DIA 18. ARGENTINA. Lago Gutiérrez y Cerro Catedral

12 de Septiembre de 2016.

Se puede decir que en el inicio de la jornada de hoy sería cuando más de cerca sentí el intento de estafa y de tomadura de pelo de todo el viaje. Aunque en algún momento que otro tendría dudas acerca de si Luciana estuvo o no implicada en el asunto, al final quiero pensar que no fue así, porque eso me hubiera supuesto una gran decepción y me hubiera incluso hecho plantearme el seguir en el hostal, por lo que al final creo que los que, de verdad, trataron de engañarnos, tanto a ella como intermediaria como a mí como receptor final de los servicios, fueron los trabajadores de la agencia CAU CAU.

Todo empezaría con mi decisión de realizar hoy la excursión por el brazo Blest del lago Nahuel Huapi, una de las más bonitas y famosas de las que se pueden realizar en la zona y que necesariamente hay que hacerla con agencia, así que en cuanto aparecí en el comedor para tomar el desayuno le pregunté a Luciana que donde podía dirigirme para llevarla a cabo, porque esta vez no había hecho los deberes y estaba un poco perdido. Ella me pondría cara de circunstancia y me diría que estaba casi segura de que el embarque era relativamente temprano y que casi que me podía asegurar que por las horas que eran no iba a llegar, aun así haría una llamada a la susodicha agencia y tras explicarles, delante de mí, lo que quería hacer, al colgar me dijo extrañada que tenía que estar a las 10:30 en la puerta de la misma. – “Habrán cambiado los horarios” – dijo encogiéndose de hombros y dándome un justificante.

De camino a las oficinas de CAU CAU, en el centro de Bariloche, mira por donde qué pasaría al lado de un pequeña cabaña de madera que ponía información turística, sinceramente no sé si era tal o era otra agencia que trataba de atraer clientes de esa manera, pero el caso es que entré a preguntar por el tema en cuestión y allí me dirían que era imposible que hubiera una excursión para Puerto Blest a las horas que eran, así que me advirtieron de que tuviera cuidado y me asegurase exactamente hacia dónde íbamos a ir.

Cuando entré por la puerta de la agencia, me identifiqué y pregunté bastante serio que si el recorrido que íbamos a hacer era el que yo quería realizar, llegando como destino final a Puerto Alegre y Puerto Frías, a lo que me respondieron yéndose por las ramas que pasábamos muy cerca y que lo que se podía ver era muy parecido. Empezábamos a entendernos. Les pedí que me enseñaran en un mapa el trayecto exacto de navegación y aquí podría ver que lo que trataban de venderme era la excursión a Isla Victoria y a la península de Quetrihué, que ya había hecho ayer por mi cuenta. Acto seguido les preguntaría - ¿por qué habéis tratado de engañarme? A lo que, con miradas asesinas, dos de los que estaban allí presentes, me contestaron que ellos no estaban mintiendo a nadie y que, por favor, abandonara el local, lo que haría sin mediar ya palabra alguna, pues no quería más problemas.

Afortunadamente no había desembolsado ni un solo peso y no era demasiado tarde para poder cambiar los planes de un día por otro, así que volvería otra vez al hostal, le contaría a Luciana lo que había pasado, viéndola bastante apenada por lo sucedido y convenciéndome esto de que, aparentemente, ella no tenía nada que ver y prepararía los bártulos para hacer la excursión que, en principio, iba a realizar el viernes.

Por tanto, los planes definitivos para hoy pasaban por dirigirme primero a la zona del lago Gutiérrez, con varias rutas de senderismo para realizar por su entorno, para terminar la segunda parte de la jornada en el Cerro Catedral, uno de los de más renombre de todo este área y un gran centro de deportes invernales. Veríamos a ver si me daba tiempo a todo.

Para llegar al lago Gutiérrez tomaría el colectivo número 50 que se dirige hacia la Villa Los Coihues y te deja al lado de la orilla de la masa de agua. El trayecto cuesta 10,20 pesos y en esta ocasión no tendría que abonar a nadie el trayecto, ya que Luciana me había dejado su tarjeta SUBE y lo único que tenía que hacer era recargársela después por el importe que me hubiera gastado a lo largo del día. Si no se puede comprar en cualquier kiosco o tienda de Bariloche.

Lago Gutiérrez

Lago Gutiérrez

Lago Gutiérrez

Comenzaría paseando por la playa de arena que tenía delante de mí y en la que no había un alma, como de costumbre, para tras este paseo inicial, tomar un camino que discurría paralelo  al lago y por el que también podían transitar vehículos. A mi izquierda se iban sucediendo casas de campo y residencias de madera que a primera vista dejaban ver que pertenecían a familias pudientes. A mi derecha sólo había maleza y una fuerte pendiente que se perdía montaña arriba. Después de unos tres kilómetros llegaba hasta el enorme cartel que me indicaba que entraba en el Parque Nacional Nahuel Huapi y más exactamente en el área del Lago Gutiérrez, como ya sabía.

P.N.Nahuel Huapi.Área Lago Gutiérrez

Lago Gutiérrez

Poco después otro gran cartel me señalaba los senderos de trekking que podían realizarse en esta zona con la información correspondiente de cada uno de ellos. De las cuatro rutas existentes: Refugio Frey, Playa Muñoz, Mirador Lago Gutiérrez y Cascada de los Duendes, yo me decantaría por las dos últimas, pues eran las más cortas y las únicas que me podían permitir por tiempo realizarlas, y así ir por la tarde al cerro Catedral.

Señalización en el área del Lago Gutiérrez

Empezaría con la más exigente, la del mirador del lago Gutiérrez de sólo un kilómetro de duración pero 100 metros de desnivel, lo que supone afrontar una fuerte pendiente hasta conseguir llegar al punto desde el que se contempla el lago homónimo y los cerros circundantes. Las vistas son preciosas y es un mirador natural que invita a sentarte en cualquier roca y quedarte allí un buen rato admirando el paisaje que te rodea, incluyendo los famosos cerros Otto y Catedral.

Senda hacia el Mirador del Lago Gutiérrez

Mirador del Lago Gutiérrez

Mirador del Lago Gutiérrez

Después de pasar los primeros instantes en soledad y transcurridos veinte minutos, aparecerían una pareja con su perro y, poco después, una joven familia formada por cuatro personas, por lo que aprovecharía que la cima empezaba a poblarse, para volver por donde había venido y dirigirme a realizar la pequeña y sencilla ruta a la cascada de los Duendes, de sólo 400 metros y completamente llana, por lo que tras el descenso del mirador, no tardaría casi nada en llegar hasta ella. Allí podría ver dos pequeños saltos de agua enclavados en el espeso bosque andino patagónico y que a pesar de sus pequeñas dimensiones hay que reconocer que tienen su encanto.

Señalización hacia la Cascada de los Duendes

Cascada de los Duendes

Tengo que reconocer que me quedaría con muchas ganas de realizar la ruta hacia el refugio Frey, el cual se encuentra rodeado por las agujas del Cerro Catedral y la laguna Toncek, pero el hecho de que supusiera 800 metros de desnivel y casi diez horas de ida y vuelta, además de la peligrosidad de llegar hasta él en invierno, me harían desistir y volver otra vez a la senda vehicular por la que había llegado a esta zona.

Sobre las 14:00 estaba otra vez en la parada situada al lado de la villa Los Coihues en la que me había bajado por la mañana, donde esperaría unos quince minutos a que llegara el colectivo número 50. Nada más subir le preguntaría al conductor donde tenía que bajarme para poder llegar con éxito al cerro Catedral, por lo que pasado un rato, me indicaría un cruce perdido en la nada en el que una inmensa recta se dirigía hacia una mole de piedra situada al final de la misma, por lo que me aconsejaría que avanzara un poco hasta llegar un poco más adelante donde el arcén se ensanchaba y allí le hiciera una señal con la mano al colectivo que viera pasar. Efectivamente, no tardaría ni cinco minutos en pasar este, del cual no recuerdo el número, por lo que le haría varias señas y sin problema me recogió y continuó la ruta hasta la misma base del cerro Catedral. (10,20 pesos).

Carretera hacia Cerro Catedral

Esta se puede considerar una villa situada a 1030 metros de altitud, pues ofrece una amplia infraestructura de servicios con tiendas, restaurantes, guarderías, escuelas de esquí, alojamientos de todas las categorías y hasta un casino.

Centro de Servicios de la Base del Cerro Catedral

Tampoco es extraño que sea el centro invernal más importante y moderno de América del Sur pues posee infinidad de pistas de esquí y hasta cuarenta medios de elevación disponibles para esquiadores de todos los niveles y turistas. Aquí se celebran los principales campeonatos nacionales e internacionales de esquí y snowboard y se ofrecen todo tipo de actividades relacionadas con la nieve como caminatas con raquetas, trineos y motos.

Mi única pretensión aquí era subir hasta lo más alto del cerro y poder contemplar las vistas que desde él se obtienen de todo el entorno, por lo que me dirigí a una de las boleterías para preguntar qué opciones tenía para conseguir lo que quería. No dudaron en aconsejarme que tomara el teleférico que me llevaría hasta más de la mitad de la altitud de la montaña y después cambiarlo por los telesillas que te dejan casi en la cumbre de la misma. Para bajar podría optar por el mismo método o hacerlo de forma directa con telesilla. Así que la cosa pintaba bastante bien y no dudé en comprar el billete de ida y vuelta que me supuso 355 pesos. Claro está que esto merece la pena siempre que tengas opciones de tener cierta visibilidad, pues si hay nubes bajas es perder el tiempo y el dinero.

