Schaffhausen es una pequeña ciudad suiza famosa por ser el
punto de acceso a las cataratas del Rin o Rheinfall, el salto de agua más
grande de Europa, suponiendo este importante detalle que mucha gente pasa por
alto una visita a su notable centro histórico, el cual se encuentra repleto de
edificios de la época del renacimiento y que aún se hallan en perfecto estado
de conservación. No quería que esto me sucediera a mí y es por ello que antes
de dirigirme a la gran cascada, pasaría las primeras horas de la mañana
visitando los principales puntos de interés de la ciudad.
Aunque Suiza era un estado neutral, Schaffhausen sufriría
importantes daños al ser bombardeada por aviones estadounidenses durante la
Segunda Guerra Mundial, no se sabe si por accidente, algo que no sería óbice
para que fuese completamente restaurada y volviese a lucir el esplendor de
entonces.
Bastarían quince minutos para llegar caminando desde mi
alojamiento al centro histórico de
Schaffhausen, descartando desde el primer momento la opción del coche para
ello, pues toda su zona histórica es de pago.
Comenzaría paseando por la ribera del Rin, que casi llegando a mitad de septiembre todavía
invitaba a pegarse un buen baño en alguna de las zonas habilitadas al efecto, y
es que ya a estas horas hacía algo de bochorno.
Ribera del Rin. Schaffhausen |
Cambiando de aires, optaría por subir a lo alto de la colina
Emmersberg, en busca del Munot, el
gran fortín de la ciudad, adornado con faldas de viñedos. Se construyó a
mediados del siglo XVI siguiendo las ideas arquitectónicas que defendían los
bastiones circulares con una torre cilíndrica como edificios inaccesibles e
indestructibles. La entrada es gratuita y desde su plataforma superior se
consigue una panorámica memorable del casco antiguo de Schaffhausen y el
paisaje circundante. Destaca igualmente su foso, que en lugar de estar lleno de
agua, ahora es el hogar de una familia de gamos. Curiosamente el líder de la
manada lleva el nombre del alcalde de la ciudad.
Munot. Schaffhausen |
Schaffhausen desde Munot |
Cervatillo en Munot. Schaffhausen |
Tras esa visión global de la ciudad era el momento de
descender y perderme por el fantástico centro histórico repleto de miles de
detalles entre fuentes con estatuas, fachadas decoradas con hermosas pinturas,
ventanales de cuento y esbeltas torres.
Subiendo por Vordergasse,
su calle más importante, encontraría en su número
65, el edificio visualmente más relevante del casco antiguo, conocido como Haus zum Ritter (Casa del Caballero),
cuyo exterior presenta uno de los frescos renacentistas más importantes al
norte de los Alpes, un mural que glorifica las virtudes civiles. Hay que decir
que los frescos originales se conservan en el museo de Todos los Santos (Zu Allerheiligen), por lo que la fachada
que se ve hoy es una recreación.
Haus zum Ritter o Casa del Caballero. Schaffhausen |
Además de otras casas con destacados frescos, en la calle no
pasa desapercibida la iglesia de St. Johann,
de estilo gótico aunque manipulada con el tiempo, acoge a fieles protestantes.
De su exterior resalta su elevada torre, y en su interior los frescos que
revisten sus paredes. Por cierto que aquí tiene lugar el Festival Internacional
de Bach.
Iglesia de St. Johann. Schaffhausen |
Tras sorprenderme con una de las bonitas fuentes adornadas
con estatuas históricas que decoran la ciudad, en este caso la del gran
Guillermo Tell (Tellenbrunnen),
símbolo de la libertad suiza, me desplazaría a la cercana Catedral o Münster, donde sobresale la torre románica del
campanario y, en el lado izquierdo, una estatua rinde homenaje a las víctimas
del bombardeo de 1944. Al otro lado se encuentra el magnífico claustro de Todos los Santos. Parte
románico y parte gótico, su jardín sirvió durante siglos para enterrar a los
fallecidos de las familias distinguidas de la ciudad.
Catedral o Münster. Schaffhausen |
Desde aquí y en sólo unos minutos llegaría a la plaza Herrenacker, la más moderna de la
ciudad y en la que se encuentra la oficina de turismo y el teatro, pero que no
dice gran cosa, por lo que sería sólo de paso para llegar hasta Fronwagplatz, la antítesis de la
anterior, pues ante mí se abría una hermosa plaza embellecida por fachadas
elegantes y balcones decorados y en la que destacan dos fuentes que marcan el eje de la ciudad: Metzgerbrunnen, fuente del mercenario, y Mohrenbrunnen, la fuente del rey moro, que marca el inicio de la
calle Vorstadt. Un incendio destruyó las casas medievales de madera de esta
zona, por eso todas presentan fachadas renacentistas mezcladas con elementos
góticos, barrocos y rococós. Hay dos edificios que sobresalen en el irregular
cuadrilátero, por un lado la torre medieval del reloj astronómico (Fronwagturm), y a su lado , la majestuosa Herrenstube, donde se alojaba la
distinguida Sociedad de Ciudadanos Nobles de la ciudad, que principalmente
bebían en aquellas reuniones.
