7 de Diciembre de 2022.
Un nuevo y fantástico día comenzaba en Roma, teniendo por delante un sinfín de lugares que descubrir y es que como ya decía al principio de este diario, la Ciudad Eterna es infinita, ilimitada, inabarcable, y siempre hay cosas y planes que realizar.
PLAZA BARBERINI
Optaría por dirigirme en primer lugar hacia la ajetreada plaza Barberini en cuyo centro se encuentra una de las fuentes más notables de Bernini, la Fontana del Tritón, realizada para el papa Urbano VIII en 1643. Se caracteriza por la aparente falta absoluta de sostenes de tipo arquitectónico: la estatua del Tritón, que da nombre a la fuente, está sostenida por una concha, apoyada a su vez sobre las colas arqueadas hacia arriba de cuatro delfines. El mismo Tritón, ayudándose con un caracol marino, sopla hacia lo más alto el agua que da vida al conjunto.
Fuente del Tritón. Plaza Barberini |
A pocos metros de esta maravilla me animaría a echar un vistazo al exterior del Palacio Barberini, proyectado por Carlo Maderno, y una vez muerto continuado por Bernini y Borromini. Su interior alberga la Galería Nacional de Arte Antiguo, además de impresionantes salas, pero desgraciadamente esta vez no tenía tiempo para visitarlo, por lo que otra asignatura pendiente si regreso a Roma.
Palacio Barberini |
PLAZA CAVOUR
En la plaza Barberini optaría por coger la línea A y bajarme tres paradas después en la estación Lepanto, donde tomando la Vía Colonna llegaría hasta la Plaza Cavour en la que me esperaba el impresionante edificio del Palacio de Justicia, construido entre 1889 y 1910 como sede de los tribunales nacionales. La fachada está coronada por un carro de bronce y custodiada por enormes estatuas de grandes hombres de leyes italianos.
Palacio de Justicia |
Si se realiza la misma ruta que yo, no hay que olvidarse de rodearlo por completo, ya que en la plaza Cavour se observa la parte trasera, apreciándose su fachada principal desde la ribera del río Tíber, donde llegaría sin mucho tardar.
Aquí optaría por cruzar el puente Umberto, justo enfrente del Palacio de Justicia, y desde la otra orilla del río, ir paseando por su ribera hasta plantarme delante del siguiente monumento.
Río Tíber a su paso por Roma |
CASTILLO DE SANT´ANGELO
Efectivamente, podría ir deleitándome con las vistas de este maravilloso castillo mientras paseaba en una agradable mañana del ya bien avanzado otoño y a las puertas del invierno y me pareció una de las mejores experiencias en la capital romana. Si además esta concluye llegando hasta el puente de Sant´Angelo, decorado a ambos lados con estatuas del gran genio Bernini, y atravesándolo, al igual que hacían los peregrinos procedentes de toda Europa en su marcha hacia El Vaticano durante los últimos cuatro siglos, pues ya no se podía pedir más.
Río Tíber y Castillo de Sant´ Angelo |
Puente y Castillo de Sant´ Angelo |
Era el momento de conocer el castillo de Sant´Angelo al que accedería mostrando la Roma Pass, suponiéndome la mitad del precio de su entrada, es decir, seis euros. Sin el pase la entrada cuesta doce euros.
El castillo sería construido entre los años 135 y 139 y se utilizó como mausoleo para albergar las cenizas del emperador Adriano y de su familia. Posteriormente, los demás emperadores siguieron su ejemplo, siendo Caracalla, que falleció en el 217, el último en ser enterrado allí. Sin embargo, en el siglo V el edificio se transformó en una fortaleza militar, y durante las centurias siguientes se le añadieron nuevas fortificaciones para convertirlo en un baluarte pontificio. El castillo también se utilizó en diferentes periodos como prisión, que albergó a herejes como el filósofo Giordano Bruno en el siglo XVI.
Castillo de Sant´Angelo |
Castillo de Sant´Angelo |
El castillo de Sant´Angelo recibió su nombre del papa Gregorio el Grande en el año 590, después de que tuviese una visión del arcángel San Miguel apareciendo por encima del edificio, que marcó simbólicamente el final de la peste de la ciudad. En 1536, para celebrar ese acontecimiento, se levantó en la parte superior del castillo una estatua de San Miguel.
