DIA 06. FLORIDA. Recorriendo Los Cayos camino a Miami

31 de Agosto de 2017.

Efectivamente hoy regresábamos a Miami, pero teníamos todo un día por delante para ello y estaba claro que no íbamos a ir de forma directa, sino que nuestra idea era ira parando en aquellos lugares que más curiosidad nos despertaron al preparar este viaje. Y había algo que íbamos a necesitar en varios de ellos, que era suerte, pues alguna que otra de esas actividades estaban relacionadas con el avistamiento de fauna, así que a ver si conseguíamos nuestros propósitos.

Nuestro primer desvío sería tras recorrer unas 30 millas, lo que tardaríamos unos 40 minutos. Nos encontrábamos en Big Pine Key, uno de los cayos más especiales que goza de uno de los ecosistemas subtropicales más frágiles y por consiguiente donde mejor se puede apreciar la vida animal si hay fortuna. Para ello pararíamos primero en el centro de visitantes del llamado National key deer refuge que traducido significa “Refugio nacional de Ciervos”. Este consiste en un mosaico de grandes extensiones de bosques de pinos, manglares, humedales de agua dulce y aguas marinas. Un hábitat único que proporciona los cuatro elementos básicos (alimentos, agua, refugio y espacios abiertos) necesarios para garantizar la supervivencia  de  especies amenazadas o en peligro de extinción. Es por aquí por donde se mueven los ciervos de cola blanca que veníamos a observar y que se caracterizan por ser los más pequeños de esta especie conocidos. Hoy en día se encuentran en peligro de extinción y se estima que sólo quedan unos 800.

Aunque no era el momento idóneo para poder verlos ya que este es al amanecer o al anochecer, la amable señora que nos atendió nos recomendó que fuéramos o bien por los caminos de tierra o bien al llamado Blue Hole, decantándonos por este último.

Información Blue Hole.Big Pine Key

Sendero hacia Blue Hole.Big Pine Key

El agujero azul es una cantera de piedra caliza abandonada, que en su momento se utilizaría para la construcción de la línea del antiguo ferrocarril y cuyo material sobrante se ha utilizado para llevar a cabo muchos de los caminos del parque. El nivel del agua depende de las precipitaciones y del agua salada que fluye a través de la piedra caliza circundante.

Blue Hole.Big Pine Key

Blue Hole.Big Pine Key

Es el único lago de los Cayos de Florida y gracias a su agua fresca y dulce, muchísimos animales acuden hasta aquí para saciar su sed y refrescarse, siendo un excelente lugar para poder apreciar la fauna de la zona. Con suerte, además del ciervo, se pueden ver iguanas, pájaros tropicales, varios tipos de serpientes, tortugas y el cocodrilo de la Florida, que por lo general suele tomar el sol en este plácido oasis.

Posee dos plataformas de madera desde las que se obtienen una buena perspectiva de todo el entorno y sólo están a unos metros del parking donde se deja el vehículo al lado de la carretera. Llegaríamos a ambas y en total y absoluto silencio esperaríamos a ver si la suerte estaba de nuestro lado. Los minutos seguirían pasando y allí no aparecía nadie, hasta que tras un rato, de repente, y nadando hacia nosotros pudimos ver tres tortugas que avanzaban relajadamente por el agua. Sería el único animal de cuya presencia podríamos disfrutar, por lo que nos iríamos algo decepcionados de allí.

Tortugas en Blue Hole.Big Pine Key

Tortuga en Blue Hole.Big Pine Key

Aún así todavía no era el momento de rendirse, por lo que continuando por la carretera y sólo unos metros más adelante, volveríamos a estacionar el coche en un nuevo parking, para realizar una pequeña ruta de senderismo e intentar así poder ver al ciervo, que era nuestro objetivo principal. La senda se la conoce como Mannillo trail y en menos de 300 metros te conduce hasta una plataforma de observación junto a un pequeño humedal, contando con varios bancos para sentarse, observar, relejarse y reflexionar. El camino cuenta también con algunos carteles donde se hace referencia a la historia geológica y los impactos del desarrollo reciente.

