Los tiempos cambian y las personas también y lo que podía no
gustarte con veinte años, puede llegar a encantarte a los cuarenta y aquella
afición que parecía imposible que te dejara de gustar a los treinta, puede ser
que la llegues aborrecer a los cincuenta. Con esto quiero decir que en los
viajes sucede lo mismo que en la vida y aquel destino que no te seducía tiempo atrás,
puede ser que sea uno de tus sueños en el futuro.
En el caso que nos ocupa ahora mismo, tengo que reconocer
que desde el primer momento que me pusieron encima de la mesa la propuesta de
pasar una semana recorriendo en barco las idílicas Islas Vírgenes Británicas, quedaría entusiasmado. Es cierto que
nunca me ha llamado demasiado la atención el pasar demasiado tiempo entre
playas, pero en esta ocasión era diferente. No había oído nunca el destino al
que hago referencia ahora, pero en cuanto me puse a investigar sobre él no tuve
ninguna duda que era una oportunidad única de vivir una gran experiencia.
White Bay. Guana Island |
Todo comenzaría con un nuevo órdago lanzado por parte de mi
amigo Sergio para marcharnos los mismos integrantes del viaje a Miami y los
parques de atracciones de Orlando, a este destino que no se prodiga demasiado
en agencias ni revistas especializadas de viajes. El plan consistía en volar a San Juan, la capital de la isla
caribeña de Puerto Rico, y desde ahí tomar otro vuelo hasta la isla de Tórtola,
la principal de las Islas Vírgenes Británicas, donde nos estaría esperando un
barco alquilado con el que recorreríamos durante una semana los lugares más
hermosos y emblemáticos de este territorio de ultramar perteneciente a Reino
Unido. Tras la experiencia volveríamos hasta San Juan, donde tendríamos un día
completo para conocer la capital de la antigua colonia española. Como se ve, un
plan de lo más seductor al que era imposible resistirse.
La suerte además estaría de nuestro lado, porque como es
evidente para realizar semejante aventura necesitas de una tripulación,
especialmente de un patrón de embarcación que tenga la destreza y los
conocimientos necesarios de navegación para que todo llegue a buen puerto.
Claro está que esto se puede contratar pero en este caso los gastos se disparan
considerablemente y la experiencia puede ser bastante costosa. Nosotros, como
decía, tendríamos la fortuna de que se apuntarían al viaje el hermano de mi
amiga Cristina, que posee el título comentado líneas atrás, además de haber
vivido varias experiencias de este tipo en otras partes del mundo, lo que
suponía una garantía. Junto a él también vendrían su mujer y su hija pequeña,
sumando al final diez personas en total.
En pocas horas nos esperaba un Caribe secreto, arenas
blancas y aguas cristalinas de islas perdidas en el océano, antiguos escondites
de piratas y corsarios que tuvieron su mejor refugio en estas latitudes,
chiringuitos que asoman entre palmeras donde poder degustar un mojito a la vez
que ves algunos de los mejores atardeceres del planeta, tortugas gigantes y
miles de peces de colores con lo que poder nadar y otras experiencias
inolvidables.
Pero nadie dijo que alcanzar el paraíso fuera fácil, pues
para empezar a disfrutar de todo lo anterior teníamos por delante dos vuelos,
una noche de hotel en San Juan de Puerto Rico y un sinfín de preparativos que
paso a detallar a continuación, antes de empezar el diario de abordo jornada a
jornada como siempre me ha gustado hacer.
DATOS PRÁCTICOS:
VUELOS: Para
llegar a las Islas Vírgenes Británicas necesitas al menos una escala desde
España. Nosotros como ya se ha visto la haríamos en San Juan, la capital de la
isla de Puerto Rico, necesitando el pasaporte y el certificado electrónico ESTA
al ser territorio norteamericano, porque efectivamente no se considera un país
como tal, sino un estado libre asociado de Estados Unidos. Pero hay que tener
en cuenta que si tomas vuelos que únicamente pasen por territorio europeo sólo
necesitarás el DNI al menos hasta que Reino Unido abandone la Unión Europea,
pues estas islas son parte de pleno derecho de este país.