En 1277 el papa Nicolás III mandó que se construyera una muralla y un pasadizo secreto de 800 metros, el Passetto di Borgo, que conectaba la fortaleza con la Ciudad del Vaticano y servía de vía escapatoria para los pontífices en caso de peligro.
Terraza del Castillo de Sant´ Angelo |
Como se ve aquí sólo hago referencia a una mínima parte de muchos de los interesantes acontecimientos históricos que tuvieron lugar en su interior, pero la visita abarca un sinfín de aspectos de la historia del castillo, destacando de entre sus muchas dependencias el pasadizo de Bonifacio IX, el paseo de Alejandro VII, los Apartamentos Papales, la biblioteca o la espectacular sala Paolina, por no hablar de las vistas que se consiguen desde la terraza con una impresionante panorámica del Estado Vaticano. Además este lugar sería escenario del último acto de la ópera Tosca, de Puccini.
Sala Paolina.Castillo de Sant´Angelo |
El Vaticano desde Castillo de Sant´Angelo |
PLAZA BORGHESE
Mi principal y única curiosidad en esta plaza era el Palacio Borghese, el cual fue adquirido alrededor del año 1605 por el cardenal Camillo Borghese, justo antes de que se convirtiera en el papa Pablo V. El cardenal ordenó que se ampliara el edificio y le diera la grandeza propia de la residencia de un pontífice. Añadió un ala con vistas a la plaza Borghese y al patio interior porticado. Durante más de dos siglos este palacio albergó la famosa colección de pinturas de la familia Borghese que fue adquirida por el Estado en 1902 y trasladada a la Galería Borghese, que iba a tener oportunidad de conocer al final del día.
Palacio Borghese |
Muy cerca de aquí se encuentra el mausoleo de Augusto, pero lo están restaurando y está completamente rodeado de andamios. También a pocos metros se halla el llamado Ara Pacis, uno de los monumentos más significativos de la Antigua Roma, pero con todo lo que tenía todavía pendiente, decidiría no incluirlo en mis planes, continuando mi camino.
IGLESIA SANTI AMBROGIO E CARLO AL CORSO
Casi por casualidad me cruzaría con esta iglesia en Vía del Corso, la cual perteneció a la comunidad lombarda en Roma. Está dedicada a dos obispos canonizados de Milán, capital de Lombardía. La cúpula es del genial Pietro da Cortona. Merece la pena fijarse en la pintura del altar mayor. Tras este, en una capilla, se conserva el corazón de San Carlo, en un relicario ricamente decorado.
Basílica de los Santos Ambrosio y Carlos en el Corso |
VIA CONDOTTI
Era el momento de caminar por una de las calles más famosas de la capital romana, donde se encuentran las tiendas de moda de los diseñadores más tradicionales, encontrándome marcas como Gucci, Louis Vuitton, Dolce e Gabbana, Bulgari, Burberry o Prada, entre otras.
Via Condotti |
Cartier en Via Condotti |
Como curiosidad decir que Via Condoti recibe su nombre por los conductos que transportaban el agua a las termas de Agripa, cerca del Panteón.
PLAZA DE ESPAÑA
La calle anterior me llevaría directo hasta la plaza de España, donde primero me daría de bruces con la fuente de la Barcaza, que se cree que fue diseñada por Pietro Bernini, el padre del arquitecto y escultor Gian Lorenzo Bernini. La fuente se construyó inspirándose en la inundación del río Tíber en 1588, cuando se encontró una pequeña barca que se había utilizado para rescatar a las personas después de que las aguas bajasen de nivel.
Plaza de España |
Pero no cabe duda que lo más famoso de la plaza de España es su escalinata, construida entre 1723 y 1725 con el legado dejado por un diplomático francés, pero recibió ese nombre gracias a las aportaciones de la Casa de los Borbones a la Santa Sede. Vale, es cierto que la versión más conocida es que el nombre es consecuencia de hallarse en ella la embajada de España.
No fueron pocas las disputas acerca de cómo salvar el desnivel de la plaza a la iglesia de Trinitá dei Monti. Al principio, los franceses querían incluir una estatua ecuestre del rey Luis XIV en la parte superior de la escalinata, pero la oposición pontificia detuvo el proyecto hasta que se logró un acuerdo entre ambas partes.
