7 de Diciembre de 2019.
Después de haber pernoctado en Guimarães y tras haber pasado
todo el día de ayer en ella, había llegado el momento de echarse otra vez a la
carretera, esta vez con dirección hacia Viana
do Castelo, situada a poco más de ochenta kilómetros y una hora de camino.
Viana se encuentra acurrucada entre el río, el mar y la
montaña, al pie de la colina de Santa Lucía y es la localidad turística más
importante de esta zona y, sin duda, la de mayor encanto. El casco antiguo conserva
numerosas casas manuelina o renacentistas; sus calles peatonales y comerciales
convergen en una gran plaza rodeada de monumentos del siglos XVI, y a orillas
del río se extienden amplios jardines. Pero vayamos paso a paso, desglosando con
calma cuales fueron los lugares que pude visitar en esta importante ciudad del
Alto Miño.
Aparcaría a las afueras del centro histórico, como suelo
hacer siempre que puedo, para comenzar a recorrer la ciudad por la cercana fortaleza de Santiago da Barra, que es
inseparable del origen de la ciudad y, sobre todo, del topónimo. Se encuentra
al lado del puerto pesquero, junto a la desembocadura del río Lima y fue
mandada edificar por Manuel I para ampliar el sistema defensivo de la torre de
La Roqueta, embrión de la ciudadela actual. Su principal función sería la de
proteger el puerto del ataque de piratas.
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Fuerte de Santiago da Barra |
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Fuerte de Santiago da Barra |
La construcción es soberbia con gruesas murallas reforzadas
por baluartes en los vértices, en los que existen garitas de vigilancia,
estando además rodeada por un impresionante foso, por lo que el acceso se
realizaba a través de un puente levadizo.
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Fuerte de Santiago da Barra |
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Viana do Castelo desde Fuerte de Santiago da Barra |
Tendría que conformarme con rodearla por fuera, pues su
interior sólo se encuentra abierto de lunes a viernes, algo que me sorprendería
por la dificultad que supone su visita para muchos turistas fuera del fin de
semana.
Atravesando la gran explanada que la rodea, no tardaría
mucho en llegar hasta la encantadora iglesia barroca de Nossa Senhora da Agonia, la cual guarda la estatua de esta Virgen.
Es especialmente conocida por la gran peregrinación que tiene lugar en agosto y
cuyos festejos incluyen desde fuegos artificiales sobre el estuario del Lima
hasta una feria de ganado, pasando por un festival de coros y danzas, comparsas
de gigantes y cabezudos y el inevitable desfile de trajes regionales.
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Nuestra Señora d'Agonia |
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Nuestra Señora d'Agonia |
Desde este punto pronto me internaría en el centro histórico,
donde me encontraría en primer lugar la iglesia
de Sao Domingos, construida en 1576, con una fachada renacentista de
granito en forma de retablo. En el interior destacan los bonitos retablos de
estilo portugués, así como la tumba del fundador de la iglesia, que fuera
arzobispo de Braga.
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Iglesia de Santo Domingo o de Santa Cruz |
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Largo de São Domingos |
Acto seguido tomaría la calle
Manuel Espregueira, una hermosa calle flanqueada por fachadas con azulejos
y balcones con barandillas de forja, que además se encuentra repleta de todo
tipo de comercios, que me llevaría directo hasta la Praça da República, formada por un armonioso conjunto de edificios
de estilo renacentista, donde destaca especialmente la preciosa fuente que se
levanta en el centro, con dos piletas y coronada por los símbolos del reinado
manuelino: la esfera armilar y la Cruz de Cristo.
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Praça da República |
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Praça da República |
Entre los mencionados edificios cabría destacar el Antiguo Ayuntamiento (Paços do Conselho),
que más parece una fortaleza medieval, si bien tan sólo la fachada ha
conservado las trazas primitivas. Por encima de las ventanas, en el primer
piso, se reconoce el escudo de la ciudad, que representa una carabela y
recuerda a los numerosos marineros de Viana que participaron en los grandes
descubrimientos.