Metzgerbrunnen. Fronwagplatz |
Fronwagplatz |
No hay que irse de esta zona sin admirar nuevas y
espectaculares fachadas que están entre las más sobresalientes de la ciudad,
tales como la localizada en la calle
Oberstadt 16, adornada con estuco rococó, la que se encuentra en el número 17 de la calle Vorstadt conocida
como Zum Goldenen Ochsen, siendo una
de las casas más importantes y bellas de la ciudad. Su pórtico renacentista
alemán, los frescos representando pasajes babilónicos y griegos, el ternero de
oro y la balconada con tallas alegóricas la elevan por encima de cualquier
cumplido o distinción. Pero tampoco se puede omitir en la misma calle, pero en
su número 43, la conocida como “la Gran Jaula” o Zum Grossen Käfig,
con una hermosa torre que albergó una prisión.
Zum Goldenen Ochsen. Calle Vorstadt.Schaffhausen |
Zum Grossen Käfig. Calle Vorstadt.Schaffhausen |
Otra encantadora plazoleta que me encontraría en mí
deambular sería Platz, rodeada de
casas con fachadas de estilo rococó o gótico, sin que faltara en ella otra de
esas preciosas fuentes tan características en las ciudades suizas, y que en
muchos momentos me estaban recordando a la encantadora Berna.
Concluiría mi visita a Schaffhausen saliendo por la torre Obertor, desde la que se vigilaba
la entrada a la ciudad, pero desgraciadamente la estaban restaurando y estaba
completamente rodeada de andamios, por lo que no pude contemplarla en su máximo
apogeo. Afortunadamente no sería el caso de otra de las mismas características
llamada Schwabentor, por la que
pasaría un poco antes.
Torre Schwabentor. Schaffhausen |
Eran las 11:15, una buena hora para regresar a recoger el
coche, no sin sufrir las agotadoras cuestas de regreso que me dejarían
exhausto, y poner rumbo a uno de los lugares que más me apetecía conocer, no ya
en este viaje, sino desde hacía mucho tiempo, nada más y nada menos que las cataratas del Rin (Rheinfall).
No tardaría nada en llegar a ellas pues apenas se encuentran
a cuatro kilómetros de Schaffhausen. Optaría por no complicarme la vida y dejar
directamente el coche en un parking gigantesco distribuido por niveles, en el
que pagas según el tiempo que estés, vamos como cualquier otro.
No es de extrañar que Goethe las llamara “la fuentes del
Océano”, pues quedaría impresionado por la fuerza y virulencia de sus aguas a
su paso por esta zona del alto Rin, no siendo una sorpresa que tuviera tal
visión porque este cauce de 150 metros de anchura, una caída de 23 metros y una
profundidad de 13 metros, impacta a cualquiera, pues el salto de agua es tan
fuerte que llegan a caer 700.000 litros de agua por segundo, que se dice
pronto.
Me encontraba en la zona norte, por lo que la primera visión
que tendría del salto de agua sería una perspectiva genérica del mismo que me
fascinaría y me dejaría embobado, pues a la fuerza de la cascada, tenía que
unirle el día espectacular que hacía.
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Justo aquí se encuentra el castillo de Wörth, de gran importancia hasta el siglo XIX para
aquellos barcos que hacían la ruta desde el lago Constanza a Basilea, hasta que
la construcción del ferrocarril acabó con su valiosa posición estratégica. Hoy
hay un restaurante que dispone de una magnífica vista frontal de las cataratas y a la que se puede acceder sin
necesidad de consumir nada, por lo que no hay excusa para no llegar hasta este
punto.
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Junto a esta construcción histórica se encuentra el
embarcadero, desde el que parten los barcos que realizan las diferentes
excursiones a los saltos de agua. Mi intención era hacer alguna de ellas, pero
tendría que volver sobre mis pasos hasta las cercanías de la oficina de
información turística, pues enfrente de ella está la caseta donde se venden los
boletos oportunos. Una chica muy simpática me informaría de las cuatro
posibilidades que existen de paseos en
barco (una quinta opción estaba suspendida en estos momentos), optando al
final por combinar dos de ellas, las correspondientes a los números uno y dos.
(22 CHF)
Cataratas del Rin o Rheinfall |
La primera me llevaría al icónico risco que preside el centro
de las cataratas del Rin y que se diferencia en la distancia gracias al
estandarte suizo que ondea en su cima. Esta roca es incluso más antigua que las
propias cascadas y parece mentira que haya podido resistir a la erosión durante
tantos siglos. Según te vas acercando la piel se te eriza y la emoción te
invade por el estruendo brutal de la fuerza del agua unido a las salpicaduras
de esta refrescando tú cara por momentos.