Iglesia de la Trinidad de los Montes. Plaza de España |
La escalinata española ha sido desde siempre un lugar típico de reunión para todo tipo de gente; durante los siglos XVIII y XIX fue el lugar, por ejemplo, en el que los artistas escogían a sus modelos. Hoy han cambiado bastante las cosas y apenas se permite hacer nada en ella salvo subir y bajar, ya que está prohibido tanto comer o beber e incluso sentarse más del tiempo que tardan los policías que la supervisan en invitarte a volverte a levantar.
Es por ello que me haría las fotos de rigor y ascendería por sus 137 escalones hasta la iglesia de la Trinidad de los Montes, uno de los templos franciscanos más grandiosos de la ciudad, propiedad del estado francés, que lo gestiona y mantiene. La sobria fachada es obra de Carlo Maderno. Su interior posee una sola nave y conserva obras de gran valor de Daniele Volterra o Naldini, entre otros. Desde el exterior se disfruta de excelentes vistas.
Iglesia de la Trinidad de los Montes. Plaza de España |
VIA MARGUTTA
Bajando de nuevo la escalinata española, pero esta vez por uno de sus laterales, me dirigiría hacia esta calle caracterizada por ser de lo más cinematográfica, ya que en su número 51 se alojaría en la ficción el protagonista de la película Vacaciones en Roma, Gregory Peck. Muy cerca está también la Fuente de los Artistas donde Audrey Hepburn se refrescaba entre escena y escena durante los rodajes.
Via Margutta |
Número 51 de Via Margutta |
Fuente de los Artistas. Via Margutta |
Pero es que además en esta icónica calle vivieron realmente el director italiano Federico Fellini, el compositor Puccini e incluso Picasso. Vamos que no tiene desperdicio.
PLAZA DEL POPOLO
Tras disfrutar de los escenarios cinematográficos, saldría a la concurrida Vía Babuino, que en pocos minutos me haría desembocar en la espléndida plaza del Popolo, una de las más uniformes de Roma y una especie de antecámara simétrica al corazón de la capital.
A ambos lados de la puerta del Popolo hay dos fachadas gemelas de estilo neoclásico; en el centro se encuentra el impresionante obelisco Flaminio, levantado en Heliópolis, delante del templo del Sol, por deseo del faraón Ramsés II, siendo trasladado a Roma durante el reinado de Augusto, para embellecer el Circo Máximo; mientras que en los laterales se pueden admirar sus dos maravillosas fuentes que tienen como protagonistas a Neptuno y Roma.
Plaza del Popolo |
Fuente de Roma. Plaza del Popolo |
Pero por si lo recién mencionado supiese a poco, lo cual no creo, no hay ningún problema, ya que uno se puede extasiar contemplando las cúpulas, pórticos y mil detalles de Santa María dei Miracoli y Santa María de Montesanto, ambas proyectadas por Bernini en colaboración con Fontana. La imagen de ambas iglesias gemelas señalando el comienzo de la Vía del Corso es maravillosa.
Iglesias Plaza del Popolo |
Y no podría dejar de mencionar la iglesia renacentista de Santa María del Popolo, que ocupa el lugar en el que según la leyenda fue enterrado Nerón. Posee uno de los mayores depósitos artísticos de Roma.
Entre los artistas que trabajaron en su construcción se encuentran Bregno, Bramante y Bernini. Su interior mantiene capillas excelentemente decoradas. Por ejemplo, en la Della Rovera hay esplendidos frescos de Pinturicchio, y la de Cerasi alberga dos obras maestras de Caravaggio. Pero la más bella es sin duda la capilla Chigi, proyectada por Rafael en 1513 – 1516 para su mecenas, el banquero Agostino Chigi.
Iglesia de Santa María del Popolo. Plaza del Popolo |
Capilla Cerasi. Iglesia de Santa María del Popolo |
Entre unas cosas y otras casi se me iría la hora en disfrutar de todo lo comentado, debiendo continuar mi ruta si no quería que se me echara el tiempo encima.
