PATAGONIA SUR - DIA 10. De El Calafate a Puerto Natales

31 de Diciembre de 2017.

Otro madrugón era necesario para poder estar en la estación de autobuses un poco antes de las ocho, la hora de salida del bus que me llevaría a Puerto Natales, ya en Chile, por lo que como se ve volvía otra vez al país vecino, sólo tres años después de mi viaje de un mes por su territorio en el año 2014. Y es que una vez en estas latitudes y en estas fechas, no podía dejar de lado otro de los motivos principales de este viaje, sino el más importante de todos: llegar al Parque Nacional de Torres del Paine, unas de las zonas paisajísticas más espectaculares del planeta. Pero empecemos por el principio que todavía quedaba mucho para llegar hasta él.

El viaje lo haría con la compañía chilena Bus – Sur, una de las más famosas, comprando el billete por su página web, varios meses antes, costándome 27 euros. Haría bien porque no quedaba ni una sola plaza libre. El ayudante del conductor nos pediría a todos los pasajeros los pasaportes  y tras hacer las comprobaciones oportunas y ver que todo estaba correcto, nos pondríamos en marcha.

Llanura Patagónica camino a la Frontera Argentina

Recta Patagónica camino a la Frontera Argentina

Tardaríamos tres horas en llegar al Paso Internacional Don Guillermo, donde deberíamos bajar todos del autobús para hacer los trámites fronterizos de salida de Argentina. La verdad que sería rápido y en media hora ya nos volvíamos a poner en marcha, atravesando varios kilómetros de zona de nadie entre los dos países, para llegar poco después a la frontera chilena, donde las gestiones para entrar al país son algo más engorrosas, pues te hacer bajar con todas tus pertenecías para pasarlas por un escáner y comprobar que no llevas ningún tipo de alimento orgánico. También obligan a bajar al conductor todos los equipajes para ser olfateados por perros, por lo que, como se ve, son bastante severos con este asunto, enfrentándote a importantes multas si te pillan con algo, además de requisártelo. Igualmente es necesario rellenar una declaración jurada al respecto, para cubrirse las espaldas por si incumples.

Paso Internacional Don Guillermo.Argentina

Paso Internacional Don Guillermo.Argentina

Paso Internacional Don Guillermo.Chile

Al final se nos iría casi una hora con toda la parafernalia, poniéndonos otra vez en carretera y atravesando la barrera fronteriza. La última parte del firme argentino había sido de ripio y ahora volvía a convertirse en asfalto en Chile, por lo que empezaba a verse más medios en este nuevo país.

En hora y media más llegábamos a Puerto Natales tardando al final seis horas, una hora más del horario previsto, así que al final no estaría tan mal, plantándonos allí a las 14:00.

La estación de buses de Puerto Natales está algo alejada del centro, así que no me pensaría mucho tomar un taxi allí mismo, costándome 80 pesos argentinos. Efectivamente admiten otras divisas, ya que mucha gente llega sin pesos chilenos, como era mi caso. También aceptan dólares, suponiendo en estos dos últimos casos tres dólares y dos mil pesos chilenos. Todos estos precios son cerrados y se aplican para cualquier trayecto dentro del centro urbano.

En menos de diez minutos estaba en la puerta del Hostal Morocha, un agradable lugar que reservaría por www.booking.com varios meses antes. Se encuentra regentado por Pablo, su dueño y también porteador del Parque Nacional  de Torres del Paine durante 18 años. Cuando llegué él no estaba, pero me recibiría Celine, una chica suiza muy agradable que estaba de voluntaria allí, aprendiendo castellano. Pronto me enseñaría mi habitación compuesta por dos camas. (40 euros la noche con desayuno incluido). Efectivamente necesitaba algo confortable y para mí sólo, pues quería poner en orden todo el equipaje y estar tranquilo, pues mañana empezaba una empresa que no era ninguna tontería. Todo estaba muy limpio, siendo una casa de lo más acogedora por lo que era perfecto para recuperar fuerzas.

Hostal Morocha

Me organizaría lo imprescindible y pronto estaba de camino al centro, no más de diez minutos paseando, para realizar varias gestiones, pues hoy era el último día del año y temía que pudieran cerrar muchos comercios antes de su horario normal, pero todo lo contrario, pues estaba todo abierto hasta más tarde de las 21:00.

Empezaría por lo más importante, cambiar moneda, no consiguiendo un cambio más favorable de 700 pesos chilenos por euro. Aquí es cierto que había muchas casas de cambio cerradas y sólo pude encontrar tres establecimientos abiertos, ofreciéndote los otros dos sitios peores condiciones.

Mi siguiente destino sería la farmacia, donde compraría esparadrapo, tiritas, Betadine y alguna que otra cosa que había olvidado traer desde España. Es importante no olvidar nada de esto pues nunca se sabe las heridas que te pueden causar tantos kilómetros de caminata.

En tercer lugar era el momento de entrar a un inmenso supermercado que estaba a rebosar de gente, realizando todo el mundo las compras de última hora para la gran cena. Yo me proveería de provisiones para cuatro de los ocho días que iba a estar en el Parque Nacional, pues decidí tomar una decisión salomónica, contratando en los refugios pensión completa la mitad de los días, y los otros llevarla yo, para así ahorrar un poco, pues aunque se puede contratar en todos, suponía que de hacerlo así, mis gastos se dispararan en exceso. Entre mis compras estarían fiambre embasado, frutos secos, chocolates y algunas latas de conserva.

