limpieza del pescado; el santuario
de los Lares Públicos, con un altar central donde se podían realizar
sacrificios ya sea para el emperador o para otras figuras públicas importantes;
el edificio de Eumaquia, mandado
construir por la sacerdotisa de Venus para el culto del emperador en el que
destaca el opulento marco de mármol del portal principal que erróneamente fue
recolocado en este lugar; los graneros
que cumplían la función de mercado de fruta y verdura; o los arcos honorarios situados a ambos lados
del templo de Júpiter, en la parte norte del foro.
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Templo de Júpiter |
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Santuario de Apolo |
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Arco Honorario |
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Macellum o Mercado |
En unos cuarenta minutos, esta área comenzaría a absorber
cada vez a más gente, por lo que me pareció el momento idóneo para abandonarla
y continuar con nuevas y fascinantes visitas.
Muy cerca se encontraba la basílica, con una extensión de 1500 metros cuadrados, siendo el
edificio más suntuoso del Foro. Tenía la función de espacio para la gestión de
los negocios y la administración de la justicia. Su interior estaba dividido en
tres naves con dos filas de columnas de ladrillos con capiteles jónicos. En el
centro se sitúa una tribuna decorada profusamente, donde se sentaban los
magistrados durante la gestión de las actividades judiciarias. Este edificio
representa uno de los ejemplos más antiguos de este tipo en todo el mundo
romano.
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Basílica |
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Basílica |
Adosado al anterior podría ver los restos de del Santuario de Venus que ocupa una
escenográfica terraza artificial que ofrece una espléndida vista al Golfo de
Nápoles y domina desde lejos la bahía en la que debía de estar el puerto. Venus
era la diosa protectora de Pompeya y a la que se dedicó la colonia en el
momento de la fundación (80 a.C.)
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Santuario de Venus |
Se sucederían después varios edificios que eran sede de la
administración pública tales como la Curia, el Tabularium o el Comitium con
funciones diversas como la de senado o mesa electoral.
En esta zona podría ver la casa de Championnet, una de las más suntuosas de Pompeya, que se
desarrolla por lo menos en cuatro niveles degradantes escenográficamente hacia
el mar. La casa está constituida por un atrio opulento con cuatro columnas y
con suelos de mosaico polícromo y decoraciones geométricas.
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Casa de Championnet |
Muy interesantes son también la casa de los Mosaicos Geométricos o la casa de las Paredes Rojas, esta última con un pequeño templete
destinado al culto doméstico, donde se encontraban seis estatuillas de bronce
de los dioses protectores de la casa.
Pasaría a continuación a ver varios edificios de gran
interés como las Termas Estabianas,
que se remontan al siglo II a.C. encontrándose entre las más antiguas conocidas
del mundo romano y donde al entrar me recibe un gran patio destinado a los
ejercicios gimnásticos, con tres lados porticados y uno con una piscina al aire
libre. Las instalaciones se dividen en dos sectores incomunicados: la parte de
los hombres y la de las mujeres, separados por el horno, necesario para dar
calor a las dependencias que lo precisaban. Luego visito las termas pasando por
el vestuario y las diversas salas de baños; el Lupanar donde las prostitutas, normalmente esclavas griegas y
orientales, ejercían su profesión. Se trata de un edificio de dos pisos,
estando en el superior las habitaciones del dueño y de las esclavas, y en el
inferior cinco habitaciones con una cama cada una. Es muy curioso observar en
las paredes del pasillo central cuadros con representaciones eróticas que
cuentan a los clientes las actividades que desarrollaban; la casa de Sirico, un político y
comerciante, cuya vivienda era de gran lujo, donde los invitados comían en
lechos triclinarios situados alrededor de un valioso pavimento con placas de
mármol y rodeados por frescos refinados con temas mitológicos inspirados en la
guerra de Troya; la panadería de Popidio
Prisco, en la que se puede ver a la perfección los elementos con los que se
hacía el pan, como el gran horno en el que se cocía o las grandes piedras de
lava que permitían moler el trigo; o el templo
de la Fortuna Augusta, situado sobre una elevación con columnas y capiteles
en mármol y con el altar delante, se dedicaba no sólo a la celebración de
rituales específicos en honor del emperador Augusto sino también a la
propaganda a favor de la casa imperial por parte de la élite local.
