AMSTERDAM - DIA 02. Paseos al filo del agua

30 de Octubre de 2010.


Amsterdam nació, como Venecia, en un entramado de islas y canales. Estos tienen aquí, sin embargo, un trazado mucho más ordenado y nada caótico. Más de 400 puentes salvan esta anomalía urbana, no tardando mucho tiempo en empezar a atravesar varios de ellos, pudiendo contemplar desde los mismos tres de los canales más importantes: Prinsengracht o canal del Príncipe, Keizersgracht o canal del emperador y Herengracht o canal de los caballeros. Su diseño se proyectó rodeando el centro histórico en forma de media luna y de manera paralela. Así, el trazado de los canales seguía el curso del sol, de forma que cada casa recibía luz en algún momento del día. Por cierto que este mismo año serían declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. También es importante tener cuidado con la pronunciación, especialmente si te pones a hacer el tonto mientras estás comiendo algo y tratando de mencionarlos a la vez, pues tienes muchas posibilidades de atragantarte, como casi me sucedería a mí.

Keizersgracht o Canal del Emperador

Herengracht o Canal de los Caballeros

Dejando bromas aparte, según vas caminando, también llaman mucho la atención el patrimonio arquitectónico de la zona y es que está plagado de edificios antiguos y bellas mansiones que serían mandados construir por banqueros, abogados, médicos o armadores de la época.

De repente, aparecería ante nosotros la imponente Munttoren o torre de la Moneda, situada en la plaza Muntplein. Fue parte de la antigua muralla que rodeaba la ciudad, siendo una de sus entradas y cuando Amsterdam recibió el privilegio de acuñar moneda se realizó en el interior de esta.

Munttoren o Torre de la Menta

Pocos minutos después estaríamos rodeados de lirios, rosas, girasoles dorados y filas enteras  de tulipanes. Nos encontrábamos en el mercado de las flores o Bloemenmarkt, un espectáculo multicolor, cuyos puestos aún son flotantes y están permanentemente anclados junto al canal Singel, por el que continuaríamos nuestro camino. Este curso de agua natural constituía la defensa  occidental de la ciudad en el siglo XV y sería reacondicionado un siglo después para acoger las instalaciones del floreciente comercio marítimo: muelles, almacenes. Los comerciantes ricos construyeron sus casas a lo largo del canal, pudiéndose comprobar cómo las casas situadas en la orilla exterior del Singel son más anchas y más modernas que sus compañeras de enfrente. Esto se debe a que el siglo XIX, los pocos cobertizos que sobrevivieron al declive de la marina mercante fueron transformados en viviendas. Así pues, ante nosotros estaban desfilando cuatro siglos de arquitectura, no está mal.

Bloemenmarkt o Mercado de las Flores

Bloemenmarkt o Mercado de las Flores

Canal Singel

Nuestra siguiente parada sería para conocer el Begijnhof, algo así como un asilo destinado a mujeres católicas, las cuales se constituían en este tipo de comunidades independientes, dedicadas a la oración y a la prestación de servicios sociales mediante los cuales se autogestionaban, como el cuidado de enfermos y personas desamparadas, la creación de escuelas y hospitales para pobres, etc. No pertenecían a orden religiosa alguna y podían abandonar en cualquier momento la comunidad para casarse.

Begijnhof o El Noviciado

Begijnhof o El Noviciado

La tranquilidad que se respira en este recinto vecinal, ajeno al paso del tiempo, es de lo más destacable y su agradable quietud hace que no te apetezca tener que abandonar el lugar. Por cierto que es uno de los tres beguinatos que se conservan en los Países Bajos y uno de los patios interiores más antiguos de la ciudad.

Dada la cercanía no perderíamos la oportunidad de pasarnos por la plaza Spui, pues en ella queríamos fotografiarnos con la simpática escultura Het Lieverdje, imagen del joven  inconformista partidario de la desobediencia social. Popularmente se la conoce como “El pequeño golfillo”.

Debíamos continuar nuestro camino y lo haríamos recorriendo la llamada Rokin, una de las principales arterias de la ciudad, llena de oficinas y comercios, por la que antiguamente se deslizaba el Amstel. En este punto entramos en lo que era la ciudad vieja, de la que no queda rastro arquitectónico alguno.

