En esta ocasión y junto con mi padre, aprovecharía el puente
de la Constitución, al que le sumaría dos días más, para realizar una hermosa
ruta, en su mayoría por el interior de la provincia de Huelva, que me
permitiría descubrir algunos de los rincones más fascinantes de Sierra Morena con paisajes repletos de
cerros, montañas y dehesas de mediana altura, en cuyas faldas hallaron acomodo
villas y pueblos de arquitectura blanca tales como Aracena, Almonaster la Real o Cortegana, erigidos en tiempos de la
dominación árabe, y que durante siglos constituyeron la frontera de dos reinos
en continua pugna: árabe y cristiano.
También tendríamos oportunidad de llegar hasta la peculiar
aldea de El Rocío y el maravilloso Parque Nacional de Doñana, donde
haríamos una intensa e inolvidable visita guiada, sin olvidarnos de los lugares Colombinos, es decir las
villas, monasterios y paisajes íntimamente relacionados con el Descubrimiento
de América.
No nos quedaríamos tampoco sin vivir la experiencia que
implica conocer todo lo relacionado con el museo
y las minas de Riotinto, un parque minero con multitud de actividades que
no te deja indiferente, ni nos olvidaríamos de conocer los monumentos más
importantes de la capital onubense,
ni de poblaciones cercanas como Niebla y
Moguer.
Como se ve un viaje intenso y bien aprovechado que
comenzaríamos entrando por la zona norte de la provincia de Huelva, tras haber
conocido Zafra y Jerez de los Caballeros en la provincia de Badajoz y cuyo
pequeño diario se puede consultar en la pestaña correspondiente de Extremadura.
Quedaban pocas horas para quedarnos sin luz, después de
haber dedicado toda la mañana a visitar los municipios pacenses indicados en el
párrafo anterior, por lo que tan sólo tendríamos tiempo para seleccionar dos
pequeños pueblecitos de la nueva provincia que abarcábamos, pero suficientes
para abrir boca.
Después de disfrutar de las vistas que nos ofrecía el
paisaje con tramos de media montaña, en el que se intercalaban sierras de
cierto porte con zonas de valle por las que discurrían algunos cursos de agua,
llegaríamos hasta Cumbres Mayores,
con la inconfundible silueta de su castillo e iglesia de fondo, en la que en
unos minutos dejaríamos el coche aparcado en la Avenida de la Constitución.
Cumbres Mayores |
Ya caminando llegaríamos hasta la plaza de Andalucía, espacio cívico en el que se encontraba el
primer punto de nuestra visita. A escasos cien metros, en la calle Santa Clara, se conserva todavía la portada del antiguo convento
fundado por el Papa Paulo II en el siglo XV que da nombre a la calle. Tras la
Desamortización de 1836, el antiguo convento
de las Franciscanas Clarisas fue abandonado y de él sólo se conserva esta
portada en granito de estilo gótico tardío.
Retrocederíamos unos metros y subiríamos por la calle La Portá, una de las vías más
importantes de Cumbres mayores y en la que se desarrolla parte de la animada
fiesta del Corpus Christi y sus populares vaquillas. A lo largo de esta calle
pudimos encontrar los mejores ejemplos de arquitectura
señorial ligada al desarrollo industrial del siglo XIX, casas de gran porte
que ocupan toda la manzana y que también albergan las instalaciones de la
fábrica de embutidos e incluso un punto de venta al público.
La subida por esta calle también nos permitiría contemplar
parte de la muralla del castillo que
visitaríamos en breve. Poco después y sin pérdida alguna llegaríamos a la plaza
de Portugal, donde se encuentran dos de los principales monumentos de la
villa.
Por un lado, la iglesia
de San Miguel, declarada Monumento Histórico y cuya edificación puede estar
relacionada con las empresas militares iniciadas por el rey Sancho IV, lo que
explicaría su emplazamiento, junto al recinto fortificado, así como su carácter
hermético, la sobriedad de su espacio original y la robustez de sus muros. Este
templo es uno de los que mayor patrimonio artístico original conserva de todo
el parque natural. Lo mejor, sin duda, su retablo mayor.
Iglesia de San Miguel. Cumbres Mayores |
Iglesia de San Miguel. Cumbres Mayores |
Por otro, el castillo,
un monumento en el que Cumbres Mayores acoge siglos de historia e
identificación con sus murallas y torres. La fortaleza está situada en la parte
alta de la villa, con torreones cuadrados y semicirculares y la puerta
principal o de San Miguel que está conectada a un paseo de ronda. Lástima que
las escalinatas que acceden al adarve estuvieran cerradas, privándonos de esa
manera de las estupendas vistas del casco urbano y de las llanuras de
pastizales que desde allí se obtienen. Decir como curiosidad que sus muros
alcanzan una altura de diez metros y un espesor de casi tres.
Castillo de Sancho IV. Cumbres Mayores |
Acaba la visita, continuamos nuestro camino en coche hacia Jabugo, situada tan sólo a treinta
kilómetros y una media hora. Esta localidad es una de las más conocidas del
mundo del jamón. Hablar hoy día de Jabugo es símbolo de calidad suprema, de
manjar y delicatesen en el mundo gastronómico. Pero tras ese nombre asociado al
mundo del ibérico se encuentra una localidad cargada de historia.
Su extraordinaria posición en la sierra del Castaño como encrucijada de caminos, permite llegar
hasta ella sin pérdida posible. Ese privilegiado enclave también es un aliado
para sus valiosos jamones y embutidos ibéricos, que se benefician del aire de
su microclima de montaña durante el periodo de curación.
Una vez dentro de la población, el sentido común nos llevó a
la travesía de la carretera San Juan del Puerto – Cáceres,
donde estacionamos el vehículo. Aquí se puede adquirir todo tipo de productos
derivados del cerdo ibérico e incluso degustar el exquisito jamón ibérico en
algunos de los establecimientos de esta zona comercial.
Poco después nos dirigiríamos por la famosa calle Barco, un tramo elegantemente
empedrado con una forma cóncava singular y desembocamos en la plaza del jamón, el centro neurálgico
de la vida jabugueña.
Allí, localizada en uno de sus laterales, descansa la iglesia de San Miguel Arcángel, un
templo cuyo porte y torre – campanario destaca sobremanera frente al resto de
construcciones del entorno. Esta iglesia, levantada en la primera mitad del
siglo XVIII sobre los restos de un templo mudéjar, funde elementos neoclásicos
con el barraco andaluz. En su interior conserva una importante muestra de
piezas artísticas de los siglos XVII al XX, entre las que merece especial
atención el retablo mayor.
Iglesia de San Miguel Arcángel. Jabugo |
Paseando por el pueblo también se pueden observar casas señoriales de gran apariencia y
distinción, como el casino (frente a
la iglesia) e interesantes muestras de corte modernista, como el edificio situado en la calle Talero, de piedra vista. Asimismo, la calle La Fuente, próxima a la plaza
del Jamón, conserva un hermoso escudo de
armas en mármol.
Otro lugar destacable es el Tiro Pichón, una edificación localizada en una de las zonas más elevadas
del casco urbano y construido a principios del siglo XX. El edificio posee dos
partes claramente diferenciadas, aunque la más antigua es de estilo modernista,
con la combinación de piedra caliza y ladrillo rojo. Desde este punto se
consiguen buenas vistas de Jabugo y del valle de Múrtigas con el pueblo de
Galaroza al fondo.
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