A decir verdad, creo que la decisión que tomaríamos ayer de
regresar a dormir a Punta del Este, fue lo mejor que pudimos hacer, ya que por
lo menos pudimos descansar como Dios manda en las confortables camas del hotel
y levantarnos con fuerzas para empezar la jornada de hoy. Es probable que de
habernos quedado en Cabo Polonio, hubieran tenido que utilizar un martillo y un
cincel para sacarnos de los cubos de hielo en los que hubiéramos terminado
convertidos.
A las 08:15 estábamos desayunando, para a las 09.00 estar ya
en la puerta de la oficina de alquiler de AVIS, para devolver el coche intacto,
por lo que los trámites fueron rápidos y no tardamos más de diez minutos en
hacerlo todo.
Coche de Alquiler Chevrolet |
De la terminal de autobuses sólo nos separaban unos metros,
de hecho sólo tendríamos que cruzar la calle para llegar hasta ella. Los
billetes ya los habíamos comprado ayer por la noche (276 pesos cada uno), por
lo que íbamos con tiempo más que de sobra, pues hasta las 09:45 no salía el
colectivo hacia Montevideo.
A la capital llegaríamos a las 12.00 en punto. Nos dejarían
en la terminal de Tres Cruces, un punto clave para tomar cualquier autobús
hacia cualquier otro lugar, tanto del país como de los países limítrofes.
Además es un gran centro comercial, donde hay todo tipo de tiendas y comercios,
por lo que aprovecharía para buscar una cámara compacta lo más parecida a la
mía, la cual no encontraría y me tendría que conformar con una Nikkon, unos
cuantos modelos en calidad por debajo. Pero algo era algo. Por lo menos ya
volvía a respirar y un problema menos.
Eso sí, entre unas cosas y otras, no terminábamos con este
trámite hasta las 13.00, por lo que no llegaríamos a nuestro hotel hasta las
13:40. Para ello utilizaríamos un taxi que nos costaría 140 pesos. Como se ve
estos aquí son muy baratos y bien merece la pena cogerlos para ir de un lado a
otro aunque sean distancias medias o largas.
Para alojarnos las dos próximas noches elegiríamos el Hotel
América situado en calle Río Negro, 1330. Ello suponía que estábamos en pleno
centro y podíamos desplazarnos andando a gran parte de los lugares de interés
para visitar. El personal de la recepción fue muy amable y las habitaciones,
aunque algo pequeñas, estaban limpias y las camas eran muy cómodas. El desayuno
estaba incluido y fue bastante completo. (48 euros por noche la habitación
doble).
Tras descansar un poco, nos iríamos a comer a un pequeño
local que vendía empanadas y buenos filetes de ternera, casi en la esquina
entre las calles Río Negro y San José. Nos decantaríamos por una de carne y
otra de jamón y queso, cada uno, más las bebidas. (360 pesos).
Comiendo Empanadas en la Calle San José |
Y ahora sí que estábamos listos para comenzar con nuestra visita a Montevideo, capital de Uruguay, el segundo país más pequeño de Sudamérica, después de Surinam. Sería fundada entre 1724 y 1726, periodo durante el cual comenzaron a arribar los primeros pobladores provenientes de Buenos Aires y las Islas Canarias. Su nombre dicen que proviene de la anotación que hicieron los españoles en un mapa como Monte Sexto escrito en números romanos. Se encuentra situada a orillas del Río de la Plata y es la capital más austral en el continente americano.
A muy pocos metros de nuestro hotel encontraríamos la
primera plaza importante de la capital uruguaya llamada Fabini, aunque más
conocida popularmente como del Entrevero debido a la fuente que se encuentra en
el centro de la misma. Esta rinde homenaje a los héroes anónimos que
concibieron la Nación.
Plaza Fabini y Escultura El Entrevero |
Desde aquí tomaríamos la avenida del Libertador, uno de los
ejes principales del centro de la ciudad, desde donde, según la vas recorriendo,
vas consiguiendo una imponente perspectiva del Palacio Legislativo, donde
llegaríamos con la intención de poder realizar una visita a su interior. Pero
nuestros planes quedaron frustrados por un evento que tenía lugar a estas horas y que impedía
que hoy se pudiera realizar la visita de la tarde. Así que tendríamos que
conformarnos con rodearlo y llevarnos algunas fotografías de sus exteriores.