Calle Rokin

Pronto llegaríamos a la plaza Dam, la principal de Ámsterdam, el centro de este universo acuático - terrestre y la más conocida de los Países Bajos. Esta presidida por el Palacio Real y la Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva). En el centro de la explanada se puede observar el National Monument, una blanca y fea columna fálica, la cual es un homenaje a las víctimas civiles caídas en la II Guerra Mundial. Con respecto al Palacio Real comentar que fue comprado por el Estado en 1930, convirtiéndose entonces en residencia real. La reina Beatriz no venía casi nunca aquí, y su hijo, una vez celebradas las ceremonias de investidura, no parece que vaya a frecuentarlo tampoco. Respecto a la Iglesia Nueva hacer referencia a que en ella han sido coronados los reyes del país y que ha perdido todas sus funciones religiosas.

Plaza Dam

Plaza Dam

Nieuwe Kerk o Iglesia Nueva

Detrás del Palacio Real se puede pasear por la Magna Plaza, donde se halla la antigua oficina central de correos, hoy convertida en un gran centro comercial. Es obra de un arquitecto católico, quien no pudo evitar diseñar torres y trabajar los detalles exactamente igual como lo hacía en las iglesias.

Antigua Oficina Central de Correos. Magna Plaza

No hay que olvidar que estábamos en Halloween y ello suponía que toda esta céntrica zona estaba tomada por una pequeña feria llena de puestecillos y atracciones, lo que impedía ver en su máximo esplendor y con una buena perspectiva el inmenso cuadrilátero.

Es cierto que estuvimos tentados en pagar las entradas del Palacio Real y de la Iglesia Nueva, pero por una vez lo pensamos mejor y decidiríamos hacer algo diferente. Es por ello que a las once de la mañana estaríamos como clavos debajo del obelisco blanco, esperando para comenzar una visita guiada por la ciudad de lo más original. Y es que un amigo, que había estado hace poco por aquí, me había comentado que era de lo más entretenida y didáctica, así que decidiríamos hacerle caso. Pronto llegarían unos chicos que nos distribuirían en diferentes grupos según el idioma que hablaras: inglés o español, para acto seguido explicarnos que durante tres horas nos iban a acompañar recorriendo los puntos más interesantes de Ámsterdam con interesantes explicaciones y un montón de anécdotas. Todo ello es gratuito, aunque, evidentemente, al final de la visita  se espera que le des la voluntad, que por lo general suele estar entre cinco y diez euros.

En la página web www.neweuropetours.eu encontrarás toda la información necesaria para realizar estos tours guiados en castellano, tanto en esta como en otras ciudades europeas.
-“Desde luego que si hay una capital de la tolerancia y el libre pensamiento en el mundo, esa sería, sin lugar a dudas, Ámsterdam…”

Así comenzaba nuestro improvisado guía, el entretenido y ameno paseo que nos permitiría conocer, entre otras muchas cosas, como en el canal Singel, la fachada correspondiente al número 182, parece que se inclina hacia delante, preguntándose uno si será un efecto óptico. No lo es, hasta el punto de que es un sistema que instauró el Ayuntamiento, y muchas casas son así. Se hacía para al subir paquetes con poleas, la cuerda quedara separada de la pared. En el número 66 de este mismo canal  veríamos la casa que pasa por ser la más estrecha de la ciudad. Poco después descubriríamos como el centro de uno de los puentes que atraviesan los canales, tiene el honor de ser la zona más alta de la urbe. Seguiríamos con la teoría Okupa admirando las casas pintadas de espectaculares grafitis. Nos entristeceríamos con las duras historias del Barrio Judío, etc.

Antigua Aduana

Antigua Casa Movimiento Okupa

Antigua Casa Movimiento Okupa

Serían tres horas de lo más amenas que se pasarían volando, por lo que al final casi todo el grupo le daría al chico diez euros por persona, pues se nos haría bastante ameno.

Pasaban varios minutos de las 14:00, por lo que no nos pensamos mucho comernos un bocata de salchichas de uno de los puestos de la feria que mencionaba párrafos atrás. Como no hacía mucho frío no dudamos en sentarnos allí mismo y saborearlo mientras veíamos a la gente pasar.

Aunque pueda parecer demasiado turístico, creo que otra de las experiencias que hay que vivir en Ámsterdam es realizar un paseo en barco por sus canales, pues al fin y al cabo es la forma en que se quiso que fuera vista. Nosotros elegiríamos este momento para ello y así reposábamos la comida. Serían ocho euros por billete.

Tendríamos así oportunidad de navegar por un sinfín de estos cursos de agua atravesados por más de 1200 puentes en forma de arco, pudiendo también deleitarnos con nuevas perspectivas de muchas de las fachadas de las casas edificadas a lo largo de ellos, construidas por los mercaderes en el siglo XVII, caracterizándose por ser altas y estrechas (la tierra era escasa y los impuestos sobre su propiedad eran considerables), distinguiéndose cada una de ellas por sus imaginativos techos a dos aguas, todos diferentes. Pero si ya era agradable surcar los canales más grandes, lo mejor era adentrarnos por alguno de los más pequeños conectados a ellos, creando así una atmósfera mucho más misteriosa y de aventura.

