Hoy me daría una tregua y me levantaría un poco
más tarde, pues el día me lo iba a tomar más relajado para coger fuerzas para
los días sucesivos que se presentaban algo más intensos tanto en sitios a
visitar como en kilómetros.
METHONI
Así que tras un buen desayuno en la plaza del
pueblo, compuesto por un zumo de naranja y un crepe de miel y canela, me
dispuse a recorrer Methoni, una de
las joyas de esta región de Mesenia en la que me encontraba, con un encanto con
el que pocas ciudades pueden competir. Es tranquila, bien organizada y limpia,
con la mayoría de sus casas de dos plantas con huerto y multitud de tabernas y
cafés.
El pueblo en sí está construido alrededor de dos
calles, las únicas que son lo suficientemente largas para atravesar toda la
localidad de sur a norte. La primera de estas dos calles llamada Mezonos, es una vía de dos sentidos que
da servicio tanto al tráfico de entrada como al de salida. La otra se llama Episkopou Grigoriou y es la calle del
Mercado, cubierta de losas que se cierra al tráfico por la noche.
Methoni cuenta con tres plazas: la plaza Eleftherias (Ayuntamiento), con
un monumento dedicado a aquellos hombres y mujeres que lucharon por la patria;
la plaza Paralia (playa) junto a la
playa principal con tabernas y cafés y hermosas vistas del castillo; y la plaza Syngrou.
Plaza Eleftherias o del Ayuntamiento. Methoni
La plaza Paralia es el centro neurálgico de la localidad, celebrándose aquí la mayoría de actividades y eventos importantes. En el centro de la misma se puede ver el monumento de la batalla naval de Methoni en el que se conmemora la victoria de la flota griega de 1825 en la que, bajo el mando del almirante Andreas Miaoulis, se destruyeron una fragata, tres corbetas y otros barcos de la flota egipcia.
Plaza Paralia o de la Playa. Methoni |
En la plaza Syngrou se puede ver un pozo veneciano que se construyó durante el segundo periodo del dominio veneciano. Este tiene 2,60 metros de diámetro y su profundidad actual mide cuatro metros. Fue especialmente importante durante la época de ocupación del castillo y, por lo tanto, muy protegido por los lugareños.
Pozo Veneciano. Plaza Syngrou. Methoni |
La ciudad cuenta con dos grandes iglesias: la de San Jorge, construida en 1937 y la de San Nicolás, esta última situada en una elevación con un patio de entrada que se extiende en tres niveles. En el primer nivel, según se entra, a la derecha se puede ver la tumba de Oikonomou Grivas, un héroe de 1821, que luchó como militar y político por la liberación de Grecia. Al mismo nivel, detrás del Santuario, se encuentra el antiguo osario.
Iglesia de San Nicolás. Methoni |
En el segundo nivel, tres escalones conducen a la entrada principal de la iglesia, y en el tercero se puede ver el magnífico campanario, una verdadera obra maestra de la arquitectura.
Tras este paseo por los lugares de mayor interés
situados dentro de la ciudad, era el momento de afrontar la visita del mayor
icono y punto de referencia de Methoni: su espectacular castillo.
La fortaleza
de Methoni adquirió verdadera importancia en la época bizantina, en la que
creció y fue conquistada por los francos de la IV cruzada en 1205. Con el
tratado de Sapientza, el castillo fue entregado a los venecianos, que lo
convierten en la fortaleza que se puede ver hoy, con fines e intereses
comerciales.
En agosto de 1500, el castillo fue conquistado
por los turcos y muchos de sus residentes huyeron a las islas Jónicas primero y
más tarde a la Baja Italia.
En 1532, Carlos V, queriendo crear una
distracción y provocar al sultán Souleiman el Magnífico, envía fuerzas armadas
al Peloponeso encabezadas por el almirante
Andrea Doria, siendo esta expedición un fracaso, debiendo abandonar
Methoni en 1534.