Con todos los deberes hechos, ahora sí, que buscaría un local para comer algo que no fuese demasiado contundente, optando por un pequeño comercio en el que vendían una empanadas de lo más sabrosas, acompañándolas con unos zumos.

Eran las 18:00 cuando terminaba de hacer todo lo descrito anteriormente por lo que, antes de retirarme al hostal, decidiría dar una pequeña vuelta por el centro de Puerto Natales.

Esta ciudad, ubicada a 247 kilómetros al noroeste de Punta Arenas, es hoy capital de la Provincia de Última Esperanza y se encuentra delante del Seno del mismo nombre. El área fue descubierta por Juan Fernández Ladrillero en el 1555, en su misión colonizadora, como enviado de la corona española para extender la gobernación de Chile hasta el Estrecho de Magallanes. En su desesperación por encontrar la salida hacia el sureste, desde los fiordos del Océano Pacífico y que lo condujeran a aquella vía interoceánica, se encontró con el Seno, que era la última oportunidad de hallar el gran canal magallánico. Canal que no encontraría entonces, pero que le permitió estudiar un espacio geográfico nuevo para la cartografía mundial.

No sería hasta 1911 cuando se dispuso por decreto supremo la fundación de la nueva población, que pasaba a nombrarse Puerto Natales. A pocos kilómetros de ella se iniciaba la construcción de un frigorífico para la exportación del ganado hacia Europa y que se conocería como “Frigorífico Bories”. Por tanto, la ciudad nacía como un poblado para servir todas las necesidades de quienes trabajaban en la ganadería en la región, tanto desde el punto de vista sanitario, como educacional.

Sin duda, lo que más destaca de ella es la Plaza de Armas que, como todas las de Chile, acoge la iglesia más importante, la Municipalidad, el correo y la gobernación, como también las casas de más prestigio. El templo sería inaugurado en 1930 y destaca la fachada con el campanario central que se inspiran en modelos ingleses de 1700. La Municipalidad por su parte también tiene influencias inglesas y alemanas.

Iglesia María Auxiliadora. Puerto Natales

Municipalidad de Puerto Natales

Plaza de Armas. Puerto Natales

Navidad en Puerto Natales

Por otro lado la arquitectura, de muchos de sus edificios, es el producto del tipo de colonización que se practicó. Casas de una gran simplicidad planimétrica y decorativa, con un gran uso de la madera como material principal.

Arquitectura Tradicional

Arquitectura Tradicional

Aunque me hubiese gustado también dar un paseo por la costanera y acercarme hasta el monumento al Milodón, que había visto de pasada desde el autobús, el hecho de que si llevaba a cabo estos planes, se me iba a hacer muy tarde, decidiría al final marcharme para el hostal a prepararlo todo.

Puerto Natales desde Hostal Morocha

Puerto Natales desde Hostal Morocha

Estaría dos horas organizándome y es que era muy importante no olvidar nada y dejar en el Hostal Morocha todo lo que pudiera, pues cuanto menos peso llevara mejor que mejor. Aún así y todo creo que la mochila no bajaba de los 14 kilos, que para mi gusto era demasiado, por lo que esperaríamos que no pasara factura a mi maltrecha espalda.

Con el tiempo justo para asearme y volverme a vestir, conseguiría estar en el pequeño salón de la entrada unos minutos antes de las 21:00, hora a la que nos había citado Pablo, el dueño del Hostal, a todos los que quisiéramos compartir con él la cena de Nochevieja.

Al ser una vivienda pequeña, todos querríamos estar por lo que ocuparíamos la mesa: una pareja canadiense jubilada de la que no recuerdo sus nombres; Gabriela y María, dos italianas del sur; Celine, la suiza y yo. Pablo nos sorprendería con una paella al estilo patagónico con productos típicos de esta región chilena, que estaba bastante buena, además de ensalada y un vino suave muy rico.

Además tendría el detalle de sólo cobrarnos el importe de lo que había supuesto la compra, sin añadir ningún extra a la misma, teniendo que poner sólo 5000 pesos cada uno.

Fue una cena muy divertida, donde hablamos de todo y en todos los idiomas, con traducciones simultáneas como si aquello fuese la ONU. Eso sí está vez y por primera vez en mi vida, con edad para hacerlo, no tomaría las famosas uvas, pues la tradición no existía en ninguno de los países que estaban representados allí, así que tengo que reconocer que me daría algo de pena, aunque tampoco supondría un trauma.

A las 23:30 nos retiraríamos, pues mañana madrugábamos todos los comensales para realizar diferentes actividades y excursiones y no era plan de seguir de fiesta y no ser personas pocas horas después.

De esta manera, me iba a dormir antes de que terminara 2017, un año increíble en todos los aspectos, especialmente en sueños viajeros. Mañana comenzaba un nuevo año del que espero me dé también muchas alegrías, sean del tipo que sean, pues en cuanto a viajes se refieren es posible que estos disminuyan sustancialmente, después del ritmo tan intenso de los últimos años. Por lo tanto, como se acaba de ver, en este pequeño y último párrafo de este capítulo, desvelo así la gran sorpresa del 2018, aunque es cierto que nunca se sabe en la vida y las cosas pueden cambiar, así que lo iremos viendo.

                                             ¡¡ FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS!!

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