30 de Agosto de 2017.
Creo poder afirmar, sin temor a equivocarme, que Key West o
Cayo Hueso es el último refugio americano y es que tras atravesar más de 40
puentes que anudan a tierra firme 51 de los 822 cayos de Florida, no se puede
continuar más allá dentro del territorio continental de los Estados Unidos. Y
es que, efectivamente, es su punto más meridional.
Podríamos comenzar hablando de este lugar diciendo que es
una ciudad isleña algo excéntrica, chiflada y bohemia de gente que anda
descalza y sin preocupaciones. Es una fusión tropical de cultura caribeña,
latinoamericana y estadounidense, habitada por lugareños además de escritores,
jubilados y hippies. Muchos de ellos han renunciado al coche en favor de las
bicicletas o prefieren ir andando a todas partes, pues la isla es una pequeña
roca de coral plana fácil de recorrer de cualquiera de estas maneras. Casi a
diario la población crece por la llegada de los pasajeros de algún crucero, que
bajan de mil en mil con la idea de probar, muchos de ellos, sus excelentes
margaritas que tienen una gran fama, aunque sin olvidarse de su parte más
antigua repleta de museos y sitios históricos e interesantes que no se pueden
obviar. Por no hablar de las diferentes playas de arena blanca que se
distribuyen por diferentes puntos estratégicos de la isla.
Ante tantísimos atractivos era un hecho de que la jornada en
Cayo Hueso se presentaba de lo más interesante y estaba claro que no íbamos a
tener tiempo para el aburrimiento.
Pero, aun así y aunque pudiera parecer una contradicción no
madrugaríamos, pues necesitábamos reponernos de los días pasados e ir con
tranquilidad. Es por ello que no sería hasta las 10:30 cuando nos sentaríamos a
desayunar en uno de los restaurantes de la cadena Denny´s. Aunque la mayoría
optaría por platos combinados, yo me conformaría con algo menos contundente y
dado que no terminaría mucho en acabarlo, me pareció una buena idea dejar que
acabaran tranquilos de desayunar, mientras yo me dirigía hacia la casa de
Ernest Hemingway, la cual a ellos no les hacía especial ilusión visitar.
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Desayunando en Key West o Cayo Hueso |
Se encuentra situada en Whitehead Street, en el número 907,
y su entrada cuesta 14 dólares. Aunque de manera continuada se hacen visitas
guiadas, también puedes recorrerla a tú aire y dado mi bajo nivel de inglés,
esta sería la opción que elegiría.
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Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
En 1953 Ernest Hemingway obtuvo el Premio Pulitzer por su
novela corta El viejo y el mar, y en
1954 el Premio Nobel de Literatura. Hemingway era periodista y escritor
y ganó notoriedad tanto por su llamativo estilo de vida como por sus escritos.
Fue un héroe de guerra y se le conocía por su afición a la bebida, sus cuatro
esposas y su amor por la pesca, el boxeo, la caza mayor, las corridas de toros
y todo lo español. Su muerte fue tan dramática como su vida: se suicidó
disparándose con un rifle a los sesenta y un años.
Hemingway viajó mucho; vivió en París en los años veinte y
más tarde alternó Estados Unidos con Cuba y España. En 1928 se instaló en Cayo
Hueso con su segunda esposa, la periodista de temas de moda Pauline Pfeiffer.
En 1931 su suegro compró la casa que actualmente es Hito Histórico Nacional, y
el escritor vivió en ella intermitentemente hasta 1961. Aquí escribiría muchas
de sus famosas novelas, boxeó en un ring que se hizo instalar en el patio y
pescó en los cayos de Florida a bordo de su barco Pilar.
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Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
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Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
Gran parte de los muebles que se pueden ver fueron los que
usaron Hemingway y su esposa Pauline, así como sus dos hijos Patrick y Gregory
desde el año 1931 hasta 1940.
La vivienda alberga variados recuerdos de Hemingway, desde
las fotos con sus distintas esposas que se pueden ver en el comedor, hasta el
gato de cerámica que le regaló Picasso en París, pasando por los recuerdos de
la Primera Guerra Mundial dentro del mueble chino del dormitorio.
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Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
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Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
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Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
Pero tal vez uno de los lugares más especiales es el que se
encuentra en el edificio que está justo detrás de la casa, en el patio, en el
que se halla el cuarto de escritura de Hemingway, en el segundo piso, y donde
escribiría el 70% de sus libros.
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Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
Algo en lo que también es imposible no reparar es en el buen
número de gatos que se mueven a sus anchas por el recinto y es que al escritor
le encantaban estos. Él tuvo entre 50 y 60 mientras estuvo aquí. Hoy en día hay
casi el mismo número de descendientes de los gatos que él tenía. Muchos de
ellos tienen seis dedos que es un gen dominante que pervive en ellos. Esta
característica es propia de los gatos que traían los capitanes de barcos a Key
West desde Boston en los años 20. Se considera que estos gatos traen buena
suerte y se puede ver un minúsculo cementerio donde están enterrados muchos de
ellos, además de una fuente que les haría Hemingway para que siempre tuviesen
agua.
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Gato en la Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
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Cementerio de Gatos.Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
También habría que hacer mención a la piscina que fue la
primera particular que hubo en el sector de Key West. Pauline la mandó hacer
como sorpresa para Hemingway, mientras él estaba cubriendo la guerra Civil
Española en 1936. A su vuelta le encantó la piscina, pero sólo hasta descubrir
que su coste había sido de 20.000 dólares, cuando la casa les había costado
8.000. Para expresar su descontento, el sacó un centavo de su bolsillo y se lo
dio a su esposa, mientras irónicamente le decía que, dadas las circunstancias,
le hacía entrega del último que poseía.
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Piscina. Casa Museo de Ernest Hemingway.Key West |
Sin recrearme demasiado había permanecido cuarenta minutos
visitando las instalaciones y cuando regresé a la calle mis amigos ya llevaban
esperándome unos diez. Aunque en principio la idea era continuar desde aquí
haciendo todos los mismos planes, sin embargo el calor sofocante que hacía, les
llevaría a cambiar de idea, comunicándome que habían decidido pasar el resto de
la mañana en la playa de South Beach.
Así que mientras ellos se dirigían a descansar y a
relajarse, yo continuaría con alguna que otra visita que me apetecía mucho
realizar. La próxima, de hecho, estaba muy cerca de donde me encontraba, tanto
que sólo tenía que cruzar la calle para llegar hasta el famoso faro de Cayo
Hueso. Este fue construido en 1847 para reemplazar la torre original de madera
que había sido destruida el año anterior por un huracán. La ubicación actual,
cinco metros sobre el nivel del mar, fue elegida para proteger la nueva torre
de un destino parecido al de su antecesora.
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Faro de Key West o Cayo Hueso |
Está realizado en ladrillo y su altura original era de 22
metros con una luz blanca fija. En 1894 se le añadieron siete metros, teniendo
en la actualidad 29 metros de altura.
En 1969, la Guardia Costera de los Estados Unidos dio de
baja el faro. Su restauración en 1989 tuvo un costo de 265.000 dólares.
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Faro de Key West o Cayo Hueso |
Tras pagar la entrada de diez dólares y atravesar un amplio
jardín donde había una escultura de una señora sentada en un banco, que no pude
adivinar quién era, me dispuse a subir los 88 escalones hasta el balcón del faro
desde donde se tiene una vista espectacular de la isla y sus alrededores, con
paneles indicadores en cada punto cardinal de lo que se puede ver en la
lejanía. Sólo por esto merece la pena gastarse el dinero aunque sea caro.
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Key West o Cayo Hueso desde su Faro |
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Key West o Cayo Hueso desde su Faro |
Aquí permanecería un buen rato, antes de volver a
introducirme en las entrañas de la construcción y subir otros diez escalones
que me permitirían llegar hasta la luz halógena de 175 watts que funciona con
una célula fotoeléctrica que se ilumina al crepúsculo y que puede ser vista a
varios kilómetros de distancia.
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Foco del Faro de Key West o Cayo Hueso |
De nuevo en tierra, también dedicaría algo de tiempo para
entrar en la “Casa de los Cuidadores”, construida en 1887 y que hoy sirve como
museo, guardando las reliquias de los faros de antaño y la historia marítima de
los Cayos.
Aunque es cierto que la isla de Key West no es demasiado
grande, sin embargo posee tantos sitios interesantes para ver, entre museos y
lugares históricos, que al final es imposible conseguir acceder a todos ellos
en una sola jornada. En mi caso y para terminar la mañana me decidiría por una
última visita que suponía el contraste perfecto a lo que ya llevaba visto. Me
refiero al Fuerte Zachary Taylor, al que también se puede llegar perfectamente
caminando desde el faro, con el único inconveniente, en estas fechas, de que
acabas hecho una sopa, pero poco más.
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Fort Zachary Taylor. Key West |
La entrada para peatones y bicicletas es de 2,50 dólares, siendo
para vehículos de 4,50 dólares si va una sóla persona en su interior, 7 dólares
si van dos y 0,50 centavos más por cada persona que se sume.
