DIA 19. ARGENTINA. Circuito Chico

13 de Septiembre de 2016.

No hace mucho leía un reportaje en el que las vistas desde Cerro Campanario y las que se obtienen desde otros miradores cercanos en el llamado Circuito Chico, estaban consideradas como unas de las más bellas del mundo. No me supuso una sorpresa ya que, en no pocas ocasiones, me había encontrado con fantásticas fotografías que me habían hecho investigar sobre cual era ese increíble lugar del mundo, con un marco natural difícilmente superable y sólo igualado por los paisajes de las rocosas canadienses o los parque nacionales americanos, que había tenido la suerte de conocer años atrás.

Ante un destino tan especial, estaba claro que hoy para mí era un día clave en el viaje, una jornada que esperaba con muchísimas ganas y gran ilusión y, sin duda, que el tiempo iba a ser un factor determinante para que mi paso por esta zona de la Patagonia y casi que el viaje en su conjunto pudiera recordarlos como algo inolvidable o, por el contrario, me dejase un cierto sabor amargo.

La verdad que había arriesgado demasiado, me la había jugado a cara o cruz, pues sólo tenía hoy para realizar el mencionado Circuito Chico, pues las jornadas siguientes las había reservado para otros destinos, durmiendo además una de ellas en un hotel que no estaba precisamente cerca de Bariloche. Así que la suerte estaba echada.

Cuando salí a desayunar, con los dedos cruzados y apretando los dientes, me dirigí a los amplios ventanales del comedor desde donde se podía ver el lago Nahuel Huapi y, ante mí pude contemplar un cielo radiante y despejado que mostraba con orgullo sus diferentes tonalidades azules.  La suerte, esta vez, había estado de mi lado, por lo que la felicidad fue inmensa. Hay que reconocer que el tiempo de la Patagonia norte estaba siendo muy generoso conmigo, mejorando cada día y compensándome el que había tenido en otros lugares del viaje.

Lago Nahuel Huapi

Esta excursión es uno de los principales reclamos de las empresas turísticas de la zona y casi que podría afirmar que la ofertan todas las agencias turísticas de Bariloche, incluso hay un autobús que recorre la ruta y tiene parada en muchos de los puntos de interés, pero también es cierto que el precio de los operadores es caro para lo que ofrecen y tomar el autobús supone perder mucho tiempo en la espera para ir de un lugar a otro. Además, lo que es más importante, en ambos casos no se accede a lugares muy interesantes y menos conocidos y, seguramente, igual de bonitos o más que los más famosos.

Es por todo ello que cuando hice la reserva del coche tendría en cuenta todo lo mencionado en el párrafo anterior  e incluiría un día más en el alquiler del mismo, de esta manera la ruta la podría hacer a mi aire, parándome las veces y el tiempo que me apeteciera en los miradores y realizando alguna que otra ruta de senderismo que te brinda toda esta área.

El Circuito Chico se inicia en el kilómetro uno de la Avenida Bustillo, en frente del museo del chocolate. Esta amplia avenida es una de las más importantes de San Carlos de Bariloche y recorre la margen sur del lago Nahuel Huapi. Está repleta de pequeños embarcaderos y zonas de recreo donde, sobre todo en verano, la gente practica deporte y se reúne con la familia y amigos. También cuenta con pequeñas playas como Melipal, Bonita, Bahía Serena, en las que empezaría realizando las primeras paradas con la intención de disfrutar de las vistas, a ras del agua, de las montañas nevadas de la cordillera de los Andes. También se me ocurriría meter la mano en las frías aguas, lo que me permitió comprobar sus bajas temperaturas, quedándoseme como si fuera un cubito de hielo.

Lago Nahuel Huapi desde Costanera de Bariloche

Lago Nahuel Huapi desde Costanera de Bariloche

Nuevos miradores se irían abriendo a mi paso, en los que no pude evitar parar una y otra vez, hasta que sin casi darme cuenta llegaría hasta el kilómetro 17,5 en el que venía señalizado el desvío al telesilla de cerro Campanario. Me sorprendió el poco espacio habilitado para poder dejar el coche, pero al ser las fechas que eran y temprano, no tuve problemas en estacionar.

Base del Cerro Campanario

Luego sólo tuve que andar unos pasos para llegar a las taquillas donde poder sacar la entrada de ida y vuelta en el telesilla (180 pesos) y me dispuse a disfrutar.

Después de la experiencia de cerro Catedral, ya era todo un experto en situarme para que la silla metálica me recogiese y me llevara a las alturas. Ya era la tercera vez que montaba y tengo que reconocer que me hacía la misma ilusión que la primera, pues es una gozada el ir al aire libre con el vacio bajo tus pies.

