16 de Noviembre de 2009.
La península de Yucatán lo tiene todo: paisajes, naturaleza
espectacular, playas tranquilas, áreas arqueológicas impresionantes, ciudades
coloniales de arquitectura impactante,
animados centros turísticos, cenotes, gastronomía exquisita, potente cultura
indígena…
Ante tantísimos atractivos teníamos claro que no íbamos a
pasar todo el tiempo sin salir del complejo hotelero y que al menos dos días
los íbamos a utilizar para ver algunos de ellos, así como para realizar alguna
actividad diferente.
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Bandera Mexicana |
De entre la infinidad de opciones que existen en los alrededores,
había una que nosotros considerábamos imprescindible y esa no era otra que
visitar la ciudad maya de Chichén Itzá, para posteriormente vivir la
experiencia de bañarnos en las
aguas transparentes de uno o varios
cenotes y terminar el día conociendo el pasado colonial de la ciudad de
Valladolid, por lo que si conseguíamos cumplir con todos esos objetivos nos
daríamos por satisfechos por hoy.
De entre las diferentes posibilidades que existen para
moverse por Yucatán y llegar a aquellos lugares que son de tú interés están:
- Contratar una excursión con el hotel, la agencia con la que
llegaste hasta aquí, o una agencia local.
- Alquiler un coche de alquiler y moverte a tú aire, aunque
nos advirtieron que habían muchos controles del ejército y a veces trataban de
sacarte algún peso extra.
- Ponerte en contacto con algún taxista de la zona y cerrar un
precio fijo con él.
Al ser cuatro personas no dudaríamos en decantarnos por la
última opción, pues era más que evidente que era la más barata para todos
nosotros. Para ello, durante el día de ayer, me acercaría por recepción y
preguntaría disimuladamente a uno de los empleados que si él conocía a algún
conductor con el que pudiéramos contar toda la jornada de hoy, a lo que en
pocos segundos me afirmaría con la cabeza y me pediría que esperase unos
minutos. Tras ellos nos reuniríamos en el exterior para fijar un precio y tras regatear dos o tres veces, conseguiría que me
lo dejara por 140 dólares desde las 06:00 a las 19:00, por lo que si se hace la
cuenta eso suponía pagar sólo 35 dólares cada uno.
Mis amigos Raúl y Belén volverían a repetir la experiencia
de viajar a la Riviera Maya hace tan sólo tres años y a la vuelta me comentaban
que mucho han cambiado las cosas respecto a cuando nosotros estuvimos, pues
ahora muchos de los que se dedican al negocio de llevar a los turistas donde
desean, tienen ya una lista cerrada de lugares para un día y unos precios fijos
que no es posible negociarlos, aun así y todo me contaba que esta posibilidad
sigue saliendo mucho más rentable que la de contratar una agencia, siempre que
seáis dos o más personas.
A las 06:00 en punto nos esperaba un hombre de mediana edad
llamado Gerardo con una flamante van de color bermellón con capacidad hasta
para nueve personas, por lo que la jugada nos había salido perfecta. Íbamos a
ir solos y la mar de a gusto, haciendo y deshaciendo a nuestro antojo.
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Nuestra Van camino Chichén Itzá |
Nuestro primer objetivo no cabía duda que iban a ser las
famosas ruinas mayas intentando llegar a ellas justo a la hora de apertura de
las taquillas para evitar las grandes masas de gente que se forman a media
mañana. No tendríamos ningún problema para ello y en dos horas conseguíamos
nuestro objetivo, siendo de los primeros en adquirir las entradas. (50 pesos)
Ya estábamos en el interior del recinto por lo que era el
momento de empezar a disfrutar de uno de los yacimientos mayas más importantes
de la península de Yucatán. Se piensa que fue centro religioso, político y
comercial que en su apogeo debió de rondar los 35.000 habitantes. Y es que la
civilización maya, los primeros pobladores de Yucatán hacia el año 1000 a.C.,
contaba con una sofisticada organización social y con avanzados conocimientos
de astronomía, escritura y cálculo. A diferencia de otros pueblos
mesoamericanos, no constituyeron un gran imperio centralizado, sino que vivían
en ciudades – estado independientes.
Casi desde la misma entrada se impone la imagen de su
silueta desnuda. Es El Castillo o pirámide de Kukulcán, sí la de la Serpiente
Emplumada de Chichén Itzá, testimonio del conocimiento cosmológico de sus
creadores: cuatro lados, uno para cada punto cardinal, 365 escalones
correspondientes a los días del año, 52 paneles para cada año del siglo maya y
18 terrazas que coronan el templo y marcan los meses del año religioso. Durante
los equinoccios, los rayos del sol poniente dibujan la sombra de una serpiente
gigante en los flancos de la escalinata central, siendo probablemente el
momento más mágico que se da en la construcción.
