5 de Septiembre de 2020.
Como ya comenté anteriormente, mi idea inicial hubiera sido
estar tres días enteros en Gdansk y alrededores, pero los cambios en mi vuelo
de regreso por el Coronavirus me haría tener que replanificar el viaje y tener
que dejar en dos jornadas las dedicadas a esta zona. Esto haría que la media
jornada que hubiese dedicado a seguir conociendo interesantes lugares de la
ciudad como el museo de la II Guerra Mundial o el museo del Ámbar, entre otros,
prefiriera sustituirlos por desplazarme a uno de los lugares más importantes de
Polonia, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997. Me refiero al castillo
de Malbork.
Para llegar hasta él optaría por el tren, por lo que me
dirigiría a la estación de Gdansk y compraría allí mismo un billete con destino
a la ciudad de Malbork por 55 PLN. El trayecto sólo dura cuarenta minutos, por
lo que decidiría coger el tren de las 08:35 y así no madrugaba demasiado. Una
vez en la estación de tren de Malbork, es necesario andar entre 15 y 20 minutos
hasta llegar a la fortaleza. Lo mejor es poner el google maps en tú móvil o
preguntar, pero no tiene perdida.
Tras el breve paseo llegaría al centro de recepción de
visitantes donde compraría la entrada por 45 PLN en la que se encuentra
incluida la audioguía en español la cual es esencial porque además de ir
explicándote todo de manera amena y dinámica, cuenta con un GPS que hace que se
vaya activando cada lugar o estancia automáticamente, sin tener que preocuparte
de ir pendiente del aparato, además de hacer que no te pierdas nada, ya que sus
instalaciones son tan inmensas que sin las indicaciones de la propia audioguía
es probable que te dejes algo sin ver. La visita dura aproximadamente tres
horas, por lo que conviene llegar temprano. Parece ser que en circunstancias
normales y en días de mucha masificación las entradas pueden llegar a agotarse
por lo que si vas en fechas señaladas, lo mejor sea adquirirlas por su web.
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Castillo de Malbork |
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Castillo de Malbork |
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Castillo de Malbork |
Tras comprar mi entrada sólo tendría ya que dirigirme al
exterior y a un punto concreto al lado de la muralla, donde mi guía se
activaría y comenzaría la apasionante visita.
Esta formidable fortaleza, estratégicamente ubicada junto al
río Nogat, es el castillo realizado en ladrillo más grande del mundo y una
auténtica obra maestra de la arquitectura medieval.
Fue construido por los caballeros teutónicos, que invadieron
la costa sur del mar Báltico en el siglo XIII a petición del príncipe de
Mazovia para que le ayudaran a controlar la tribu pagana de Prusia. Lo
diseñaron para que se convirtiera en un gran edificio, y fue ampliado cuando el
castillo y sus posesiones se convirtieron
en un Estado monástico soberano. En 1309 la sede de la orden del Gran Maestre
se trasladó allí desde Venecia.
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Castillo de Malbork |
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Castillo de Malbork |
Dicha orden se fundó como orden religiosa alemana católica
romana a finales del siglo XII. Se
convirtieron en un ejército cruzado y militar y viajaron a través de Oriente
Medio, Hungría y las tierras bálticas para proporcionar apoyo militar; se apoderaron
de las tierras y construyeron ciudades y fortalezas que luego prosperaron
económicamente. Sin embargo, permanecieron leales al Papa, un gesto que a veces
los enfrentó con sus aliados. Además, debido a sus ambiciones como cruzados,
tuvieron muchos enemigos. Fueron derrotados definitivamente en la batalla de
Grunwald, el 15 de julio de 1410, por los ejércitos de Polonia y Lituania, que
contaban con el apoyo de los tártaros, convirtiéndose en la residencia de los
reyes de Polonia en 1466.
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Castillo de Malbork |
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Castillo de Malbork |
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Castillo de Malbork |
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Castillo de Malbork |
Malbork consta en realidad de tres castillos fortificados,
un magnífico palacio con varios centenares de casas, graneros y otros edificios
rodeados por una segunda muralla defensiva.
