17 de Noviembre de 2009
Habíamos pasado otra gran mañana disfrutando de las
instalaciones de nuestro hotel, de darnos buenos baños en la piscina y en la
playa, de relajarnos en las tumbonas y de comer y beber todo lo que quisimos.
Así que podemos decir que nos habíamos repuesto completamente del intenso y
cultural día de ayer.
Es por ello que para hacer algo diferente, nos parecería
buena idea ir a pasar lo que restaba del día a la famosa y agradable localidad
de Playa del Carmen, uno de los destinos favoritos de la Riviera Maya y,
probablemente, la ciudad más consolidada como lugar de moda en el estado
mexicano de Quintana Roo, siendo sinónimo de fiesta, lujo y diversión.
Para llegar hasta allí sería tan sencillo como salir fuera
de las instalaciones de nuestro complejo hotelero, caminar sólo unos pasos y
esperar a que por la carretera pasara algún colectivo que nos dejara en nuestro
destino. Por si alguien lo desconoce el mencionado colectivo no es otra cosa
que una pequeña furgoneta que hace las funciones de taxi compartido y que
incluye en su interior a tantas personas como sea posible recoger. Los destinos
se encuentran escritos en el parabrisas y pueden costar poco más de un dólar.
Es algo divertido y que sirve para sacarte un poco de tú zona de confort.
Después de recorrer unos veinte kilómetros el vehículo se vaciaba
casi por completo en las cercanías de la pequeña ciudad y es que la mayoría de
los que lo ocupábamos éramos turistas.
Como no quedaba mucho tiempo para que anocheciera tendríamos
claro que lo primero que haríamos sería dirigirnos a la inmensa y larga playa
de la localidad, bordeada de palmeras y aguas turquesa. Una de las mejores
cosas que ofrece Playa del Carmen son sus atardeceres, viendo como el sol, poco
a poco, va escondiéndose en el horizonte, oscureciendo así su entorno en pocos
segundos. Merece la pena ver al menos una porque te quitará el aliento.
|
Playa del Carmen |
|
Playa del Carmen |
|
Playa del Carmen |
Por cierto, aunque a nosotros no nos daría tiempo a llegar
hasta allí, uno de los lugareños nos recomendaría la playa Mamita Beach, al
final de la calle 28 norte, considerada como la mejor porque tiene bastante
sombra. Además en barca se pueden alcanzar fácilmente playas más aisladas como
Xpu – Ha y Paamul.
Pero bueno siguiendo con nuestros planes era el momento de
acercarnos al corazón de la ciudad: la Quinta Avenida, famoso sendero peatonal
transitado diariamente por cientos de turistas nacionales y extranjeros. A lo
largo de cuatro kilómetros alberga mucha diversión, cultura, gastronomía y
excelentes opciones para ir de compras. Sin duda que es un lugar que no te
dejará indiferente.
|
Quinta Avenida. Playa del Carmen |
|
Quinta Avenida. Playa del Carmen |
Al final de la popular calle nos encontraríamos con el
conocido Paseo del Carmen, una plaza comercial también interesante, con un
estilo arquitectónico de influencia mediterránea, el cual crea una atmósfera
sofisticada y relajada. En este entorno hallarás muchas de las grandes marcas
comerciales internacionales tales como Guess, Hugo Boss, Pull & Bear, Zara
y otras muchas.
|
Ermita. Playa del Carmen |
Siendo uno de los principales destinos de compras de la
Riviera Maya, es evidente que no podríamos irnos con las manos vacías. Pero más
allá de comprar ropa, zapatos o similares, en nuestro caso lo que nos acabaría
seduciendo serían unos sombreros mexicanos realmente auténticos con la bandera
del país, con lo que parecíamos auténticos mariachis. Y no contentos con ellos
también acabaríamos con varias botellas de tequila con gusano, para no
olvidarnos fácilmente de la experiencia, una vez en España, y poder combatir
así la depresión postvacacional.
Nuestros estómagos empezaban a rugir así que era el momento
de elegir algún restaurante para no desfallecer, decantándonos por un mexicano
donde probaríamos unos excelentes y picantes tacos que en algún momento harían
que se nos saltasen las lágrimas y no sería de pena, pero estando en México era
algo que había que probar casi de manera obligatoria.
Según van pasando las horas nocturnas, este mismo lugar se
transforma por completo, reflejando un estilo único y dando acceso a la
diversión con gran cantidad de bares y locales para poder tomar las copas que
quieras, pero nosotros decidiríamos retirarnos y seguir la fiesta en nuestro
hotel, para de esta manera ahorrar, pues cuando uno tiene el “todo incluido” es
cierto que te cuesta más sacar la cartera.
A la vuelta coincidiríamos en el colectivo con dos
parejas madrileñas y otra catalana de nuestro complejo con la que aunque ya
habíamos cruzado alguna palabra, todavía no habíamos cogido mucha confianza, lo
que en este trayecto sí que se produciría, por lo que la noche se preveía muy
muy larga y llena de diversión y cachondeo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario