PATAGONIA SUR - DIA 22. Parque Nacional Tierra del Fuego

12 de Enero de 2018.

El parque nacional Tierra del Fuego  tiene una extensión de 63.000 hectáreas y su interior está lleno de lagos, glaciares, ríos, cerros y bosques de gran belleza de cohiues, lengas y ñires. Además como peculiaridad es el único parque argentino que tiene una costa marina, lo que le confiere todavía mayor interés si cabe.

Es por todo ello que mi último día completo del viaje quería aprovecharlo dentro del mismo, dedicándole la mayor parte del tiempo posible. Y aunque pueda parecer poco, es cierto que madrugando, con buen tiempo y con tantas horas de luz, puede dar para mucho una jornada, si estás más o menos en forma.

Este Parque se encuentra a doce kilómetros del centro de Ushuaia, por lo que para llegar allí tienes varias opciones posibles:
  • Alquilar un coche, lo que puede merecer la pena siendo varias personas para moverte a tú aire y ahorrar fuerzas.
  • Tomar un taxi hasta el mismo y pactar con él taxista una hora de recogida para volver a la ciudad.
  • Optar por un remix o autobús con varios pasajeros que se encuentran sujetos a horarios oficiales.

Hablando con Miguel me comentaría que él conocía una empresa (Santa Lucía) que pasaban a recogerte por tú alojamiento y te costaba 450 pesos la ida y la vuelta, es decir, 50 pesos más barata que las de otras empresas que llegan hasta allí, así que no dudé en optar por esta propuesta. A las 08:45 pasaban a por mí y en media hora escasa estábamos en el centro de recepción de visitantes, donde pagaría la entrada al Parque (450 pesos), facilitándote los guardias planos e información de las rutas a realizar. Tampoco perdería mucho el tiempo aquí, pues ya traía un plan previsto que había planeado con Miguel la noche anterior. Es cierto que algo ambicioso pero factible si se afronta a un paso normal e incluso con alguna parada para disfrutar del entorno.

Por cierto, por si alguien tiene interés, el famoso tren del “Fin del Mundo” se encuentra unos kilómetros atrás de este lugar, antes de acceder al Parque, y en este caso sería mi gran sacrificado de la zona, pero con tan poco tiempo en Ushuaia era evidente que había que elegir.

Antes de llegar a la última parada que corresponde con el centro de interpretación Alakush, puedes solicitarle al conductor que te deje en otras paradas intermedias, por lo que yo le pediría que parase en en la bahía Ensenada Zaratiegui donde daba inicio la primera de las rutas del día que iba a llevar a cabo: la llamada Senda Costera.

Bahía Ensenada Zaratiegui

Pero antes de comenzar a andar, me encontraría con una grata sorpresa y es que allí estaba la oficina postal más al sur de Argentina y del mundo con el famoso señor de bigote blanco que había tenido oportunidad de saber de él gracias a un artículo de prensa. No dudé en entrar y conversar durante un rato con él, además de enviar varias postales y sellar mi pasaporte con el sello de un lugar tan lejano y especial (50 pesos).

Bahía Ensenada Zaratiegui

Unidad Postal del Fin del Mundo.Bahía Zaratiegui

Tras inmortalizar el momento con las correspondientes fotografías empezaría a caminar dirigiéndome al inicio de la ya mencionada senda costera de ocho kilómetros de distancia, comenzándola a las 10:00 de la mañana.

La primera parte es preciosa y más con el día tan espectacular que había amanecido, estando despejado y una temperatura de lo más agradable que hacía que incluso te sobrase el abrigo en ciertos tramos. Iría atravesando las diferentes bahías y las hermosas playas rodeadas de montañas, intercalándolas con momentos donde penetraba en un tupido y sombrío bosque donde reinaba la más absoluta soledad.

Bahía Ensenada Zaratiegui.Senda Costera

Senda Costera

Senda Costera

Senda Costera

Después de seguir alternando espacios abiertos con nuevos tramos de árboles y maleza, llegaría al final de la ruta, llegando al centro de interpretación Alakush a las 12:30. El tiempo que dan las guías para hacer la ruta es de tres horas, por lo que había reducido en treinta minutos la misma.

Senda Costera

Centro de Interpretación Alakush

Desde el centro, dejando su puerta principal a la derecha y continuando recto, la amplia pista de tierra por la que circulan vehículos, me llevaría hasta la cabecera del lago Roca o Acigami, en lengua yamana, donde descansaría unos minutos para disfrutar del entorno.