Manillo Nature Trail.National Key Deer Refuge.Big Pine Key

Manillo Nature Trail.National Key Deer Refuge.Big Pine Key

La mayoría de las plantas que se pueden observar son variedades tropicales del Caribe y son capaces de sobrevivir a fuertes tormentas, periodos prolongados de sequía y fuego, proporcionando un hogar y comida para animales y aves. Por lo que uno se encuentra ante un ecosistema combinado que no se puede apreciar en ninguna otra parte del mundo.

Supuestamente y a medida que uno va avanzando por este camino, se pueden llegar a ver ciervos, conejos de pantano, caimanes, tortugas y serpientes, consiguiendo, especialmente los mamíferos, evolucionar hasta tal punto que se han adaptado perfectamente al medio limitado de la isla, el agua escasa y salada y a las tormentas estacionales. Desgraciadamente no podríamos ver ni un solo ser vivo que no fuesen árboles o flora, así que volveríamos algo tristes al coche, pues aunque el entorno en ambos lugares visitados merece la pena, no pensábamos que los animales pudieran estar tan escondidos. Tal vez íbamos con demasiadas expectativas.

Para variar y como no podía ser de otro modo, llevábamos totalmente empapados en sudor desde primera hora de la mañana, por lo que era el momento de cambiar de aires y disfrutar de un merecido descanso, eligiendo para ello uno de los lugares más paradisiacos de todos los Cayos. Me estoy refiriendo al Parque estatal de Bahía Honda, que cuenta con algunas de las mejores playas, no ya de Florida, sino de todo Estados Unidos.

Tan sólo tardaríamos un cuarto de hora en llegar, pues desde donde estábamos había unas siete millas, así que antes de que nos diéramos cuenta estábamos en el control de entrada del Parque pagando 11,50 dólares que era lo que nos correspondía por siete personas, incluyendo a los dos niños.

Decidiríamos acercarnos, en primer lugar, a la que se encuentra en el extremo sur del Parque y que se conoce como Calusa Beach, protegida de los vientos del océano Atlántico lo que la permite que sus aguas, color azul verdosas, se encuentren en absoluta calma casi siempre. Fue nombrada mejor playa de América en 1992 y es que si a sus aguas, recién mencionadas, le sumas su arena blanca, las palmeras que la rodean y las vistas del antiguo caballete del ferrocarril de ultramar, pues no se puede pedir más. Posee baños, un amplio estacionamiento y un bar de aperitivos.

Calusa Beach.Bahía Honda State Park

Calusa Beach.Bahía Honda State Park

Calusa Beach.Bahía Honda State Park

Las tres playas con las que cuenta  Bahía Honda son totalmente diferentes las unas de las otras, por lo que tras un buen baño en la anterior, decidiríamos coger otra vez el coche e ir darnos el segundo en Sandspur Beach. Si Calusa nos había dejado impresionados, esta no le iba a ir a la zaga y es que también es realmente hermosa. Su arena blanca pura corre a través de tus dedos como si fuera sal y sus cristalinas aguas turquesas se extienden hasta el horizonte. Corría algo de aire que más allá de ser molesto era hasta agradable, mitigando algo más el calor. El único pero, sin duda, el gran número de algas que se amontonaban en las orillas y desprendían cierto olor desagradable al pasar a su lado, pero ni este hecho que en principio podía restarle algo de encanto, conseguiría al final hacerlo. También cuenta con baños y un gran aparcamiento.

Sandspur Beach. Bahía Honda State Park

Sandspur Beach. Bahía Honda State Park

Sandspur Beach. Bahía Honda State Park

Allí apuraríamos hasta las 14:00, hora en la que nos empezamos a recoger para poco después volver a la carretera y seguir deshaciendo kilómetros. Nuevamente cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos bajando otra vez del vehículo, tan sólo quince minutos después, que fue lo que tardamos en recorrer doce millas.

Habíamos llegado a Marathon Key, con la idea de visitar un hospital de tortugas en donde el equipo que aquí trabaja lucha cada día por salvar la vida a muchos de estos animales que sobrevivieron a la extinción de los dinosaurios y que hoy, sin embargo, están amenazas por su convivencia con el hombre.