COLINA DEL PINCIO
Era el momento de ascender hasta esta maravillosa colina que se extiende sobre una de las zonas verdes más populares de Roma: los Jardines de Villa Borghese. Pero antes de pasear por ellos me detendría en el maravilloso mirador al que se llega tras el esfuerzo de subir hasta aquí desde la plaza del Popolo. La perspectiva que se obtiene permite darse cuenta que la ciudad fue erigida sobre siete colinas ya que los desniveles apreciables a simple vista lo confirman, igualmente se observa que los edificios que se levantan por toda la ciudad no tratan de imponerse a los monumentos que salpican sus calles, lo que es uno de los secretos de la belleza de Roma, y por último que la capital es una ciudad de iglesias, de cúpulas barrocas y renacentistas.
Plaza del Popolo desde Colina del Pincio |
Además tendría la suerte, mientras
me regocijaba con las preciosas vistas, de poder disfrutar de la maravillosa
manera de cantar de un artista callejero que amenizaba el momento de
observación a todos los que allí nos encontrábamos y que realmente consiguió
emocionarnos a más de uno. Fue uno de los mejores momentos en la capital
romana.
Como decía, a continuación, pasearía
por las frondosas arboledas que conforman los jardines de la colina Borghese,
encontrando un lugar mágico escondido entre ellas. Me refiero al conocido
como “Orologio acqua del Pincio” o Reloj de Agua, situado a sólo uno
pasos de la recién mencionada terraza
del Pincio.
Reloj de Agua. Jardines Villa Borghese |
Su historia es única, aunque bastante desconocida. También llamado Hidrocronómetro, este tipo de elementos ya eran utilizados en época de Vitruvio con fines militares. Este en concreto sería inventado en 1867, presentándose en la Exposición Universal de París de 1889. Tiene forma de torreta de madera, aunque en realidad está hecho de hierro fundido, posee cuatro esferas y funciona ininterrumpidamente gracias al movimiento del agua, siendo sus cuadrantes de cuatro horas visibles desde todas direcciones.
Tras observar este curioso elemento
tendría que proseguir mi camino ya que el tiempo se me estaba echando encima y
todavía quedaban importantes lugares por conocer.
SANTA MARÍA DE LA CONCEPCIÓN DE LOS CAPUCHINOS
Y es que no quería perderme bajo ningún concepto un rincón de este convento que mucha gente pasa por alto, aunque cada vez menos, ya que su secreto es cada vez más conocido.
Convento de los Capuchinos |
No obstante, antes de llegar a ese lugar tan especial, la visita comienza con un museo que ofrece una historia resumida de la comunidad capuchina ilustrada con una amplia gama de artefactos asociados con el grupo, incluidas vestimentas, manuscritos y relicarios. También se exhiben varias pinturas, entre las que destaca 'San Francisco en meditación', una obra atribuida al 'viejo maestro' Caravaggio. Los capuchinos buscan recordar al visitante que no son simplemente una curiosidad del período moderno temprano de Europa, sino una fraternidad viva con miembros dispersos por todo el mundo. Con este fin, las salas finales del museo contienen reseñas biográficas de miembros destacados de la Orden y los proyectos humanitarios en los que participan.
San Francisco en meditación. Convento de los Capuchinos |
Sin más rodeos, había llegado el momento de acceder a ese secreto tan bien guardado: su cripta y osario. Esta consta de un corredor que atraviesa seis habitaciones consecutivas iluminadas solo por pequeñas ventanas y tenues velas eléctricas. Todas ellas están llenas de miles de huesos humanos, apilados contra las paredes, organizados en encantadores diseños barrocos e incluso elaborados en candelabros. En total, están presentes los restos de alrededor de cuatros mil monjes.
Cripta Convento de los Capuchinos |
Las cinco salas reciben nombres tan evocadores como la Cripta de las Calaveras, la Cripta de las Pelvis y la Cripta de los Huesos de la Pierna y del Muslo. No todo lo que se exhibe es básico. En una habitación, dos brazos amputados y momificados se cruzan para formar el escudo de armas del capuchino. Varias habitaciones también contienen figuras con túnicas y capuchas, su piel oscurecida y disecada aún se adhieren a sus cráneos.
Cripta Convento de los Capuchinos |
El misterio envuelve los orígenes del osario. Cuando los capuchinos se mudaron a este sitio en la década de 1630, trajeron consigo los huesos de muchos de sus muertos que anteriormente habían sido almacenados en un convento cercano. No se sabe en qué momento, y por qué, alguien comenzó a transformar la colección en esta maravilla artística.
