Efectivamente hoy regresábamos a Miami, pero teníamos todo
un día por delante para ello y estaba claro que no íbamos a ir de forma
directa, sino que nuestra idea era ira parando en aquellos lugares que más
curiosidad nos despertaron al preparar este viaje. Y había algo que íbamos a
necesitar en varios de ellos, que era suerte, pues alguna que otra de esas
actividades estaban relacionadas con el avistamiento de fauna, así que a ver si
conseguíamos nuestros propósitos.
Nuestro primer desvío sería tras recorrer unas 30 millas, lo
que tardaríamos unos 40 minutos. Nos encontrábamos en Big Pine Key, uno de los
cayos más especiales que goza de uno de los ecosistemas subtropicales más
frágiles y por consiguiente donde mejor se puede apreciar la vida animal si hay
fortuna. Para ello pararíamos primero en el centro de visitantes del llamado
National key deer refuge que traducido significa “Refugio nacional de Ciervos”.
Este consiste en un mosaico de grandes extensiones de bosques de pinos,
manglares, humedales de agua dulce y aguas marinas. Un hábitat único que
proporciona los cuatro elementos básicos (alimentos, agua, refugio y espacios
abiertos) necesarios para garantizar la supervivencia de
especies amenazadas o en peligro de extinción. Es por aquí por donde se
mueven los ciervos de cola blanca que veníamos a observar y que se caracterizan
por ser los más pequeños de esta especie conocidos. Hoy en día se encuentran en
peligro de extinción y se estima que sólo quedan unos 800.
Aunque no era el momento idóneo para poder verlos ya que
este es al amanecer o al anochecer, la amable señora que nos atendió nos
recomendó que fuéramos o bien por los caminos de tierra o bien al llamado Blue
Hole, decantándonos por este último.
Información Blue Hole.Big Pine Key |
Sendero hacia Blue Hole.Big Pine Key |
El agujero azul es una cantera de piedra caliza abandonada, que
en su momento se utilizaría para la construcción de la línea del antiguo
ferrocarril y cuyo material sobrante se ha utilizado para llevar a cabo muchos
de los caminos del parque. El nivel del agua depende de las precipitaciones y
del agua salada que fluye a través de la piedra caliza circundante.
Blue Hole.Big Pine Key |
Blue Hole.Big Pine Key |
Es el único lago de los Cayos de Florida y gracias a su agua
fresca y dulce, muchísimos animales acuden hasta aquí para saciar su sed y
refrescarse, siendo un excelente lugar para poder apreciar la fauna de la zona.
Con suerte, además del ciervo, se pueden ver iguanas, pájaros tropicales,
varios tipos de serpientes, tortugas y el cocodrilo de la Florida, que por lo
general suele tomar el sol en este plácido oasis.
Posee dos plataformas de madera desde las que se obtienen
una buena perspectiva de todo el entorno y sólo están a unos metros del parking
donde se deja el vehículo al lado de la carretera. Llegaríamos a ambas y en
total y absoluto silencio esperaríamos a ver si la suerte estaba de nuestro
lado. Los minutos seguirían pasando y allí no aparecía nadie, hasta que tras un
rato, de repente, y nadando hacia nosotros pudimos ver tres tortugas que
avanzaban relajadamente por el agua. Sería el único animal de cuya presencia
podríamos disfrutar, por lo que nos iríamos algo decepcionados de allí.
Tortugas en Blue Hole.Big Pine Key |
Tortuga en Blue Hole.Big Pine Key |
Aún así todavía no era el momento de rendirse, por lo que
continuando por la carretera y sólo unos metros más adelante, volveríamos a
estacionar el coche en un nuevo parking, para realizar una pequeña ruta de
senderismo e intentar así poder ver al ciervo, que era nuestro objetivo
principal. La senda se la conoce como Mannillo trail y en menos de 300 metros
te conduce hasta una plataforma de observación junto a un pequeño humedal,
contando con varios bancos para sentarse, observar, relejarse y reflexionar. El
camino cuenta también con algunos carteles donde se hace referencia a la
historia geológica y los impactos del desarrollo reciente.