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Dispones de alrededor de veinte minutos desde que el barco
atraca hasta que sale el siguiente para subir la escalinata que te lleva hasta
el punto más elevado de la gran mole, el cual es minúsculo y tienes que hacer
contorsionismo para permanecer allí con más de diez personas. A pesar de ello estar
en este punto es algo sublime, es como rozar el cielo, al encontrarte en pleno
centro de las cataratas del Rin, no pudiendo escuchar nada más que el rugir del
agua desplomándose al vació con gran ferocidad, sintiendo la frescura que te
regala la cascada en forma de llovizna al deslizarse por tu rostro,
impregnándote del olor de la naturaleza y mil sensaciones más que son
complicadas de explicar en unas cuantas líneas.
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Tras esta increíble experiencia y tras regresar al mismo embarcadero
de donde partimos procedería a tomar otro barco (excursión número dos) que
simplemente me llevaría al otro lado de los saltos de agua. Aquí un moderno
ascensor me trasladaría, sin esfuerzo, a la zona superior del lado sur de las
Rheinfall, donde nada más abrirse las puertas me encontraría en el corazón del castillo de Laufen, un edificio
renacentista con torretas que se asoman hacia el río, que cuenta en la
actualidad con un restaurantes y un albergue juvenil.
Schloss Laufen.Rheinfall |
Las emociones no habían terminado todavía y es que desde
esta zona se puede acceder a un montón de miradores
que se encuentran prácticamente pegados a las cascadas, consiguiendo nuevas
perspectivas de las mismas. Existen unas máquinas, en el mismo patio interior
de la fortificación, donde poder sacar el ticket (5 CHF) que te permite pasar
el torno correspondiente. Tras atravesar el mismo, comienza el espectáculo,
encontrándote varias y espectaculares plataformas que te sitúan casi al lado
del salto de agua, tanto que casi puedes rozarlo con los dedos. Al igual que
todo lo anterior merece muchísimo la pena y no dejaría de hacerlo por haber
realizado las demás actividades.
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Los diferentes miradores los vas alcanzando en progresivo
descenso, por lo que luego toca volver al punto de inicio, lo que haría en el
elevador que ya me era familiar al haberlo utilizado nada más desembarcar en
esta lado de las cataratas.
Tenía que volver al lado contrario, donde todo comenzaría,
pero en vez de regresar en barco optaría por seguir el camino de ronda que baja
hacia el río y que me llevaría al puente, por el que también circulan trenes,
desde donde se puede ver el trascurrir del Rin, justo antes de desplomarse al
vacío.
Cataratas del Rin o Rheinfall |
De nuevo en la orilla norte, podría disfrutar de
perspectivas diferentes a las obtenidas al principio, tanto de las cataratas
como de los preciosos castillos de los que hablé párrafos atrás, poniendo así
el broche de oro a mi estancia en la inigualable Rheinfall.
Cataratas del Rin o Rheinfall |
Schloss Laufen y Schloss Worth.Rheinfall |
Schloss Laufen y Rheinfall |
Una vez en el parking, llegaría el momento de pagar
suponiéndome 11 CHF las aproximadamente tres horas y media que había estado en
la zona.
El último destino que visitaría hoy sería otro de esos
pueblecitos únicos, no sólo en Suiza sino en Europa, y que se iba a convertir,
junto a Meersburg, visitado hacía dos días, en otro de mis preferidos en el
viejo continente, considerando que es una auténtica pena perdérselo si se anda
por estos lares. Estoy hablando del maravilloso Stein am Rhein.
Serían 22 kilómetros los que me separarían del mismo,
tardando en realizarlos como media hora. A la llegada aparcaría en un parking
cercano al centro histórico utilizando los parquímetros correspondientes.
Stein am Rhein es, sin duda, la joya del Cantón Schaffhausen
con sus edificios medievales, siendo un oasis para la contemplación y el
sosiego. Allí donde el Rin deja el lago Constanza se ubica esta pequeña población
de bellas fachadas y miradores, rincones silenciosos, monumentales casas de
paredes entramadas y el evocador paseo junto al río. Por todo ello recomiendo
perderse por sus callejuelas sin rumbo fijo, aunque si eres algo más
meticuloso, como es mi caso, estos son los principales puntos de interés que
ofrece la villa:
Plaza del
Ayuntamiento: serían muchos los mercados semanales y anuales que se
celebrarían en este lugar en el pasado. Se encuentra presidida por el magnífico
edificio del Ayuntamiento, construido entre 1539 y 1542, y antes de ser Casa
Consistorial tendría las funciones de tienda, pañería y granero. Destacan sus
espectaculares frescos y las imponentes gárgolas con cabeza de dragón.