Cripta Convento de los Capuchinos |
Como corresponde al estado de ánimo de un lugar así, la mayoría de los visitantes mantienen la voz en un susurro y la fotografía está estrictamente prohibida, aunque tendría mucha suerte ya que los dos vigilantes situados a cada lado del pasillo y que deberían estar controlando el lugar no se encontraban en sus puestos al ser la hora de comer y podría realizar algunas de las fotografías que ahora muestro aquí.
En cualquier caso, se trata de un lugar evocador
y atmosférico que despierta todo tipo de emociones según la personalidad y
creencias de cada uno. Para algunos, puede ser una experiencia inquietante,
tétrica o incluso aterradora. Otros lo encontrarán profundamente conmovedor. La
orden enfatiza que el osario debe entenderse como un espacio en el que el
visitante puede reflexionar sobre su propia mortalidad y, por lo tanto, sobre
la necesidad de expiar sus pecados.
Cripta Convento de los Capuchinos |
La iglesia está situada en Vía Venetto y la entrada cuesta 8,50 euros para adultos y 5 euros para menores de 18 años o mayores de 65. Esta tarifa proporciona la entrada tanto al museo como a la cripta. Desafortunadamente, no está incluida en la Roma Pass. Dado que el museo y la cripta se encuentran dentro de los límites de una iglesia y son administrados por la Orden de los Capuchinos, no se permite la entrada a aquellos que se consideren vestidos de manera incorrecta. Incluso en días de calor es conveniente llevar pantalones largos y llevar los hombros cubiertos. El horario es de 09:00 a 19:00 de forma ininterrumpida, cerrando la taquilla 30 minutos antes de la hora de cierre.
Eran las 15:30 cuando salía del convento de los Capuchinos y
estaba muerto de hambre, por lo que aprovecharía el restaurante Suggestum Café, que se encuentra justo
enfrente, para comer algo. Pediría unos espaguetis a la carbonara que estaban
realmente buenos, y es que en Italia es complicado que incluso en lugares de
paso y que no son famosos, no los cocinen bien sabrosos. El plato junto con una
coca cola me saldría por 14 euros.
GALERÍA BORGUESE
A las 16:20 salía del restaurante y, dado que iba bien de tiempo, decidiría llegar caminando hasta la galería Borghese, lo que me supondría unos veinte minutos, por lo que me todavía me sobrarían otros veinte hasta la hora de la reserva. Y es que, efectivamente, sólo se puede visitar este espectacular museo con la correspondiente reserva previa a través de la página https://romapass.ticketone.it/artist/galleria-borghese/, en el caso de que se disponga de la Roma Pass o en https://www.tosc.it/en/artist/galleria-borghese/, si no se dispone de la misma. Además será necesario elegir el tramo horario en el que se desea hacer la visita, ya que sólo se dispone de dos horas para la misma, pasadas las cuales es necesario abandonar el edificio, por lo que tampoco te puedes recrear tanto como te gustaría. Esto es una pena porque os aseguro que las maravillas de su interior son para quedarse extasiado delante de ellas horas y horas.
En mi caso elegiría el tramo horario de 17:00 a 19:00, aprovechando que a las 17:00 ya se hacía de noche, como también haría ayer con los Museos Capitolinos.
El precio de la entrada, con el descuento de la Roma Pass, sería de 8,5 euros. Sin él, el coste es de 15 euros. El horario es de 09:00 a 19:00 con intervalos cada dos horas, como comentaba.
Durante el siglo XV, Roma vio el surgimiento de
la familia Borghese. Gracias a decisiones políticas y económicas
inteligentes, esta dinastía pudo establecerse en muy poco tiempo. Para
solidificar su poder y fama, los Borghese construyeron algunos de los
monumentos más asombrosos de Roma, que aún podemos visitar hoy.
La Villa Borghese se construyó originalmente para
ser la residencia privada de esta dinastía tan acaudalada. La idea de crear una
galería de arte dentro de la Villa Borghese surgió del cardenal Scipione
Borghese, un apasionado coleccionista de arte que quería un lugar para exhibir
y preservar la colección de bellas artes de la familia.
