30 de Agosto de 2019.
Hoy me daba
el gusto de levantarme algo más tarde y no me ponía en pie hasta las 08:15,
pues después de tantos días de madrugones mi cuerpo lo necesitaba. Tras
desayunar en la cocina de la zona común, me dirigí al edificio donde se
encontraba recepción para pagar, lo que derivó en una charla de veinte minutos
con la chica encargada, pues chapurreaba algo de español de pasar las
vacaciones en Torrevieja, por lo que estuvimos hablando sobre distintos
destinos españoles y suecos.
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Lago Vättern desde Vadstena Folkhögskola Vandrarhem |
Después del
día nublado de ayer, hoy el cielo recuperaba los tonos azules y la temperatura
volvía a ser primaveral, lo que me llevaría a comenzar mi ruta por Vadstena paseando por la ribera del lago Vättern, el segundo más grande de
Suecia y conectado a las vías fluviales del sur del país. Sus aguas eran
transparentes, las vistas hermosas y la tranquilidad inigualable.
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Lago Vättern. Vadstena |
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Lago Vättern. Vadstena |
Como muchos
grandes lagos, no podía faltar una leyenda del mismo. Al igual que en el lago
Ness, dicen que aquí habita un monstruo que siempre está al acecho y que ya se
ha llevado consigo a algún pescador descuidado, pues bajo sus aguas hay gran
cantidad de especies que fomentan la práctica de esa actividad.
No tardaría
mucho en encontrar a mi izquierda la abadía
de Vadstena, conocida también como la Iglesia Azul ya que su piedra provoca
destellos en ese color, aunque no podría comprobar ese hecho. Es una de las
iglesias medievales más grandes del país y se caracteriza por tener algunas
peculiaridades destacables, como que la entrada se encuentre en el este o que
no exista pórtico, por lo que se ingresa de forma directa a la magnífica nave.
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Abadía de Vadstena |
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Abadía de Vadstena |
Todo se
realizó siguiendo las instrucciones de Santa Brígida, la patrona de Suecia, la
cual fue madre de ocho niños y desde temprana edad había tenido experiencias
místicas, peregrinando de adulta a Santiago de Compostela, Roma y Jerusalén.
Algunas de sus visiones incluían temas políticos, por lo que Brígida desempeñó
un importante papel en el poder. Fundaría la orden monástica Brigidina,
estableciéndose en el mismo edificio, y fallecería cuando regresaba a Roma de
su peregrinación a Jerusalén.
Su interior
es rico en arte medieval, pudiéndose contemplar el ataúd rojo que contiene las
reliquias de la Santa, además de otros santos desconocidos. También destaca el
sepulcro del Duque Magnus, así como sus vidrieras.
Siguiendo con
mi paseo a orillas del lago, pronto llegaría al otro lugar emblemático de la
ciudad: su espectacular castillo
(Vadstena Slott). Es una de las fortalezas mejor conservadas y más
impresionantes de Suecia, con un gigantesco foso y altas paredes, siendo imposible
imaginar las fuerzas defensivas que una vez lo protegieron. Sería mandado
construir por el rey sueco Gustav Vasa, llevándose a cabo entre 1545 y 1555,
con la intención de defenderse de los daneses.
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Castillo de Vadstena |
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Castillo de Vadstena |
Me
entretendría rodeándola para observar sus diferentes perspectivas, entraría al
gran patio interior y aprovecharía que una puerta, que llevaba al departamento
de administración, estaba abierta para colarme por ella y subir por unas
escaleras que me llevarían a la planta por la que se sale a la parte superior
de las murallas, por lo que podría disfrutar de unas espectaculares vistas desde
lo alto del foso y el resto de la estructura defensiva. No duraría mucho en ese
privilegiado lugar pues unos empleados me verían y me invitarían amablemente a
volver por donde había venido y comentarme que había visitas guiadas, por si
quería realizar alguna. En esta ocasión prescindiría de las mismas al
considerar que se me iba a ir mucho tiempo realizándola y prefería llevar a
cabo otros planes que me eran mucho más sugerentes.