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El Castillo o Pirámide de Kukulcán. Chichén Itzá |
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El Castillo o Pirámide de Kukulcán. Chichén Itzá |
Es una de las nuevas siete maravillas del mundo, construida
con decenas de miles de bloques de piedra caliza, tiene treinta metros de
altura, el equivalente a un edificio de diez plantas. Es una demostración de poder, de
espiritualidad y de grandeza.
El primer momento ante ella es soberbio y más en soledad, en
silencio, sin nada más que los sonidos de la naturaleza. Y es que cuesta
comprender como pueblos tan antiguos conseguían realizar obras tan perfectas y
tan complicadas. Lo mismo me sucedería ante las pirámides y los templos
egipcios o los monumentos incas, entre otros muchos, que parecen sacados de
mundos extraterrestres.
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El Castillo o Pirámide de Kukulcán. Chichén Itzá |
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El Castillo o Pirámide de Kukulcán. Chichén Itzá |
¿Pero cómo obtuvieron las miles de toneladas de piedra
necesarias para construir este gran templo y el resto de edificios del recinto?
Los mayas no necesitarían irse demasiado lejos y es que la piedra caliza se
encuentra por todas partes, constituyendo así varias canteras situadas a no más
de medio kilómetro de la pirámide.
Sería una lástima no poder, siquiera, acercarnos a la
escalinata, para por lo menos poder observar mejor los detalles tallados en la
piedra, pero un cordón rodea toda la estructura para impedirlo, por no hablar
ya del hecho que es imposible subir a lo más alto, prohibido desde el año 2006,
debido a las constantes caídas que se producían y que llevaban a muchos
turistas americanos borrachos a poner denuncias contra el gobierno de la región
por los daños físicos ocasionados. Una auténtica vergüenza que por estos
impresentable al final hayamos pagado todos las restricciones.
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El Castillo o Pirámide de Kukulcán. Chichén Itzá |
Situado detrás de El Castillo, se encuentra el Templo de los
Guerreros, el cual se empleaba para rituales. Su pórtico de entrada cuenta con
cuatro hileras de columnas y bajorrelieves con representaciones de guerreros.
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Templo de los Guerreros. Chichén Itzá |
Adosado casi al anterior es imposible no detenerse ante el
Patio de las Mil Columnas, un bosque de pilares qué rodea un gigantesco zócalo
y que antiguamente sujetaba una techumbre de madera y palma. Era la plaza
central en la que tenían lugar los negocios en Chichén.
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Patio de las Mil Columnas. Chichén Itzá |
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Patio de las Mil Columnas. Chichén Itzá |
Otro imprescindible en esta zona es el famoso Juego de
Pelota que es el mayor de México. Tiene unas maravillosas tallas y el terreno
de juego, con su característica forma en “I”, está flanqueado por dos
monumentales paredes verticales, en cuyo centro se aprecian los dos aros por
los que había que pasar la pelota, con decoración de serpientes emplumadas
entrelazadas. Goza de una gran acústica y una voz a un volumen normal puede
escucharse desde cada extremo.
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Cancha Juego de Pelota. Chichén Itzá |
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Cancha Juego de Pelota. Chichén Itzá |
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Grabados Cancha Juego de Pelota. Chichén Itzá |
Además de los anteriores, por los alrededores de esta zona
también podríamos fijarnos en otras construcciones de lo más interesantes tales
como la Plataforma de Águilas y Jaguares, el Tzompantli, la plataforma de Venus
o el templo del Barbado, antes de dirigirnos a contemplar otro de los lugares
más importantes del complejo de Chichén Itzá: el Cenote Sagrado.
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Plataforma de Venus. Chichén Itzá |
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Plataforma de Venus. Chichén Itzá |
El profundo cenote de 60 metros de diámetro, cuenta con
paredes verticales que miden doce metros hasta el nivel del agua. En él se rendía
culto al dios de la lluvia y en el fondo se han encontrado ofrendas votivas y
esqueletos de adultos y niños, lo que da al lugar cierto halo de misterio.
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Cenote Sagrado. Chichén Itzá |
Dejando atrás el anterior sector, nos dirigiríamos ahora
hacia la zona sur de la ciudad maya, tomando un sendero que hay detrás de la
fachada posterior de la pirámide de Kukulcán. El primer edificio a mano derecha
es la llamada Tumba del Gran Sacerdote, una pirámide parcialmente en ruinas con
escaleras a los cuatro lados. Está construida sobre una cavidad natural y en el
interior se encontraron siete tumbas con esqueletos y ofrendas funerarias.
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Osario. Tumba Gran Sacerdote. Chichén Itzá |
Un poco más adelante encontraríamos El Observatorio o
Caracol, seguramente el edificio más espectacular después de El Castillo.