Después de que el territorio de La Florida fuese transferido
a los Estados Unidos, la Marina americana establecería aquí una pequeña base en
1822 para defender el área de piratas. Esta protección permitiría llevar a cabo
actividades de pesca, rescate de barcos naufragados y la fabricación de puros,
siendo el impulso económico de la isla y convirtiendo a Key West en la ciudad más rica de La
Florida en la década de 1890.
Sería en 1845 cuando se comenzaría a construir la fortaleza
para prevenir ataques marítimos contra los Estados Unidos. Sin duda que su
posición estratégica era clave al controlar las aguas situadas entre el
estrecho de La Florida y el Golfo de México. Cuando se terminó el fuerte tenía
tres pisos de altura, 140 cañones y era el hogar de casi 450 soldados.
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Fort Zachary Taylor. Key West |
Fort Taylor permaneció durante el control federal durante la
Guerra Civil. La forma actual se debe en gran parte al resultado de las
alteraciones realizadas en 1898 para defenderse en la guerra Hispanoamericana,
incluyendo la eliminación de los dos niveles superiores y la construcción de
modernos puestos de artillería. El fuerte seguiría defendiendo a los Estados
Unidos durante la Primera Guerra Mundial, así como en la Segunda, terminando su
servicio a la Nación en 1947. Convirtiéndose poco después en Lugar e Hito
histórico.
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Fort Zachary Taylor. Key West |
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Fort Zachary Taylor. Key West |
La visita me gustaría bastante pues el paseo por sus
instalaciones te permite imaginar cómo era la vida en una fortaleza de tales
dimensiones, además de cómo se deberían vivir los diferentes ataques sufridos.
El fuerte además ofrece escenarios únicos para fotos, desde sus arcos y
escaleras de caracol hasta sus impresionantes cañones, por no hablar de las
vistas que se consiguen desde su parte superior de todo el conjunto y del Océano
Atlántico y el Golfo de México.
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Fort Zachary Taylor. Key West |
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Vista desde Muralla de Fort Zachary Taylor |
Era el momento de deshacer el camino que me había traído
hasta aquí e ir a buscar a mis amigos a la playa de South Beach, donde habían
pasado la mañana. Casi al lado de esta se encuentra el famoso Southernmost Point,
el mojón que señala el punto más al sur del país, distando tan sólo 90 millas
de Cuba, es decir unos 150 kilómetros. Tendríamos mucha suerte ya que sólo
tendríamos unas cinco personas delante para hacerse la foto en este lugar
mítico, por lo que la espera fue mínima, ya que dicen que hay veces que la fila
da la vuelta a la manzana. Es probable que influyera que eran las 14:30 de la
tarde y que el calor era tal que se podía freír un huevo en el asfalto.
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Southernmost Point USA.Key West |
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South Beach.Key West |
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South Beach.Key West |
El coche lo teníamos aparcado muy cerca de aquí por lo que
en apenas unos minutos estábamos en su interior con el aire acondicionado al
máximo, intentando reponernos de las altas temperaturas del exterior. Tampoco
nos duraría mucho la alegría, sólo el tiempo justo para desplazarnos con este a
la zona con más encanto y mayor ambiente de Key West, que no es otra que
Mallory Square y sus alrededores.
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Mallory Square.Key West |
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Mallory Square.Key West |
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Vistas desde Mallory Square.Key West |
Esta zona posee un buen número de edificios de bella
arquitectura, además de ser realmente pintoresca, con muchísimos puestos
callejeros y pequeñas tiendas a rebosar
de recuerdos y souvenirs artesanales. Es también en las cercanías donde atracan
los grandes cruceros, aunque en estos momentos la cosa estaba tranquila y no
había ninguno amarrado.
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Mallory Square.Key West |
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Mallory Square.Key West |
Otro edificio característico es el que corresponde a lo que
fue la antigua aduana y que hoy es la sede del museo de Arte e Historia, pero
más allá de este en sí, lo que más nos impresionaría, como a tantos que pasaban
por allí, sería la inmensa escultura de más de siete metros de alta denominada
“Embracing Peace” y que rendía homenaje al histórico beso que se darían en
Nueva York un marinero y una enfermera al conocer el final de la Segunda Guerra
Mundial.
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Museo de Arte e Historia y escultura Abrazando la Paz. Key West |
En las cercanías existe otra estructura que tampoco te deja
indiferente y que te suscita curiosidad, es la correspondiente a una torre de
vigilancia que forma parte del museo de los tesoros de naufragios y que en este
caso renunciaríamos a subir porque buena parte del grupo estaba ya agotado,
pero es otro ejemplo más de que no hay lugar para el aburrimiento en Cayo
Hueso. Es de imaginar que las vistas deben ser comparables a las que se
consiguen desde el faro e incluso mejores, pues está mucho más cerca de la
costa, así que si alguien se anima a subir le invito que cuente aquí su experiencia.
