31 de Agosto de 2016.
Disponíamos de otro día completo en la capital uruguaya, por
lo que lo íbamos a aprovechar para recorrer a pie todo el centro histórico y
los aledaños del mismo, así que después del contundente desayuno del buffet del
hotel, comenzaríamos dirigiéndonos por la calle San José hasta el mercado
artesanal, cuyas puertas estaban cerradas a cal y canto, aunque el paseo no
sería en balde, ya que muy cerca de este nos encontraríamos con el Palacio
Municipal con una enorme torre de casi 78 metros de altura que lo convierten en
el segundo edificio más alto de la ciudad, con permiso del Palacio Salvo.
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Palacio Municipal |
En la explanada principal, en unos de sus laterales,
podríamos ver una réplica de la escultura “El David” de Miguel Ángel y en otro
flanco de la misma, el imponente monumento del gaucho, que rinde homenaje a los
valientes que lucharon por la independencia de Uruguay.
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Réplica del Dávid de Miguel Angel |
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Monumento al Gaucho |
Montevideo es la ciudad que tiene más edificios Art Nouveau
y Art Déco del mundo después de París, lo que la convierte en un museo al aire
libre de este tipo de estilos
arquitectónicos.
Es por ello que desde el Ayuntamiento abordaríamos la
importante avenida 18 de Julio para ser testigos de primera, a través de los
detalles de muchos de esos edificios que flanquean la misma, del alto nivel de
vida que imperaba en la capital a finales del siglo XIX, debido a que Uruguay
era uno de los principales exportadores de carne de América del Sur y le permitió
enriquecerse sobremanera.
Los primeros ejemplos que encontraríamos serían en la
fachada del Palacio Díaz y en interesantes edificios como el Café Montevideo,
el ex Diario “El Día”, la ex Confitería “La Americana o el Sorocabana. En todos
ellos destacan motivos ornamentales, detalles curvilíneos y líneas ascendentes
que realzan y decoran sus frentes. De todos ellos, uno de los más interesantes
es el primero que mencioné, el Palacio Díaz, en el que se pretende imitar a los
rascacielos de Nueva York, consiguiéndolo con la silueta escalonada de su parte
superior y su torre simétrica que emula al Empire State.
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Edificio Café Montevideo.Avda 18 de Julio |
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Edificio Sorocabana. Avda 18 de Julio |
Intercaladas con la arquitectura, en nuestro paseo también
encontraríamos algunas interesantes plazas que se irían sucediendo hasta llegar
a la Ciudad Vieja. Tal es el caso de la plaza Cagancha o de la Libertad, una de
las más bellas de Montevideo y en la que se haya el famoso kilómetro cero de
las carreteras nacionales. En ella pudimos observar algunos de las
construcciones más hermosas de la capital como el ya mencionado edificio
Sorocabana, el Cine Plaza, el centenario Ateneo y el Palacio Piria, sede de la
Suprema Corte de Justicia.
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Edificio El Ateneo. Plaza Cagancha |
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Plaza Cagancha y Estatua de la Libertad |
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Suprema Corte de Justicia.Plaza Cagancha |
En el centro, además, se levanta la Columna de la Paz que
conmemora el final de la guerra Civil de 1865 y se considera el primer
monumento público de Montevideo.
Tras las respectivas fotos, continuaríamos nuestro camino
por la avenida 18 de Julio, volviendo en pocos minutos a encontrar nuevas y
destacadas fachadas en las sucesivas manzanas, obligándonos a detenernos, en
más de una ocasión, para contemplarlas y fijarnos en nuevos e interesantes detalles
de edificios tan singulares como el London – Paris, el Palacio Uriarte de
Heber, el Palacio Brasil, el Cine Rex, etc. En todos ellos veríamos como las
paredes lisas se aliviaban con pinceladas decorativas, como las rectas se
matizaban por curvas, así como aparecían nuevas formas onduladas, torretas y motivos
geométricos.