Entre su laberinto de habitaciones, torres, escaleras y
salas, algunas de las más espectaculares serían el palacio del Gran Maestre, de cuatro plantas, considerado muchas
veces el edificio más espléndido de toda la Europa medieval; el refectorio de Verano con dos filas de
ventanas y bóvedas sustentadas por una columna central de granito; la puerta Dorada que se construyó dentro
de un atrio, viéndose un relieve de la figura de Cristo en la piedra angular de
la bóveda; la capilla de Santa Ana,
que guarda la tumba de once grandes maestros; o el patio interior que se encuentra rodeado por una esbelta arquería
gótica, por poner solamente algunos ejemplos de lo mucho que ofrece.
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Castillo de Malbork |
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Castillo de Malbork |
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Castillo de Malbork |
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Castillo de Malbork |
Además hay que destacar una amplia colección de objetos de
ámbar, armaduras, pinturas y mobiliario o el curioso sistema de calefacción que
imitaba al de las termas romanas.
Sobre las 13:00 saldría al exterior, pues además del tiempo
estimado de visita también me entretendría realizando fotos y parándome en
algunos puntos que sorprenden más que el resto.
El cielo salpicado de nubes blancas y grises había dejado
paso a otro completamente oscuro que empezaba a dejar caer sus primeros e
inmensos goterones que en cuestión de segundos se convertían en el diluvio
universal. No parecía que fuese a ser cosa de poco tiempo, por lo que decidí, a
pesar de poder acabar calado, continuar con los planes previstos que no eran
otros que desplazarme caminando hasta el otro lado del río Nogat, a través del
puente que se encuentra en la parte trasera del castillo, para disfrutar de las
mejores perspectivas que se pueden obtener de este en su conjunto.
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Castillo de Malbork y Río Nogat |
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Castillo de Malbork y Río Nogat |
No estaría todo el tiempo que me hubiera gustado pues ya era
una sopa andante, así que volví por donde había venido y empecé a dirigirme
hacia la estación, encontrando en poco tiempo una pequeña plazoleta alrededor
de la cual estaban colocados puestos a modo de mercado medieval, ofreciendo
comida y bebida. Me pareció una opción perfecta para saciar el hambre que tenía
desde hacía ya tiempo. Elegiría unas sabrosas salchichas con maíz y pepinillos
con la respectiva cerveza, degustándolo en las mesas que estaban bajo unos
pequeños tejadillos que te protegían de la lluvia. Todo me saldría por 26 PLN. |
Mercado Medieval en Castillo de Malbork |
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Comiendo en Mercado Medieval en Castillo de Malbork |
Ahora sí, tardaría lo imprescindible en volver a la estación
y coger el tren que en una hora me llevaría hasta Sopot. Si decides ir desde la
misma Gdansk tan sólo serían quince minutos.
Junto con las vecinas Gdansk y Gdynia, Sopot conforma la
Triciudad, una amplia zona metropolitana situada en la orilla occidental de la
bahía de Gdansk. Sopot es la
localidad turística más popular de la costa báltica y se puede visitar
perfectamente en medio día. Su origen como balneario marítimo se remonta a
1824, cuando Jean Georges Haffner, médico del ejército de Napoleón, lo fundó.
En el periodo de entreguerras se instalaron en la ciudad algunas de las
familias más ricas de Europa, lo que la catapultó directamente a la fama.
Nada más salir de la estación encontraría en los alrededores
la iglesia de la Asunción de la Virgen
María que no me aportaría gran cosa, por lo que continué directo hasta el
principio de la famosa calle Montecassino,
donde desde el primer momento se percibe el agradable tejido urbano y el
ambiente vacacional. Su nombre es un homenaje a los soldados polacos caídos en la
batalla de Montecassino de la Segunda Guerra Mundial.
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Iglesia de la Asunción de la Virgen María. Sopot |
Antes de iniciar el paseo por ella, en lo más alto destaca
la iglesia de San Jorge,
relativamente reciente ya que se construyó en 1901, pasando de iglesia
evangélica a católica al final del conflicto bélico. Su nombre hace honor al
patrón de los militares.
