Hacía tiempo que tenía ganas de conocer Medina Sidonia, el primer destino del día y localizado a unos
cuarenta kilómetros de Cádiz. Su nombre siempre me había atraído, además de ser
consciente de que era poseedora de un gran patrimonio monumental y artístico
junto con una arquitectura civil reseñable.
Medina Sidonia esparce su caserío señorial entre las tierras
adehesadas de la región de La Janda, a un lado de la llamada ruta del Toro
Bravo. Por ella pasaron fenicios y griegos; los primeros que levantaron en ella
una colonia mercantil a la que dieron el nombre de Sidón (de ahí su apellido,
Sidonia). Con posterioridad sería romana e importante ciudad visigoda hasta la
conquista árabe, ocurrida en el 712. Alfonso X entró en la villa en 1246,
siendo parte del Señoría de los Guzmanes hasta las Cortes de Cádiz de 1812.
Dentro de ella se alza un castillo, un puñado de valiosas
iglesias, arcos de época árabe y un delicioso conjunto de casonas de aliento
aristocrático. Vamos a descubrirlos poco a poco.
No sería mala idea comenzar a conocer la localidad por sus conjuntos arqueológicos, donde se
cuentan hasta tres: el del Castillo,
en la parte más elevada del cerro, permitiendo sus restos hacerse una idea de
la magnitud de la obra, apreciándose en los lienzos de murallas y torreones existentes;
el de Villa Vieja, en el que se
puede observar la superposición de diferentes restos pertenecientes a diversos
momentos de la historia de la ciudad; y el
romano, en el que se puede observar un conjunto de galerías subterráneas
cuya función como sistema de alcantarillado en la época romana nos indica el
grado de urbanización de la ciudad. La iluminación artificial permite recorrer
con toda comodidad los pasadizos y apreciar sus bóvedas. La existencia de
cloacas de estas dimensiones, a veces conectadas con otras construcciones subterráneas
que servían de bodega, pone de manifiesto la importancia que tuvo Medina
Sidonia en el conjunto de la baja Andalucía.
Sta María La Coronada desde El Castillo. Medina Sidonia |
En arquitectura religiosa destaca la iglesia de Santa María Coronada, donde destaca su retablo mayor,
suntuoso e impresionante, y uno de los más singulares de Andalucía, realizado
por importantes artistas y siendo como una biblia dorada y policromada. El
claustro también se encuentra bien conservado.
Santa María La Coronada. Medina Sidonia |
Medina Sidonia desde Torre de Santa María La Coronada |
Otros monumentos religiosos que sobresalen son la iglesia de las Monjas de Arriba, de la
que cuentan que sus muros dieron cobijo a una conversa, Simi la Hebrea, una
joven judía gibraltareña, la iglesia de
Santiago de estilo mudéjar y la Ermita
de los Santos, uno de los templos andaluces más antiguos, de estilo
visigodo. La inscripción de una de las columnas lo fecha en el siglo VII. De su
época de villa romana también se mantiene en pie parte del torreón y algunos
capiteles.
Por último habría que citar las tres puertas de su pasado
islámico: la puerta de la pastora, el
arco de Belén y la puerta del sol.
Arco de la Pastora. Medina Sidonia |
Después de disfrutar de esta localidad del interior gaditano
era el momento de volver a la costa. Exactamente a Chiclana, situada a sólo 22 kilómetros de la anterior.
Aunque para ser más precisos hay que
decir que nuestra única intención en el término municipal de Chiclana era ver
su famosa e inmensa playa de La Barrosa,
una de las más bellas y limpias del litoral gaditano, donde las aguas
embravecidas del océano Atlántico besan su arena dorada. Está adscrita al
Parque Natural de la Bahía de Cádiz, encontrándose rodeada por urbanizaciones
de casas bajas que han cuidado el entorno adaptándose a un paisaje ecológico y
paisajístico de gran valor.
Playa La Barrosa. Chiclana |
Hay lugares que al ser tan turísticos imponen e impactan al
encontrarlos desiertos y así nos sucedería con esta maravilla, por donde
podríamos dar un paseo sin encontrarnos a nadie sobre la arena. También es
cierto que no estaría mal poder disfrutar de este popular rincón en la
temporada estival, cuando se encuentra en su máximo apogeo y ebullición.
En ambas puntas destacan las dunas de arena blanca, algunas
de ellas de carácter fósil, y sus acantilados.
Entre Chiclana y San Fernando se localiza la isla de Sancti Petri, por lo que no
desaprovecharíamos la oportunidad de acercarnos a la playa desde la que se
puede observar en la lejanía. Sobre las rocas quedan restos de una fortaleza
del siglo XIX y una torre de señales. Cuentan que la isla poseía un pozo de
agua dulce que manaba en sentido contrario al de las mareas. Documentos antiguos
sitúan aquí el templo de Hércules.
Castillo de Sancti Petri |
Playa y Castillo de Sancti Petri |
En la margen derecha del río Guadalete, donde se supone que
tuvo lugar la batalla que concluyó con el reinado visigodo en España, se
asienta El Puerto de Santa María,
ciudad donde pasaríamos lo que restaba de tarde.
Desde sus muelles saldría el navío comandado por el
santanderino Juan de la Cosa, afincado allí, cuya importancia fue capital al
dibujar el primer mapamundi que incluía las tierras recién descubiertas. Colón
se alojaría en el palacio que los Medinaceli tenían en esta ciudad ribereña, y
de allí saldría la expedición que mayores logros geográficos conseguiría, la de
Alonso Ojeda. De su primera vinculación con la Carrera de Indias nos habla el
hecho de que fue la ciudad en donde se aposentó el control del tráfico con el
continente hasta que Sevilla obtuvo el privilegio real del monopolio de la
Carrera de Indias. Así que como se puede observar su importancia histórica es
crucial en la historia de España y América.
El Puerto de Santa María posee un caserío blanco y numerosos
palacios, algunos de ellos convertidos en casas de vecinos como la casa de las Cadenas, en la plaza del
Ayuntamiento, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil andaluza. La
casa fue erigida a lo largo del siglo XVII y alojó a Felipe V. Su estilo
barroco se manifiesta en su bella fachada en la que destaca su gran escudo de
armas nobiliario.
Además, entre sus monumentos más relevantes hay que señalar
la Iglesia Prioral, que se alza en
la zona alta de la ciudad desde mediados del siglo XV. Sus capillas son
hermosas, llenas de luz y aires barrocos, y acogen importantes imágenes
religiosas.
Iglesia Mayor Prioral. El Puerto de Santa María |
Tampoco podemos dejar de citar el castillo de San Marcos, primero musulmán y después cristiano, y
perfectamente restaurado y conservado.
Castillo de San Marcos. El Puerto de Santa María |
Alfonso X El Sabio. El Puerto de Santa María |
Importante también es la casa – museo del poeta Rafael Alberti, nacido en esta localidad, y
donde se acoge buena parte de su memoria con enseres personales, pinturas,
libros y manuscritos dirigidos a numerosos amigos.
La población es famosa también por sus bodegas y sus
magníficos vinos, además de por las espléndidas playas de Valdelagrana, Vista Hermosa y Las Redes, a las que ya no
tendríamos tiempo de acercarnos.
Plaza de Toros. El Puerto de Santa María |
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