Palacio Legislativo |
Palacio Legislativo |
Palacio Legislativo |
Desde aquí tomaríamos otro taxi (170 pesos) para que nos
llevara hasta el Barrio Pocitos, pues estaba bastante lejos desde aquí. Lo que
más nos llamaría la atención serían los antiguos edificios estilo Art Decó, las
viejas viviendas y las casas pintorescas donde pasaban los veranos la clase alta
uruguaya. Un buen ejemplo de todo ello es el llamado castillo Pittamiglio, una
mezcla de diferentes estilos con elementos renacentistas y medievales. Pero sin
duda lo más destacable de su fachada es la imitación de la obra “La Victoria de
Samotracia” que se expone en el museo del Louvre.
Castillo Pittamiglio |
Pero más allá de la curiosa arquitectura, lo más famoso de
este barrio es su popular playa, considerada como la más bella de Montevideo
por su limpieza, el color de sus aguas y su arena fina. Lástima que no pudiéramos
verla en su máximo esplendor porque las nubes del cielo gris, que hoy también
llevaba acompañándonos todo el día, decidieron hacerse notar más de la cuenta y
se convirtieron en una fina niebla, que te quitaba parte de la hermosa
perspectiva que normalmente se puede obtener desde la rambla.
Playa Pocitos |
No obstante dado que no hacía demasiado frío, en comparación
con días pasados, nos animaríamos a dar un paseo por la recién mencionada
rambla.
Casi a continuación de la Playa de Pocitos, nos
encontraríamos con Punta Trouville con bonitos jardines y esplendorosas
palmeras a las orillas del Río de la Plata. Un poco más adelante llegaríamos a
otro lugar destacado. Hablo de Punta Carretas o Punta Brava y de su Faro, la
localización más al sur del Río de la Plata. Desgraciadamente la niebla era
cada vez más densa y no pudimos ver las fabulosas vistas que desde aquí se
obtienen del Río de la Plata. Es lo que tiene no viajar en la época idónea por
un país. Sin embargo, sí que podríamos observar unos metros de su costa rocosa
y varios pescadores intentando capturar algo de pescado antes de que se hiciera
de noche, además de los 21 metros de altura de su viejo faro construido en
1876.
Punta Trouville |
Rambla Mahatma Gandhi |
Faro de Punta Carretas |
Río de la Plata desde Punta Carretas |
Tras este pequeño desvío, volveríamos a la rambla por la que
seguiríamos andando fijándonos en los edificios armoniosos y modernos del siglo
XX, repletos de pequeños detalles en sus tejados, balcones y fachadas.
Sin quererlo nos daríamos casi de bruces con un muro de
granito rosa, colocado paralelo a la rambla. Nos acercaríamos para ver lo que
era y resulta que se trataba del Memorial del Holocausto del Pueblo Judío, un
sentido homenaje del pueblo uruguayo a las víctimas del genocidio que llevó a
cabo el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
Memorial del Holocausto del Pueblo Judío |
Memorial del Holocausto del Pueblo Judío |
Memorial del Holocausto del Pueblo Judío |
Más adelante, dejaríamos a nuestra derecha el inmenso parque
“Instrucciones del Año XIII” que alberga un importante club de golf, y
llegaríamos hasta la playa Ramírez, también envuelta por la niebla, aunque algo
menos que la de Pocitos.
Rambla Wilson |
Playa Ramirez |
La noche se nos acababa de echar encima y el día había sido
largo, por lo que decidimos tomar un taxi para volver hasta el hotel (100
pesos), más por el cansancio que por la seguridad, pues es cierto que aunque
había leído en más de un sitio que no se aconseja caminar por muchos lugares de
Montevideo una vez que la noche se ha echado encima, sin embargo durante el
rato que estuvimos paseando ya con la oscuridad como acompañante, no vimos
ningún peligro.
En el hotel estaríamos descansando como dos horas, hasta que
a eso de las 21.30 saldríamos a cenar por las inmediaciones, decantándonos por
un restaurante llamado Locos de Asar situado en la calle San José 1065, en el
que tendríamos oportunidad de probar la famosa parrillada uruguaya. No nos
faltó de nada, varios tipos de carne, chorizo, morcilla, pollo, etc. Sus carnes
estaban a punto y muy jugosas, se te deshacían en la boca, la cantidad bastante
generosa, tanto que no pudimos pedir postre.
El local se encuentra muy bien ambientado con una buena iluminación. El
servicio es atento y agradable. Con las bebidas incluidas, toda la cena nos
saldría por 2100 pesos.
Parrillada en Locos de Asar |
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