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Iglesia de San Jorge. Sopot |
Tras la visita anterior comenzaría a bajar por Monciak, como
coloquialmente llaman los polacos a Montecassino, que se encontraba repleta de
gente, parecía que todo lo que no me había encontrado en Varsovia y Gdansk se
había concentrado aquí. Se encuentra flanqueada de una gran cantidad de bares,
restaurantes, pastelerías, tiendas de antigüedades y boutiques donde se vende
ámbar. Pero si hay un edificio que destaca sobre cualquier otro es la conocida
como Casa Torcida (Krzywy Domek), con un aire retorcido y formas surrealistas
en cuyo interior se encuentra un centro comercial, más extravagante si cabe que
el exterior.
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Calle Monte Cassino. Sopot |
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Casa Torcida. Sopot |
No tardaría mucho en llegar a la enorme plaza que cierra la
calle, donde en sus inmediaciones se encuentra el faro en el que se puede subir a lo más alto, la histórica casa de baños fundada por Haffner y el Grand Hotel, de finales del siglo XIX,
uno de los edificios más elegantes de la localidad, donde llegaron a alojarse
personalidades de la talla de Marlene Dietrichs o Fidel Castro. |
Plaza Monte Cassino y Faro. Sopot |
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Casa Balneario. Sopot |
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Grand Hotel. Sopot |
A partir de este punto comienza la playa y el paseo marítimo
con bonitos edificios de madera, pescaderías y restaurantes donde disfrutar de
pescado fresco por poco dinero. No me privaría de andar descalzo por la arena y
contemplar las frías aguas del golfo de Gdansk, antesala del Mar Báltico.
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Playa y Muelle de Sopot |
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Playa de Sopot |
Para el final de la tarde dejaría lo mejor: un paseo por el
precioso Muelle de Sopot, icono del
balneario, que a lo largo de su historia ha pasado de tener una longitud de
sólo 30 metros a medio kilómetro, por lo que se puede considerar el muelle de
madera más largo de Europa. Para acceder es necesario comprar la entrada en las
taquillas que se encuentran en el lado izquierdo mirando hacia el mismo muelle.
Cuesta la simbólica cifra de 9 PLN y el billete lo debes situar en el torno que
da acceso al mismo. |
Muelle de Sopot |
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Muelle de Sopot |
Según te vas
adentrando en el mar las vistas de la ciudad y de la playa son cada vez más
hermosas lo que unido a una tímida puesta de sol combinando diferentes colores
y sombras hacía que esta pudiera ser la mejor manera de terminar la jornada, ¿o
tal vez no?
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Puesta de sol en el Muelle de Sopot |
Pues efectivamente intentaría superar lo anterior pero no lo
conseguiría ya que desde el final del muelle zarpan minicruceros de barcos
piratas, por lo que no podría resistirme a realizar tremenda turistada y tengo
que decir que fue toda una decepción, pues las vistas no cambian apenas de las
que se consiguen desde el propio muelle y sólo dura una hora el viaje completo,
por lo que sólo se aleja del lugar lo que da de sí escasa media hora. Encima te
cobran por ello 40 PLN, así que salvo que viajes con niños por el propio barco
pirata en sí, creo sinceramente que no compensa en absoluto. Por cierto que
para tomar cualquier barco que zarpe desde este lugar siempre has de pagar el
acceso al muelle.
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Barco Pirata en el Muelle de Sopot |
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Sopot desde el Barco Pirata |
Al desembarcar eran ya las 20:00 y la oscuridad lo
envolvía todo, además de que las temperaturas habían descendido bruscamente,
por lo que me dirigí hacia la estación y regresé a Gdansk, donde no podría
evitar dar un último paseo de despedida por el muelle y la Ruta Real, quedando
aún más enamorado que ayer de esta mágica ciudad bañada por las aguas del mar
Báltico. |
Ayuntamiento de Gdansk |
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