De las diferentes opciones que encontraríamos acabaríamos
eligiendo volar con Iberia en primer
lugar, suponiéndonos 815 euros por persona. El segundo vuelo de San Juan a
Tórtola, la isla principal de las British Virgin Islands, en adelante BVI, lo
haríamos con Silver Airways,
costándonos 168 euros. Por tanto, en total serían 983 euros.
ALQUILER
CATAMARÁN: Después de indagar en diferentes páginas de internet,
daríamos con una que nos convencería bastante: www.medcaribbean.com en la que nos
pusimos en contacto con María Cisneros,
una madrileña de lo más agradable que nos facilitaría toda la información
necesaria respecto de lo que estábamos buscando. En nuestro caso queríamos un
catamarán para diez personas. Hay otras muchas opciones, desde barcos más
grandes hasta veleros, y de diferentes categorías según el presupuesto que cada
uno esté buscando. El hecho de que hablen español, además de inglés, facilita
mucho las cosas, especialmente en este mundillo bastante desconocido para
muchos de nosotros. Las opiniones en google le dan un 4,7 de 5 por lo que es
una empresa de lo más recomendable. El precio de una semana de alquiler sería
4500 euros sin tasas. Sumando estas, en las que están incluidas la limpieza del
barco, la estancia en parques naturales y nacionales, amarres y otras, serían
otros 900 euros más, por lo que al final el importe ascendería a 5400 euros a
dividir entre diez.
Como ya he comentado en los primeros párrafos de este
capítulo, nosotros tendríamos la suerte de contar con el hermano de Cristina
como capitán de nuestra embarcación, teniendo el título de patrón y la
experiencia necesaria para conducir un barco de estas características, habiendo
navegado ya por otras partes del mundo, por lo que no consultamos si esta
empresa da la posibilidad de contratar además esta opción. No obstante sí que
existen otras empresas que permiten contratar tripulación para llevar a cabo
esta experiencia con las máximas garantías.
TRAYECTO
AEROPUERTO TORTOLA – MANUEL REEF MARINA: No lo puedo afirmar con total
seguridad pero parece ser que no hay autobús de línea que haga el trayecto
entre el aeropuerto y el puerto donde embarcábamos el barco de alquiler. En
cualquier caso nosotros habíamos contratado una furgoneta con conductor para el
mismo, bueno en realidad nos lo había dejado ya todo listo María, la chica con
la que habíamos gestionado el catamarán, por lo que nada más llegar había una
persona esperándonos. La distancia a recorrer son 16 kilómetros y el tiempo de
casi media hora, pues las carreteras no son especialmente buenas. El precio por
este servicio sería de 15 dólares por persona. Por cierto, una cosa curiosa es
la conducción, pues aunque se conduce por la izquierda el volante también está
en la izquierda, una mezcla curiosa entre el Reino Unido y los países
americanos y un motivo más para que nos llevaran y no calentarnos la cabeza con
este tema.
SUMINISTROS Y
VÍVERES PARA EL CATAMARÁN: Aunque cabe la opción de llevar a cabo la
compra de todo lo que vayas a necesitar para comer y beber en varios
supermercados cercanos, creo que la manera más cómoda es hacerla por internet y
que te la lleven al barco, ahorrándote mucho tiempo y sobre todo comodidad.
Nosotros la haríamos por la página www.riteway.com.