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Edificio del London París.Avda 18 de Julio |
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Palacio Uriarte de Heber.Avda 18 de Julio |
Y casi se me olvida comentar que en todo este trayecto
también tendríamos oportunidad de encontrarnos con un elemento urbano de lo más
famoso como es la fuente de los candados, donde los enamorados dejan uno de
estos con sus iniciales, como muestra de su amor. Dice la leyenda que con este
acto volverán, de nuevo, a Montevideo y su amor perdurará para siempre.
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Fuente de los Candados.Avda 18 de Julio |
Y por fin había llegado el momento de entrar en la que para
mí es la plaza más espectacular de todo Montevideo, la de la Independencia. Es
un espacio gigante, monumental, suntuoso y solemne que te impacta en el primer
contacto visual con ella.
En medio de la misma se erige la estatua ecuestre del
general José Artigas, cuyo mausoleo se halla bajo tierra y se puede visitar,
aunque en estos momentos se encontraba cerrado porque estaban preparando un
evento. Artigas, de origen argentino, fue el héroe de la independencia de
Uruguay y uno de los padres fundadores de Sudamérica. Convencido de que el
poder pertenecía al pueblo, aunque fueran indígenas, fue expulsado de Uruguay y de su tierra natal, y murió
exiliado en Paraguay.
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Monumento a Artigas.Plaza Independencia |
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Monumento a Artigas.Plaza Independencia |
La Casa de Gobierno, sin ser el edificio que más impresiona
del cuadrilátero, sí que podemos decir que es el más importante a nivel
histórico. Veinte años después de terminar la guerra civil que llevó al
devastador asedio de Montevideo, se decidiría construir esta sencilla obra que
también se la conoce como palacio Estévez y se ha utilizado, sobre todo, para
recepciones especiales. En 1928 el presidente de Estados Unidos, Herbert
Hoover, realizó una visita histórica al país, y fue recibido por el presidente
de Uruguay, Juan Campisteguy en este lugar.
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Casa de Gobierno. Plaza Independencia |
Casi adosado al anterior está el soberbio palacio Salvo, con
una torre de 26 plantas, sería inaugurado en 1928 y durante años fue el
edificio más alto de Sudamérica. Sin duda que es uno de los mejores ejemplos
del art déco, apreciándose en el dibujo de sus balcones, el geometrismo de su
portada y otros elementos decorativos. Merece la pena pararse ante él, como así
hicimos, y estar un rato apreciando sus detalles, dándote la sensación de ser
bastante más alto de lo que es en realidad. Otra de sus curiosidades es que el
arquitecto es el mismo que el que diseñó el palacio Barolo de Buenos Aires,
creando así un vínculo especial entre ambas ciudades.
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Palacio Salvo.Plaza Independencia |
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Monumento a Artigas y Palacio Salvo.Plaza Independencia |
Al otro lado de la avenida, se levanta el palacio Rinaldi,
un edificio de apartamentos que hace de complemento perfecto a su vecino.
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Palacio Rinaldi.Plaza Independencia |
En el lado contrario de la plaza, sin duda que lo más famoso
es el Teatro Solís, cuyo nombre proviene del conquistador y descubridor español
Juan Díaz de Solís, que llegó a Uruguay y al río de la Plata en 1516. En él se
puede disfrutar de importantes conciertos, óperas y ballets y creo que se
pueden hacer visitas guiadas.
Y qué mejor que terminar el paseo por la Ciudad Nueva y
empezar la visita a la Ciudad Vieja, que atravesando la Puerta de la Ciudadela,
uno de los símbolos más importantes de la capital. Esta servía de acceso a la
fortaleza creada por los españoles en 1786, con el fin de proteger los
territorios conquistados. Y es que estas tierras serían muy codiciadas por
otros países debido a su privilegiada posición geográfica con una inmejorable
salida al océano Atlántico.
