A veces la
insistencia, la perseverancia y el ser un auténtico pesado dan sus frutos.
Prueba de ello es que me encontraba el jueves al mediodía en el aeropuerto de
barajas, con la familia, esperando a que saliera el avión con destino al
aeropuerto Dulles de Washington D.C., capital de la gran potencia mundial.
Sólo un año
después volvía a este inmenso país tras haber visitado Nueva York en el mes de
Julio del pasado año y es que después de repetirle a mi padre más de mil veces
que porqué no hacíamos un viaje en condiciones juntos, este no pudo negarse en
la ocasión mil una.
Nos
ofrecería dos opciones para elegir a mi hermana y a mí. Por un lado Noruega,
uno de los países con más paisajes espectaculares del mundo y por otro lado
algún destino de América del Norte. Tras valorar las opciones decidimos que
como Noruega estaba más cerca y parecía algo más sencillo ir en otra ocasión,
al final nos decantaríamos por América que siempre es más complicado poder
llegar hasta allí.
Luego no
tardamos mucho en elegir el viaje, pues los tres queríamos conocer las
cataratas del Niágara, por lo que teniendo clara esa premisa, sólo teníamos que
montar el viaje en base a ese destino. Dado que yo ya había estado en Nueva
York, decidiríamos combinar los espectaculares saltos de agua con otras
ciudades de renombre e imprescindibles en Norteamérica: Washington, una de las sedes
del poder del mundo; Boston: una de las ciudades con más historia de la parte
norte del continente americano y, por cercanía, Toronto, así también veíamos
una ciudad canadiense.
Capitolio. Washington |
Cataratas del Niágara |
No podríamos
incluir nada más dado que mi padre sí que pondría una condición y es que el
viaje no podría exceder de más de diez días, por lo que para no ir agobiados y
disfrutar al máximo de todo, decidiríamos no visitar ningún otro lugar en el
mismo.
Era la
primera vez que realizábamos un viaje de estas características en familia y por
nuestra cuenta, por lo que estábamos realmente ilusionados y motivados con
ello. Y es que aunque por separado ya habíamos salido todos, al menos una vez,
de la vieja Europa, es cierto que juntos no lo habíamos hecho nunca y eso era
un aliciente extra.
Destino Washington. Aeropuerto de Madrid - Barajas |
El vuelo
sería agradable y todo transcurriría sin contratiempos llegando a la hora
prevista a la capital federal.
Los
controles del aeropuerto serían igual de estrictos que siempre, aunque esta vez
podríamos acudir los tres a la vez al agente de aduanas que nos correspondería
ya que éramos una unidad familiar y en este caso no tienes que acudir por
separado, algo que agradeceríamos porque así sería mi hermana, con un nivel de
inglés bastante más aceptable que el nuestro, la que contestaría a las
preguntas realizadas por el funcionario. Tras quedarse este conforme con las
respuestas y tomarnos las huellas dactilares y demás, ya estábamos legalmente
en suelo americano y, por tanto, comenzaba nuestra pequeña aventura.
Habían sido
casi nueve horas de vuelo por lo que cuando quisimos salir del aeropuerto,
entre unas cosas y otras, eran ya más de las ocho, por lo que sólo nos quedaba
desplazarnos hasta el que sería nuestro alojamiento durante las próximas tres
noches, ya que pasaríamos dos días completos en la capital federal.
Habíamos
elegido un hotel a una distancia bastante razonable del centro, en la zona de
las embajadas y a pocas manzanas de las famosas tiendas de Georgetown, y que
para los precios de la capital no era excesivamente caro en esos momentos. Se
llamaba Melrose Georgetown Hotel y estaba situado en Pennsylvania Avenue, 2430.
Sus alrededores contaban con amplias avenidas y con un buen número de
restaurantes y cafeterías para poder tomar algo en cualquier momento. Además
era una zona muy segura y por donde podías estar en cualquier momento del día o
de la noche.
La
habitación era amplísima y estaba decorada de forma moderna con dos inmensas
camas King de lo más cómodas y confortables. Todo estaba limpio y el baño
parecía nuevo, con todo tipo de detalles, incluidos los albornoces que podíamos
utilizar en vez de las toallas. La verdad que nos quedaríamos con la boca
abierta porque es de las pocas veces que un hotel supera con creces las
expectativas que tienes de él después de verlo en internet.
El día había
sido intenso y estábamos cansados por lo que para cenar optamos por comprar
algo en un supermercado cercano y tomárnoslo tranquilamente en la habitación antes
de dar por finalizada la jornada.
CONSEJOS PRÁCTICOS:
DOCUMENTACIÓN:
Pasaporte en regla
no siendo necesario visado siempre que no se permanezca en el país más de
noventa días. Será también necesaria la autorización electrónica de viaje ESTA
que se puede obtener en la página https://esta.cbp.dhs.gov/esta/. Para Canadá es suficiente con el Pasaporte.
ALOJAMIENTO:
Durante la temporada
alta que suele ir de Junio a Septiembre conviene reservar con varios meses de
antelación ya que así se podrá ahorrar bastante con diferentes ofertas y se
evitará que se agoten las plazas en los hoteles con mejor relación calidad –
precio. Como casi siempre yo suelo utilizar www.booking.com
ELECTRICIDAD:
En Estados Unidos y
Canadá es a 110 – 115 V. Las clavijas son planas, por lo que conviene no
olvidar llevar un adaptador.
COMPRAS: Por lo general, en EEUU los precios
resultan razonables y prácticamente todo (comida, gasolina, cámaras, ropa,
etc.) sale más económico que en Europa. En Canadá todo es más caro y a veces
incluso más que en Europa. Por economía en el cambio, es aconsejable llevar
dólares americanos y canadienses desde España.
SANIDAD: Dado que en EEUU y Canadá no hay una
Seguridad Social del tipo de la europea, los particulares se encargan de sus
gastos médicos y de hospitalización. Las tarifas son muy altas por lo que es
aconsejable llevar un seguro de viaje.
PROPINAS:
Hay que tener claro
que se puede considerar que son obligatorias salvo que se dé un mal servicio
por parte del establecimiento o de la persona que te atienda. Suele ir del 10
al 15 % en base a lo que cada uno considere, pero en más de una ocasión dejando
el 10% nos miraban con mala cara.
SEGURIDAD:
En ninguna de las
ciudades que visitamos tuvimos sensación de peligro, además de poder constatar
la presencia continua de policías en todos los lugares de interés. Son ciudades
muy preparadas para el turismo al igual que las famosas cataratas del Niágara.
CLIMA: En los meses de verano suele hacer
buen tiempo y temperaturas agradables que muchas veces llegan a los treinta
grados, por lo que es aconsejable llevar ropa ligera y si acaso un chubasquero
para alguna posible tormenta de verano y una chaqueta por si refresca por la
noche.
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