Manillo Nature Trail.National Key Deer Refuge.Big Pine Key |
Manillo Nature Trail.National Key Deer Refuge.Big Pine Key |
La mayoría de las plantas que se pueden observar son
variedades tropicales del Caribe y son capaces de sobrevivir a fuertes
tormentas, periodos prolongados de sequía y fuego, proporcionando un hogar y
comida para animales y aves. Por lo que uno se encuentra ante un ecosistema
combinado que no se puede apreciar en ninguna otra parte del mundo.
Supuestamente y a medida que uno va avanzando por este
camino, se pueden llegar a ver ciervos, conejos de pantano, caimanes, tortugas
y serpientes, consiguiendo, especialmente los mamíferos, evolucionar hasta tal
punto que se han adaptado perfectamente al medio limitado de la isla, el agua
escasa y salada y a las tormentas estacionales. Desgraciadamente no podríamos
ver ni un solo ser vivo que no fuesen árboles o flora, así que volveríamos algo
tristes al coche, pues aunque el entorno en ambos lugares visitados merece la pena,
no pensábamos que los animales pudieran estar tan escondidos. Tal vez íbamos
con demasiadas expectativas.
Para variar y como no podía ser de otro modo, llevábamos
totalmente empapados en sudor desde primera hora de la mañana, por lo que era
el momento de cambiar de aires y disfrutar de un merecido descanso, eligiendo
para ello uno de los lugares más paradisiacos de todos los Cayos. Me estoy
refiriendo al Parque estatal de Bahía Honda, que cuenta con algunas de las
mejores playas, no ya de Florida, sino de todo Estados Unidos.
Tan sólo tardaríamos un cuarto de hora en llegar, pues desde
donde estábamos había unas siete millas, así que antes de que nos diéramos
cuenta estábamos en el control de entrada del Parque pagando 11,50 dólares que
era lo que nos correspondía por siete personas, incluyendo a los dos niños.
Decidiríamos acercarnos, en primer lugar, a la que se
encuentra en el extremo sur del Parque y que se conoce como Calusa Beach,
protegida de los vientos del océano Atlántico lo que la permite que sus aguas,
color azul verdosas, se encuentren en absoluta calma casi siempre. Fue nombrada
mejor playa de América en 1992 y es que si a sus aguas, recién mencionadas, le
sumas su arena blanca, las palmeras que la rodean y las vistas del antiguo
caballete del ferrocarril de ultramar, pues no se puede pedir más. Posee baños,
un amplio estacionamiento y un bar de aperitivos.
Calusa Beach.Bahía Honda State Park |
Calusa Beach.Bahía Honda State Park |
Calusa Beach.Bahía Honda State Park |
Las tres playas con las que cuenta Bahía Honda son totalmente diferentes las
unas de las otras, por lo que tras un buen baño en la anterior, decidiríamos
coger otra vez el coche e ir darnos el segundo en Sandspur Beach. Si Calusa nos
había dejado impresionados, esta no le iba a ir a la zaga y es que también es
realmente hermosa. Su arena blanca pura corre a través de tus dedos como si
fuera sal y sus cristalinas aguas turquesas se extienden hasta el horizonte.
Corría algo de aire que más allá de ser molesto era hasta agradable, mitigando
algo más el calor. El único pero, sin duda, el gran número de algas que se
amontonaban en las orillas y desprendían cierto olor desagradable al pasar a su
lado, pero ni este hecho que en principio podía restarle algo de encanto,
conseguiría al final hacerlo. También cuenta con baños y un gran aparcamiento.
Sandspur Beach. Bahía Honda State Park |
Sandspur Beach. Bahía Honda State Park |
Sandspur Beach. Bahía Honda State Park |
Allí apuraríamos hasta las 14:00, hora en la que nos
empezamos a recoger para poco después volver a la carretera y seguir
deshaciendo kilómetros. Nuevamente cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos
bajando otra vez del vehículo, tan sólo quince minutos después, que fue lo que
tardamos en recorrer doce millas.
Habíamos llegado a Marathon Key, con la idea de visitar un
hospital de tortugas en donde el equipo que aquí trabaja lucha cada día por
salvar la vida a muchos de estos animales que sobrevivieron a la extinción de
los dinosaurios y que hoy, sin embargo, están amenazas por su convivencia con
el hombre.