MEJOR ÉPOCA PARA
VIAJAR: Aunque tal vez habría que hablar de la época a evitar que sería de agosto a principios de noviembre
que es la época de huracanes y conviene no jugársela porque puede tocarte
perfectamente. De hecho en los últimos dos años tanto las BVI como otras islas
cercanas, además de Miami y alrededores han tenido que soportar la fuerza
destructiva de los huracanes Irma y María, el primero de ellos afectándonos a
los mismos componentes de este viaje, no pudiendo regresar a España hasta cinco
días después de lo que teníamos previsto. Si estás interesado en ello puedes
leer todo lo que nos sucedió en el diario respectivo. El resto de meses se
puede ir en cualquiera de ellos indistintamente.
QUÉ LLEVAR:
Está claro que estando en el mar Caribe la maleta tiene que estar compuesta por
bañadores, camisetas y pantalones cortos. No viene mal alguna chaqueta o
sudadera para por la noche, aunque nosotros no la necesitamos. Tampoco hay que
olvidar repelente para mosquitos, aunque no fueron especialmente molestos, así
como una máscara para hacer snorkelling, pues las aguas están repletas de peces
de colores, rayas y tortugas. Sobra decir que un protector solar de graduación
alta es indispensable, además de un frontal para moverte por las partes no
iluminadas del barco. También es interesante llevar sandalias u otro calzado
similar para ciertas playas formadas por arrecifes de coral que puede hacer que
sea molesto ir descalzo por sus aguas. Finalmente recomendaría gafas de sol y
gorra, pues cuando el cielo está despejado el sol pica bastante.
COSTUMBRES Y
NUDISMO: En las playas y pueblos donde haya gente es mejor no hacer nudismo
ni topless pues la desnudez está mal vista en esta zona del Caribe.
MONEDA: El
dólar estadounidense es la única moneda aceptada en las BVI, por lo que no hay
que incurrir en el error de traer libras. Las principales tarjetas de crédito
son aceptadas en muchos establecimientos, pero no en todos.
ELECTRICIDAD:
La corriente eléctrica estándar es de 110 voltios en todas las islas. No hay
que olvidar los adaptadores de patilla para los enchufes.
IDIOMA: El
inglés es el idioma oficial en las islas, aunque el español lo hablan muchos
miembros de la creciente población inmigrante.
FUMAR:
Está prohibido y es ilegal fumar en lugares públicos como restaurantes, bares,
centros comerciales o instalaciones recreativas o a menos de 50 pies de estas.
Si una persona es sorprendida fumando en cualquiera de estos será penalizada
con una cuantiosa multa.
Hasta aquí sería lo más destacable en cuanto información
práctica para preparar un viaje a las BVI, por lo que comienzo ya sin más
preámbulos a narrar como fue nuestra aventura.
Una vez más partiríamos del aeropuerto de Madrid – Barajas,
despegando nuestro vuelo a las 16:15, sólo veinte minutos más tarde de la hora
prevista. El vuelo transcurriría tranquilo entre películas y comidas,
aterrizando en San Juan de Puerto Rico a las 19:25 hora local, tras
aproximadamente ocho horas de vuelo.
Aconsejo que intentéis llegar de los primeros a los
controles de inmigración, pues hay muy pocos agentes y van bastantes lentos,
por lo que cuanto más gente adelantéis mejor para vosotros.
Tras todo lo anterior por fin estábamos en territorio
portorriqueño, teniendo que recorrer sólo unos metros caminando para llegar a
nuestro alojamiento: San Juan Airport
Hotel, en las mismas instalaciones del aeropuerto. Lo habíamos elegido así
porque mañana teníamos que tomar el vuelo que nos llevara a Tórtola, la isla
principal de las BVI, y no merecía le pena coger un alojamiento en la ciudad.
El precio de la habitación para tres personas con desayuno
incluido sería de 246 dólares. El hotel era correcto, con instalaciones limpias
y habitaciones muy amplias y camas inmensas y muy cómodas. El personal era
amable y todos hablaban castellano, además de inglés, como es evidente. El
desayuno estaba bien, pudiendo tomar incluso tortillas a tú elección de diferentes
ingredientes como jamón, queso y demás.
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