Galería Borghese |
Todo lo que hay en su interior es una auténtica joya, tantos las obras de arte en sí, como las salas que las albergan, por lo que os puedo asegurar que no saldréis en absoluto defraudados de este lugar.
Galería Borghese |
Como siempre hago en la visita de los grandes museos europeos, y con más razón en este, llevo ya la lección aprendida desde casa, seleccionando las obras más importantes que hay que ver, para así poder recrearme más con ellas y no ir con agobios. Es por ello que mi visita estaría centrada en las siguientes maravillas que cito a continuación. En primer lugar me refiero a las pinturas.
Niño con cesta de frutas de Caravaggio. El pintor utilizó una forma de arte conocida como claroscuro, que simplemente significa
“claro-oscuro”. Usó sombras para acentuar los detalles de su
tema. Esta forma de arte comenzó alrededor de la época de la Transfiguración de Rafael en 1520, pero no se hizo
popular hasta el período barroco con Caravaggio y Rembrandt defendiendo el
claroscuro. Todas las curvas y combinaciones de colores hacen que sea
extremadamente difícil de pintar. Una pincelada equivocada y la imagen ya
no es creíble.
Niño con cesta de Frutas de Caravaggio. Galería Borghese |
Joven San Juan Bautista de Caravaggio. Representa a un San Juan Bautista cansado y frágil. La abrumadora tristeza de esta pintura te atrae y te aleja. Un crítico de arte de la calle diría que Juan está desconsolado pensando en el inminente sacrificio de Jesucristo. Sin embargo, cualquiera que conozca el trabajo de Caravaggio probablemente diría que contrató a un niño pobre de la calle para que posara el cuadro, que se aburrió y Caravaggio lo pintó Destaca la suciedad general del niño, especialmente en el pecho y los hombros. Acostumbrado a las calles, Caravaggio a menudo encontraba modelos en los lugares más bajos para ahorrar dinero.
San Juan Bautista de Caravaggio. Galería Borguese |
San Jerónimo de Caravaggio. San Jerónimo es una pintura maravillosa que muestra uno de los eventos más importantes de la historia cristiana: la traducción de la Biblia del griego al latín. Su traducción permitió que la gente de Roma que sólo hablaba latín leyera y adoptara la Biblia.
San Jerónimo de Caravaggio. Galería Borguese |
Madonna Palafrenieri de Caravaggio. Se ve a Jesús, su madre María y la madre de María, Ana. Creado originalmente como pieza central de la basílica de San Pedro en Roma, el encargo se abandonó porque se consideró demasiado vulgar. Después de que la pintura se moviera un poco, el cardenal Scipione Borghese intervino y la recogió a un precio de ganga.
Palafrenieri de Caravaggio. Galería Borguese |
María está representada con un vestido escotado, que no es propio de la virgen madre de Dios. Jesús también tiene el pelo rojo, lo que tiene un significado malvado en las pinturas y fue mal recibido. Finalmente, Ana, madre de María, tiene una mirada bastante preocupada en su rostro. Su piel es como el cuero y la ira se muestra en sus ojos cuando María y Jesús pisan la serpiente para frustrar el mal.
David con la cabeza de Goliat de Caravaggio. La figura de David es a menudo objeto de obras de arte debido a su
importancia en la historia bíblica. Esta versión particular de Caravaggio
muestra a David decapitando a Goliat mientras mira triunfante hacia abajo.
David con la cabeza de Goliat de Caravaggio. Galería Borghese |
Caravaggio pintó su propia imagen en el rostro de Goliat, lo que fue el germen de muchas teorías sobre el significado de esta obra. Muchas de las pinturas de Caravaggio son de naturaleza extremadamente sexual y esta no es una excepción. La ubicación de la espada del niño en su entrepierna es una muestra de ello.
Esta sería una de las últimas pinturas del
artista.
Baco enfermo de Caravaggio. No es un
autorretrato, sino un retrato del yo interior del pintor. El óleo sobre lienzo
muestra a un Baco muy enfermo y agotado. Caravaggio luchó contra el abuso de
sustancias, en particular la bebida. La imagen retrata claramente esto, dejando
muy poco que perderse.