Turtle Hospital. Marathon Key |
Actualmente están recibiendo tratamiento casi cincuenta
tortugas en el Turtle Hospital, cuya clínica cuenta con todos los medios
necesarios para que puedan recuperarse sin problemas. Hay pacientes que han
sido golpeados por barcos, atrapados por las redes de pesca, o infectados por
un virus muy agresivo que causa tumores, aunque con los cuidados adecuados,
muchas conseguirán volver al mar.
Veníamos con muchas ilusiones de visitar el lugar, pero es
cierto que no nos habíamos informado ni de lo que costaba ni del tiempo que
estabas en las instalaciones y para ser sinceros cuando entramos y nos
informamos de ellos, supondría un jarro de agua fría. La visita consiste en
varias charlas educativas mientras te enseñan los acuarios donde se van
recuperando los animales convalecientes y te hacen una demostración de cómo
curan a una de las tortugas. Ello se hace en hora y media por la que te cobran
22 dólares los adultos y 11 dólares los niños. Nos pareció una pasada y tras
hablarlo decidimos que renunciaríamos a ello. Para los que, aún así, estén
interesados cada hora en punto son los pases.
Muy cerca de allí nos daríamos de bruces con un Wendy, por
lo que no nos lo pensaríamos mucho y decidiríamos comer en él para coger
fuerzas.
El nuevo trayecto iba a ser algo más largo que los
realizados anteriormente, pues teníamos por delante unas 37 millas hasta
nuestro siguiente punto de interés en Islamorada. Tardaríamos en llegar unos
cincuenta minutos aproximadamente. Una vez allí nuestro objetivo era Puerto
Robbie´s, donde queríamos experimentar la actividad más famosa que se puede
realizar aquí, que no es otra que dar de comer a los inmensos manatíes, los
graciosos mamíferos de piel rugosa y peculiar hocico que tienen fama de ser una
de las especies más dóciles y tranquilas del mundo marino. Para ello hay que
dirigirse a los muelles de madera del pequeño puerto y allí pagar dos dólares
para acceder a las pasarelas. Pero cual sería nuestra sorpresa cuando el
encargado no comunicaría que llevaban varios días sin ver aparecer ninguno, lo
que nos dejaría un poco desanimados y es que hoy no estábamos teniendo suerte
con el mundo animal, pues no habíamos conseguido avistar casi ninguno de los objetivos
que teníamos en la cabeza. Por cierto que para aquellos que tengan más suerte,
aquí mismo te venden los cubos de comida para lanzárselo a los peces. No
contenían mucha cantidad y creo que eran algo caros, pero no recuerdo lo que
costaban.
Puerto Robbie´s. Islamorada |
Puerto Robbie´s. Islamorada |
Puerto Robbie´s. Islamorada |
Aunque mis amigos se darían la vuelta y evitaron entrar al
puerto en sí, yo sí que pagaría los dólares para por lo menos ver los enormes
tarpones, un tipo de pez gigante en estas latitudes, y algún que otro pelícano
que andaba por allí reposando. Por lo menos esto sí que merecería la pena, dado
que también se puede apreciar, desde este punto, unas bonitas vistas de la
carretera que atraviesa los Cayos.
Puerto Robbie´s. Islamorada |
Puerto Robbie´s. Islamorada |
Puerto Robbie´s. Islamorada |
Puerto Robbie´s. Islamorada |
Más allá de la actividad estrella, el lugar es pintoresco y
merece la pena dar un paseo por allí, pues cuenta con coloridos puestos de
venta de distintos tipos de artículos locales como camisetas, sombreros, arte
de madera y cuadros hechos por artistas de la zona. También tiene varios bares
y restaurantes donde pode tomar algo, aunque los precios son caros.
Sólo nos quedaba una última parada por hacer antes de dejar
definitivamente los Cayos y para ello tendríamos que recorrer 27 millas que nos
llevarían hasta Cayo Largo en unos cuarenta minutos. Una vez en este nos
dirigiríamos al llamado John Pennekamp Coral Reef State Park, el cual es un
parque marino con una extensión de 21 millas de largo que da al Océano
Atlántico. Tiene un arrecife con gran variedad de corales y peces tropicales
por lo que es un magnífico lugar para practicar el submarinismo y hacer
snorkel.