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El Observatorio o Caracol. Chichén Itzá |
Los antiguos mayas daban tanta importancia al estudio de los
planetas y las estrellas que es por ello que construyeron ese edificio: un
extraordinario observatorio. Recibe su nombre de la escalera de caracol que se
encuentra escondida en su interior. La construcción sirve al propósito de
observar los cielos y cartografiarlos dado que los mayas eran muy buenos
astrónomos, tenían un conocimiento muy profundo del movimiento de los cuerpos
celestes y aunque no tenían telescopios eso no les impidió hacer observaciones detalladas
a simple vista. Es por ello que el edificio se sitúa sobre varias plataformas,
evitando así las copas de los árboles y consiguiendo una perspectiva
inmejorable del firmamento, incluida la salida y la puesta de sol.
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El Observatorio o Caracol. Chichén Itzá |
Los mayas utilizaban sus observaciones para predecir las
cosechas, las muertes e incluso los mejores momentos para ir a la guerra.
Tras sorprendernos con la anterior edificación llegaríamos
hasta El Convento y es que el grupo de edificios ante los que nos hallábamos,
los españoles creían que era esa la función que cumplían, pero andaban lejos de
la realidad pues se trataba de la principal zona residencial y administrativa
de los señores de Chichén durante los primeros años de la ciudad. Aquí también
se muestran espectaculares tallas.
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El Convento. Chichén Itzá |
Para finalizar la visita llegaríamos por un camino que se
dirige hacia el sur hasta lo que se conoce como Chichén Viejo, el cual ocupaba
un área mucho mayor que su corazón monumental. El asentamiento parcialmente
excavado es tan antiguo como las plazas centrales.
Estaríamos algo más de cuatro horas visitando Chichén Itzá,
una ciudad vinculada a la tierra, al agua y a los movimientos de los planetas,
donde los edificios reflejan las creencias del pueblo y el significado sagrado
siempre está presente. Un lugar mágico y misterioso, repleto de secretos, que
hacen de él una de las maravillas antiguas más imponentes jamás construidas.
Saldríamos fascinados de allí y cuando volvimos a
encontrarnos con Gerardo este no tardaría muchos minutos en confesarnos que
llevaba mucho tiempo sin encontrarse con turistas que hubieran dedicado tantas
horas a visitar el complejo. No supimos que responder, pero creo, de verdad,
que si quieres disfrutar al máximo de muchos de los detalles de las
construcciones, las cuatro o cinco horas no te las quita nadie, aunque, claro
está que dependerá de las preferencias y de los gustos de cada uno por este
tipo de arte y cultura.
En estos momentos el sol pegaba con mucha fuerza y hacía
bastante calor, por lo que era un buen momento para cambiar de aires y
marcharnos a conocer los famosos cenotes y ya de paso descansar y relajarnos un
rato, matando dos pájaros de un tiro.
Estas curiosas cavidades que se encuentran repartidas por
buena parte de los suelos calizos de la península de Yucatán, haciendo de esta
casi un queso gruyer, son una especie de pozos naturales, prácticamente únicos
en el planeta, que sirven de ventana y de puerta de acceso a un laberinto de
galerías y túneles por los que discurren auténticos ríos subterráneos, formados
por la filtración del agua de la lluvia, que aflora a la superficie a través de los mismos.
Por toda esta región del Sureste mexicano se calcula que
puede haber unos tres mil cenotes dispersos entre la selva y los manglares, de
los cuales no más de un tercio han sido explorados a fondo. Así que visto lo
visto era evidente que nos daba igual ir a uno que otro, por lo que le dijimos
a Gerardo que nos llevase a dos de los que más le gustaran a él, pero con la
única condición de que no estuvieran muy lejos de nuestro último destino del
día, que no era otro que la ciudad de Valladolid.
Dicho y hecho, al primero que llegaríamos sería al llamado Dzitnup,
cubierto por una gran bóveda con un orificio por el que penetra un halo de luz
que tiñe sus aguas de un intensísimo azul turquesa y cuya claridad provoca una
intensa luminosidad en sus profundidades, extremadamente silenciosas y calmas.
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Acceso Cenote Dzitnup |
Para acceder a su interior lo haríamos a través de una
estrecha apertura en el suelo, a la que sucedería una escalera esculpida en la
roca que nos permitiría llegar a una impresionante sala natural repleta de
estalactitas y desde donde se llega al agua. La sensación que se tiene al
bañarse en esta catedral de piedra, en este lugar natural tan espectacular, es
realmente fantástica y es una experiencia que no te puedes ir sin vivir si
llegas a la Riviera Maya.
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Cenote Dzitnup |
Si tienes oportunidad de elegir lo mejor es llegar hasta
aquí después de las 13:00, pues de esta manera evitas las grandes excursiones
organizadas. Nosotros de hecho no seríamos más de diez personas en el lugar. Su
horario es de 08:00 a 19:00.