Ascenso en Aerosilla a Cerro Campanario

Tras unos diez minutos me apeaba en la estación superior y en unos pasos llegaba hasta el soberbio mirador construido en este entorno privilegiado. Bajo mis pies pude admirar la inmensidad del lago Nahuel Huapi, la península San Pedro, los lagos Moreno Este y Oeste, un sinfín de cerros nevados en la lejanía y bosques exuberantes que guardan una flora y fauna autóctonas.

Parque Nacional  Nahuel Huapi desde Cerro Campanario

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Cerro Campanario

El paisaje era de una grandeza imponente, de una belleza sobrecogedora, las blancas montañas de los Andes se mostraban sin pudor, los tonos azules del cielo y del agua se fundían en uno sólo o se combinaban a la perfección creando una postal que parecía de cuento, la grandeza de los bosques hacía de complemento perfecto al resto de elementos naturales, creando una imagen idílica que ni el pintor más detallista hubiera acertado a pintar en un cuadro.

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Cerro Campanario

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Cerro Campanario

Pocos paisajes en este mundo me han parecido tan bellos y me han transmitido tanto, pudiendo tan sólo compararlo con Yellowstone o las Rocosas canadienses.

Mientras estaba allí disfrutando de esta maravilla, no podría evitar preguntarme por qué ante unas vistas semejantes, mucha gente que llegaba no era capaz de permanecer allí más de cinco minutos, como era posible que apenas se fijaran ante lo que tenían delante suyo y se volvieran por donde habían venido sin más. Me cuesta comprender estas reacciones aunque es probable que muchos se sorprendieran del tiempo que yo pasaría allí sin apartar la mirada del escenario natural. Está claro que cada uno siente y vive los viajes de una manera, sin que ninguna sea mejor que otra.

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Cerro Campanario

Aunque no me hubiera movido de allí en toda la mañana, después de algo más de una hora por la cima, acercándome hasta el sector trasero que también cuenta con otro interesante mirador y entrando a la famosa confitería, aunque no tomaría nada, me despediría de este sitio increíble y volvería a tomar el telesilla.

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Cerro Campanario

Descenso en Aerosilla de Cerro Campanario

Mi siguiente parada sería en Puerto Pañuelo, en el kilómetro 24 de la ruta y famoso, sobre todo, porque desde él parten las excursiones lacustres más conocidas al bosque de Arrayanes y Puerto Blest, pero hay que decir que también cuenta con unas vistas muy bonitas del entorno que lo rodea. Para apreciarlo mejor basta con tomar una pequeña senda que rodea el edificio en el que se encuentran las puertas de embarque y las oficinas de Parques Nacionales.

Lago Nahuel Huapi desde Puerto Pañuelo

Lago Nahuel Huapi desde Puerto Pañuelo

Justo en la parte trasera del mismo es desde donde, para mi gusto, está la mejor perspectiva de esta zona, pues todo es naturaleza sin que ningún elemento arquitectónico se interponga ante la misma.

Lago Nahuel Huapi desde Puerto Pañuelo

Lago Nahuel Huapi desde Puerto Pañuelo

Ya que estaba por aquí, aprovecharía para informarme acerca de cómo poder realizar la excursión a Puerto Blest y Puerto Frías por mi cuenta. Pero mi gozo en un pozo, pues por más que pregunté a unos y otros, todos me decían lo mismo: la única manera de realizarla era con la empresa Turisur. Esto significa que el pastel lo tienen repartido entre ellos y CAU CAU, dependiendo de donde quieras ir y fuera de ellos no hay más opciones.

Así que no me quedaría otra que sacar la cartera y disponerme a soltar una morterada de dinero porque, efectivamente, ya que estaba allí, sacaría los billetes para el viernes y así ya me quedaba tranquilo. La clásica excursión para navegar por el brazo Blest hasta Puerto Blest y la cascada de los cántaros supone ya 780 pesos, más otros 300 pesos por que te lleven hasta Puerto Frías. A esto hay que sumarle las tasas de embarque y la de Parques nacionales que ascienden entre las dos a 165 pesos. Si se hace la suma se verá que todo supone 1245 pesos, es decir unos 75 euros, sin que la comida esté incluida, pues esta la tienes que traer tú o comprarte algo en el barco o en Puerto Blest.

