La travesía que afrontábamos hoy, a primera hora de la
mañana, volvería a superar las realizadas hasta la fecha, pues afrontaríamos 17
millas náuticas, utilizando tanto los motores como las velas según el viento
nos fuese más o menos favorable, por lo que serían algo más de tres horas lo
que nos llevaría llegar hasta nuestro siguiente destino: Marina Cay.
Los paisajes de esta minúscula isla situada justo enfrente
de la enorme Great Camanoe son, nuevamente, de una belleza espectacular,
añadiéndole una de las imágenes más características del Caribe, pues en uno de
sus costados se podía apreciar una caseta de vivos colores con un letrero que
anunciaba “Fuel” y en el momento que llegábamos nosotros, estaba su encargado
dormitando con muestras claras de no haber conocido el estrés en todo lo que
llevaba de vida.
Llegando a Marina Cay |
Llegando a Marina Cay |
No tardaríamos mucho en fondear y tirarnos al agua con
nuestras aletas y máscaras de snorkel, pues este es un buen lugar para apreciar
perfectamente los fondos marinos, con un buen número de erizos de mar y otros
peces de colores.
Snorkel en Marina Cay |
Snorkel en Marina Cay |
Dado que la distancia era corta aprovecharíamos también para
acercarnos hasta la playa y llegar caminando a la caseta de colores para ver si
podíamos conocer a su inquilino y charlar un rato con él, pero había
desaparecido misteriosamente.
Marina Cay |
Nuestro segundo y último destino del día sería la cercana Guana Island, donde al ser temprano
podríamos coger boya sin necesidad de alquilarla previamente, aunque los
encargados pasarían en lancha a cobrarnos los treinta dólares que costaba
pernoctar.
Guana Island se encuentra localizada en la zona atlántica,
enfrente de Tortola, y es un santuario privado de vida silvestre y naturaleza.
Durante casi cuatro décadas su propietario, el Dr. Henry
Jarecki, un empresario, psiquiatra y filántropo estadounidense, y su esposa, se
han esforzado en mantener intacta esta joya que es un refugio de aves y muchas
otras especies.
Guana Island |
En el siglo XVIII dos familias llegarían a Guana como parte
del “Experimento Cuáquero”, utilizando esclavos africanos para cultivar caña de
azúcar durante 45 años.
Sería en 1975 cuando los Jareckis compraron la isla a otra
familia estadounidense, intentando desde entonces mejorar sus veredas e
instalaciones.
Guana Island |
Elegiríamos la playa de White
Beach para pasar lo que restaba de mañana, la más hermosa de las playas que
habíamos encontrado hasta ahora, encontrándonos con carteles que indicaban que
no se podía sobrepasar la línea que iba más allá de la arena y se adentraba en
el interior, como ya nos sucedería días atrás en Peter Island.
White Bay. Guana Island |
White Bay. Guana Island |
Es en lugares como este cuando, de repente, uno se para a
pensar y se da cuenta de la suerte que tiene al estar en pleno mes de noviembre
en un lugar tan paradisiaco, mientras en España sufren el malvado y riguroso
clima invernal, con lluvia y frío, siendo ahora un vago recuerdo, olvidado ya
casi por el calor del Caribe y su verano eterno.
Lástima no ser rico y poder alquilar la isla durante una
larga temporada, pues ¿sabíais que por unos 30000 dólares por noche se puede
hacer para un máximo de 36 invitados? Sí, verlo para creerlo. Aunque haciendo
cuentas tampoco sale tan caro, sólo 830 euros por noche, evidentemente es broma.
White Bay. Guana Island |
Para comer prepararíamos pasta, utilizando el resto de la
tarde para bañarnos en alta mar, jugar a las cartas y esperar las luces del
crepúsculo para disfrutar, un día más, de la paleta de amarillo brillante,
dorado y naranja que hacen inevitable permanecer inmóvil durante esos mágicos
instantes, mientras los pájaros se deslizan por los cielos, utilizando las
corrientes de aire invisibles como si estuvieran dibujando la cortina oscura de
la noche.
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