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Termas Estabianas |
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Termas Estabianas |
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Templo de la Fortuna Augusta |
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Lupanar |
Ya había podido disfrutar de algunas de las casas romanas,
pero era el momento de admirar y sorprenderme más aún con otras de las mejor
conservadas. Tal es el caso de la Casa
del Fauno, una de las más grandes de Pompeya, ocupando toda una manzana de
3000 metros cuadrados, percibiéndose ya desde la vía la riqueza y el nivel
social del propietario: la acera lleva la inscripción de bienvenida (HAVE) en
latín; el portón majestuoso está encuadrado por pilares con capiteles dorados,
el suelo de la entrada está realizado con incrustaciones de triángulos
policromos de mármoles de diferentes colores. Posee además dos atrios y dos
peristilos alrededor de los cuales se disponen otros compartimentos. En el
centro del atrio principal se puede ver una copia de la famosa estatua del
sátiro danzante o fauno que ha dado nombre a la casa. En la sala de estar se
puede ver una copia del famoso mosaico del siglo II a.C. de la batalla decisiva
entre Alejandro Magno y el rey de Persia, Darío, que cambió el curso de la
historia.
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Casa del Fauno |
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Casa del Fauno |
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Casa del Fauno |
Muy interesante también es la Casa del Poeta Trágico, que conserva la forma tradicional de una
casa con atrio, siendo famosa por el mosaico con el texto CAVE CANEM (cuidado
con el perro), situado en la entrada principal y actualmente protegido con un
cristal. Pero en la vivienda destacan también parte de la decoración que se dio
a diferentes salas con pinturas e incluso un templete pequeño.
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Casa del Poeta Trágico |
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Casa del Poeta Trágico |
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Casa del Poeta Trágico |
Seguirían la casa de
la Fuente Pequeña, la casa del Ancla,
la casa del Horno, la casa del Príncipe de Nápoles, la casa de los Amorcillos Dorados, la casa de los Dióscuros, a cada cual más
interesante, aunque esta última merece una especial reseña por su suntuosidad y
por estar caracterizada por una arquitectura compleja de los espacios y por una
riqueza especial de las pinturas. Cuenta con un profundo estanque usado para
juegos de agua al que se asoma un
elegante ambiente de sala cuyas paredes estaban revestidas con mármol, cosa
poco frecuente en Pompeya.
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Casa del Horno |
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Casa de los Amorcillos Dorados |
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Casa de los Dióscuros |
Tras empaparme de cómo era la vida cotidiana en todas esas
viviendas y algunas más, me toparía con la muralla
y puerta de Herculano, construida tras la conquista de la ciudad por parte
del general romano Silla en el año 89 a.C. Debe su nombre a que aquí nacía el
camino que unía Pompeya con Herculano.
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Puerta de Herculano |
Optaría por desplazarme a continuación por las manzanas
aledañas, empezando a caminar por las largas avenidas adoquinadas,
retrocediendo en el tiempo casi dos milenios y teniendo la sensación de que al
torcer alguna esquina me iba a encontrar con algún noble patricio vestido con
su toga y sandalias.
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Calle de Pompeya |
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Calle de Pompeya |
Era el momento de descubrir un nuevo e interesante sector
repleto de importantes construcciones entre las que destacarían las siguientes:
Foro Triangular:
conserva una de las áreas sacras más importantes de la ciudad ubicado en un
parte de roca de lava que dominaba el valle y la desembocadura del río Sarno.
Se entraba por vía de los Teatros mediante un vestíbulo con seis columnas que
constituía la fachada monumental, precedido por una fuente pública.
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Foro Triangular |
Teatro Grande:
fue realizado aprovechando la pendencia natural de la colina para la
construcción del auditorio. La escalinata estaba dividida por pasillos en tres
zonas a su vez subdivididas en cinco sectores. Para la época contaba con
modernidades como una gran lona utilizada como cobertura en los días más
calurosos y la numeración de los asientos. En el teatro se representaban
comedias y tragedias de tradición greco – romana.