Lago Acigami o Roca

Lago Acigami o Roca

Tampoco podría perder mucho tiempo más pues todavía me quedaban muchas rutas por realizar y la que venía a continuación era con diferencia la más exigente de todas y la que más tiempo me iba a llevar.

Bordeando por la derecha el citado lago y teniéndolo, a partir de que comienzas a caminar a la izquierda, llegaría por una senda, sólo habilitada ya para personas, al comienzo de la ruta del Cerro Guanaco, que se desvía del camino inicial a la derecha, otra vez. Si se continua de frente se llegaría después de hora y media hasta el Hito XXIV que es la frontera entre Argentina y Chile y puede ser otra interesante opción (En total serían tres horas, ida y vuelta).

Pero siguiendo con mi caminata, en apenas cinco minutos aparece un gran cartel donde se recomienda no continuar la ruta si son más tarde de las 12:00 pero sinceramente creo que si hace buen tiempo, tienes buena forma física y es verano, no tiene por qué haber ningún problema empezando no más tarde de las 13:00.

A partir de la anterior indicación, el camino es en continuo ascenso que desde el primer momento te deja sin aliento y te rompe las piernas. Estaba siendo agotador, pero bien merecía la pena el esfuerzo si con ello podía obtener la recompensa de las increíbles panorámicas que se obtienen desde aquellas alturas.

La subida seguía siendo intensa y exigente, pasando un primer tramo que por fin me permitía ver algo del paisaje que más tarde iba a tener delante de mí sin ningún obstáculo, por lo que sólo hasta aquí ya había merecido la pena el sacrificio.

Lago Roca  de camino al Cerro Guanaco

P.N.Tierra del Fuego de camino al Cerro Guanaco

Pero yo seguiría más adelante, pasando por un terrorífico barrizal, donde tienes que ir ayudándote de las ramas localizadas en su interior para poder poner los pies y no hundirte hasta las rodillas. Tras este por fin se veía el collado previo a la cima del cerro Guanaco y mi objetivo de esta ruta, pues decidiría no continuar hasta aquella por falta de tiempo.

Después del último esfuerzo por fin conseguiría  situarme en tan privilegiado mirador, consiguiendo hermosas vistas del lago Roca, la frontera de Chile y sus montañas, además de las estribaciones de la bahía Lapataia y la cumbre, a lo lejos, del mencionado cerro Guanaco hacia donde se dirigían unas quince personas en este momento.

Lago Roca desde Collado Cerro Guanaco

P.N.Tierra del Fuego desde Collado Cerro Guanaco

P.N.Tierra del Fuego desde Collado Cerro Guanaco

Cerro Guanaco desde Collado próximo

Hasta donde me encontraba había tardado unas dos horas, faltando otras dos para culminar la ruta, por tanto quien quiera completarla entera necesitará entre siete y ocho horas.

Después de comer tranquilamente en aquel maravilloso lugar, sin apenas viento, algo difícil para la zona, comenzaría el descenso. También sería duro por lo que se sufre con las rodillas debido al desnivel, consiguiendo volver a las orillas del lago Roca sobre las 16:45.

Esta ruta me había dejado cansado, pero no renunciaría a realizar la parte más popular del parque y la que suelen realizar la mayoría de familias y gente que llega hasta aquí, es decir la bahía Lapataia, el final de la ruta 3 que parte desde Buenos Aires y es el punto más al sur de Argentina en Tierra. Y es que si ayer había conseguido llegar al que más al sur está en el mar, la isla H, este no podía faltar.

Pero antes de llegar hasta allí, la ruta te va ofreciendo diferentes bifurcaciones a ambos lados del camino que te deleitan la vista con bonitos paisajes, siendo además caminos muy cortos aptos para toda la familia.

Lo peor para los senderistas es que tienes que compartir la pista de tierra principal con una gran cantidad de vehículos que transitan por la misma, levantando grandes humaredas que muchas veces van directas hacia ti.