Rathaus.Stein am Rhein |
Rhatausplaz. Stein am Rhein |
Stadtkirche:
antiguamente iglesia del monasterio. La Reforma destruiría el interior,
salvándose la sillería y las pinturas del coro. En 1584 se transformaría en
iglesia protestante. En 1561 la torre sería alcanzada por un rayo, quedando la
nueva ligeramente inclinada.
Stadkirche. Stein am Rhein |
Kloster St.
Georgen: Abadía benedictina creada poco después del año 1000. Sería
reformada y modernizada varias veces en el Gótico. Destacan en especial el
claustro, los cuartos del abad decorados profusamente y, sobre todo, el salón
con sus series de pintura. El monasterio fue dañado y profanado gravemente en
el siglo XIX, aunque sería restaurado posteriormente.
Obertor: Puerta
documentada ya en 1363, sería destruida íntegramente en el incendio de 1668,
aunque se repararía completamente poco después. En el siglo XIX haría las veces
de prisión de la ciudad.
Untertor:
como a las demás puertas, se le añadió en 1520 un vestíbulo en forma de ronda
con escotillas. Sería un importante punto de control de la arteria principal
del tráfico de y hacia la región de Hegau. Destruida durante el bombardeo de
1945, fue reconstruida de forma fiel al original.
Untertor. Stein am Rhein |
Hexenturm:
el torreón del ladrón o la bruja se conoce desde 1548, pero probablemente fue
construido en el siglo XIV. Las almenas originales han sido transformadas en ventanas. Fue cárcel hasta aproximadamente
1800.
Hexenturm. Stein am Rhein |
Chretzeturm:
torre circular al que se le incorporaría una residencia en el siglo XVI.
Formaba parte de la muralla urbana.
Puente: ha
sido objeto de numerosas reformas a lo largo de la historia. En 1799 sería quemado
parcialmente por las tropas francesas.
Puente. Stein am Rhein |
Puente. Stein am Rhein |
Casas y frescos
medievales: la mayor parte de ellas se encuentran entre la Rhatausplaz y Understadt, aunque están distribuidas por toda la villa. Son un
deleite para los sentidos con gran cantidad de ornamentos, alegorías,
miradores, frontones y pinturas que es imposible te dejen indiferente.
Frescos. Stein am Rhein |
Frescos. Stein am Rhein |
Tenía intención antes de comenzar la visita de terminarla
subiendo, ya a pie o en coche, hasta lo alto de la colina para disfrutar de su castillo y las vistas que se consiguen
desde el mismo, pero tras quedar prendado de la población, por un lado, y como
consecuencia del agotamiento, por otro, cambiaría de planes y decidiría
sentarme en la plaza del Ayuntamiento a tomar una buena cerveza con un
croissant de jamón y queso (7 CHF), que me sabrían a gloria, me harían reponer
fuerzas y serían la manera perfecta de cerrar la jornada cultural de hoy, ya
que todavía tenía por delante muchas cosas que hacer antes de que el día
finalizara.
Castillo. Stein am Rhein |
Castillo. Stein am Rhein |
Con las pilas cargadas pondría rumbo al aeropuerto de
Zurich, situado a 55 kilómetros, donde debía devolver hoy el coche de alquiler
y es que aunque todavía me quedaban tres días de viaje por delante, no veía ya
necesario seguir contando con el mismo, pues iba a ser más un gasto y una carga
que un beneficio, optando a partir de este momento por desplazarme en los
medios de transporte suizos. Veinte kilómetros antes de llegar echaría
gasolina, costándome llenar el depósito 53 CHF. Acordaros que al lado del
aeropuerto sale más caro. Entregaba el
vehículo a las 18:30, una hora antes de lo establecido, estando todo perfecto.
Me dirigiría entonces a la estación de trenes y compraría el
billete de ida hacia Lucerna (30 CHF), llegando el tren a las 19:15. Tardaría
una hora y diez en llegar a Lucerna, mi nuevo destino y donde iba a dormir las
dos próximas noches.
Desde la impresionante estación tendría quince minutos
caminando hasta mi alojamiento situado a orillas del lago de los Cuatro
Cantones. Se llamaba Backpackers Lucerne,
situado en la calle Alpenquai, 42. El precio por las dos noches sería de 85
CHF. Las instalaciones estaban muy bien, amplias y limpias, las chicas de
recepción eran de lo más agradables y en las habitaciones disponías de
taquillas con una curiosidad que nunca me había encontrado hasta ahora y es que
dentro de la misma había enchufe, de tal manera que podías dejar cargando tus
aparatos electrónicos con la seguridad de que esta quedaba cerrada. Las sábanas
estaban incluidas y no había desayuno.
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