Turtle Hospital. Marathon Key

Actualmente están recibiendo tratamiento casi cincuenta tortugas en el Turtle Hospital, cuya clínica cuenta con todos los medios necesarios para que puedan recuperarse sin problemas. Hay pacientes que han sido golpeados por barcos, atrapados por las redes de pesca, o infectados por un virus muy agresivo que causa tumores, aunque con los cuidados adecuados, muchas conseguirán volver al mar.

Veníamos con muchas ilusiones de visitar el lugar, pero es cierto que no nos habíamos informado ni de lo que costaba ni del tiempo que estabas en las instalaciones y para ser sinceros cuando entramos y nos informamos de ellos, supondría un jarro de agua fría. La visita consiste en varias charlas educativas mientras te enseñan los acuarios donde se van recuperando los animales convalecientes y te hacen una demostración de cómo curan a una de las tortugas. Ello se hace en hora y media por la que te cobran 22 dólares los adultos y 11 dólares los niños. Nos pareció una pasada y tras hablarlo decidimos que renunciaríamos a ello. Para los que, aún así, estén interesados cada hora en punto son los pases.

Muy cerca de allí nos daríamos de bruces con un Wendy, por lo que no nos lo pensaríamos mucho y decidiríamos comer en él para coger fuerzas.

El nuevo trayecto iba a ser algo más largo que los realizados anteriormente, pues teníamos por delante unas 37 millas hasta nuestro siguiente punto de interés en Islamorada. Tardaríamos en llegar unos cincuenta minutos aproximadamente. Una vez allí nuestro objetivo era Puerto Robbie´s, donde queríamos experimentar la actividad más famosa que se puede realizar aquí, que no es otra que dar de comer a los inmensos manatíes, los graciosos mamíferos de piel rugosa y peculiar hocico que tienen fama de ser una de las especies más dóciles y tranquilas del mundo marino. Para ello hay que dirigirse a los muelles de madera del pequeño puerto y allí pagar dos dólares para acceder a las pasarelas. Pero cual sería nuestra sorpresa cuando el encargado no comunicaría que llevaban varios días sin ver aparecer ninguno, lo que nos dejaría un poco desanimados y es que hoy no estábamos teniendo suerte con el mundo animal, pues no habíamos conseguido avistar casi ninguno de los objetivos que teníamos en la cabeza. Por cierto que para aquellos que tengan más suerte, aquí mismo te venden los cubos de comida para lanzárselo a los peces. No contenían mucha cantidad y creo que eran algo caros, pero no recuerdo lo que costaban.

Puerto Robbie´s. Islamorada

Puerto Robbie´s. Islamorada

Puerto Robbie´s. Islamorada

Aunque mis amigos se darían la vuelta y evitaron entrar al puerto en sí, yo sí que pagaría los dólares para por lo menos ver los enormes tarpones, un tipo de pez gigante en estas latitudes, y algún que otro pelícano que andaba por allí reposando. Por lo menos esto sí que merecería la pena, dado que también se puede apreciar, desde este punto, unas bonitas vistas de la carretera que atraviesa los Cayos.

Puerto Robbie´s. Islamorada

Puerto Robbie´s. Islamorada

Puerto Robbie´s. Islamorada

Puerto Robbie´s. Islamorada

Más allá de la actividad estrella, el lugar es pintoresco y merece la pena dar un paseo por allí, pues cuenta con coloridos puestos de venta de distintos tipos de artículos locales como camisetas, sombreros, arte de madera y cuadros hechos por artistas de la zona. También tiene varios bares y restaurantes donde pode tomar algo, aunque los precios son caros.

Sólo nos quedaba una última parada por hacer antes de dejar definitivamente los Cayos y para ello tendríamos que recorrer 27 millas que nos llevarían hasta Cayo Largo en unos cuarenta minutos. Una vez en este nos dirigiríamos al llamado John Pennekamp Coral Reef State Park, el cual es un parque marino con una extensión de 21 millas de largo que da al Océano Atlántico. Tiene un arrecife con gran variedad de corales y peces tropicales por lo que es un magnífico lugar para practicar el submarinismo y hacer snorkel.

El acceso con el vehículo supone 11,50 dólares y te permite llegar hasta una gran playa algo peor que otras en las que habíamos estado pero con un entorno precioso.

