DIA 04. BRAGA. Ciudad piadosa y barroca. Qué hacer en un día

3 de Abril de 2010.

Muchas de las estaciones ferroviarias de Portugal no son apenas punto de partida y de llegada de trenes y personas, sino locales que reflejan un poco de la historia del país en sus paredes. La estación de Sao Bento, localizada en la Plaza de Almeida Garrett de Oporto, es un bello ejemplo de este caso y merece una visita aunque no vayas a viajar en tren.

Estación de Sao Bento. Oporto

La estación fue construida en el inicio del siglo XX, donde antes existía un convento que dio origen al nombre de la estación, inaugurada en 1916. El atrio está revestido con veinte mil azulejos, una obra sobresaliente desde el punto de vista artístico e histórico con varias escenas referentes a la historia de los transportes y acontecimientos importantes acaecidos en Portugal.

Estación de Sao Bento. Oporto

En nuestro caso además de aprovechar para contemplar esta maravillosa obra arquitectónica también lo haríamos para tomar uno de los trenes que parten desde ella hacia multitud de ciudades del país, decantándonos en nuestro caso por Braga, conocida como la Roma portuguesa y a tan sólo una hora de camino. De esta manera cambiábamos un poco de aires y hacíamos algo distinto.

Estación de Sao Bento. Oporto

El trayecto sería de lo más divertido pues justo delante de nosotros iba un tipo que no paraba de tararear canciones y mover la cabeza de un lado a otro en plan heavy, siendo un auténtico espectáculo.

De esta manera y casi sin enterarnos llegábamos a la ciudad de Braga, la Bracara Augusta de los romanos, que cuenta con más de dos mil años de historia. Después de ser reconquistada a los moros y con el arzobispo Don Pedro, la urbe se fue desarrollando alrededor de una nueva catedral entonces construida en un clima de gran religiosidad y se fueron también construyendo monasterios, conventos e iglesias. Actualmente la ciudad mantiene su importancia religiosa en el país, atrayendo devotos que, durante la Semana Santa, llenan las calles para ver las procesiones. Es una de las ciudades con la población más joven del estado debido a la calidad de vida y al dinamismo del mercado de trabajo.

Estación de Braga

Recién salidos de la estación decidiríamos, contra todo pronóstico, no dirigirnos hacia el centro de la ciudad, ya habría tiempo para ello durante toda la jornada. Preferiríamos tomar un taxi (9 euros) que nos llevara hasta lo más alto del santuario Bom Jesús do Monte, situado a las afueras de la población y una auténtica joya que nadie debería perderse.

Bom Jesus do Monte

Lo que más llama la atención, por su originalidad y belleza, es la escalinata barroca, donde arquitectura y paisaje se entrelazan en una harmonía en la que el contraste del granito y las escenas relacionadas con la crucifixión de Cristo, estimulan en el peregrino y el visitante una gran emoción. A todo ello hay que sumarle el murmullo del agua que discurre sigilosa por las fuentes del entorno.

Bom Jesus do Monte

Bom Jesus do Monte

En la cima se puede contemplar una imponente iglesia neoclásica, donde un altar dedicado a la pasión de Cristo con esculturas en terracota impresiona por su realismo.

Bom Jesus do Monte

Bom Jesus do Monte

Bom Jesus do Monte

En las cercanías también se puede disfrutar de un pequeño lago, de unas vistas espectaculares de toda la ciudad, así como de cafés y restaurantes.

Braga desde Bom Jesus do Monte

Recomiendo, si no apetece hacer demasiados esfuerzos, llegar primero al templo y después ir bajando, resultando así mucho más cómodo, aunque también existe un funicular que salva el desnivel y te permite enlazar la parte baja del monte con el santuario. El horario de visitas es en invierno de 09:00 a 18:00 y en verano de 08:00 a 19:00.

