29 de Diciembre de 2017.
Efectivamente, hoy había llegado uno de los días más
esperados del viaje, de esos que parecen demorarse en el tiempo y que por más
que quieras no acabas de alcanzarlo. Pero tras tanta espera, ya nada podría
impedir, que pudiera conocer el mundialmente famoso: Perito Moreno.
Para llegar hasta él son varias las opciones que se dan
desde El Calafate:
- Contratar la excursión con una de las muchas agencias que
existen en la ciudad y que suelen incluir el transporte, el paseo en barco y
las pasarelas panorámicas.
- Tomar un autobús que a determinados horarios te lleva y te
trae desde El Calafate a Perito Moreno y viceversa. Es la opción más económica,
sin duda.
- Contratar un taxi o remix pactando el precio y las horas de
espera en el lugar.
- Alquilar un coche e ir por tu cuenta hasta allí.
En mi caso elegiría esta última opción, que aunque,
evidentemente, no era la más económica de todas, en precio no andaba muy lejos
de lo que cobran las agencias, con la diferencia que así tienes plena libertad
de movimientos y vas a tú aire. En el capítulo anterior ya hablaba de todo
ello, recordando que me saldría por unos 110 euros.
Tenía muy claro que no quería ir con tiempos marcados y que
si podía estarme allí todo el día, así lo haría, por lo que esta era la mejor
opción para todo ello. Si encima viajáis varias personas desde luego que ni me
lo pensaría, pues sale más que rentable. Lo más importante es reservar el coche
con antelación porque si no es más que probable que estén agotados pues la
demanda es mucha y la oferta más bien poca.
Comentar también que no es necesario el carnet de conducir
internacional pues basta con el de España, además de una tarjeta de crédito y
el pasaporte.
A las 07:30, después del desayuno de siempre en el hostel a
base de cereales y tostadas, cruzaba la calle y montaba en mi coche blanco que
ya lo tenía aparcado allí desde la tarde de ayer.
Por delante tenía ochenta kilómetros, una distancia más que
asequible y muy llevadera y más si buena parte del camino se desarrolla a
través de rectas.
Para llegar al Parque Nacional de los Glaciares, que es
donde se encuentra el famoso glaciar, no hay pérdida posible, pues basta con
tomar la avenida del Libertador San Martín, convirtiéndose esta, poco después,
en la carretera de doble sentido que se pierde en la lejanía y es que las
rectas en la Patagonia son infinitas. A mi derecha me acompañaría, durante gran
parte de este primer tramo, el Lago Argentino, además de poder disfrutar de la
vista del Cerro de los Elefantes, el río Centinela, el cerro Frías y una
antigua estancia.
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Monumento a los Caídos en Malvinas.El Calafate |
No hacía mal día, nubes y claros, y no había nadie más que
yo circulando por el asfalto, por lo que tardaría una escasa media hora en
recorrer los primeros cincuenta kilómetros, justo hasta la entrada del Parque
Nacional, donde pararía para abonar los 500 pesos de ingreso. No tendría ni que
bajarme del vehículo dado que vendría uno de los guardaparques a cobrarme. El
parque abre de 08:00 a 18:00, al menos en esta temporada, no sabiendo si
cambian los horarios en otras épocas del año.
Los últimos treinta kilómetros que me restaban, los espacios
abiertos e infinitos de la Patagonia cambiarían a un sucesivo enlace de curvas
en una zona boscosa que, con tranquilidad, no hay el mayor problema en
afrontarlas. Aquí sí que me encontraría con dos autobuses de empresas que
también habían sido madrugadores.
A falta de unos diez kilómetros para llegar al final, de
repente, después de una nueva curva en el camino, me encontraba, sin esperarlo,
con el mirador de los Suspiros, desde donde podía ver, por primera vez, en la
lejanía el increíble y sorprendente Perito Moreno. El nombre del punto
panorámico bien hace honor a los sentimientos que despierta, pues no pude
evitar emocionarme ante la imagen de la masa de hielo más popular del planeta.
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Mirador de los Suspiros.P.N.Los Glaciares |
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Glaciar Perito Moreno desde Mirador de los Suspiros |
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Glaciar Perito Moreno desde Mirador de los Suspiros |
No tenía ninguna prisa, pues disponía de toda la jornada,
así que allí me sentaría media hora en esta primera toma de contacto.
Y es que esta colosal superficie de hielo es una de las
principales atracciones de la Patagonia. Bautizado en homenaje al explorador
Francisco Pascasio Moreno – que recorrió la Patagonia a finales del siglo XIX,
pero nunca vio el glaciar que hoy lleva su nombre -, es el más espectacular de
los glaciares andinos. Sería declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco
en 1981, siendo uno de los glaciares más vivos del mundo, ¡una auténtica fuerza
de la naturaleza!
Justo cuando los primeros coches comenzaban a llegar,
decidiría marcharme y retomar la conducción, tardando sólo unos minutos en
volver a parar en un nuevo mirador conocido como “Velo de Novia”, en el que no
estaría demasiado, pues la vista era casi un calco de la anterior, aunque algo
más cercana.
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Glaciar Perito Moreno desde Mirador Velo de Novia |
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Glaciar Perito Moreno desde Mirador Velo de Novia |
También dejaría a mi izquierda el acceso al puerto de las
Sombras, el cual se encuentra a menos de diez kilómetros de las pasarelas y es
de donde salen los barcos cada hora para acercarse navegando hasta la pared de
la masa de hielo. Hoy prescindiría de ello al estar incluida esta actividad en
los planes de mañana.
