30 de Abril de 2014.
Habían sido 36 los años que había tardado en poner pie en territorio
suizo e ironías de la vida, en menos de uno, me iba a plantar dos veces en el
mismo. La primera el pasado año en el mes de Julio (si alguien está interesado
puede echar un vistazo al diario) y este puente de Mayo iba a ser la segunda.
La culpa de todo ello la tiene, principalmente el vuelo económico de Easyjet
que me había costado 78 euros, ida y vuelta, ya que el resto de opciones que
contemplaba superaban los 100 y después de Baviera se me disparaba el
presupuesto. Así que no me importo en absoluto, pues siempre es un placer
volver al país helvético y más después de la agradable experiencia vivida el
año pasado entre los Alpes de la Suiza central y algunas de sus ciudades más
destacadas.
Planos e Información Turística de la Ruta |
En esta ocasión me centraría en la que llaman Riviera Suiza
y una de las zonas vacacionales de más renombre de la Europa central desde el
S.XVIII. Esta zona del lago Leman sería la elegida para pasar las vacaciones
por personajes de renombre como Rousseau, Lord Byron, Dickens, etc. Así que
como se puede comprobar fue y sigue siendo un lugar con mucho glamour, el cual,
en mi caso, iba a dejar guardado en un baúl e iba a volver a pasar, después de
Baviera, del vehículo privado al transporte público y de las acogedoras
habitaciones individuales de hoteles y casas rurales a las compartidas de
Albergues. Hay que saber adaptarse a todo y Suiza es lo que tiene, que sin
ningún tipo de ofertón especial o sin una cuenta con muchos ceros, si la
quieres conocer es necesario algún que otro sacrificio.
El vuelo despegaría con veinte minutos de retraso, es decir,
a las 21.00, lo cual aunque no es mucho, ya me hizo ponerme algo nervioso, dado
que necesitaba llegar al tren de las 23.15 que partía hacia la localidad de
Vevey y esto hacía que se me empezara a complicar la situación.
Afortunadamente el avión aterrizaba a las 22.30 en punto y
tan sólo necesité media hora para desembarcar, salir fuera de la terminal,
comprar el billete para el tren y llegar hasta el andén correspondiente. Todo
está perfectamente indicado, por lo que en el caso del tren sólo tienes que ir
siguiendo el correspondiente símbolo y te dejará en la misma estación.
Los billetes se sacan en máquinas habilitadas para ello que
están en inglés, francés y alemán y tienes de dos tipos: para pagar en efectivo
y con tarjeta. No obstante, se encuentran pegadas las unas a las otras. En
ellas seleccionas el destino correspondiente, pagas y ya tienes tú billete. La
experiencia es un grado y esta vez no tuve que pedir ayuda como la primera vez
en Basilea. El coste del billete hasta Vevey, que era donde dormía esta primera
noche fue de 31 francos.
Por tanto a las 23.00 estaba ya dentro del tren y sentado en
mi asiento esperando que este saliera a las 23.15. Todos los trenes paran en la
estación central de Ginebra ( Gare de Genéve-Cornavin), por lo que para los
interesados que vayan hasta esta ciudad, pueden tomar cualquiera hacia
cualquier destino. Algunos de estos son Basilea, Zúrich, Lucerna, Berna, etc.
Así que, como se ve, esta puede ser una buena opción para desde Ginebra ir a
cualquiera de estas ciudades.
En la estación central estuvimos parados como diez minutos,
pera ya en el resto sólo lo necesario para que subieran y bajaran los
pasajeros. Tras hora y cuarto llegaría a Vevey a las 00.30, donde me encaminé,
por sus calles desiertas, hacia el que iba a ser mi primer alojamiento. Fue un
pequeño paseo de diez minutos, como mucho. Este se llamaba Vevey Hotel &
Guesthouse y está en el corazón de esta localidad, en la Grande Place. La noche
me saldría por 35 francos con sábanas, toalla y casillero incluidos.
Afortunadamente y una vez más tendría suerte ya que esa
misma tarde llamaría desde Madrid al alojamiento para comunicarles cual sería,
aproximadamente, mi hora de llegada, pues la recepción cerraba a las 20.00.
Digo que fui afortunado porque la chica que me atendió hablaba español, por lo
que me dio las instrucciones a seguir para poder entrar al edificio y llegar
hasta mi habitación. Si no lo hubiera hablado, la cosa se me hubiera complicado
bastante, pero una vez más saldría ileso.
Tras meter un código que me permitió entrar en el edificio,
encontraría una carta a mi nombre con el número de habitación y de cama que me
correspondía, por lo que sólo tuve que dirigirme a esta y dejarme caer en el
pequeño colchón que quedaba libre y disponerme a descansar de la misma manera
que ya debían llevar haciéndolo, desde hacía un buen rato, los siete compañeros
de cuarto con los que me tocaba compartirlo.
A TENER EN CUENTA:
- Si te diriges al centro de Ginebra puedes tomar cualquier tren que salga desde el aeropuerto. Todos hacen parada en la Estación central de esta ciudad.
- Si vas a llegar más tarde de las 23.00 al aeropuerto y tú intención es tomar un tren para ir a otro lugar, conviene informarse muy bien de los horarios de los últimos trenes.
No hay comentarios :
Publicar un comentario