Teleférico del Cerro Catedral

La verdad que la experiencia me encantaría, especialmente el telesilla, pues nunca he sido aficionado al esquí y no había tenido oportunidad de montar en uno. La sensación de ir con los pies colgando a tantos metros del suelo y el paisaje nevado de la montaña en cualquier dirección viendo como los esquiadores se van deslizando por sus pistas a una velocidad de vértigo es impresionante, por lo que aconsejo la experiencia a cualquiera aunque nunca se haya puesto un esquí, como es mi caso.

Cerro Catedral

Cerro Catedral

Cerro Catedral

Cerro Catedral

Cuando llegué a lo más alto eran las 15:00, por lo que todavía tenía dos horas para disfrutar de todo lo que me rodeaba, pues hasta las 17:00 no salía el último turno de bajada.

No hacía demasiado frío, gracias a que el viento soplaba muy débil, por lo que tras apearme del telesilla con la ayuda de los operarios, me encaminé, por la superficie nevada, con cuidado de no resbalar y de que nadie me llevara por delante, hacia la zona desde donde se podía ver el lago Nahuel Huapi y los Andes. Las nubes corrían ligeras por el ancho cielo, iban y venían, escondiendo y volviendo a descubrir el horizonte, pero no fueron impedimento para permitirme apreciar alguna que otra perspectiva del paisaje que tenía bajo mis pies, aunque fuera por sectores.

Cordillera de los Andes desde Cerro Catedral

Lago Nahuel Huapi desde Cerro Catedral

Cordillera de los Andes desde Cerro Catedral

Lago Nahuel Huapi desde Cerro Catedral

Otra imagen emotiva sería el ver la bandera argentina ondeando en lo alto de unos peñascos, orgullosa de recordar a todos aquellos que llegábamos hasta aquí, que estas maravillas de la naturaleza se encuentran dentro de este hermoso y fascinante país.

Cerro Catedral

Cerro Catedral

Sería aquí donde dejaría pasar el tiempo que me quedaba antes de tener que volver hasta el telesilla, siendo sorprendido, en tan sólo unos minutos, por un inesperado cambio de las condiciones meteorológicas que supondría el sentir sobre mí la caída de algunos copos de nieve, pero nada del otro mundo.

Lago Nahuel Huapi desde Cerro Catedral

¿Había alguna manera mejor que despedirme de la cima del cerro Catedral? Sin duda que es complicado encontrarla, así que me encaminaría hacia el telesilla y esperaría como un cuarto de hora de fila, junto con decenas de esquiadores, antes de emprender la bajada con otros cinco acompañantes en el mismo banco.

Las nuevas panorámicas que pude obtener en el descenso también serían impactantes, por lo que no podía sentirme más feliz de estar viviendo estas experiencias y de cómo me estaba recibiendo mi querida Patagonia.

Arco Iris en el Cerro Catedral

Vistas en el Descenso del Cerro Catedral

Para volver tomaría el bus directo a Bariloche, al que me tocaría esperar como unos veinte minutos. Afortunadamente estaba de los primeros de la fila y podría sentarme, porque si me hubiera tocado de pie creo que hubiera acabado completamente aplastado contra una ventana de la gente que íbamos allí dentro. (17 pesos).

A la ciudad llegaría a eso de las 19:00 de la tarde, la hora perfecta para dirigirme a recoger el coche de alquiler que había contratado con www.rentalcars.com . La empresa que me habían asignado era una llamada Cactus situada en la calle Elfein, 59, en pleno centro de Bariloche y el coche que había reservado era un Chevrolet Corsa Classic. El alquiler por cuatro días con cobertura total incluida y kilometraje ilimitado me supondría 250 euros. Si hubiese elegido la parcial me hubiera ahorrado 50 euros, pero, como siempre, prefería ir tranquilo y sin preocupaciones. Decir también que en estas fechas y mirando en otras cuatro empresas de alquiler de vehículos no encontré nada más barato.

Ya motorizado, empezaba la comodidad más absoluta, así que me dirigí con este al hostal, donde descansaría hasta las 20:30, hora en la que volvería a salir a la calle para ir a cenar. En esta ocasión elegiría El Boliche de Alberto, un restaurante con el mismo nombre que el de ayer, pero especializado en carnes y parrilladas, que estaba muy cerca del que servía pasta. Me pediría un buen lomo alto con puré de patatas y coca cola. Y aunque es caro, me costaría 400 pesos, es verdad que lo disfrutaría muchísimo porque la calidad era excelente y la cantidad generosa. Además el servicio fue muy educado y agradable. Creo poder afirmar que sería de los mejores que probaría en el viaje junto con el del primer día en Punta del Este.

Restaurante El Boliche de Alberto

Cenando Lomo Alto en El Boliche de Alberto

Ahora sí, que llegaba el momento de la retirada, yéndome a dormir con gran satisfacción y relamiéndome todavía de la cena que me había metido entre pecho y espalda.