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Museo de los Tesoros de Naufragios. Key West |
Da igual la dirección que elijas para pasear por aquí que no
dejarás de encontrar numerosos bares y restaurantes, donde no deja de sonar
animada música caribeña. Nuestros pasos nos llevarían hacia la zona de la
bahía, después de haber paseado por pleno centro y tampoco nos defraudaría al
encontrarnos con encantadores muelles de madera desde donde poder admirar los
lujosos yates y embarcaciones que están aquí amarrados. También esta área
cuenta con buenos restaurantes donde poder disfrutar de una cerveza o un mojito
bien frío.
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Bahía de Key West |
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Bahía de Key West |
Para terminar nuestra visita decidiríamos recorrer la calle
más importante y más famosa de Cayo Hueso, que no es otra que Duval Street, que
con un kilómetro y medio de longitud
comienza en el océano Atlántico y termina en el golfo de México. La calle está
a rebosar de gente con numerosas tiendas de recuerdos, pero también con
hermosas mansiones victorianas restauradas de color pastel o pintorescas casas
blancas como caracolas.
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Duval Street.Key West |
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Iglesia de Duval Street.Key West |
Y sí, aquí dejaríamos atrás el jolgorio y la fiesta de
Mallory Square, renunciando a su magnífico
ritual diario del atardecer que se da en el embarcadero y que se
complementa con un elenco de malabaristas, tragafuegos y músicos callejeros. No
voy a negar que no me quedara con las ganas de vivirlo, pero serían varios los
motivos para renunciar a ello. El primero y más importante que ayer
conseguíamos ver otra maravillosa puesta de sol en la carretera de los Cayos y
que dudo que pudiera superar a aquella.
El segundo es que el calor sofocante tenía a la gran mayoría bastante
tocada y hacía ya un rato que no estaban disfrutando al 100% y el tercero es
que las instalaciones de nuestro alojamiento eran más que tentadoras para pasar
en ellas lo que restaba de tarde y así reponernos de la jornada de hoy,
descansando y cogiendo nuevas fuerzas para los días sucesivos.
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Oceans Edge Key West Hotel |
Así que entre baño y baño, unos deliciosos mojitos y unas
sabrosas tiras de pollo, veríamos como el sol se ponía en el horizonte en otro
fantástico día en los Cayos de Florida.
Pero no termina aquí este capítulo, pues todavía teníamos
pendiente una sorpresa que nos había reservado Sergio. A las 20:30 teníamos que
estar preparados para dejar el hotel, pues a las 21:00 teníamos la reserva en
un lugar misterioso. Así que dicho y hecho a esa hora salíamos para un destino
incierto. En sólo quince minutos estábamos aparcando y justo enfrente estaba un
restaurante asiático llamado Benihana que a primera vista no nos decía nada a
ninguno salvo al responsable de llegar hasta aquí.
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Restaurante Benihana.Key West |
Una vez dentro y tras ser conducidos a nuestra mesa, no
tardamos mucho tiempo en saber de qué iba el tema. Se trataba de que los platos
elegidos por cada uno de nosotros iban a ser preparados en directo en una
enorme plancha situada en la misma mesa. Pero si sólo fuese eso no tendría
ninguna gracia, lo apasionante del asunto iba a ser que el cocinero llamado
Danilo nos haría toda una demostración del manejo de cuchillos y palas de
cocina a una velocidad de infarto, lanzando la comida al aire en más de una
ocasión y haciendo un sinfín de trucos y bromas que harían que nos quedásemos
embobados.
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Restaurante Benihana.Key West |
Nosotros pediríamos un menú que se inicia con una sopa, le
sigue una ensalada y luego el obligado arroz frito que acompaña al plato
elegido. Todos pediríamos Hibachi y dentro de este ya sería de diferentes tipos
cada uno: pollo, ternera, atún.
La calidad es realmente buena por lo que esta unida al
increíble show, hacen que no quedes en ningún momento defraudado. L o único que
puede parece algo caro pero si a todo lo comentado le sumas que la cantidad es
abundante creo que es acorde con lo que ofrece (37 dólares por persona).
Llegábamos al hotel pasadas las 23:00 por lo que
estaba claro que nos iríamos directos a descansar para reponer todas las
fuerzas posibles para el día de mañana que se avecinaba largo, pues volvíamos a
Miami y en el camino teníamos un sinfín de actividades.
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