DIA 05. SUIZA. Monte Pilatus: rozando el cielo

13 de Septiembre de 2019.

De las muchas actividades que se pueden hacer en los alrededores de Lucerna, una de las más espectaculares es la subida al Monte Pilatus, una de las cimas más famosas de la zona y repleta de leyendas, como la que dice que el espíritu de Poncio Pilato vaga por esta montaña, pues aquí fue enterrado tras viajar por el Tibet y el Ródano hasta esta olvidada montaña. Cada viernes Santo se despierta y se lava las manos manchadas con la sangre de Cristo en un pequeño lago situado en los alrededores. Esas aguas son las responsables de las tormentas y las fuertes lluvias que de vez en cuando azotan a la ciudad. A esa leyenda se suma la de los dragones que habitaban el monte allá por la Edad Media y que dicen están escondidos en alguna guarida cercana, según atestiguan documentos del siglo XV.

Pero más allá de viejas y antiguas leyendas, por lo que se conoce al Monte Pilatus es por el espectacular circuito que te permite subir y bajar de su cima, utilizando todo tipo de transportes, como trenes, barcos, góndolas y más, que te hacen vivir una aventura en sí misma, dejando los sentidos a flor de piel. Eso sí, creo que es fundamental que haga buen tiempo y el día esté despejado, pues la esencia del circuito está en las diferentes y espectaculares vistas que se van consiguiendo, a lo largo de la ruta, de los Alpes y de sus maravillosos lagos, por lo que si hay niebla o las nubes están muy bajas, creo que es una pena gastarse tanto dinero para no ver nada, aunque la experiencia de montar en más de un transporte del circuito, es cierto que merece mucho la pena, pero lo ideal es combinarlo todo.

El famoso pase que permite realizar la mencionada ruta se llama Golden Pass y se puede adquirir, entre otros sitios, en la tienda de nombre Pilatus que se encuentra en Lucerna y que se sitúa en Hirschenplatz, 10. Mi idea inicial era comprarlo aquí por 93 CHF, pero en el hostel lo vendían diez francos más barato, así que lo compraría por 83 CHF, la noche anterior.

No es extraño que adore Suiza y es que es otro de esos países donde la suerte siempre me ha acompañado, pues si ya tendría buena dosis de esta cuando subí en 2014 al famoso Jungfraujoch, con un día excepcional, hoy no iba a ser menos, contando con el día meteorológico perfecto para llevar a cabo todos los planes pensados.

Comenzaría la jornada paseando relajadamente por la ribera del lago de los Cuatro Cantones, la manera perfecta para ir desperezándome poco a poco, mientras veía a los más madrugadores hacer footing y yoga. En unos quince minutos estaba en la estación de trenes, donde no dudaría en buscar uno de los supermercados que se encuentran en su interior y hacerme con algunos bollos recién hechos y un zumo, los cuales me tomaría relajadamente en un banco mientras llegaba la hora en la que daba comienzo la gran aventura.

Lago de los Cuatro Cantones y Lucerna

Lago de los Cuatro Cantones y Lucerna

Estación Central de Lucerna

El circuito que se realiza se puede llevar a cabo, indistintamente, en cualquiera de los dos sentidos que existen, siendo opción de cada cual elegir el que más le guste, pero hay que tener claro que dicho circuito es circular por lo que se va por un camino y se vuelve por el contrario, no pudiendo regresar de la misma manera que elegiste para acceder a la cima, algo que por otro lado sería un poco absurdo. De todas maneras, la gran mayoría de personas eligen el que narro en este capítulo, pues parece ser el ideal.

Sobre las 09:15 ya me encontraba esperando, junto al túmulo de gente que se agolpaba en la puerta del embarcadero, situada frente a la estación de trenes, para diez minutos después abordar la cubierta de un nostálgico barco de vapor, el primer medio de transporte que tomaría.

Lucerna desde Muelle Circuito Golden Pass

A las 09:38 los marineros soltaban amarras y nos alejábamos del muelle hacia las cristalinas aguas del lago, con destino a los Alpes del sur. Muy pronto estábamos navegando entre promontorios que se alzaban directamente del agua y pintorescas aldeas enclavadas en las pocas tierras bajas que salpicaban las costas, cada una más bonita que la anterior.

Lucerna desde el Lago de los Cuatro Cantones

Monte Pilatus desde el Lago de Lucerna

Nos detendríamos para recoger pasajeros en Dorf, Hergiswil y Stansstad, hermosos pueblecitos donde una casa puede llegar a costarte un millón de dólares en las orillas del lago.

La navegación por la gran masa de agua deja imágenes idílicas tanto del monte Pilatus como de otros picos montañosos que nos rodean, a veces envueltos por ligeras brumas que pronto vuelven a dejar paso a estos altivos colosos de la naturaleza.

Navegando por el Lago de los Cuatro Cantones

Monte Pilatus desde el Lago de Lucerna

Usando un sistema hidráulico para bajar el mástil y la chimenea del vapor, seguimos navegando bajo un puente, para poco tiempo después llegar al puerto de Alpnachstad, donde tras una hora aproximada de navegación, llegaría el momento de bajar a tierra.