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Teatro Grande |
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Teatro Grande |
Sería este el lugar elegido para comer, disfrutando del
bocadillo que había comprado a primera hora de la mañana, mientras no podía
dejar de pensar en la animación que aquí habría en el fatídico momento en que
se hizo la oscuridad, cuando los pompeyanos creyeron que ya no había dioses y
que llegaba el fin del mundo.
Cuartel de los
Gladiadores: adosado al teatro grande se puede ver este gran espacio
circundado por 74 columnas dóricas, donde los espectadores podían estar durante
los intervalos de los espectáculos teatrales. Tras el terremoto del 62 d.C. el
edificio cambió su función y se transformó en un cuartel para los gladiadores,
llevando a una reorganización de algunas partes del edificio.
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Cuartel de los Gladiadores |
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Cuartel de los Gladiadores |
Teatro Pequeño:
el Odeion, como lo llamaban los romanos se construyó durante los primeros años
de la colonia por voluntad de dos magistrados locales, que hicieron construir
también el anfiteatro. Este edificio era el lugar dedicado a la representación
del género teatral más de moda en la época, el mimo, y podía ser utilizado
también para exhibiciones musicales y de canto. Estaba decorado de manera
profusa con mármoles polícromos y contaba con un techo funcional para mejorar
la acústica.
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Teatro Pequeño u Odeion |
Mi visita continuaría llegando hasta lugares como el templo de Esculapio, el templo de Isis, la casa de los Cornelii, la casa
del Citarista, la de Criptopórtico,
la del Menandro, entre otras muchas,
donde no dejaría de sorprenderme de la fastuosidad que envolvía a las viviendas
romanas.
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Templo de Isis |
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Casa del Criptopórtico |
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Casa del Criptopórtico |
Y por fin me encontraría con uno de esos lugares que dejan
huella en Pompeya: el huerto de los
Fugitivos, donde en varios puntos se hallaron 13 víctimas, adultos y niños,
sorprendidos por la muerte mientras intentaban escapar por la puerta Nocera,
corriendo sobre una capa de piedra pómez de 3,5 cm ya depositada. La fuga se
interrumpió a causa de la nube piroclástica que produjo la muerte por asfixia y
por las altas temperaturas. Las víctimas se pueden ver en el muro del fondo del
huerto, dentro de un panel de protección.
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Víctimas en el Huerto de los Fugitivos |
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Víctimas en el Huerto de los Fugitivos |
Y dada la cercanía, no podría evitar acercarme hasta la
mencionada Puerta Nocera, que daba
acceso a la parte sudeste de la ciudad, aunque el aspecto que se puede ver hoy
es el resultado de varias restauraciones sucesivas. El motivo de parecer tan
alta es porque el nivel de la calzada descendió posteriormente. Al otro lado de
la misma se puede observar una necrópolis.
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Puerta Nocera |
Aunque ya había paseado por algún tramo de la misma, me dirigiría
de nuevo a la calle más famosa de la colonia: la Vía de la Abundancia, donde me
volvería a sumergir en el bullicio de una calle romana. No podría evitar
detenerme en la casa de Octavio Quartion,
donde recorrería el atrio y accedería al peristilo, pero mi meta era el jardín.
Ocupa más de la mitad de la manzana y evoca el gusto de su dueño por sentirse
como en una casa de campo. Con dos largos estanques dispuestos en forma de T,
guarda un lugar encantador: un recogido biclinio, espacio con dos lechos de
piedra para comer acostados al aire libre, que tiene una fuente en medio en
forma de templete y, en las paredes, dos frescos que evocan escenas amorosas.
El paseo por el inmenso jardín me hace olvidar el ajetreo que a estas horas se
daba en la vía principal.
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Casa de Octavius Quartio |
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Casa de Octavius Quartio |
Con el eco de los temas amorosos todavía en mi mente, entro
en la casa contigua y me encuentro en su peristilo con el fresco de La Venus de la Concha que da nombre a
la vivienda. La bella imagen de Venus desnuda, acompañada por dos amorcillos y
recostada sobre una enorme concha, evidencia la pasión que los pompeyanos
sentían por su protectora, la diosa del Amor.