Para regresar al centro de Braga optaríamos por coger un autobús que en algo más de veinte minutos nos dejaba a tiro de piedra de las calles medievales y los monumentos más importantes de la ciudad, pudiendo recorrerlos todos caminando. Estos serían algunos de los que nosotros visitaríamos y también de los más importantes:
  • Sé o Catedral: Iniciada a finales del siglo XI, la catedral de Braga es la más antigua del país, ¡anterior a la propia fundación de Portugal! Muchos obispos dejaron en ella su marca, alterando o añadiendo partes en estilos diferentes tales como el gótico o el barroco. En el interior cabe destacar los órganos y el coro alto en talla dorada.

Catedral

  • Jardín de Santa Bárbara: Es uno de los jardines más bonitos de la ciudad, donde todos los elementos se conjugan en harmonía y equilibrio. La geometría de los parterres, la belleza de las flores y el edificio de la casa consistorial, no dejan a nadie indiferente. La fuente en el centro del espacio es del siglo XVII y en su parte superior está una estatua de Santa Bárbara, razón por la cual el jardín tiene este nombre.
  • Basílica dos Congregados: Este magnífico ejemplar de la arquitectura religiosa barroca fue erigido a finales del siglo XVII, aunque no se terminaría completamente hasta el siglo XX. Merece la pena desplazarse hasta aquí sólo por ver la bella fachada.
  • Casa dos Crivos: Es un ejemplo de la arquitectura civil que existía en las calles del centro de Braga en los siglos XVII y XVIII. Se caracteriza por el revestimiento de fachadas y por celosías, probablemente influenciadas por ventanas conventuales. Se puede ver nítidamente una separación entre el espacio público y privado.
  • Café A Brasileira: Merece la pena parar en este antiguo y emblemático Café, donde su mobiliario y decoración hacen que retrocedas en el tiempo. No te vayas sin probar los pasteles de nata ya que están increíbles.
  • Arco da Porta y Rua do Souto: Un magnífico arco que se convertiría en una de las principales entradas de la ciudad y una calle peatonal con gran ambiente, repleta de tiendas y restaurantes.

Arco de Porta Nova y rua do Souto

  • Palacio do Raio: Es una de las más importantes obras de arquitectura barroca del país. Con más de 250 años su nombre deriva del nombre de la persona que lo adquirió.

Palacio do Raio

  • Palacio y jardín de los Biscainhos: Lo mejor es su jardín del siglo XVIII que está considerado como uno de los más importantes del periodo del barroco en Portugal. Destacan sus trazados laberínticos, parterres y algunas especies de plantas únicas como un tulípero de Virginia.
  • Torre del Homenaje: Es todo lo que queda de la antigua fortaleza de la ciudad, pudiéndose visitar su interior, aunque cuando llegamos nosotros estaba cerrada.

Estos son sólo algunos de los más importantes monumentos de esta increíble ciudad, aunque en nuestros diferentes paseos hallaríamos otros muchos tales como las iglesias de San Víctor, San Vicente, Santa Cruz o Nuestra Señora de Guadalupe, la Cámara Municipal, el Mercado, las capillas de Nuestra Señora de la Lapa y de San Joao, el convento do Populo, que consiguen embellecer cada rincón de la población, lo que unidos a espectaculares avenidas y plazas como la de la República, el Campo Novo y otras muchas hacen de Braga un destino perfecto para no ya sólo combinarlo con Oporto sino para elegirlo como destino principal de un viaje al norte de Portugal.

Arcada y Capilla de Ntra Sra de la Lapa

Iglesia de San Vicente

Iglesia del Hospital de San Marcos

Capilla de San Joao

Convento do Pópulo

El tiempo nos había acompañado durante casi toda la jornada, pero en tan sólo diez minutos el cielo se tornó en unos increíbles nubarrones negros que instantes después empezaron a descargar con fuerza una ingente cantidad de agua, por lo que sería la excusa perfecta para dirigirnos a la estación y tomar el tren de las siete de la tarde que nos llevaría, de nuevo, hasta Oporto, donde pasaríamos lo que restaba del día entre diferentes cafés elegidos al azar. 

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