Dadas las horas que eran no veníamos con la idea de realizar ninguna de las actividades antes mencionadas, pero sí que teníamos la idea de tomar un barco con el fondo de cristal que te da un paseo por la zona y te permite apreciar los fondos marinos atestados de vida animal y vegetal, pero sólo salen dos al día y el segundo ya partió hacía unas cuantas horas, nada más y nada menos que a las 15:00, por lo que sobre todo los chicos se quedaron algo decepcionados. Una pena.

Así que ya que estábamos allí y habíamos pagado la entrada por lo menos aprovecharíamos para dar un paseo por la orilla de la playa, observar alguna que otra iguana y ver como se iba poniendo el sol. No nos bañaríamos ya que una señora nos advirtió de que había algunos peces escorpión cuya picadura es de lo más dolorosa, pudiendo verlos además cerca de unas rocas, por lo que para no terminar mal el día optamos por hacerla caso.

John Pennekamp Coral Reef State Park.Cayo Largo

John Pennekamp Coral Reef State Park.Cayo Largo

John Pennekamp Coral Reef State Park.Cayo Largo

Es cierto que la sensación que nos quedaría hoy sería de haber intentado abarcar demasiado en una sólo jornada, aunque es verdad que no dependía de nosotros el avistamiento de fauna, tal vez podíamos haber dedicado más tiempo en las diferentes zonas para ello, internándonos por otros caminos o siendo más pacientes en los sitios en los que estuvimos; o podíamos haber disfrutado más de las playas, dedicando la mañana a una y la tarde a otra; o nos podíamos haber informado mejor de los horarios para la última actividad del barco con el suelo de cristal, llegando a tiempo a esta y haber hecho sólo eso por la tarde. Pero es cierto que muchas veces pensando que no volverás a un lugar, tratas de apurar al máximo cada minuto y condensas, en demasiado poco tiempo, excesivos lugares a visitar. Pero como de todo se aprende es una buena lección para futuros destinos.

En base a lo anterior y aun siendo consciente que otros viajeros también llegan aquí con el tiempo limitado, sinceramente, creo que lo ideal es estar unos cuatros días en los Cayos, para poder disfrutar de todas las playas y actividades con calma y sin agobios, aunque como es evidente si se dispone de algún día extra pues mejor, pues también te permitirá vivir experiencias como bañarte con delfines o visitar interesantes museos que se localizan en más de un cayo.

Desde Cayo Largo, donde estábamos, sólo nos quedaban noventa millas para llegar hasta nuestro alojamiento de hoy, tardando una hora y media en recorrerlas. Habíamos elegido el Hilton Marina de Fort Lauderdale, que aunque es cierto que fue un pequeño capricho, tampoco supondría algo excesivo al repartirlo entre tantas personas, tocando a unos cuarenta dólares cada uno. Además de aprovechar la oferta que tenía, habría otros dos motivos por los que lo elegiríamos: por una lado por su ubicación en el corazón de Fort Lauderdale, permitiéndonos así llevarnos una pequeña idea de la zona, sin apenas, tener que desplazarnos, y por otro porque estaba bastante cerca en coche del outlet al que queríamos ir mañana.

Respecto a las habitaciones están bien aunque habría que decir que para ser un Hilton no llegan a la categoría del mismo, tal vez porque nuestra reserva fue una oferta y nos ubicaron en las menos lujosas. Sí es cierto que son amplias y están limpias, al igual que los baños. Las instalaciones tal vez sean lo mejor, pues poseen varias piscinas, hermosos paseos al lado de los canales de la zona y gimnasio con bastantes máquinas y aparatos. En resumen, creo que en su conjunto no le vendría mal una remodelación y un lavado de cara, porque en algunos aspectos se le ve ya viejo.

Después de asentarnos y descansar un rato en las habitaciones, no tardaríamos mucho en bajar al lado de la piscina para darnos un baño y acto seguido sentarnos en una mesa del jardín y probar unas raciones de nachos y de pollo rebozado junto con unos mojitos (15 dólares cada uno), una buena manera de cerrar el día y ponerle fin a la que considero sería la primera fase del viaje.

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