Canales desde Crucero Fluvial

Canales y Munttoren desde Crucero Fluvial

Canales desde Crucero Fluvial

Pero si tuviera que quedarme con alguna imagen en particular para mi gusto serían dos. La primera la que se consigue en el canal Reguliersgracht, pudiendo observar hasta siete puentes de forma consecutiva como si de una baraja de naipes se tratara. La segunda la del vecindario del Jordaan, con casas más pequeñas y mayor encanto que en otras zonas. Son áreas donde además se respira la auténtica vida de barrio, alejadas de las grandes zonas turísticas o monumentales.

Canales desde Crucero Fluvial

Casas tradicionales desde Crucero Fluvial

Nuestro paseo terminaría al lado de la Estación Central, por lo que aprovecharíamos para contemplar de día otra de las maravillas arquitectónicas de la ciudad con su estilo neorrenacentista. Se alza desafiante  a espaldas del muelle del Ij y asombra saber que este coloso de piedra descansa sobre casi nueve mil pilares de madera clavados en tres islotes artificiales, ¡increíble!

Estación Central

Dada la cercanía, tampoco desaprovecharíamos la oportunidad de ver la iglesia de San Nicolás, así como para dar un paseo por otra de sus avenidas más importantes conocida como Damrak en la que destaca la fachada del Hotel Victoria.

Después de dejarnos llevar por los canales, sin rumbo fijo, durante un rato, apareceríamos ante la Oude Kerk, la iglesia más antigua de Ámsterdam que se remonta a alrededor del año 1300 y en la que se dan conciertos semanales. Su agradable ubicación en una plaza a la sombra de los tilos ha hecho nacer cafés al aire libre y bancos desde los que escuchar a la más vieja de las campanas de la torre.

Irónicamente, alrededor de la anterior, crecería el tristemente famoso Barrio Rojo, por donde discurrirían nuestros pasos a continuación, ya casi anocheciendo. No sé qué nos fascinará tanto a los turistas de este distrito, pero es cierto que el paseo nocturno a través del corazón medieval del centro de la ciudad, es algo que no falta en ninguna agenda de ningún turista.

A lo largo de los canales y en las estrechas callejuelas, las famosas damas semidesnudas del escaparate han dado a este barrio una reputación universal. Su nombre se debe, evidentemente, a que cada escaparate está iluminado por un neón rojo.

Todos los servicios están regulados por una tarifa uniforme, incluso aunque no esté escrita. En lugar de negar y prohibir la prostitución, aquí las prostitutas declaran sus ingresos y pagas sus impuestos como todo el mundo. De día y de noche estas mujeres aguardan a sus clientes en esos pequeños dormitorios expuestos a miradas indiscretas, decorados muchas veces de forma infantil. Una persiana completa el escaparate. Si está bajada es señal de que la prostituta está ocupada.

No hay fotos de esta zona y es que fueron muchos los que me dijeron que podía tener problemas si trataba de hacer alguna aunque fuera desde una perspectiva general sin enfocar a ningún sitio en particular, así que me abstendría de ello para que no se nos fastidiara el día. De donde no me privaría de tomar alguna perspectiva de recuerdo sería de dos canales cercanos que se salen de los tópicos de tranquilos y románticos, siendo bastante más movidos y es que están llenos de sex shops, rodeados de bares e iluminados por el neón. Sus nombres son realmente complicados tanto para pronunciarlos como para escribirlos pero aquí los dejo: Oudezijds Achterburgwal y Oudezijds Voorburgwal.

Canal Oudezijds Voorburgwal

Canal Oudezijds Achterburgwal

Aquello estaba a rebosar de gente, habiendo incluso calles por donde costaba caminar. Parecía que la mitad de la ciudad había elegido este momento para coincidir en el Barrio Rojo. Tras un rato observando el panorama, sustituiríamos tanto ajetreo por Rembrandtplein, una de las plazas con más ambiente, pero que no podía compararse a la marea humana que acabábamos de dejar atrás. Hace honor a su nombre con una gran escultura del pintor en el centro de la misma y es que este genio viviría en la ciudad. Está muy cerca del Mercado de las Flores y está repleta de bares para tomar algo, por lo que allí pasaríamos lo que restaba de jornada, entre espumosas cervezas frías, buena charla y ver, a través de los amplios ventanales de varios locales, como la gente iba y venía.


Rembrandt Plain


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