Después de esos pequeños trámites, seguiría dejando el coche en el parking de Puerto Pañuelo, cruzaría la carretera y me encaminaría al mítico hotel Llao Llao, un lugar emblemático, estratégicamente situado y que brinda otra de las mejores vistas del entorno de Bariloche. Tras pasar la garita de seguridad tomaría algunas fotos de los exteriores, construidos en piedra y madera, y entraría a su hall principal, para después volver a por el coche y ya con él dirigirme hacia la ermita de San Eduardo, la cual sería creada en 1938 y se encuentra decorada con detalles neogóticos típicos de la arquitectura europea, aunque lo mejor, son las vistas que desde aquí se obtienen de cerro López, Puerto Pañuelo y el hotel Llao Llao.

Hotel Llao Llao desde Puerto Pañuelo


Hotel Llao Llao

Capilla San Eduardo

Cerro López y Hotel Llao Llao desde Capilla San Eduardo

De nuevo motorizado, sólo tendría que recorrer unos pocos kilómetros más para adentrarme en el Parque Municipal Llao Llao, la zona más alejada del circuito chico y que se caracteriza por la gran cantidad de rutas de senderismo que puedes hacer en él y por la existencia de lugares también muy hermosos y donde no llegan ya las agencias de turismo.

Comenzaría aparcando en el parking que se encuentra pegado a una caseta de madera donde te facilitan información de la zona y te dan un mapa detallado con las rutas que puedes realizar por aquí. Todas son más bastante sencillas, no implican ningún riesgo, están bien señalizadas y la más larga no supone más de tres horas.

El primer paseo que afrontaría sería el sendero Arrayanes, de no más de 400 metros y en el que se puede admirar esta especie de árbol, única en el mundo. Puede ser una buena opción en el caso de que no dé tiempo a ir al Parque Nacional situado en Villa La Angostura, aunque está claro que los ejemplares aquí situados son muchísimos menos y más pequeños. Pensaba que ya no volvería a verlos y dado que se me presentó la oportunidad, no quise desaprovecharla para volver a admirarlos.

Bosque de Arrayanes.Parque Municipal Llao Llao

Acabada la anterior, era  el momento de hacer algo un poco más exigente, pero tampoco exagerado, sino que implicaba sudar la camiseta como consecuencia de subir al cerro Llao Llao. Para ello sólo hay que continuar unos 300 metros por la carretera y en nada se ve el cartel en el que viene indicado el camino hacia el mismo y también hacia Villa Tacul. La distancia hacia ambos lugares es de unos tres kilómetros, pero después de una parte de camino en común, se llega a una bifurcación, donde si se sigue recto se accede a Villa Tacul y se toma la senda ascendente a la izquierda se consigue llegar hasta la cima del cerro.

Sendero Cerro Llao Llao

Yo optaría, en primer lugar, por esta última. Está claro que cuando se habla de cerros o montañas eso implica tomar caminos que van cuesta arriba y en este caso suponía uno de 800 metros finales acumulados en 100 metros de desnivel.

El sacrificio merecería la pena pues, en la parte final del recorrido, te vas encontrando varios miradores naturales que te brindan unas perspectivas únicas del lago Nahuel Huapi y su entorno, con la diferencia con respecto a otros puntos de observación, con que apenas hay gente que frecuenta esta ruta por lo que puedes gozar de un silencio y tranquilidad privilegiados.

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Cerro Llao Llao

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Cerro Llao Llao

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Cerro Llao Llao

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Cerro Llao Llao

Tras permanecer por aquellos lares un buen rato, aprovechando para hidratarme y comer algo, desharía mis pasos y volvería a la bifurcación que comentaba  anteriormente, para desde ella seguir recto hacia Villa Tacul y su famosa playa. La primera son apenas dos o tres cabañas de madera y piedra, mientras que la segunda es un lugar tranquilo donde, sobre todo en verano, se desplaza gente de la zona a pasar un tranquilo día de relax.

Villa Tacul

Playa Villa Tacul

Por cierto que además de caminando, también se puede llegar hasta aquí en vehículo, a través de un camino de tierra que sale desde la carretera a la derecha, unos kilómetros más delante de donde empieza el sendero para hacer la ruta senderista.

Estaba cansado, por lo que aprovecharía para tirarme un rato a descansar sobre las pequeñas rocas de la orilla y tomar un poco el sol, lo que me haría recordar un momento similar en el lago Villarrica en Chile hacía dos años.

Ya repuesto y con las fuerzas recuperadas, desharía los algo más de tres kilómetros que me separaban del coche y continuaría el recorrido por el circuito Chico hasta una nueva zona de estacionamiento, desde donde se podían realizar otros dos pequeños paseos, situados en sentidos opuestos, por lo que decidiría empezar por el que te permite acceder hasta el lago Escondido a tan sólo 400 metros de distancia. Un pequeño muelle de madera, rodeado de juncos, me  permitió situarme sobre el mismo y descansar, disfrutando de las vistas del cerro Millaqueo y de las tranquilas y limpias aguas azules de este agradable rincón.