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Castillo de Vadstena |
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Castillo de Vadstena |
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Castillo de Vadstena |
No obstante
sí que aprovecharía para dar un paseo por el centro de Vadstena, recorriendo su
calle principal que desemboca en la plaza en la que se encuentra el Ayuntamiento del siglo XV considerado
el más antiguo de Suecia, estando en uso hasta 1979, aunque más parece una
iglesia que otra cosa. Muchos de los edificios que se encuentran en esta zona
poseen las mismas características que los que podría ver ayer en otros pueblos
suecos, por lo que es bastante agradable.
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Ayuntamiento de Vadstena |
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Plaza del Ayuntamiento. Vadstena |
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Storgatan y Plaza de Vadstena |
Era el
momento de ponerse en ruta y coger el coche por primera vez en la jornada. Por
delante tenía algo más de cincuenta kilómetros hasta la siguiente parada, donde
quería conocer las ruinas del castillo
de Brahehus, construido a mediados del siglo XVII por el conde Per Brahe,
con la intención de que hiciera las veces de segunda residencia en la que pasar
tranquilas temporadas, pero habría cambio de planes y se constituiría como dote
para la esposa de uno de sus hijos. Ella moriría tan sólo un par de años más
tarde y el castillo sería utilizado como alojamiento para invitados, hasta que
fue devastado por el fuego en 1708, siendo restaurado en el presente siglo.
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Castillo de Brahehus |
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Castillo de Brahehus |
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Castillo de Brahehus |
De todas
maneras hay que decir que lo mejor de todo, más allá de la construcción, son
las espectaculares vistas del lago
Vättern, la isla Visingsö y todo
su entorno, salpicado por un montón de pueblecitos y granjas.
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Lago Vättern desde Castillo de Brahehus |
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Castillo de Brahehus |
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Lago Vättern desde Castillo de Brahehus |
Por cierto,
que yendo en sentido Gotemburgo, como era mi caso, sólo se puede parar en el
arcén de una pequeña vía de servicio que hay después de la indicación, algo que
como es evidente no está permitido, aunque yo haría la vista gorda y dejaría
allí el vehículo. Lo mejor y más sensato es dar la vuelta y aparcar en la
gasolinera que hay justo enfrente y desde ella atravesar un túnel peatonal que
pasa por debajo de la carretera y te lleva directo a la fortaleza.
Sólo diez kilómetros más serían suficientes para llegar
hasta Gränna, fundada también por el
conde Per Brahe. Pocas personas que viajan entre Estocolmo y Gotemburgo se
detendrían hoy en este pequeño pueblo si no fuera por el dulce invento creado
en 1859. Ese año, Amalia Eriksson, tratando de salvar su economía al quedarse
viuda, solicitó a las autoridades un permiso para empezar a hacer pastelería
fina, así como un dulce de azúcar llamado “Polkagris”.
El nombre de polka proviene de un popular baile de la época. Sin dicha
iniciativa, Gränna habría quedado casi olvidada y Suecia no habría tenido uno
de sus elementos nacionales más populares y característicos: el bastón de
caramelo rojo y blanco.
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Tienda Caramelos Polkagris. Gränna |
La población la constituye una única calle principal
flanqueada en uno de sus lados por tiendas por doquier, donde venden el famoso
dulce. Los hay de todos los tamaños y formas, acercándose algunos a 500 gramos.
Lo mejor es recorrerla con calma y entrar y salir de multitud de ellas,
disfrutando, en directo en muchos casos, de los trabajos artesanales que hacen
sus propietarios, observando cual es proceso de creación de estos deliciosos
dulces.
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Tienda Caramelos Polkagris. Gränna |
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Tienda Caramelos Polkagris. Gränna |
El otro lado de la villa está compuesto por la iglesia, alguna plaza, casas y aparcamientos, sin destacar nada en particular. Por
cierto que el coche en este caso lo dejaría en una calle en pendiente situada
delante de la iglesia principal del pueblo, al principio de la población.