Baco Enfermo de Caravaggio. Galería Borguese |
Deposición de Cristo de Rafael. Se trata de una pintura de panel de madera cuya temática nunca se había realizado hasta ese momento. Representa la escena bíblica en la que Jesús es bajado de la cruz. Fue uno de los cuadros más complejos para el artista ya que debía mostrar una figura sin vida con extremidades flácidas y todo tipo de caras que muestran expresiones de dolor: la desesperación, la contención, miradas doloridas, absortas, llorosas.
Deposición de Cristo de Rafael. Galería Borghese |
Dama con Unicornio de Rafael. Nadie sabe realmente quien podría ser la misteriosa dama e incluso hoy en día, su identidad sigue siendo desconocida. Esta mujer está mirando directamente al observador, sosteniendo un Unicornio en sus manos, lo cual es signo de virginidad. Su pose, tanto como el fondo, es una clara referencia a La dama del armiño de Leonardo Da Vinci.
Dama con Unicornio de Rafael. Galería Borghese |
Amor Sacro y Amor Profano de Tiziano. El pintor muestra a dos mujeres sentadas al borde de una fuente mientras Cupido remueve las aguas que contiene dicha fuente. La mujer de la derecha aparece vestida con sus mejores galas mientras que la de la izquierda se presenta desnuda. Los elementos que llevan en sus manos también son diferentes. Tiziano plantea una reflexión sobre la doble naturaleza de Venus, la celeste y la vulgar, no una oposición entre el bien y el mal. Aunque simbolizan diferentes grados de perfección y belleza, las dos son nobles y dignas y entre ellas reina la armonía, razón por la que Cupido remueve el agua de la fuente para homogeneizar los dos amores.
Amor Sacro y Amor Profano de Tiziano. Galería Borghese |
Creo que con estas pinturas uno se llevaría ya las joyas de la corona en cuanto a este campo se refiere, aunque por supuesto hay muchas otras joyas que admirar, como serían La Piedad de Rubens, Retrato de un Hombre de Antonello da Messina, Dánae de Corregio, o la Virgen con el niño de Giovanni Bellini, entre otras muchas.
Lamentación sobre Cristo Muerto de Rubens. Galería Borguese |
Virgen con el Niño de Bellini. Galería Borguese |
Tras la pintura era el momento de pasar a la escultura, donde el museo muestra algunas de las mejores obras que se puedan contemplar a nivel mundial. Habría que citar las siguientes:
Rapto de Proserpina de Bernini. Considerada por muchos como la obra magistral de Bernini, aunque no coincidieran con este, ya que él consideraba que era Apolo y Dafne, se diseño para la sala de entretenimiento más grande de Borghese y la atención de sus invitados. La estatua presenta una escena violenta y retorcida de Plutón que viene a reclamar a su esposa Proserpina. La escultura es impresionante de los pies a la cabeza, pero es interesante fijarse en tres cosas. Primero, los dedos de Plutón agarrando los muslos de Proserpina con un realismo exagerado. Segundo, hay que fijarse en el sudor que gotea la espalda de Plutón. No, no es una marca de agua o una mancha, es Bernini dando vida a la piedra. Finalmente, hay que buscar la luz que brilla a través del manto de Proserpina. Bernini lo lijó tan fino que es casi transparente. ¡Brutal!
Rapto de Proserpina de Bernini. Galería Borghese |
Rapto de Proserpina de Bernini. Galería Borghese |
Eneas, Anchises y Ascanius de Bernini. Aunque es una de las esculturas menos mencionadas del autor, no por ello es menos importante. Representa magistralmente la huida de Eneas de Roma, como se describe en la Eneida después de que los griegos saquearan Troya. La escultura es una muestra increíble del futuro talento de Bernini. Desde la hazaña de la ingeniería de cargar tanto peso con tan poco apoyo hasta la diferencia en la piel del padre, el hijo y el niño.
Eneas, Anchises y Ascanius de Bernini. Galería Borghese |
Apolo y Dafne de Bernini. El escultor tardaría tres años en completar esta escultura y se la considera la obra maestra de la Galería, debido a la combinación de los detalles y el movimiento con su fragilidad, aunque hay quienes difieren de ello. Es necesario rodearla en el sentido de las agujas del reloj y verla en movimiento para así apreciar la metamorfosis de Dafne en un árbol de Laurel. Pero tampoco hay que olvidarse de Apolo, pues la delicadeza de su manto o los rizos de su cabello, hacen de toda la escultura en sí algo claramente excepcional. Fijándose un poco se puede percibir un golpe de cincel en el glúteo de Dafne, muestra de que también Bernini era humano y cometía algún error.