Las rutas que me encontraría serían las siguientes:
  • El archipiélago de los cormoranes, donde además de estos se pueden ver gran variedad de especies. La distancia es sólo de 600 metros.
Archipiélago de Cormoranes

Fauna en Archipiélago de Cormoranes

  • La laguna verde, donde se puede observar una preciosa masa de agua de color esmeralda.
Laguna Verde

  • La laguna negra, cuyo nombre proviene de la coloración que toman sus aguas debido a la predominación de turbales y la cual no podría visitar por escasez de tiempo.
  • La del Turbal, que tampoco haría por falta de tiempo, pero en la que se atraviesa un bosque de lengas y coihues.
  • La del mirador de la laguna Lapataia, con una vista panorámica espléndida de esta.
Mirador de la Laguna Lapataia

Mirador de la Laguna Lapataia

Desde el último mirador, bajaría por un pequeño camino, evitando el tráfico rodado, para llegar al borde de la mencionada laguna Lapataia, donde se encuentran el bosque austral, la montaña y el mar y concluye la ruta 3, que cruza el parque de este a oeste, conduciendo a este callejón sin salida. ¡Buenos Aires está a 3079 km, y Alaska, a 17849 km! Aunque no había mucha gente tendría que esperar unos cinco minutos para inmortalizar el momento con unas fotografías.

Fin de la Ruta Tres.Bahía Lapataia

Fin de la Ruta Tres.Bahía Lapataia

Después unas pasarelas de madera me permitirían caminar hasta un mirador que domina el canal de la bahía Lapataia con una vista majestuosa sobre el fiordo, con el agua azul turquesa y un paisaje de hierbas amarillentas, de árboles plegados por el viento y de montañas rocosas con restos todavía de nieve.

Bahía Lapataia

Bahía Lapataia

Bahía Lapataia

Eran las 18:45, cuando empezaba a deshacer todo el camino a paso ligero, pues el último autobús estaba previsto para las 20:00 y temía perderlo, pero tendría suerte, pues a medio camino el conductor de la furgoneta que me había traído por la mañana me reconocería y pararía por si quería montar, a lo que no dudaría en decirle que sí. Además para rizar el rizo el vehículo ya se dirigía hacia Ushuaia, adelantando de esta manera casi una hora mi regreso y llegando a la ciudad sobre las 20:00.

A mis espaldas quedaban casi 21 km y las piernas me pesaban una barbaridad, pero no quería irme de este lugar tan significativo sin acabar de conocer algún que otro monumento en el que estaba interesado, así que desde la estación de autobuses tomaría el paseo costero y siguiéndolo hallaría, en primer lugar, el viejo remolcador “Saint Christopher” el cual es ya un símbolo de Ushuaia al llevar allí varado más de cincuenta años. Sólo uno poco más adelante encontraría el monumento a los Caídos en la guerra de las Malvinas, realmente construido con muy buen gusto y más si hondea la enorme bandera argentina debido al viento, como era el caso. Se pueden ver los escudos de todas las provincias argentinas, un buen número de placas conmemorativas en honor a los que cayeron luchando por el país y la impresionante imagen del contorno de las islas. Es un lugar que invita a estar allí un rato largo, lo que haría antes de que las primeras gotas empezaran a caer sobre mí.

Buque Saint Christopher.Ushuaia

Monumento a los Caídos en la Guerra de las Malvinas. Ushuaia

Monumento a los Caídos en la Guerra de las Malvinas. Ushuaia

Pero el hecho de que empezara a llover no me achantaría y me dirigiría casi a las afueras de la ciudad para ver la casa Beban, la cual perteneció a una de las primeras familias de Ushuaia y fue trasladada a este lugar para evitar su deterioro, funcionando como museo y mostrando el estilo de vida de aquellos tiempos. Aunque estaba cerrada mereció la pena desplazarse hasta aquí pues su arquitectura es pintoresca y diferente a la de otros edificios.

Casa Beban. Ushuaia

Mi ruta continuaría ascendiendo por unas escaleras de madera, en bastante mal estado, justo en frente de la casa anterior, que me permitirían remontar la colina por el llamado Paseo del Centenario y una vez en la parte alta conseguir unas bonitas vistas panorámicas, hacia un lago, y hacia el otro un conjunto de diferentes edificios de ladrillo que no permiten observar nada y que en los último años han acabado con la perspectiva que se conseguía desde aquí.

Ushuaia desde Paseo Centenario

De esa manera daba por concluida mi visita a Ushuaia, dirigiéndome a mi alojamiento, al que llegaría a las 21:30. Estaba muy cansado por lo que me daría una buena ducha y me bajaría a cenar a la cocina, donde me encontraría con Miguel y su hijo, por lo que comenzaríamos a charlar acerca de cómo me había ido el día, desembocando la conversación en un sinfín de temas de todas las materias posibles y en una invitación por su parte de unas pizzas caseras riquísimas. Con la tontería nos darían las tres de la madrugada, pero me daba igual pues cuando uno está como en casa, en compañía de buena gente, el tiempo vuela y pasa demasiado deprisa.

No hay comentarios :

Publicar un comentario