Los venecianos volverían a conquistar el castillo
en 1685 y lo mantuvieron hasta 1715, año en el que se volvieron a hacer con él
los turcos que se quedarían allí hasta 1828, cuando el castillo es liberado y
entregado al gobierno griego por el general francés Maison.
Accedería al castillo por su entrada norte, la
única que limita con tierra. Se trata de una construcción monumental
renacentista, decorada con pilares de estilo corintio en relieve, acompañada de
lanzas y pendones. Cuenta también con un impresionante puente de piedra, sobre
un profundo foso artificial, de catorce arcos que sería construido por la expedición
del general Maison. Antes el puente era de madera.
Fortaleza de Methoni Fortaleza de Methoni Fortaleza de Methoni
Dos grandes baluartes están reservados a ambos lados de la puerta: el bastión de Bembo, construido durante el siglo XV para proteger la parte noroeste del castillo y el bastión de Loredan, construido en 1714, para proteger la vulnerable parte noreste.
El lado norte de la fortaleza tomó su forma final
a principios del siglo XVIII y la conserva hasta el día de hoy. La altura del
muro de este lado alcanza los once metros.
El camino que parte de la entrada principal,
conduce desde una segunda puerta y luego desde una tercera, dentro del
castillo, exactamente a su recinto sur, donde solían estar las casas y todos
los edificios públicos. Este tramo está separado del recinto norte por una
muralla de cinco torres.
Fortaleza de Methoni Fortaleza de Methoni
El recinto norte, que fue la acrópolis del castillo, no presenta construcciones de interés, pero sin embargo las vistas desde sus murallas al pueblo y al mar son únicas.
El área justo después de la entrada en el sur es la plaza de Armas, levantándose en el centro una columna monolítica hecha de granito rosa, coronada por un capitel de piedra caliza con volutas en sus cuatro esquinas. En la parte superior descansa una placa rectangular. Se la conoce comúnmente como “la columna de Morosini”.
Columna de Morosini. Fortaleza de Methoni
Detrás de la columna se encuentra la iglesia de la Transfiguración con su campanario de piedra y un pórtico que consta con dos columnas de mármol blanco coronadas por un frontón de mármol.
Iglesia de la Transfiguración. Fortaleza de Methoni
En el camino que lleva al sur, a la puerta del Mar, hay dos complejos de baños otomanos y también la base de un minarete de mezquita. Esta fue construida por los turcos en el sitio de la iglesia bizantina de Santa Sofía.
Y por fin llegaba a la colosal Puerta del Mar, en el extremo sur, que conduce a un pequeño puerto fortificado. Esta consta de dos torres altas y un puente que las conecta en la parte superior. También es conocida como Puerta de San Marcos, ya que se supone que en ella se conservan tres escudos venecianos, entre ellos el León de San Marcos. Digo se supone porque no conseguí localizarlos.
Puerta del Mar. Fortaleza de Methoni
El edificio que se puede ver delante de la puerta anterior, a mano izquierda, de enormes ventanas arqueadas correspondería a un antiguo edificio público que ha sido restaurado.
Por último, me toparía con la famosa y sin igual
torre octogonal, denominada Bourtzi, rodeada por un muro con los mismos lados,
con dos plantas y una cúpula semicircular. Unas escaleras conducen al primer
piso de la torre, donde se forma una cámara con cañones colocados perimetralmente.
Esta no sería sólo utilizada como fortaleza y faro, sino también como torre
prisión, donde cientos de prisioneros fueron torturados y encontraron una
muerte horrible.
Bourtzi. Fortaleza de Methoni Bourtzi. Fortaleza de Methoni Bourtzi. Fortaleza de Methoni
Además desde este punto se consiguen unas hermosas vistas de la isla de Sapientza, otro de esos lugares paradisiacos con lo que cuenta el territorio heleno.
Isla de Sapientza desde Fortaleza de Methoni
El castillo de Methoni abre de 08:00 a 20:00 todos los días excepto los martes y la entrada cuesta tres euros.
PALACIO DE NÉSTOR
Era el momento de conducir hacia otro importante
lugar histórico: el palacio de Néstor.