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Calle Principal. Gränna |
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Iglesia de Gränna |
Hay otro asunto por el que también es famosa Gränna, pues
desde aquí saldría la trágica expedición al polo norte en globo aerostático,
convirtiéndose en un lugar muy popular para volar en este medio. De momento
tendré que seguir esperando para ello.
En un principio tenía pensado llegar hasta la isla de Visingsö, situada justo
enfrente de Gränna, saliendo ferries cada poco tiempo hacia allá, pero era ya
tarde para ello y apenas iba a poder disfrutar de la misma, por lo que
decidiría comer tranquilamente en una pizzería de la calle principal de la
ciudad y optar por visitar otros dos lugares que me pillaban de camino hacia
Gotemburgo, mi destino final del día.
El primero de ellos sería la pequeña aldea de Röttle, situada a cuatro kilómetros y
ubicada en la parte norte de la reserva
natural de Västana. Posee molinos de ascendencia medieval y varias casas de
madera del siglo XIX desperdigadas por prados deslumbrantes. Se encuentran
cuidadas con muy buen gusto por sus dueños.
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Röttle |
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Röttle |
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Röttle |
Desde aquí parten un buen número de rutas por los
alrededores y la ribera del lago Vättern, quedándome con las ganas de hacer
alguna de ellas.
El último lugar que visitaría hoy sería Jönköping, situado en el extremo sur del lago Vättern y del que
todavía me separaban 76 kilómetros, así que me puse en marcha y, la verdad que
se me haría bastante corto el trayecto, pues las autopistas suecas son una maravilla
y la forma de conducir de los suecos, más todavía.
Sería el rey Magnus Ladulas quien concedió a Jönköping el
rango de ciudad en 1284, aunque para entonces ya era un importante centro de
comercio. Es verdad que la ciudad no es de las más bonitas del país, pero su
pequeño centro histórico es agradable con amplios parques, esculturas y unos
cuantos edificios históricos que hacen que unido a lo bien cuidado que está,
sea una ciudad a la que se le ha sabido sacar partido. No hay que olvidar que
son suecos y eso lo dice todo.
No sería una visita larga, pues todavía me quedaba un tramo
por hacer hasta llegar a Gotemburgo, pero en la hora y media que estuve podría
conocer algunos de sus lugares más destacables comenzando por la iglesia de Santa Sofía (Sofiakyrkan). No es muy grande pero se encuentra decorada
con colores armónicos que hacen no pase desapercibida.
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Sofiakyrkan. Jönköping |
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Sofiakyrkan. Jönköping |
A muy pocas manzanas se encontraba el parque del Ayuntamiento (Radhusparken), con bellos jardines
decorados por flores, una gran fuente en el centro, esculturas y el edificio
del Ayuntamiento flanqueando uno de sus lados.
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Parque del Ayuntamiento. Jönköping |
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Parque del Ayuntamiento. Jönköping |
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Parque del Ayuntamiento. Jönköping |
Muy cerca también me fijaría en un destacado edificio que
resultaba ser la antigua residencia del
gobernador del condado, teniendo su fachada principal vistas al parque que
acaba de recorrer. En dicho lugar se situaba el antiguo castillo de Jönköping
que sería destruido por un incendio en 1737.
A continuación me dirigiría a pasear durante un rato por la
ribera de otro pequeño lago conocido como Munksjön,
justo al otro lado del Vättern, para poco después atravesar uno de los puentes
del pequeño canal que conecta ambos lagos y aparecer en la otra parte
destacable del centro de la ciudad, con calles empedradas y repletas de
tiendas, restaurantes, cafeterías, etc. En esta zona se encuentran también la biblioteca, el teatro, los museos más
importantes y una iglesia de nombre Kristinekyrka,
pudiéndose prescindir de esta última sin ningún problema.
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Lago Munksjön. Jönköping |
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Canal entre los Lagos Munksjön y Vättern.Jönköping |
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Edificio Histórico. Jönköping |
Qué mejor que terminar mi recorrido paseando por la ribera del lago Vättern, sabiendo que
iba a ser la última vez que lo verían mis ojos en este viaje, por lo que sería
una buena manera de despedirme de él. Por cierto que para esta última actividad
tienes que buscar lo pasos correspondientes para salvar las vías del tren, ya
que si no estas te impiden, en buena medida, unas vistas decentes de la masa de
agua.