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Puerta de la Ciudadela |
Nuestros primeros pasos por la zona más antigua de
Montevideo serían por el Peatonal Sarandí y el Peatonal Bacacay, dos de las
principales avenidas de esta zona. En ellas se reúnen vendedores y artesanos
que ofrecen al público diferentes productos de cuero, joyería, libros y recuerdos
típicos de Uruguay a buenos precios. Del mismo modo es común ver artistas
callejeros deleitando a la gente con algún improvisado espectáculo. Es aquí
también donde se encuentra el Café Bacacay en el que se daban cita la gente de
teatro y demás intelectuales.
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Peatonal Sarandí |
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Peatonal Sarandí |
Otra de las visitas obligadas en el casco antiguo es la
plaza Matriz o Constitución, en donde desemboca el Peatonal Sarandí. Se
encuentra rodeada de edificios emblemáticos como el Cabildo, la iglesia Matriz
o el Club Uruguay. Además la feria de artesanía y antigüedades, los árboles y
la preciosa fuente que adorna el centro, son el complemento perfecto a los
principales monumentos.
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Cabildo.Plaza Constitución |
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Catedral Metropolitana.Plaza Constitución |
Como dato histórico importante decir que sería aquí donde se
juraría la primera Constitución de la República Oriental del Uruguay el 18 de
Julio de 1830.
Y mientras descansábamos unos minutos, sentados en un banco
a la sombra, seríamos sorprendidos por la orquesta municipal en la misma puerta
del Cabildo, con un agradable concierto donde tocarían un buen número de
sintonías de películas y canciones famosas.
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Orquesta Municipal en el Cabildo.Plaza Constitución |
Cuando terminaron entraríamos a relajarnos un rato con la
paz y el bonito interior de la Catedral, para a la salida y en tres cuadras más
llegar hasta otra interesante plaza llamada Zabala donde destaca por encima de
los demás edificios el palacio Taranco, cuyo arquitecto fue el mismo que
construiría el Arco del Triunfo en París o la Casa de Velázquez en Madrid.
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Catedral Metropolitana.Plaza Constitución |
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Plaza Zabala |
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Palacio Taranco |
En el centro se puede ver el monumento a Bruno Mauricio de
Zabala que nació en 1862 en Durango, señoría de Vizcaya, y que sería el
fundador de Montevideo.
Desde aquí decidiríamos perdernos sin rumbo fijo por las
calles aledañas para observar la arquitectura sorprendente y el estilo
neoclásico de muchos de los edificios cercanos, como era el caso del Banco
Inglés de Rio de Janeiro, el Banco de la República Oriental de Uruguay, el
edificio Scotiabank o el Banco Francés BBVA, entre otros muchos.
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Edificio Scotiabank |
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Banco Inglés de Río de Janeiro |
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Banco de la República Oriental de Uruguay |
Y ahora sí que un poco saturados y con algo de dolor de
cuello, tras admirar tantas fachadas a lo largo de toda la mañana, decidimos
cambiar de aires y dirigirnos por el Peatonal Pérez Castellano hasta el Mercado
del Puerto, un lugar al que hay que ir obligatoriamente cuando se visita
Montevideo.
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Mercado del Puerto |
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Mercado del Puerto |
Se creó hace más de un siglo como mercado de abastos y en él
hay una excelente oferta gastronómica, destacando como plato estrella la
parrillada de carne. Aunque también es cierto que es uno de los lugares más
caros para tomarla, al ser muy turístico. Nosotros en esta ocasión
prescindiríamos de ella y optaríamos, tras dar una vuelta por sus
instalaciones, por comenzar probando una bebida típica que aquí llaman el medio
y medio, es decir una mezcla de vino blanco seco y champán, que nos encantaría.
Con la alegría en el cuerpo y después de comprar unos recuerdos, pues hay
varias tiendas interesantes y con buenos precios para ello, decidiríamos comer
en Empanadas Carolina, donde hacen, sin dudarlo, las mejores empanadas, valga
la redundancia, de todo Uruguay y Argentina juntas. Su textura se deshacía en
la boca y las había de mil tipos diferentes, de carne, de pescado, de pollo,
etc. Son contundentes por lo que al final nos llenaríamos con 2 cada uno y la
bebida. (300 pesos).
