BVI - DIA 03. Peter y Cooper Islands

17 de Noviembre de 2019.

Como comentaba al final del capítulo de ayer, la tónica iba a ser madrugar a lo largo de la semana que íbamos a pasar por las BVI, pero esta vez, aunque pueda parecer lo contrario, no iba a ser costoso el despertarse a ciertas horas que en otras circunstancias y otros lugares podría suponer un calvario.

El hecho de acostarse temprano y descansar las horas suficientes, que los rayos de sol se vayan colando por los recovecos del camarote, el encendido del motor o el ajetreo que ocasionaba la preparación de los desayunos, haría que sin necesidad de reloj, uno se desperezase sin esfuerzo alguno entre las seis y las siete de la mañana.

Nuestro día a día comenzaría con la preparación del desayuno en la pequeña cocina del catamarán. Este consistiría principalmente en bagels a la plancha con algo de fiambre, galletas y leche o café.

Tras coger fuerzas no dudaríamos en sofocar el calor que empezaba a hacer con el primer chapuzón del día en las aguas caribeñas, ideal para refrescarnos antes de abandonar Norman Island y poner rumbo a nuestro siguiente destino: Peter Island, situada a cinco millas náuticas y cuyo trayecto tardaríamos en realizar como una hora aproximadamente.

Navegando hacia Peter Island

Dejando Norman Island camino hacia Peter Island

Esta es la isla privada más grande del archipiélago, encontrándose en Sprats Bay, una de sus dos bahías, uno de los resorts de lujo más importantes del Caribe. Ni siquiera llegaríamos  hasta esta zona, pues nuestro interés por esta isla estaba motivado justo por la otra bahía donde se encuentra la playa Deadman´s Beach, una de las playas caribeñas por excelencia con un arco de arena blanca y multitud de palmeras.

Peter Island

Cuenta la leyenda que sería muy cerca de aquí donde el famoso pirata Barbanegra abandonaría a quince de sus hombres, exactamente en un pequeño cayo de matorral, sin agua fresca  y sin grandes árboles para dar sombra, conocido como Dead Chest Cay, dejándoles únicamente un machete y una botella de ron, pereciendo todos aquellos que para escapar intentaron, sin saber, llegar a nado a la cercana Peter Island, siendo arrastrados a la mencionada playa, conociéndola desde entonces por ese nombre.

Por Peter Island también pasarían Cristóbal Colón y Sir Francis Drake, además de otros corsarios holandeses, alemanes y españoles. Pero no sería hasta finales de la década de 1960, cuando el noruego Torolf Smedvig se enamoró de la isla y empezó a pensar en crear un complejo turístico de alta calidad con la ayuda de su esposa y un equipo de trabajadores.

Como decía nosotros nos decantamos por Deadman´s Beach, cuyo acceso sólo es posible en barco y donde sólo se puede permanecer en la misma playa, ya que más allá de esta, donde comienza la vegetación, unos carteles indican que no se traspase esa línea al ser zona privada.

Peter Island

Tampoco teníamos mucho interés en desobedecer pues con una playa como en la que estábamos, para nosotros solos, poca curiosidad te suscita lo que haya más allá.

Para llegar hasta la playa lo haríamos, una parte nadando, y los niños más pequeños acompañados de dos adultos, en kayak, el cual habíamos alquilado para este tipo de desplazamientos cortos. Lo haríamos en la web www.laststopsports.com, costándonos una semana 110 dólares. También alquilaríamos una tabla de paddle surf que nos saldría 125 dólares el mismo tiempo. El servicio incluye que te las llevan hasta el barco en Tórtola y las cargan y colocan en el mismo.

Pasaríamos el resto de la mañana disfrutando de la idílica y paradisiaca playa, bordeada de palmeras que miran hacia el mar Caribe, regresando al barco para comer pasta y ensalada. No obstante, en uno de los extremos hay un pequeño bar, donde aparte de bebida sirven algunos platos sencillos.

Snorkel en Peter Island

Snorkel en Peter Island

Aunque antes de comer habíamos intentado avistar tortugas marinas, pues nos habían comentado que este era un buen lugar para ello, no tendríamos suerte, al igual que después de terminado el almuerzo, por lo que nos dimos por vencidos y pusimos rumbo a Cooper Island, nuestro siguiente destino localizado a unas 3,5 millas náuticas que tardaríamos en recorrer unos cuarenta minutos.

Cooper Island

Llegaríamos a Manchioneel Bay, conocida así por el árbol con pequeñas y venenosas manzanas verdes con ese nombre. Es un popular destino para pasar la noche, algo a lo que no dimos importancia y nos hizo incurrir en nuestro primer error del viaje, pues dimos por hecho que conseguiríamos una boya al llegar, pero la suerte no estaría de nuestro lado, pues la última boya que no era de pago y estaba libre, nos sería arrebata por otra embarcación que llegó antes que nosotros por escasos minutos, frustrando así nuestros planes de pasar allí la noche. Había otras boyas pero eran de pago y ya estaban todas ocupadas ya que se pueden reservar desde las siete de la mañana en la web: www.boatyball.com, así que conviene no dormirse y hacerlo cuanto antes en los lugares más famosos o no llegar más tarde de la hora de comer si se quiere coger alguna de las que son libres. La otra opción que valoramos fue fondear con el ancla, pero el hecho de que los fondos estén formados por parches de algas marinas que pueden impedir una retención firme de la embarcación, nos haría desistir.

Cooper Island

Sería una pena porque nos quedaríamos con muchas ganas de disfrutar de su hermosa playa de arena y de poder pasear por el pequeño puertecillo que se veía desde el barco e incluso de tomar algo en el famoso Cooper Island Beach Club, un local popular que ofrece unas vistas maravillosas y algunas especialidades como buñuelos de caracola o pasta penne en salsa carbonara, pero el caso es que nos quedamos con las ganas.

Cooper Island

Cooper Island

Teníamos que decidir dónde ir a pasar la noche y nuestro capitán optó por lo más sencillo y cercano, que no era otra cosa que volver a Deadman´s Beach en Peter Island y fondear allí, que era seguro y nos permitía estar en completa soledad.

Cuando llegamos todavía quedaba una hora de luz, por lo que Guille, Raúl y yo optamos por coger el kayak y remar hasta la playa, para disfrutar de la misma hasta que se hizo casi por completo la oscuridad. Aconsejo llevar siempre un frontal ya que es muy útil para realizar pequeños trayectos nocturnos entre la playa y el barco.

Había hambre para cenar, por lo que lo solucionaríamos con perritos calientes y patatas fritas, para inmediatamente después dedicarnos a jugar a varios juegos de mesa, antes de que el cansancio nos obligara a retirarnos a nuestros respectivos camarotes.


Juego de Mesa abordo del Catamarán


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