Después de refrescarnos y dado que ya pasaban varios minutos
de las 15:00, le pediríamos a Gerardo que antes de llevarnos a un segundo
cenote, se dirigiera a algún sitio que el conociera donde poder probar comida
mexicana. Así lo haría en tan sólo diez minutos, acercándonos a un complejo con
un gran patio interior con piscina, en el que había un gran buffet donde
degustar todas las especialidades de esta zona del país. Todo era de máxima
calidad y muy barato, lástima que no recuerde el nombre.
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Instalaciones restaurante donde comimos |
Ya saciados nos pondríamos en marcha, de nuevo, con el
objetivo de conocer otro cenote diferente. El elegido sería el llamado Suytun, a
tan sólo seis kilómetros de Valladolid. A diferencia del anterior este se
caracterizaba por ser cerrado y no poseer ninguna apertura que permita la
entrada de los rayos del sol. Pero ello no fue óbice para que pudiéramos
contemplar otra gran bóveda repleta de estalactitas que también nos dejaría
sorprendidos. No obstante, todo hay que decirlo, no impresiona tanto como
Dzitnup, además la entrada no es natural y han hecho demasiados arreglos
utilizando cemento, entre ellos una plataforma central de observación, por lo
que le resta encanto al lugar, así que si se tiene oportunidad de acudir a otro
cenote, es probable que sea mejor opción que esta. Su horario es de 09:00 a
18:00.
No estaríamos demasiado tiempo en este lugar, lo justo para
darnos un baño, y es que no quedaban más de dos horas de luz y queríamos
conocer el centro histórico de Valladolid, para así por lo menos llevarnos el
recuerdo de cómo es un ciudad colonial mexicana. Afortunadamente estábamos al
lado y no tardaríamos más de diez minutos en llegar hasta ella.
Fundada en 1545, la capital española del este de Yucatán
alberga en su corazón una de las plazas coloniales más encantadoras de la
región, aunque mejor habría que rectificar lo que acabo de mencionar, dado que
los lugareños la consideran parque. Su nombre es Francisco Cantón y presidiendo
el mismo se encuentra la popular fuente de “La Mestiza”, un homenaje a la mujer
yucateca.
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Valladolid |
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Valladolid |
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Valladolid |
Flanqueando la plaza cabe destacar los pórticos enlucidos y
casas del siglo XVII, además de su blanca y elevada catedral de San Gervasio. Esta parroquia originalmente construida
en el S.XVI, fue escenario de un sangriento crimen en el S.XVIII, por lo cual,
a manera de desagravio, el templo fue remodelado, reorientando la fachada hacia
el norte.
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Catedral de San Gervasio. Valladolid |
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Catedral de San Gervasio desde soportales. Valladolid |
Tampoco hay que olvidarse de entrar al edificio que alberga
tanto el Ayuntamiento como la oficina de turismo y subir a su primera planta,
pues asomándote a cualquier de sus balcones conseguirás unas vistas
privilegiadas del inmenso cuadrilátero. Además se pueden leer en varios paneles
algo de historia de la región y de la misma población.
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Ayuntamiento. Valladolid |
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Vistas desde terraza del Ayuntamiento.Valladolid |
A tan sólo unas manzanas de la plaza, también visitaríamos
el impresionante foso del cenote Zacl, antiguo suministrador de agua de
Valladolid.
Uno de los inconvenientes que tienen estas latitudes es que
apenas existe atardecer y la noche cae casi sin avisar, por lo que antes de que
nos quisiéramos dar cuenta ya era noche cerrada pasando sólo unos minutos de
las cinco de la tarde. Esto nos haría tener que renunciar a la última visita
que queríamos realizar a la iglesia de San Bernardino Sisal con aspecto de fortaleza.
Y justo cuando estábamos a punto de meternos en el coche,
nuestras risas y acento al hablar nos delatarían y seríamos abordados por dos
parejas españolas que con caras compungidas nos pedirían el favor de acercarles
hasta un hotel cercano al nuestro y es que a los pobres su coche de alquiler
les había dejado tirado y les habían comunicado que iban a tener que espera la
friolera de dos horas para que les retornasen a su alojamiento. No tendríamos
inconveniente y la vuelta sería de lo más entretenida entre historias y
anécdotas de los más divertidas.
Llegaríamos a nuestro hotel cerca de las 19:30, media hora
más tarde de lo pactado, pero aún así Gerardo no quiso cobrarnos nada más.
Estábamos muertos así que descansaríamos un rato en
nuestras habitaciones y cogeríamos fuerzas para ir a cenar y pasar otra noche
memorable, de la que tampoco hace falta dar detalle, en las instalaciones del
Grand Oasis Riviera Maya.
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