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Mercado del Puerto |
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Empanadas Carolina.Mercado del Puerto |
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Empanadas Carolina.Mercado del Puerto |
Cuando volvimos a salir al exterior, ocurriría el milagro,
nuestros ojos podían ver por primera vez el cielo despejado en territorio
uruguayo. Sería un subidón, después de pasar los primeros días con los cielos
plomizos y grises. Así que no dudamos en perdernos por las calles de la ciudad
vieja y salir a la inmensa rambla por donde pasearíamos, algo más de una hora,
disfrutando de las vistas del río de la Plata.
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Ciudad Vieja |
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Río de la Plata desde la Rambla Sur |
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Río de la Plata desde la Rambla Sur |
Ayer se me quedaría la espina clavada de poder visitar el
Parlamento por dentro, por lo que como eran las 14.30 y la visita de la tarde
era a las 15.00, le propondría a Raúl, el tomar un taxi hasta allí e intentar
entrar, a lo que no puso objeción alguna. Así que eso haríamos.
Si alguien ha leído algún que otro diario mío, ya sabrá que
me encanta conocer los parlamentos de los países que visito, pues me parecen la
esencia del país y donde reside y empieza la soberanía del pueblo. Además casi
siempre se hacen con guía, lo que te permite conocer algo más sobre la historia
y la fundación del estado correspondiente.
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Palacio Legislativo |
En veinte minutos estábamos en la puerta y esta vez
tendríamos más suerte que ayer y sí lo conseguiríamos. Decir que la visita de
la mañana es a las 10.30. Los encargados de seguridad nos harían pasar por el
detector de metales y nos indicarían donde teníamos que dirigirnos para comprar
nuestra entrada (90 pesos cada una). Después esperaríamos en una sala hasta que
dieron las 15.00 en punto y llegó nuestra simpática guía que nos pediría que la
siguiésemos. Éramos doce personas, así que como se ve no hay demasiada gente
que se anime a realizarla.
A lo primero que asistiríamos sería al solemne cambio de guardia
que tiene lugar en el salón de los Pasos Perdidos. No duró más de diez minutos
por lo que fue una ceremonia interesante. Después la guía descubriría las telas
que cubrían unas vitrinas situadas en el centro del inmenso espacio para
mostrarnos los primeros ejemplares de la declaración de Independencia y de la
Constitución uruguaya, datados en 1825 el primero y en 1830 el segundo.
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Cambio de Guardia en el Palacio Legislativo |
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Salón de los Pasos Perdidos.Palacio Legislativo |
Por otro lado, el inmenso salón en el que nos encontrábamos,
sin duda, que se puede considerar como la más espectacular de todas las
estancias por las que pasamos, pues está decorada hasta el último rincón con
mármoles, granitos y basaltos.
Serían muchas anécdotas las que nos contaría nuestra guía,
con un excelente sentido del humor, pero sería la formación de Uruguay como
país y el tratado firmado entre Brasil, Argentina, Reino y unido y la propia
Uruguay, una de las historias que más interesantes nos resultó y que recomiendo
leer si alguna persona está interesada en la historia de este país.
También nos impactarían la biblioteca, la segunda más
importante del país y con más de 250000 volúmenes en sus estanterías y, como no
podía ser de otra manera, las cámaras de senadores y diputados, decoradas en
madera y con un importante trabajo artesanal en su realización.
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Cámara del Senado. Palacio Legislativo |
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Biblioteca.Palacio Legislativo |
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Cámara de Diputados.Palacio Legislativo |
Después de una hora de visita, cuando salimos al exterior el
día seguía siendo excelente, por lo que no dudamos en llevar a cabo el plan que
en principio habíamos descartado por el tiempo. Este no era otro que llegar
hasta uno de los mejores miradores para contemplar la ciudad de Montevideo: el
cerro fortaleza.
Tengo que reconocer que no había leído nada de esta zona,
salvo que estaba alejada y se recomendaba ir en taxi hasta ella, pero nada más.