El sentido común y el camino te hacen pasar por un túnel, debajo de la carretera, para llegar hasta la estación del tren de cremallera más empinado del mundo, donde abordaría uno de los vagones y me situaría en una de las ventanillas mirando hacia la montaña. Es importante estar espabilado para que no te toque un asiento central, pues en este caso las posibilidades para tomar alguna fotografía se complican bastante.

Terminado en 1889, este tramo de ferrocarril de 4618 metros de largo era y sigue siendo, como acabo de mencionar, el más empinado del planeta. Afronta unos dos kilómetros de desnivel en cuarenta minutos, usando dos ruedas dentadas giratorias horizontalmente para conquistar la inclinación del 48% existente.

Subida en Tren Cremallera al Monte Pilatus

Lenta pero inexorablemente el tren empezaría a andar hacia la cima de la montaña, atravesando inicialmente altos bosques de pinos en pendientes pronunciadas, hasta que pasaría la línea de los árboles. El paisaje iba cambiando de forma rápida. Primero llegarían los prados donde pastaban las vacas con esas grandes campanas suizas colgando alrededor de su cuello. Luego los exuberantes pastizales se convirtieron en matorrales sobre maleza rocosa, para poco después desaparecer incluso la hierba y quedar todo convertido en un mar de rocas afiladas y estériles.

Subida en Tren Cremallera al Monte Pilatus

Subida en Tren Cremallera al Monte Pilatus

Subida en Tren Cremallera al Monte Pilatus

Ahora, por fin, se divisaban los Alpes en la distancia. En mi se mezclaban sensaciones de asombro por el paisaje e incredulidad por, aun conociendo su funcionamiento, pensar cómo era posible que estos vagones no cayeran al vacío al parecer sostenidos sólo por un hilo y tener la sensación de estar colgados en el aire.

Tras ir alternando estrechos túneles escavados en la roca con nuevas e idílicas perspectivas del reino de la montaña, desembocaríamos en el interior del hotel Bellevue, donde termina el trayecto. No perdería ni un minuto entreteniéndome en las tiendas de souvenirs, ni en los carteles publicitarios que te rodean por todas partes. Me dirigí directo a la gran terraza exterior y allí quedé paralizado varios minutos por el entorno que me rodeaba.

Vistas desde el Monte Pilatus

Tras este primer impacto visual era el momento de organizarme y decidir el orden en el que iba a realizar las diferentes rutas de senderismo que se pueden llevar a cabo en este lugar privilegiado. Todas son sencillas, cortas y no requieren excesivo esfuerzo por lo que pienso que cualquier persona puede realizarlas a mayor o menor ritmo.

Comenzaría dirigiéndome hacia la de mayor duración pero que sólo supone unos 40 minutos de ida hasta alcanzar el pico Tomlishorn, el más alto de la cima del Pilatus. El sencillo sendero discurre por un increíble trazado entre la roca de la montaña, por un lado, y el abismo hacia la nada, por el otro, donde tan sólo los cuervos y los profesionales del parapente son los dueños del entorno. La última parte del recorrido se caracteriza por los escalones robustos y torcidos excavados en la roca que te llevan casi de forma directa al final del camino, disfrutando de vistas insuperables de los Alpes tanto a cada paso que daba como una vez conseguido el objetivo de la cumbre, done hay un banco de madera para sentarte y quedarte extasiado con el paisaje.

Vistas desde el Pico Tomlishorn. Monte Pilatus

Vistas desde el Pico Tomlishorn. Monte Pilatus

Vistas desde el Pico Tomlishorn. Monte Pilatus

Vistas desde el Pico Tomlishorn. Monte Pilatus

Deshice mis pasos hasta el hotel Pilatus – Kulm, desde donde me animaría a realizar la siguiente caminata hasta la cima Oberhaupt con un antena de televisión, algo que desentona en el lugar pero que sobradamente es compensado con las brutales panorámicas que se consiguen desde aquí de mucho de los picos emblemáticos de los Alpes tales como el Eiger, el Mönch, el Jungfrau, etc., algo que me traería muy buenos recuerdos del viaje que realicé en 2013 por Interlaken y alrededores, subiendo al famoso Jungfrau. Este es un recorrido que puede hacerse circular disfrutando de las dos vertientes de la montaña y atravesando un túnel subterráneo.

Ruta al Pico Oberhaupt. Monte Pilatus

Vistas desde el Pico Oberhaupt. Monte Pilatus

Vistas desde el Pico Oberhaupt. Monte Pilatus

Vistas desde el Pico Oberhaupt. Monte Pilatus

Finalmente completaría mis caminatas en  el área del Pilatus soportando casi trescientos escalones hasta el pico Esel, desde donde se consiguen las mejores vistas, para mi gusto, del lago de los Cuatro Cantones, de los Alpes y de la propia ciudad de Lucerna, donde todo había comenzado.

Vistas desde el Pico Esel.Monte Pilatus

Vistas desde el Pico Esel.Monte Pilatus

Vistas desde el Pico Esel.Monte Pilatus

Eran las 16:15 cuando decidiría empezar a bajar de la cima, y si por si acaso no había tenido suficiente, lo que me esperaba no iba a ser menos impactante que lo que había vivido hasta ahora.

Volví a la planta subterránea del hotel Bellevue, donde en apenas diez minutos aparecía un futurista teleférico panorámico con forma de trapecio y grandes ventanales, de nombre Dragon Ride, en el que tras esa primera impresión cuando comienza el descenso, donde el estómago se te encoje al parecer caer al vacío, sólo quedaba disfrutar de las maravillosas panorámicas, olvidando cualquier otra sensación que no sea la de quedar absorto ante el horizonte que se abre ante ti.

Teleférico Dragon Ride hacia Fräkmüntegg

El trayecto de este primer teleférico concluye en la estación de Fräkmüntegg, donde tenía intención de llevar a cabo una divertida actividad. Y es que resulta que aquí se encuentra el tobogán de montaña de mayor longitud de toda Suiza con más de 1300 metros de descenso.

Para llegar hasta él sólo es necesario seguir las indicaciones oportunas y andar unos diez minutos, eso sí afrontando una empinada cuesta. Los tickets se sacan en una máquina situada al efecto y cuestan 8 CHF. Tras pasar el torno los empleados te indican como debes colocarte y las instrucciones que hay que seguir, no obstante hay un cartel en diferentes idiomas, entre ellos el castellano, donde se explica todo a la perfección. Lo más importante es frenar en las curvas para evitar salirte del tobogán y respetar la distancia de seguridad si encuentras alguien delante de ti y, sobre todo, sentido común.

Tobogán de Montaña de Fräkmüntegg

La experiencia me encantaría y a falta de una la repetiría dos veces pues tuve la suerte de encontrarme otro ticket al coger el mío en la máquina dispensadora, así que no podía pedir más.

Efectivamente, sé que muchos estaréis pensando que todo lo que baja hay que volver a subirlo, pero estos suizos lo tienen todo pensado y han ideado un práctico sistema en el que te sientas en algo parecido a un carricoche que te devuelve al punto de partida. Al principio impacta un poco al ir de espaldas al sentido de la marcha pero una vez te has acostumbrado, sólo queda disfrutar, una vez más, del espectacular entorno que te rodea.

Tobogán de Montaña de Fräkmüntegg

Tras terminar la actividad, volvería, sin prisa pero sin pausa a la estación del teleférico, pues eran las 17:15 y en esta época el último partía a las 17:30.

Para afrontar el último tramo de bajada me esperaba un teleférico más pequeño que el que había tomado hacía apenas una hora y en el que montaría sólo, lo que me permitiría moverme por la cabina con total libertad para hacer alguna que otra fotografía. Las vistas nuevamente no decepcionan y son la guinda perfecta a este día de ensueño. Antes de llegar a la parada de Kriens existe una parada intermedia llamada Krienseregg, en la que ya no bajaría, donde para quienes puedan estar interesados hay un parque infantil que puede hacer las delicias de los más pequeños al estar inspirado en los dragones del Pilatus.

Teleférico hacia Krienseregg

Kriens desde Teleférico del Pilatus

Todo lo bueno tiene su fin, y casi sin darme cuenta llegaba hasta Kriens, donde faltaba muy poco para dar por finalizada la experiencia única del Monte Pilatus. Hasta este momento es probable que repitiera más de mil veces expresiones de asombro como “espectacular”, “asombroso”, “increíble” y otros adjetivos similares, por lo que sin duda, valió la pena cada céntimo gastado.

Por cierto, es importante conservar el pase del Golden pass hasta el último momento pues lo necesitarás para salir fuera de la estación del teleférico, además de para coger el autobús que te lleva hasta Lucerna. Este se encuentra a unos diez minutos caminando de la anterior y es el número uno. En unos quince minutos dicho autobús te deja en la estación central, terminando así el recorrido completo del pase dorado.

Eran alrededor de las 18:15 y tenía claro que no haría ya gran cosa lo que restaba de tarde. Tan sólo disfrutaría de varios paseos admirando diferentes perspectivas del Puente de la Capilla (Kapellbrücke), además de recorrer su interior, y me sentaría en la terraza de la famosa cervecería Rathaus Brauerei que ofrece las mejores vistas del puente. La tarde era perfecta con un ambiente increíble y todo a rebosar de gente, por lo que allí me quedé tomando varias cervezas hasta que se hizo de noche y pude ver el Kapellbrücke iluminado, la mejor imagen para cerrar otro día inolvidable.

Kapellbrücke o puente de la Capilla.Lucerna

Kapellbrücke o puente de la Capilla.Lucerna

Kapellbrücke o puente de la Capilla.Lucerna

Kapellbrücke o puente de la Capilla.Lucerna


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