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Casa de la Venus de la Concha |
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Casa de la Venus de la Concha |
En pocos metros iba a pasar de la tranquilidad y el placer a
la crudeza de los espectáculos sangrientos, ya que cerca del final de la Vía de
la Abundancia me desvío hacia el colosal Anfiteatro.
Construido en el año 70 a.C., se trata del más antiguo del mundo romano. El
recinto tenía capacidad para 20.000 espectadores, un aforo más que suficiente
para acoger no sólo a los propios pompeyanos si no también a los visitantes de
las localidades vecinas.
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Anfiteatro |
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Anfiteatro |
Procedo a detenerme en el centro de la misma arena,
prácticamente sólo, y me imagino las gradas llenas de espectadores acudiendo
deseosos de ver un espectáculo que se anunciaba en las paredes de toda la
ciudad. Casi me parece oír el griterío del público enfervorizado cuando los
luchadores realizan cacerías de osos o uno de los gladiadores da muerte al
otro. Tanta era la pasión por los juegos que, en el año 59, se produjo una
violenta refriega entre los aficionados de Pompeya y los de la vecina Nuceria
en el mismo anfiteatro, que terminó con numerosos muertos y heridos.
Enfrente del anterior podría acceder también al llamado Gimnasio Grande, formado por una gran
plaza cuadrada descubierta rodeada por un pórtico y cerrada hacia el exterior
con un muro alto, rematado con almenas y en el que se abren diez puertas. Se
construiría en la época de Augusto y era el lugar dedicado a la formación
física e intelectual de los ciudadanos jóvenes. En las paredes y en las
columnas existen muchos granitos de tema erótico o poético dejados por quienes
frecuentaban el lugar. Este lugar contiene una exposición permanente de grandes
frescos y de otros hallazgos.
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Gimnasio Grande |
Debía ir pensando en regresar, pues me hallaba en el extremo
contrario de la puerta por donde debía salir y no me quedaba demasiado tiempo,
pero en dicho trayecto todavía aprovecharía para realizar varias paradas como
por ejemplo para visitar las Termas
Centrales, la mayor de las instalaciones termales de la ciudad, que abarca
toda una manzana y que estaba en construcción en el momento de la erupción, de
acuerdo con las innovaciones introducidas en la arquitectura termal en los nuevos
complejos construidos en Roma, como las termas de Nerón.
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Termas Centrales |
Justo al lado podría ver también la Casa de Marco Lucrecio, fruto de la unión de dos casas en origen
independientes como muestra la planta irregular, con dos atrios dispuestos
entre ellos en ángulo recto y situados en diferentes niveles. De buena calidad
son las pinturas con tema mitológico que decoran los ambientes abiertos al
atrio y que presentan particular atención decorativa en la elegante fuente de
mármol con cascada alimentada por un chorro de agua que sale de una estatua.
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Casa de Marco Lucrecio |
Muy curioso me resultaría también el llamado Castellum Aquae, un repartidor hídrico
situado en el punto más alto de Pompeya que estaba conectado con un acueducto y
que garantizaba el servicio de agua a toda la ciudad.
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Castellum Aquae |
Eran casi las 17:00 cuando un amable vigilante del recinto
me pedía que me fuera encaminando a la salida. Fue un momento especial, ya que
caminaría completamente sólo hacia el exterior, mientras la oscuridad se iba
apoderando de la gran metrópoli romana que yace a los pies del Vesubio y que
tanto me había hecho disfrutar. Atrás iban quedando sus villas, sus termas y
sus templos que como un libro abierto me habían permitido descubrir, esta vez
de verdad, cómo se vivía en aquel tiempo. Y es que a veces las segundas partes
pueden ser mejor que buenas.
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Calle de Pompeya |
En los metros finales antes de salir definitivamente al
exterior, todavía, me esperaba una última sorpresa, por si fueran pocas las que
llevaba, y que tendría que ver, desgraciadamente, casi sin apenas luz. Hablo de
la Villa de los Misterios, un buen
ejemplo de residencia señorial. Su nombre actual se debe a los hermosos frescos
que decoran una de sus salas: diez escenas que representan un rito de misterio,
es decir, reservado a los devotos del culto. La escena se asocia a Dionisio que
aparece en la pared central junto a su esposa Ariadna. En las paredes laterales
las figuras femeninas, además de faunos, ménades y figuras con alas, están
ocupadas en diferentes actividades rituales. Además en este lugar también se
puede apreciar en dos enormes vitrinas nuevos ejemplos de otras dos víctimas
petrificadas ante el pánico en el momento de la erupción del volcán.