Así que tras varios intentos conseguiríamos parar uno en frente del Palacio
Legislativo y le indicamos nuestro destino. Tendríamos suerte porque nos
tocaría un buen hombre de unos cincuenta y tantos años que nos contaría que
esta es justo una de las zonas más peligrosas de la capital y donde se producen
constantes robos a los turistas incautos y no precisamente de buenas maneras,
sino que en más de un caso con métodos que no son de lo más agradables.
Según íbamos ganando altura pudimos ver policías y militares
en alguna que otra esquina y como las viviendas que dejábamos a nuestras
espaldas se caracterizaban por tener una arquitectura pobre y característica de
los suburbios.
El caso es que no sé si el taxista exageró o no es para
tanto, pero le dijimos que no se fuera y que permaneciera con nosotros hasta
que decidiéramos volver.
Haciendo de centinela, en lo más alto está la fortaleza
blanca General Artigas, que siglos atrás sería construida por los españoles
para defenderse de los ataques ingleses y portugueses que constantemente
perturbaban la bahía. En su interior hay un museo al que no entraríamos, porque
preferiríamos disfrutar de las impresionantes vistas que se obtienen desde
aquí. A nuestros pies pudimos ver el puerto, la ciudad vieja, Punta Carretas,
la bahía. Vamos que la visión conjunta que se obtiene de todo ello te deja sin
palabras.
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Fortaleza del Cerro |
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Montevideo desde Fortaleza del Cerro |
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Montevideo desde Fortaleza del Cerro |
Tras unos veinte minutos allí, nuestro amigo taxista, nos
animaría a ir montándonos de nuevo en el vehículo, pues desde hacía un rato
había observado como un grupo de adolescentes llevaba varios minutos fijándose
en nuestros movimientos y dado que ni siquiera para los propios uruguayos esta
zona es segura, era mejor marcharse. Así que eso haríamos.
De vuelta al centro decidiríamos bajarnos en el parque Rodó,
al que llegaríamos a eso de las 18.00. Todo el trayecto en taxi y la espera,
con el taxímetro puesto, nos saldría por 830 pesos.
Este espacio verde es probablemente el más bonito de la
capital ya que cuenta con un precioso lago flanqueado por palmeras en el que
navegar con pequeñas barcas de pedales,
prados de un verde intenso donde tumbarse a descansar o a leer un buen
libro, un gran número de esculturas y fuentes en mucho de sus rincones, pequeño
canales atravesados por decorativos puentes y hasta un pequeño parque de
atracciones que hará las delicias de los más pequeños.
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Parque Rodó |
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Parque Rodó |
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Parque Rodó |
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Parque Rodó |
Como se ve la conexión con la naturaleza, en medio de la
ciudad, es total y permite desconectar totalmente del ajetreo que se da en
otras áreas de la capital. Si a todo ello le sumas la maravillosa puesta de sol
que desde aquí se obtiene, pues no se puede pedir más.
Nosotros decidiríamos contemplar esta última tanto desde
aquí, como desde la propia rambla, mientras dábamos el último paseo por la
misma, antes de que la noche se nos echara encima.
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Atardecer en la Rambla |
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Río de la Plata desde la Rambla al atardecer |
En la zona en la que nos encontrábamos no había ningún
problema de inseguridad, por lo que nos animamos a seguir paseando bajo el
manto de estrellas que teníamos como acompañantes y decidiríamos llegar
caminando hasta el hotel, al que llegaríamos casi a las 19.30.
Estos descansos de media tarde, la verdad, que nos estaban
sentando de maravilla, porque salíamos con ganas de pegarnos un buen homenaje
en la cena. Esta vez optaríamos por el restaurante “La Pasiva” en plena plaza
Fabini, donde pediríamos unos chivitos canadienses con unas cervezas. A decir
verdad, no fueron de los mejores que nos tomamos y nos parecieron algo escasos
en tamaño e ingredientes, por lo que no lo recomiendo. Pero no siempre se puede
acertar. (956 pesos).
Las últimas fuerzas de la jornada terminaban aquí, por
lo que no dudamos en irnos a dormir en cuanto pagamos la cuenta.
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