De suma relevancia en la época micénica, se describe en la Odisea y la Ilíada
de Homero como el reino de Néstor. El palacio figura en la historia de la
guerra de Troya, ya que Homero nos cuenta que Telémaco, el hijo de Odiseo, “fue a Pilos y a Néstor, el pastor del
pueblo, quienes lo recibieron en su casa elevada y lo acogieron amablemente,
como un padre a su propio hijo que después de mucho tiempo acaba de llegar de
lejos”.
Néstor fue un héroe mítico de la antigua Grecia y
rey de Pylos. Participó con los lapitas en la guerra contra los centauros, en
la campaña de los Argonautas y en la guerra de Troya. Homero lo presenta como
un anciano sabio y prudente, cuyos consejos escuchan con respeto todos los
aqueos.
El yacimiento alberga el palacio griego micénico
mejor conservado descubierto. El palacio corresponde a la estructura principal
dentro de un asentamiento más grande probablemente rodeado por un muro
fortificado. La residencia era un edificio de dos pisos con grandes patios,
muchos almacenes, apartamentos privados,
talleres, baños, pozos de luz, salas de recepción y un sofisticado sistema de
alcantarillado. Los salones estaban decorados con notables pinturas murales,
mientras que las decoraciones pictóricas también decoraban los suelos
palaciegos.
Palacio de Nestor Palacio de Nestor Palacio de Nestor
Desgraciadamente, el complejo del palacio sería destruido por un incendio a principios del siglo XII.
Para realizar la visita se transita a través de
unas pasarelas elevadas que brindan una buena vista de los restos del palacio
bajo tus pies, así como del fascinante paisaje que rodea el sitio arqueológico.
Hay placas informativas por todo el lugar, que te dan una idea de la vida en esta
residencia.
Palacio de Nestor Palacio de Nestor Palacio de Nestor
A unos noventa metros de la puerta del recinto arqueológico, al noreste, pasando por el aparcamiento y un olivar, llegaría a una tumba micénica, cuya bóveda (tholos) fue restaurada en 1957. Aunque sería saqueada en la Antigüedad, los responsables no harían bien su trabajo y se encontraron restos de gran valor como anillos, joyas vidriadas y un colgante en forma de escudo. Todos estos hallazgos revelaron que las costumbres funerarias eran exactamente iguales a las de Micenas, Tebas y otros centros del periodo protomicénico (siglo XVI a. C.)
Tumba Micénica. Palacio de Nestor Tumba Micénica. Palacio de Nestor
PLAYA DE VOIDOKILIA
Y por hoy ya estaba bien de visitas culturales.
Era el momento de relajarme y descansar y para ello había elegido un lugar muy
especial. Me había decantado por el paraíso, ya que me parecía lo más idóneo
para una tierra habitada por dioses. Creedme que no hablo de forma exagerada
porque el destino al que me dirigía a pasar la tarde no tiene suficientes
calificativos para definirlo, por lo que creo que esa palabra es la que mejor
lo describe.
Ese paraíso no era otro que la playa de Voidokilia, a la que llegaría
después de 8,5 km y un cuarto de hora de conducción.
Efectivamente, no me decepcionaría, con la forma
de la letra griega omega, arenas blancas como la nieve, aguas turquesas de
película y una hermosa laguna en el lado contrario que acoge una reserva de
aves, apenas tardaría unos segundos en ponerme el bañador y sumergirme en sus
cálidas aguas. Fue un momento de auténtica felicidad.
Al ser una de las playas más populares de Grecia había leído que siempre está a rebosar, pero afortunadamente no había demasiada gente y se respiraba un aire de tranquilidad donde pude disfrutar de su belleza fascinante.
Playa de Voidokilia Playa de Voidokilia
Tras varios baños y sus respectivos momentos de relax en la arena, no podría evitar curiosear por los alrededores, por lo que siempre caminando, me desplazaría hasta su extremo derecho donde un pequeño sendero me permitiría llegar hasta lo alto de una pequeña colina donde se encuentra la tumba micénica del sucesor de Néstor: Thrassimidis. No queda mucho de la misma, pero da igual, porque la vista desde aquí es maravillosa.