Y por fin conseguía llegar al parking, donde, con cierta
ansiedad, aparcaba mi vehículo y me dirigía a un gran panel informativo que
divisé a lo lejos. Aunque desde esta zona se toman los autobuses que te acercan
hasta la parte superior de las pasarelas en escasos cinco minutos, yo optaría
mejor por empezar a caminar, eligiendo la primera ruta que te acerca hasta el
glaciar y que es conocida como el sendero de la costa, la cual parte justo
desde un viejo muelle de madera, donde realizan parada los barcos que cruzan el
lago Argentino.
Nada más empezar a andar, a los pocos segundos, me daba de
bruces con la pared frontal de uno de los lados del Perito Moreno, lo que haría
que en ese momento me quedara mudo y absorto, con la mirada fija ante la
increíble pared de hielo vertical, cuyas tonalidades hacían imposible apartar
los ojos del mismo.
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Lago Argentino desde Pasarela de la Costa |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela de la Costa |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela de la Costa |
Fui siguiendo el camino que pronto comenzaría a ascender por
un buen número de escalones, deleitándome, cada poco tiempo, con espaciosos
miradores desde donde poder disfrutar de los primeros impactos visuales,
siempre tan llenos de sentimientos.
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela de la Costa |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela de la Costa |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela de la Costa |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela de la Costa |
Cada vez las perspectivas eran mejores y mi asombro, por
consiguiente, iba en aumento. De esta manera enlazaba con las pasarelas del que
se conoce como circuito central que cuenta, principalmente, con un primer y
segundo balcón, y con nuevos miradores desde donde poder apreciar el glaciar de
frente y que, para mi gusto, mayor sorpresa te producen.
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
Numerosos picos cortados y quebrados daban muestra de su
superficie irregular que se adentraba tierra adentro desapareciendo entre las
nubes. Cada mirador era un nuevo punto para sorprenderte, un nuevo deleite para
la vista, costando pasar a otro punto de observación, pues la atracción era tan
fuerte que te paralizaba. Esta es una de las mejores cosas de este lugar, que
parece que tienes delante de ti, diferentes glaciares, al cambiar tanto su
visión según te vayas moviendo por las pasarelas, por lo que bien merece la
pena recorrerlas todas.
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
Sin duda que es uno de esos lugares mágicos de este planeta
que todo el mundo debería conocer al menos una vez en la vida.
Su hielo se forma en lo alto de las montañas, a 2000 metros
de altitud, y luego desciende poco a poco adaptándose al relieve de las
laderas, lo que explica los recientemente mencionados picos y quebrados que dan fe de la vida del glaciar. El agua
que fluye permanentemente bajo el hielo contribuye, igualmente, a su
desplazamiento.
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Central |
Mi paseo continuaría con el circuito inferior, compuesto por
una doble pasarela a diferentes alturas que te muestran otra perspectiva
diferente del glaciar y todo mientras vas escuchando como el hielo se
resquebraja, se retuerce, cruje, pudiendo observar cómo, de vez en cuando, cae
algún pequeño trozo de hielo sobre las aguas gélidas y heladas. Lástima que no
pudiera captar ninguno de esos momentos con la cámara, pues es todo demasiado
rápido y salvo que coincida que en ese mismo momento estás grabando o tomando
una fotografía, es bastante complicado.
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Inferior |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Inferior |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Inferior |
Cuando terminé de recorrer todos los senderos posibles de
las pasarelas, incluido el de un pequeño bosque, eran las 14:00 y es que me lo
había tomado de forma relajada. Aunque no sea así creo que al menos tres horas
son necesarias para poder disfrutarlo todo bien, con calma y sin agobios, pero como
siempre digo cada persona es un mundo.
Después de saborear unos sándwiches de salami y queso y como
todavía quedaba bastante para que cerrara el parque, me animaría a dar otro
paseo por los diferentes recorridos, pero esta vez sin tirar fotografías y fijándome
más en las formas del hielo, sus agujas puntiagudas, sus salientes y sus
maravillosas tonalidades azuladas y blancas que en contraste con la luz crean
auténticos juegos de colores y eso que hoy no era el mejor día para poder
apreciar esas composiciones de color en todo su esplendor.
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Inferior |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Inferior |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Inferior |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarela Inferior |
Sobre las 17:00 empezaría a llover con fuerza, descargando
toda el agua que las nubes llevaban reteniendo buena parte del día, así que no
tenía mucho sentido continuar por allí. Pero esta vez no me iba nostálgico, ni
mucho menos, pues mañana iba a tener un nuevo encuentro con el Perito Moreno y
aún más intenso que el de hoy, pues viviría la experiencia de adentrarme en su
interior.
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarelas |
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Glaciar Perito Moreno desde Pasarelas |
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Senda de la Costa y Lago Argentino |
Tardaría más de una hora en regresar a El Calafate, llegando
sobre las 18:30 y dirigiéndome a dejar el coche de alquiler en la empresa
respectiva, entregándolo sin el mayor problema.
Después me animaría
con un buen chocolate caliente y un sándwich mixto, que me darían la
vida, pues estaba algo destemplado y muerto de hambre. También estaba cansado,
por lo que después de reponerme en la cafetería me iría directo hacia el
hostel, pues la merienda ya me serviría de cena.
Mientras leía en una de las salas comunes, a la vez
que veía como llovía torrencialmente y casi a punto de irme a dormir, un
italiano llamado Walter, comenzaría una charla conmigo acerca de cuáles eran
las mejores excursiones por El Chaltén. No sería muy larga, pero no sería la
única conversación que tendríamos a lo largo del viaje y es que el mundo es un
pañuelo.
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