A la izquierda del antiguo ayuntamiento se encuentra el Hospital da Misericordia, un edificio
de estilo renacentista, de influencia veneciana y flamenca, que muestra una
armoniosa fachada, con dos pisos de balcones en galería sostenidos por atlantes
y cariátides. Adyacente se puede ver la iglesia
da Misericordia cuyo interior es espectacular, pues cuenta con magníficos
paneles de azulejos que adornan la parte inferior de sus paredes.
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Iglesia de la Misericordia. Praça da República |
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Iglesia de la Misericordia. Praça da República |
A dos pasos de la Praça da República, en dirección al río
Lima, llegaría a una plazoleta donde está situada la Catedral de Viana do Castelo, un edificio de sólidas proporciones y
orígenes góticos, muy desvirtuados por las reformas emprendidas en los siglos
XVIII y XIX. Conserva, no obstante, un cierto aire de fortaleza gracias a sus
dos torres almenadas.
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Sé o Catedral |
Frente a la catedral se encuentra la Casa de Joao Jácome de Luna, de estilo renacentista, y a la
izquierda del templo la de Juan Lopes el Viejo, también conocida como la Casa de los Arcos, construida en el
siglo XV. Otra mansión notable, la Casa
da Praça, ocupa una confluencia de calles a espaldas de la catedral. Muy
cerca también se halla la capilla das
Malheiras, mandada construir por el obispo de Río de Janeiro. Está considerada
uno de los mejores ejemplos de arquitectura barroca portuguesa, con una fachada
decorada con granito labrado con motivos vegetales.
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Capilla das Malheiras |
Desde esta zona me desplazaría hasta la estación de Viana,
pero no con la intención de coger ningún tren, sino el funicular que se
encuentra en sus inmediaciones que salva el desnivel entre la costa y el
promontorio rocoso donde se encuentra la Basílica
de Santa Luzia, invirtiendo apenas diez minutos en cubrir el trayecto.
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Funicular de Santa Luzia |
Dicha obra religiosa, para mi gusto, más parece el mausoleo
de un millonario estrafalario que otra cosa. De hecho, el santuario es una obra
pretenciosa que empezó a construirse a comienzos de este siglo y que sólo pudo
rematarse en 1943. Su arquitecto parece ser se inspiró en el Sacré Coeur parisino.
Es de estilo neobizantino y sustituye una ermita anterior consagrada al mismo
culto. En el interior cabe destacar la iluminación que llega a partir de sus
tres rosetones, así como los frescos que adornan la cúpula. Es posible ascender
hasta el balconcillo que rodea la linterna de esta última, desde donde dicen
que la vista es impresionante, pero decidiría prescindir de ello porque el día
empezaba a estropearse y demasiadas nubes comenzaban a cubrir el cielo.
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Santuario de Santa Luzia |
El edificio se encuentra precedido por una amplia plaza y
una escalera monumental desde donde se obtiene también una magnífica vista
panorámica sobre el estuario del río Lima, el puente Eiffel, el Océano
Atlántico y sobre los tejados de Viana do Castelo.
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Viana do Castelo desde Santuario de Santa Luzia |
A la bajada sólo me quedaba ya encaminarme hasta la moderna plaza de la Libertad, situada en el
mismo paseo marítimo, donde destaca un enorme arco rectangular, erigido para
conmemorar el 25 aniversario de la Revolución de los Claveles, que pondría fin
a la dictadura en Portugal. Es el monumento
al 25 de Abril, donde lo que más destaca es la cadena rota que simboliza el
final de la opresión. Del suelo también brotan varios chorros de agua que crean
un camino hasta llegar al pórtico. Este es un buen lugar para disfrutar de la
vista que se consigue de la avenida dos Combatentes y de la basílica de Santa
Luzia situada en lo más alto de la población.