Un poco más allá encontraría una hermosa cala
donde no había nadie conocida como playa
Glossa que se caracteriza por ser nudista. Evidentemente, no podría evitar
darme otro buen chapuzón en ella.
Desharía lo andado, volviendo a Voidokilia donde recorrería por completo su forma de media luna combinando el paseo con zambullidas en sus aguas, hasta llegar a su otro extremo donde tomaría una senda que me llevaría, en primer lugar, hasta la cueva de Néstor, justo encima de la playa, donde según la mitología griega, fue allí donde Hermes escondió las cincuenta cabezas de ganado que le había robado a su hermano Apolo. Este último se enteró y como penitencia Hermes le ofreció una lira hecha de caparazón de tortuga. De esta manera consiguió Apolo su famosa lira. La cueva además está lleva de estalactitas.
Un poco más arriba, en lo alto de la colina, se
sitúa también el antiguo castillo de
Navarino o Palaiokastro, construido por los francos a principios del siglo
XIII sobre la Acrópolis de una antigua ciudad griega. El castillo está hoy en
ruinas, pero las murallas y sus torres se conservan en un estado relativamente
bueno. Me conformaría con verlo desde la primera elevación sobre la playa a la
que llegué, ya que reconozco que las distancias me parecieron menores de lo que
son en realidad y me pudo el cansancio, no teniendo fuerzas para continuar.
Castillo de Navarino desde Playa de Voidokilia
Por otro lado, las vistas de la playa son también maravillosas y es un lugar único para verla con una perspectiva sin igual, así como las de la laguna de Yalova, que comentaba párrafos atrás está adosada a la playa, estando considerado el punto más austral en el que se refugian las aves migratorias entre Europa y África. Aquí vive también el camaleón africano en peligro de extinción, siendo por tanto un entorno de lo más hospitalario y seguro para todas esas especies.
Playa de Voidokilia Playa de Voidokilia
Debía despedirme del lugar, no sin darme un último baño en la maravillosa playa de Voidokilia, que tanto me había entusiasmado y a la que estoy seguro que volveré.
PYLOS
Antes de volver a mi alojamiento y con los
últimos rayos de sol, haría una última parada en el pueblo de Pylos, situado en el otro extremo de la
bahía de Navarino, pues no quería marcharme de la zona sin al menos recalar
unos momentos en este otro lugar de gran importancia histórica, en la que la
flota turca y egipcia caería derrotada por la alianza anglo – franco – rusa,
consiguiendo así consolidar la independencia de Grecia.
Esta ciudad fue un reino importante en la Grecia
micénica, en ella tuvo lugar una de las batallas importantes de la Guerra del
Peloponeso, fue parte del principado franco de Acaya, estuvo bajo el control de
la República de Venecia, fue conquistado por el Imperio Otomano y tuvo lugar la
importante batalla de Navarino (antiguo nombre italiano que se le dio) que
acabo de mencionar sólo unas líneas atrás.
Hoy Pylos, es una ciudad pequeña y pintoresca que se encuentra construida en forma de anfiteatro en las laderas de una colina que conduce a acogedor puerto. El centro de todas las actividades es la plaza de los Tres Almirantes, un gran espacio repleto de tiendas, cafés y restaurantes en tres de sus lados, dando el cuarto al mar y al paseo marítimo. En el centro de la plaza hay un monumento dedicado a la batalla de Navarino, así como un gran platanero.
Plaza de los Tres Almirantes. Pylos Paseo Marítimo. Pylos
Me pareció un lugar tan animado y tan agradable que decidiría quedarme a cenar aquí, eligiendo la terraza de una taberna llamada Portes, donde pediría un Croque Madame (sándwich de jamón, queso y huevo frito) y una coca cola (9,5 euros). Después caminaría un rato por su paseo marítimo desde donde podría observar en lo más alto de la ciudad la fortaleza de Niokastro, la cual me quedaría con las ganas de poder visitar, pero es evidente que todo es imposible.
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