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Lago Vättern. Jönköping |
Se me había hecho bastante tarde, pues eran ya las 19:00 y
por delante me quedaban 150 kilómetros para llegar a Gotemburgo, por lo que no llegaría a la segunda ciudad más grande
de Suecia hasta las 20:30 pasadas. El tráfico era denso al estar la mitad de
los accesos en obras, pero no tardaría mucho en llegar al centro y una vez en
este encontrar rápido mi alojamiento, por lo que el GPS, en este caso del
móvil, cumpliría su función perfectamente.
Así es, no tendría problemas en ver mi alojamiento desde el
coche, pero todavía me quedaba aparcar, algo que sería una auténtica odisea y
que me haría desesperarme terriblemente. No hay ni un solo rincón que no sea de
pago en toda la ciudad de Gotemburgo. Si lo encontráis decídmelo y os invito a
una cena. Pero si aún teniendo que pagar los precios, estos fuesen razonables,
pues hubiese dicho, bueno que le voy a hacer, utilizo el primer parquímetro y
lo pago, pero el problema era que por dejarlo todo el sábado y hasta la tarde
del domingo en la calle me suponía más de 60 euros, una barbaridad que no
estaba dispuesto a asumir. Así que me vi con que eran las 21:00 de la noche y no
sabía qué hacer con el coche.
Decidí comenzar a preguntar a gente que pasaba por la zona y
nadie me sabía dar una solución, todo el mundo recurría a lo mismo, que me
fuese a un parking y comprobase precios, pero siendo las horas que eran no
estaba por la labor. Afortunadamente la solución me la daría una señora mayor
de lo más agradable que se tiró conmigo casi veinte minutos explicándome el
asunto. El truco consistía en dirigirme a una calle perdida donde las tarifas
estaban por debajo de la mitad de las de otras zonas de la ciudad. Me indicó
cómo llegar y también me advirtió que sería probable que no hubiese ya sitio
por ser las horas que eran y que lo intentara mañana a primera hora. Todo
sucedió como ello dijo, por lo que por la noche lo dejaría en otro sitio que
también era más barato al ser horario nocturno. Por casi 48 horas tendría que
pagar 23 euros (5 del horario nocturno y 17 por el resto del tiempo), así que
un chollo si tenemos en cuenta lo que hubiera tenido que asumir de la otra
manera.
Al final no entraría por la puerta del hostel hasta las
22:30. Menos mal que había sido previsor y había avisado y disponía de las
instrucciones y los códigos para acceder al edificio y a mi habitación. Como ya
he advertido en otros momentos del diario, es muy importante prever a qué hora
vas a llegar porque al cerrar la recepción de muchos alojamientos y casas de
huéspedes te puedes ver en la calle si no avisas y no consigues los respectivos
códigos.
Me alojaba en el hostel Linnéplatsens
Hotel & Hostel situado en el número 8 de la calle del mismo nombre.
Estaría dos noches que me saldrían por 690 SEK en una habitación de seis
personas ya que no había opción de una capacidad inferior. Aunque era amplia
tengo que decir que no me gustó la distribución. Además los compartimentos de
las literas eran pequeños y las esquinas donde se sitúa el somier del colchón
estaban sucias, por lo que no fue muy agradable que se diga. Sólo había tres
baños para toda la planta, a todas luces escasos. La limpieza era normal y las
zonas comunes eran lo mejor, muy amplias y bien cuidadas. La ropa de cama y las
toallas hay que pagarlas aparte pero yo como llevaba las mías no tendría que
hacerlo.
La verdad que no estaba muy contento con el
alojamiento que sumado al agotamiento y al cabreo que tenía por el tema del
aparcamiento me haría irme a dormir directamente, pues no tenía nada de hambre.
Mañana sería otro día.
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