St Jean Pied de Port no sería la única escapada que
realizaríamos a nuestro país vecino durante las vacaciones en el norte de
Navarra, y es que el hecho de estar tan cerca de Francia nos tentaba a volver a
pasar la frontera cada vez que estábamos a pocos kilómetros de ella. Y eso
sería lo que volvería a suceder durante la jornada de hoy.
Después de dedicar la mañana a visitar los hermosos valles
de Roncal y de Belagua, continuaríamos por la misma carretera que nos había
llevado hasta ellos y nos dirigiríamos hacia el alto de Belagua, valga la
redundancia, donde tendría que encomendarme a todos los santos y hacer uso de
toda mi destreza al volante para conseguir pasar este debido a que la calzada
estaba con escarcha y nieve y las ruedas del coche no se adherían lo suficiente.
Afortunadamente lo lograría y podríamos continuar el camino dirección al pueblo
de Larrau.
Alto de Belagua |
Dos kilómetros antes de llegar a este último una señal nos
indicaba que debíamos tomar el desvío hacia la Gorges d´Holtzarte, por lo que
eso haríamos hasta llegar a una diminuta central hidroeléctrica, en la que
existe un aparcamiento donde poder dejar el vehículo y acceder al comienzo de
la ruta.
El principio del sendero discurre junto al río y es un tramo
bellísimo, encontrándonos inclusive con una cascada, para poco después volverse
el camino más exigente y duro, teniendo que afrontar una pendiente de un fuerte
desnivel de unos 200 metros que nos alejará de forma definitiva del cauce
fluvial.
Garganta de Holtzarte |
En la vegetación que nos acompaña predominan las hayas, aunque
se pueden observar otras especies en el tupido bosque que nos envuelve. Al ser
otoño, los diferentes colores de las hojas hacían el lugar más especial si
cabe, por lo que bien merece la pena elegir esta época del año para llevarla a
cabo. Según vamos ascendiendo este iba dejando paso a áreas más abiertas que
nos permiten contemplar las primeras vistas de la zona.
Garganta de Holtzarte |
Garganta de Holtzarte |
Para la gente que no esté acostumbrada a este tipo de
recorridos, este podría ser bastante exigente por lo que es bueno tomárselo con
calma y hacer todas las paradas que uno necesite.
A nosotros nos estaba haciendo un día espectacular pero si
llueve el terreno puede ser bastante resbaladizo, por lo que para ayudarte a
subir han instalado unas cuerdas a modo de pasamanos, a los que poder agarrarse
en los tramos más complicados.
No tardaríamos mucho en llegar hasta un inmenso árbol, donde
comienza la última subida exigente.
Por cierto que no hay que olvidar agua y comida como frutos
secos o chocolate, para no desfallecer en la excursión ya que no existen
fuentes naturales en el recorrido.
Tras una última zona boscosa, por fin podríamos ver en la
lejanía el increíble puente de Holtzarte, hacia donde nos dirigiríamos, a paso
ligero, animados por la emoción.
Puente y Garganta de Holtzarte |
Esta sencilla obra de ingeniería, en apariencia, posee 70
metros de longitud y se eleva 200 metros sobre el cañón, permitiendo unir las
dos vertientes de la garganta de Holtzarte. Su construcción estuvo motivada por
diferentes trabajos forestales que se realizarían en la zona.
Puente y Garganta de Holtzarte |
Aunque el puente y su entorno son ya de por sí
espectaculares y te dejan con la boca abierta, está claro que lo más increíble
de todo es vivir la experiencia de cruzarlo, por lo que no dudaríamos en
hacerlo. La descarga de adrenalina es brutal y es que la pasarela se mueve y
oscila ligeramente, lo que es un aliciente extra a la experiencia.
Evidentemente no es recomendable para aquellas personas que sufran vértigo,
aunque el mantenimiento del puente ofrece plenas garantías y no hay motivo para
tener miedo.
Puente de Holtzarte |
Puente de Holtzarte |
Si tienes oportunidad no olvides situarte en la mitad de la
construcción y echar un vistazo hacia abajo, donde cuesta poder ver el final de
la profunda garganta. La sensación no se puede explicar con palabras.
Garganta de Holtzarte |
Después de tomar los respectivos bocadillos, en el otro
extremo del puente y disfrutar del entorno, desharíamos todo el camino
recorrido, tardando unas dos horas y media en todo ello. Pero hay que tener en
cuenta que nos recreamos bastante con paradas y contemplando el entorno, por lo
que se puede hacer en bastante menos tiempo.
Llegaríamos al coche con el tiempo justo para poder regresar
al puerto de Belagua antes de que se hiciera de noche y es que temíamos que la
calzada pudiera estar en peores condiciones que a la ida. Afortunadamente el
sol la había dejado en perfecto estado y no tendríamos ningún problema en
atravesarlo.
Puerto de Belagua al anochecer |
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