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Villa de los Misterios |
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Víctima en la Villa de los Misterios |
Sólo me quedaba ya caminar hasta la estación y coger el tren
de regreso a Nápoles, donde aprovecharía al llegar para pasar un momento por el
hotel para deshacer la mochila y volvería a la estación donde esta vez cogería
el metro, el cual en sólo dos paradas me dejaría en el centro neurálgico de
Nápoles, donde aprovecharía para dar un pequeño paseo de contacto inicial con
la ciudad y ver algunos de sus monumentos iluminados.
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Fuente de Neptuno (Nápoles) |
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Obelisco de la Inmaculada. Plaza del Gesú Nuovo |
PALACIO REAL DE NÁPOLES
Pero mi objetivo principal era el Palacio Real, ya que me había enterado que durante sólo dos días y
a partir de las 20:00 la entrada sólo costaba dos euros (10 euros en
condiciones normales), por lo que no podía desaprovechar este chollo. Además el
horario también era excepcional, abriendo hasta las 23:00. No sé la razón de
todo ello, pero era toda una oportunidad tanto en dinero como en tiempo, ya que
mañana podría aprovechar para conocer nuevos lugares.
En su apogeo, Nápoles fue una de las ciudades más
importantes de Europa y albergó una de las cortes más brillantes del
Mediterráneo, por lo que no es de extrañar que tuviese un imponente palacio.
Este se inició en 1600, completándose en sólo dos años, añadiéndose con el
tiempo nuevos elementos, siendo residencia real hasta 1946, cuando la monarquía
se exilió por su apoyo al régimen fascista de Benito Mussolini.
Lo primero que impresiona nada más entrar es su monumental
escalera de mármol rosa y blanco que lleva desde el patio central hasta los
apartamentos reales, donde lo primero que te recibe antes incluso de los mismos
es el Teatro de la Corte, de carácter privado, dando fe de la pasión de la
familia real por la ópera cómica.
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Escalera Principal. Palacio Real |
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Teatro de la Corte. Palacio Real |
A partir de aquí se van sucediendo los mencionados
apartamentos reales decorados con magníficos frescos para halagar a sus regios
invitados, con impresionantes muebles de estilo imperial y buena parte de ellos
de factura francesa, con excelentes tapices o una importante colección de
pinturas con obras de Giordano, Guercino, Carraci o Tiziano. Destacando también
los retratos holandeses del siglo XVII, las acuarelas chinas del XVIII y los
paisajes napolitanos del XIX.
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Salón del Trono. Palacio Real |
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Apartamento Palacio Real |
Tampoco falta la correspondiente capilla donde tenían lugar
las actividades religiosas de la corte. El altar Mayor está compuesto por
piedras semipreciosas y cobre dorado; la escena del nacimiento del siglo XVIII
es un estudio de la vida local de la época.
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Capilla. Palacio Real |
PIZZERIA ANTONIO SORBILLO
Eran las 21:30 cuando volvía a salir al exterior y las
piernas ya pesaban lo suyo tras el día tan intenso que llevaba encima, pero
haría un último esfuerzo para llegar caminando hasta la pizzería Antonio Sorbillo, de gran reputación por sus
espectaculares pizzas. Sorprendentemente, sólo tendría que esperar quince minutos para sentarme. Optaría por
pedirme una de cuatro quesos, esperando la cual me entretendría viendo como
preparaban en vivo y en directo otras muchas en la cocina, pareciendo incluso
fácil. De beber pediría coca cola, saliéndome todo por 12 euros.
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Pizzeria Antonio Sorbillo |
Desde aquí me separaban algo menos de veinte minutos
hasta mi hotel, por lo que haría un último esfuerzo para realizar el recorrido
caminando y caer sobre mi colchón casi nada más abrir la puerta de la
habitación vencido por el más absoluto cansancio.
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