Lago Escondido. Parque Municipal Llao Llao

Lago Escondido. Parque Municipal Llao Llao

La otra ruta existente me llevaría, por un bonito bosque de coihues y tras 500 metros, hasta un puente romano, aunque con la peculiaridad de que se realizaría en 1937 en honor a Exequiel Bustillo el director de Parque Nacionales en aquellos años y estando inspirado claramente en estas construcciones del siglo II después de Cristo.

Puente Romano

Sería en este tranquilo y silencioso camino, donde empezaría a escuchar un repetitivo sonido parecido al mismo que se hace al clavar un cuadro en una pared. No tardaría mucho en darme cuenta de que se trataba de pájaros carpinteros que golpeaban sin parar el tronco de un árbol. Primero podría ver a dos algo alejados, pero más tarde me encontraría a otra pareja, muy muy cerca del sendero por el que transitaba a los que podría incluso fotografiar. Eran enormes, de color negro y una pequeña franja blanca en su plumaje y su cabeza completamente roja. Sería una suerte poder verlos en acción a tan poca distancia, pues parece que es bastante complicado que se muestren con esa naturalidad ante los humanos.

Pájaros Carpinteros en el Sendero del Puente Romano

Pájaro Carpintero en el Sendero del Puente Romano

Feliz por esta nueva experiencia, volvería hasta el coche y me dirigiría hasta la cercana playa de los Troncos, donde daría un paseo por ella, mientras observaba como flotaban en la superficie de este sector del lago Nahuel Huapi, los trozos de madera que dan nombre al lugar.

Bahía de los Troncos

Un poco más adelante, dos miradores naturales me permitirían ver el Cerro Capilla y la bahía López en su totalidad, bajando poco después hasta la playa de esta última en la que decidiría relajarme unos minutos con un refresco que compraría en el hotel situado en las cercanías.

Cerro Capilla y Bahía López

Ojo con los responsables de este hotel porque además de ser rarísimos, tratan de sacarte los ojos si tienen oportunidad. Por sentarme en el salón a tomar algo pretendían cobrarme 100 pesos, por lo que evidentemente me negué y salí de allí pitando porque tenían pinta de auténticos locos. Por el refresco me cobrarían 30 pesos.

Las últimas y soberbias vistas que obtendría en el Circuito Chico llegarían desde el llamado Punto Panorámico, un balcón natural con vista hacia los lagos Moreno y Nahuel Huapi, siendo otro de los paisajes más impresionantes de la zona. Aquí hay una cafetería para poder tomar algo, pero prescindiría de ello, porque el día empezaba a caer y todavía me quedaba un último sitio por visitar.

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Punto Panorámico

Parque Nacional Nahuel Huapi desde Punto Panorámico

Mientras la tarde languidecía, yo llegaba hasta Colonia Suiza, el lugar donde se asentaron, a finales del siglo XIX, los primeros colonos procedentes de ese país. Los comienzos no serían nada fáciles, pero poco a poco fueron superando las adversidades iniciales y pronto llegarían nuevas familias para formar parte de la comunidad. A partir de la construcción de un aserradero, la zona se industrializaría permitiendo así el impulso económico de esta área y la creación de las pintorescas casas que hoy se pueden ver por aquí. Luego llegarían la escuela, la capilla y hasta un hotel. Está considerado Poblado histórico y la verdad que no es para menos, porque tiene mucho encanto y es de lo más peculiar.

Colonia Suiza

Colonia Suiza

Colonia Suiza

Colonia Suiza

El único pero, es la gran cantidad de perros vagabundos que hay por la zona y que en algún momento te hacen sentir incómodo porque no paran de seguirte, pero no todo puede ser perfecto.

Colonia Suiza

Colonia Suiza

Colonia Suiza

Saldría ya de noche de allí, llegando a Bariloche casi a las 20:00, una buena hora para ir a cenar. En esta ocasión elegiría una pizzería –hamburguesería, cuyo nombre se me olvidó apuntar. Me pediría una pizza doble con dos sabores que estaba de muerte acompañada con una cerveza patagónica. (300 pesos).

Después de un día como el de hoy, no podía pedirle nada más al viaje y si se hubiera acabado aquí me hubiera dado por más que satisfecho pero, lo mejor de todo, es que todavía me quedaban por delante otros tres días que me iban a deparar nuevos e increíbles lugares en la ruta que iba a realizar.

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