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Plaza de la Libertad |
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Río Lima |
Tras pasar de casualidad al lado del navío Gil Eanes, un importante barco para la historia de Viana, así
como por la bonita plaza Vasco de Gama,
flanqueada en uno de sus extremos por la capilla
de las Candelas, regresaría al coche y tras comer un simple sándwich, me
pondría rumbo hacia Valença do Miño,
situada a 65 kilómetros y 45 minutos de Viana do Castelo.
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Largo Vasco da Gama |
Durante siglos, Valença guardó ferozmente la frontera norte
de Portugal y el paso del río Miño, desde lo alto de su cerro situado en la
orilla izquierda, frente a la ciudad gallega de Tui. Su parte antigua es
realmente curiosa, formada por dos plazas fuertes de estilo Vauban, unidas por
un único puente. Sería por ellas por donde me perdería lo que restaba de tarde,
deambulando sin objetivos prioritarios y centrándome más en la belleza del
conjunto de la población y las maravillosas vistas que se obtienen desde ella.
Las murallas de
Valença fueron levantadas para defender la orilla portuguesa y garantizar la
navegación fluvial a lo largo del Miño. De origen incierto, han sufrido
numerosos asaltos y otras tantas reconstrucciones, una de ellas para adaptar su
estructura al asentamiento de las piezas de artillería. La primera línea
defensiva de murallas encierra dos recintos independientes: el polígono de Coroada (lado sur) y el polígono da Vila (lado norte),
comunicados entre sí por las portas do
Meio. La entrada principal está marcada por la porta Coroada, que da acceso directamente al recinto sur, más
pequeño y recoleto que su vecino del norte.
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Recinto Amurallado. Valença do Minho |
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Recinto Amurallado. Valença do Minho |
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Recinto Amurallado. Valença do Minho |
En el primero se encuentran las capillas de San Sebastián y de Bom Jesus con la estatua de São Teotónio, primer santo
portugués, mientras que en el segundo están todos los edificios oficiales de la
ciudad actual: el antiguo polvorín de Açougue, el viejo Ayuntamiento,
el hospital y la iglesia de Santa María dos Anjos, de origen
románico pero exageradamente modificada en el siglo XX, la iglesia de Santo
Estevão, de fachada renacentista y tan adulterada como la anterior.
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Capilla de Bom Jesús. Valença do Minho |
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Iglesia de Nosa Senhora don Anjos. Valença do Minho |
No obstante la visita sería un
tanto aciaga como consecuencia de la cantidad ingente de personas que había en
esos momentos y que casi no te permitía circular por la calle principal,
teniendo que buscar vías secundarias pegadas a las murallas. Y es que no hay
que olvidar que Valença es también un importante núcleo de venta manteles y
sábanas bordados, poseyendo múltiples tiendas que se dedican a esta
especialidad, atrayendo a muchísimos turistas españoles que se acercan a
comprarlos.
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Valença do Minho |
Mi visita la concluiría con las
preciosas vistas que se consiguen, desde el extremo de la muralla, del río y de
la orilla española con la ciudad de Tui al otro lado, recordándome que hace
algo más de doce años obtendría desde allí la visión contraria junto a mi
madre. Bonitos recuerdos.
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Tuy desde Valença do Minho |
Un ligero chirimiri había empezado a caer desde hacía ya
unos minutos, además de que la noche se había echado ya prácticamente encima,
por lo que no tuve duda en abandonar la ciudad y ponerme rumbo hacia la casa de
mi tía en Verín, provincia de Orense, donde llegaría tras algo menos de dos
horas de viaje.
Aquí daría por concluido este viaje por el norte de
Portugal, pues un temporal de lluvia y viento haría inviable continuar con los
planes previstos, debiendo dejarlos para mejor ocasión. Afortunadamente,
siempre hay una buena excusa para regresar a Portugal.
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