El acceso con el vehículo supone 11,50 dólares y te permite
llegar hasta una gran playa algo peor que otras en las que habíamos estado pero
con un entorno precioso.
Dadas las horas que eran no veníamos con la idea de realizar
ninguna de las actividades antes mencionadas, pero sí que teníamos la idea de
tomar un barco con el fondo de cristal que te da un paseo por la zona y te
permite apreciar los fondos marinos atestados de vida animal y vegetal, pero
sólo salen dos al día y el segundo ya partió hacía unas cuantas horas, nada más
y nada menos que a las 15:00, por lo que sobre todo los chicos se quedaron algo
decepcionados. Una pena.
Así que ya que estábamos allí y habíamos pagado la entrada
por lo menos aprovecharíamos para dar un paseo por la orilla de la playa,
observar alguna que otra iguana y ver como se iba poniendo el sol. No nos
bañaríamos ya que una señora nos advirtió de que había algunos peces escorpión
cuya picadura es de lo más dolorosa, pudiendo verlos además cerca de unas
rocas, por lo que para no terminar mal el día optamos por hacerla caso.
John Pennekamp Coral Reef State Park.Cayo Largo |
John Pennekamp Coral Reef State Park.Cayo Largo |
John Pennekamp Coral Reef State Park.Cayo Largo |
Es cierto que la sensación que nos quedaría hoy sería de
haber intentado abarcar demasiado en una sólo jornada, aunque es verdad que no
dependía de nosotros el avistamiento de fauna, tal vez podíamos haber dedicado
más tiempo en las diferentes zonas para ello, internándonos por otros caminos o
siendo más pacientes en los sitios en los que estuvimos; o podíamos haber
disfrutado más de las playas, dedicando la mañana a una y la tarde a otra; o
nos podíamos haber informado mejor de los horarios para la última actividad del
barco con el suelo de cristal, llegando a tiempo a esta y haber hecho sólo eso
por la tarde. Pero es cierto que muchas veces pensando que no volverás a un
lugar, tratas de apurar al máximo cada minuto y condensas, en demasiado poco
tiempo, excesivos lugares a visitar. Pero como de todo se aprende es una buena
lección para futuros destinos.
En base a lo anterior y aun siendo consciente que otros
viajeros también llegan aquí con el tiempo limitado, sinceramente, creo que lo
ideal es estar unos cuatros días en los Cayos, para poder disfrutar de todas
las playas y actividades con calma y sin agobios, aunque como es evidente si se
dispone de algún día extra pues mejor, pues también te permitirá vivir
experiencias como bañarte con delfines o visitar interesantes museos que se
localizan en más de un cayo.
Desde Cayo Largo, donde estábamos, sólo nos quedaban noventa
millas para llegar hasta nuestro alojamiento de hoy, tardando una hora y media
en recorrerlas. Habíamos elegido el Hilton Marina de Fort Lauderdale, que
aunque es cierto que fue un pequeño capricho, tampoco supondría algo excesivo
al repartirlo entre tantas personas, tocando a unos cuarenta dólares cada uno.
Además de aprovechar la oferta que tenía, habría otros dos motivos por los que
lo elegiríamos: por una lado por su ubicación en el corazón de Fort Lauderdale,
permitiéndonos así llevarnos una pequeña idea de la zona, sin apenas, tener que
desplazarnos, y por otro porque estaba bastante cerca en coche del outlet al
que queríamos ir mañana.
Respecto a las habitaciones están bien aunque habría que
decir que para ser un Hilton no llegan a la categoría del mismo, tal vez porque
nuestra reserva fue una oferta y nos ubicaron en las menos lujosas. Sí es
cierto que son amplias y están limpias, al igual que los baños. Las
instalaciones tal vez sean lo mejor, pues poseen varias piscinas, hermosos
paseos al lado de los canales de la zona y gimnasio con bastantes máquinas y
aparatos. En resumen, creo que en su conjunto no le vendría mal una
remodelación y un lavado de cara, porque en algunos aspectos se le ve ya viejo.
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