Navarra nos estaba sorprendiendo muy gratamente y es que,
aunque no dudábamos en que nos iba a gustar, es de esos destinos que supera con
creces las expectativas que uno trae. Su patrimonio monumental y natural es de
tal calidad y tan inmenso, su gastronomía tan deliciosa y abundante y sus
gentes tan agradables, que es casi imposible quedar decepcionado. Más aún, es
probable que esta comunidad autónoma pueda llegar a convertirse en una de tus
preferidas como así me ha sucedido a mí.
Y es que es imposible no enamorarse de lugares tan hermosos
como el valle del Baztán que te atrapan nada más llegar a él: la suavidad del
clima atlántico, el verde infinito de sus campos o la relajación que se siente
al desplazarse por sus enrevesadas carreteras. En cualquier rincón que uno se
detenga, la vista transmite una sensación de bienestar teñida con buenas dosis
de asombro.
Comenzábamos con una hora de conducción, con el fin de
llegar a un lugar que no es demasiado conocido, pero que nuestra amiga Sara nos
había recomendado especialmente. Me estoy refiriendo al Señorío de Bertiz, un
valioso entorno natural que se localiza en las inmediaciones de la localidad de
Oronoz.
Panel Informativo. Señorío de Bertiz |
El espacio presenta dos áreas bien diferenciadas: un jardín
botánico con el encanto de las zonas ajardinadas de principios del siglo XX y
un espacio boscoso de casi 2000 hectáreas de extensión.
Nuestra visita se ceñiría a la primera de las anteriores,
uno de los mayores atractivos del parque. Y es que dicho jardín botánico fue
creado a principios del siglo pasado por Pedro Ciga, último señor de Bertiz
que, a su muerte, cedió este espacio natural a la Diputación Foral de Navarra.
Fue él quien conseguiría reunir en este jardín multitud de especies de árboles
y plantas exóticas para la montaña navarra – secuoyas, cedros, bambúes, cipreses de los pantanos – y entre ellos
plantó azaleas, camelias y hortensias.
Señorío de Bertiz |
Señorío de Bertiz |
El resultado es un auténtico paraíso natural con rincones
encantadores, como el del pequeño lago alimentado por un manantial que brota de
la roca o el mirador que hay en la confluencia de la regata Grande con el río
Bidasoa. En un lado del jardín se encuentra la zona de acogida e información, y
en el lado contrario, la zona de interpretación, con diversas instalaciones y
un amplio montaje audiovisual.
Señorío de Bertiz |
Señorío de Bertiz |
Aunque nos hubiera gustado hacer alguna de las rutas que
ofrece el bosque, como la que trepa hasta el punto más alto del parque natural,
donde se alza el palacio de Aizkolegi, ofreciendo unas vistas privilegiadas
sobre Bertiz y sus alrededores, el hecho de que fueran once kilómetros y nos
dejara sin conocer otros interesantes lugares, nos haría renunciar a la misma.
Y uno de esos lugares reseñables iban a ser las misteriosas
cuevas de Zugarramurdi, un rincón mágico y sugerente lleno de resonancias
esotéricas. En ellas sucedieron los acontecimientos que dieron lugar al proceso
por brujería más renombrado de toda la historia de la Inquisición española. En
1610 fueron denunciadas hasta 300 personas de Zugarramurdi, el valle de Baztán y la comarca de las Cinco
Villas, por haber participado en aquelarres celebrados en estas mismas cuevas.
Cuevas de Zugarramurdi |
Como consecuencia de los interrogatorios e investigaciones
que se llevaron a cabo se descubrió que en la gran sala se situaba el trono del
Maligno y que allí tenían lugar las misas negras, actos de necrofilia, y danzas
alrededor del fuego que se culminaban en la práctica de una orgía generalizada.
El resultado de todo lo anterior sería la muerte en la
hoguera de ocho vecinos de la población y otros tantos víctimas de las torturas
sufridas en prisión.
Las cuevas, formadas por el arroyo del infierno, presentan
un gran túnel de 120 metros de longitud que en algunos puntos alcanza los 12
metros de altura y se puede recorrer en su totalidad.
Arroyo del Infierno. Cuevas de Zugarramurdi |
Cuevas de Zugarramurdi |
La parte más abierta es la llamada Sorgin Leze (cueva de las
Brujas), y la más angosta, hacia el fondo es el Akelarre Leze (cueva del
Aquelarre).
Las cuevas viven cada año dos momentos muy especiales: uno,
el sábado anterior al 24 de junio, cuando se evocan los aquelarres en una
fiesta presidida por la música y las danzas tradicionales, y otro, el 18 de
agosto, cuando, en el marco de las fiestas patronales de Zugarramurdi, se
celebra en las cuevas una comida popular cuyo plato fuerte consiste en carnero
asado en estacas y que tiene obvias resonancias demoniacas.
No había comentado que las cuevas se hallan a 500 metros de
la población, rodeadas de un entorno único por lo que el paseo se te hará
bastante agradable. La entrada cuesta cuatro euros y el horario es de 11:00 a
17:00 en invierno.
Entorno de Zugarramurdi |
La última parada del día estaría a media hora y unos 27
kilómetros. Sería en la bonita localidad de Elizondo, capital del valle que se
asienta a uno y otro lado del río Baztán y es un lugar rico en nobles
edificios, algunos antiguos y otros de factura más reciente, levantados por
indianos tras su regreso.
Río Baztán a su paso por Elizondo |
Plaza de los Fueros. Elizondo |
En el centro histórico se concentra el mayor conjunto de
casas palaciegas de todo el valle. Destaca especialmente entre ellas el palacio
barroco de Arizkunenea o del Conde, o de
las Gobernadoras, curiosa construcción de gusto francés, actual sede de la Casa
de Cultura. En la misma calle podemos ver también el palacio de cabo de armería
Arozarena de estilo barroco. Algo más allá encontramos otras tres casas nobles.
Casa Palaciega. Elizondo |
Casa Palaciega. Elizondo |
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