Apolo y Dafne de Bernini. Galería Borghese |
El David de Bernini. La historia de David es una de las más retratadas del arte. ¿Por qué? Aquí es donde todo comenzó para la religión. También es una gran historia de victoria sobre adversidades insuperables. Crear una escena de David después de que Miguel Ángel creara el suyo era muy complicado, pero Bernini lo hizo. El escultor también escogería, al igual que Miguel Ángel, el momento previo a la lucha, pero da un paso más y sitúa la escena en el momento justo en el que tira hacia atrás de su dispositivo, parecido a una honda, para desatar el infierno sobre Goliat. La tensión de su rostro y su mirada son de los más expresivas.
El David de Bernini. Galería Borghese |
Paolina Borghese de Antonio Canova. Camilo Borghese encargó esta escultura a Canova para celebrar su matrimonio con Paolina Bonaparte, hermana de Napoleón. Canova dedicó toda una parte de su estudio para este proyecto, donde Paolina solía ir a posar para el artista. Retrata a la mujer como una Venus ganadora con una manzana en la mano, un símbolo de la victoria de Venus después de la elección de Paris. Hay quien dice que la manzana en su mano también puede haber representado la tentación que Paolina tuvo por Canova. Ella se encuentra en una pose relajada, está cubierta solo por una manta liviana. La cama es increíblemente realista hundiéndose el colchón ante el peso de ella. Al igual que las demás esculturas de Canova, el mármol aún conserva su esplendor y colores iniciales.
Paolina Borghese de Antonio Canova. Galería Borghese |
Estas serían las esculturas más destacables y que no te puedes perder bajo ningún concepto en la Galería Borghese, pero tampoco le van a la zaga otras de gran importancia como el busto del Papa Pablo V, La Veritá o los bustos repetidos de Scipione Borghese (repetido por una imperfección en el mármol en la frente de uno de ellos).
Busto de Scipione Borghese. Galería Borghese |
Cinco minutos antes de las 19:00 nos empezarían a pedir amablemente que los pocos que todavía nos encontrábamos allí fuéramos abandonando las salas y el lugar, dejándolo realmente impresionado por lo que había podido contemplar. Sin duda es una de las mejores visitas que se puede hacer en Roma y la recomiendo aunque sea en detrimento de otros lugares.
MERCADO CENTRAL
De esta manera concluía las visitas de hoy,
siendo el momento idóneo para irme a cenar. Elegiría el Mercado Central de Roma del que tenía muy buenas referencias,
situado a media hora caminando de la Galería Borghese. Justo al lado de la
Estación Termini. Ya venía con la lección aprendida y tenía claro que el primer
puesto al que quería dirigirme era Il
Tartufo dado que su arroz al tartufo tenía una fama espectacular y tengo
que decir que puedo corroborarlo al cien por cien. Está buenísimo. (22 euros).
Mercado Central de Roma |
Tomando Arroz al Tartufo. Mercado Central |
Cada puesto es independiente por lo que hay que hacer los pedidos por separado y luego te sientas en las mesas disponibles en el centro y al fondo para degustar lo que has pedido. Por ello la cerveza también se pide aparte. Hay una barra con cervezas artesanales en el centro que también están espectaculares. Incluso te permiten degustarlas para así poder elegir la que más vaya contigo. La que yo me pediría me saldría por 5,50 euros.
Mercado Central de Roma |
Finalmente, de postre optaría por un puesto, al lado de la puerta principal del mercado, donde hacen unos dulces riquísimos. Me pediría un cannoli grande de chocolate y crema, es decir una especie de rulo de galleta relleno. (4,80 euros). Como veis los precios no son precisamente baratos pero hay que decir que la calidad es de primera.
Dado que era mi última noche en Roma decidiría que lo mejor para despedirme de ella era regresar a la fontana de Trevi y pasar allí mis últimas horas nocturnas.
Sólo quedaba ya regresar al hotel para hacer la maleta y dejarlo todo preparado para mañana por la tarde, donde abandonaría definitivamente la capital romana.
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